Esta será mi primera historia Drarry, una pareja que me ha gustado mucho al igual que los libros que la contienen, en sí el fic será un poco largo, y tardaré unos capítulos en llegar al inicio de la trama pero en recompensa actualizaré seguido.

Fandom: Harry Potter

Pareja: Harry Potter & Draco Malfoy

Resumen: Si el pasado se altera ¿Se crea una nueva línea de tiempo? ¿O perjudica directamente al mismo universo? Bueno, en su caso, el único mundo mágico que parece estar siendo afectado es el suyo.

Y Nyx definitivamente tendría que hacer algo para impedirlo, aún si eso consistía en separar a dos chicos que en su tiempo eran la representación más fuerte de un vínculo mágico. Aunque por la relación que llevan en ese presente no parece ser una tarea tan difícil ¿O sí?

Bien, si conocen la ley de Murphy sabrán que lo que mal empieza...termina peor.

Historia basada en el quinto, sexto y séptimo libro.

¡Disfruten!

—No puede ser—Con sorpresa marcada en sus ojos, se acercó a comprobar el nombre que creía haber vislumbrado en la etiqueta de uno de los orbes que contenía la sala de profecías, estaba opaca y oscura con un leve trisado en un costado, lucía como una bombilla quemada al igual que muchas otras, en realidad, solo unas pocas seguían presentando un tenue resplandor; no sabe porque fue justamente esa la que atrajo su curiosidad mientras se escondía entre las hileras de estantes, instinto quizás, pero lo agradecía infinitamente.

Al comprobar el nombre, con un movimiento de varita dejó caer la bola de cristal provocando un fuerte ruido al colapsar firmemente contra el piso, y entonces se escuchó:

«El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... , Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes...Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce...Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida...El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes...»

En cuanto se dejó de escuchar las palabras, y un inhóspito silencio albergó en la estancia, supo que su presencia había sido descubierta.

Immobulus—Al instante se agachó impidiendo por muy poco que el encantamiento le llegara; sabiendo que otros ya eran conscientes de su intromisión, se deshizo de la capa de invisibilidad y acudió a un rápido contraataque—Desmaius—El hombre cayó al suelo con un golpe seco, pero aquello no le podía producir ninguna calma pues de seguro un escuadrón venía hacia allí en ese mismo momento.

Se maldijo firmemente por no haber tenido un poco más de cuidado, pero viéndole el lado positivo, logró obtener un poco de información de lo que venía sospechando desde ya hacia un tiempo.

«El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca...

Apretó los dientes mientras caminaba a paso apresurado hacia la cámara del tiempo, irónicamente reconociendo que no tenía mucho tiempo.

Abrió la puerta y se introdujo a la maltrecha sala en busca de un objeto particular, el único que haría posible que su plan se complete, sin embargo no parecían haber muchas esperanzas de encontrar un giratiempo en ese espacio; llegó hasta la vitrina en la que alguna vez colgaron brillantes estos objetos y lo único que halló eran vidrios y madera quemada.

—Maldición—Con saña golpeó el mueble que se cuarteó sin llegar a romperse y al mismo tiempo un ligero tintinear llegó a sus oídos.

Rápido sacó su varita y concentrándose pronunció—Accio giratiempo—Por debajo de algunos restos de vidrio que estaban agrupados, salió la cadena dorada directamente hasta su mano, triunfante sonrió y la guardó en el bolsillo de su sudadera.

—¡Rodeen la sala!—La inconfundible voz de Bellatrix se escuchó por detrás de la puerta y no hizo más que rodar los ojos con fastidio, esa mujer estaba en todos los malditos lados. Ignorando la gravedad del asuntó se colocó su capa acercándose a la puerta y la abrió sin el menor recato, llamando obviamente la atención de los mortífagos más cercanos.

—¡Está allí! ¡Trae puesta la capa!

¿En serio genio?

Fastidiada con la ineptitud del hombre, y aprovechando que sus aliados no estuvieran suficientemente cerca, acercó su varita con movimientos ligeros a los labios y susurró en voz extremadamente baja—Rapiditatem—Con una sonrisa sintió como una incontrolable hiperactividad la recorría y se concentraba en sus piernas con un cosquilleo de magia.

—¡Deténganla antes de que...—Crouch no acababa de entrar a la sala cuando un fuerte viento cruzó por su frente, ya sabiendo de que se trataba gruñó y gritó—¡Las chimeneas!

Todos comenzaron a ir hacia allí empuñando sus varitas y listos para el ataque, seguros de que podrían capturar esta vez a la fugitiva, pues habían encargado a la mitad del escuadrón que resguardaran aquella entrada.
Pero al llegar observaron extrañados que ningún mortífago parecía haber estado alerta ni presenciado algo fuera de lo normal.

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—No me importa si no toco el agua, esto sigue siendo totalmente desagradable—Las palabras las citó apresuradamente producto de su estado de efusividad, y aun con la capa puesta salió del retrete y corrió hacia el exterior del subsuelo, no sin antes notar que tan solo unos pocos mortífagos rodeaban el ministerio, pensando quizá que era porque la mayoría estaría en las chimeneas esperando a que llegara.

Si no fuese por su estúpido Lord cara de serpiente seguro y ni siquiera sobrevivirían por su propia cuenta, bastardos.

Tratando de apurar un poco más su carrera, si es que era posible, buscó alejarse lo más pronto de lo que quedaba del ministerio de magia, quizá y hasta le sobre tiempo para pasar por comida.

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Dentro de la residencia Número 12 de Grimmauld Place se encontraba una chica de cabello totalmente obscuro, lográndose distinguir con alguno que otro destello de luz ocasionado por las velas, un escaso tono azulino acompañado de un curioso mechón purpúreo en su flequillo. Sus ojos de un tono violáceo más claro que el del cabello estaban fijos en un libro que levitaba frente a ella, repasando una y otra vez las líneas que ya tenía gravadas en su mente como si de un mantra tratasen.

Finalmente cerró el libro y lo arrojó hacia una pila de más textos que decoraban la habitación, entre estos tantos se podía leer uno con el título ''Historia de Hogwarts'', metió sus manos dentro de su bolsillo y de allí sacó el giratiempo que logró obtener del ministerio.

—Nyx—El cuadro con el retrato de Albus Dumbledore le habló desde el centro de una pared descolorida.

—Albus—Respondió de igual forma, sin ningún tono en particular, simplemente indicando que tenía su atención.

El retrato le observó como tantas otras veces desde hace 6 meses—Hallaste un giratiempo—No era una pregunta.

La chica observó la cadena dorada y asintió—Supongo que ya no hace falta nada más.

—Ciertamente—Fue lo único que dijo, esperando.

Finalmente la pelinegra suspiró y fijó su vista en el retrato—No sé qué es lo que tengo que hacer Albus, soy consciente de que mi llegada alterará muchas cosas, lo que no sé y temo, es que aquel cambio no realice nada bueno en este presente—Se permitió un momento de preocupación que no había demostrado desde hace mucho tiempo.

Dumbledore le dedicó una mirada comprensiva—Eso no es algo que deba preocuparte, por lo que sabemos el pasado ya ha sido alterado y esa es la razón por la que toda esta—Se detuvo—...situación se ha dado, no pienses en las consecuencias, ambos sabemos que no pueden ser peor de lo que en este momento estamos viviendo—Paró y soltó algo parecido a una risa vacía—Bueno, que estás viviendo, no hay mucho que un cuadro como yo pueda perder, al menos no dos veces.

Nyx calló por un rato antes de comentar—No es algo de lo que estemos totalmente seguros, no me puedo basar en simples sospechas, lo que haré afectará todo, se perderán vidas, quizá muchas no nazcan y otras tantas mueran antes de lo esperado, quizá perjudique mucho más las cosas y para cuando vuelva ya no...—He ahí el asunto ¿ya no...qué? ya no tenía nada, vidas a las que proteger, gente que conozca, alguien o algo por lo que dar la vida, una miserable vida que jamás debió de haber existido, que solo fue un intento desesperado para la salvación, que como era de esperarse no funcionó—Bien—Exclamó notando la severa mirada del retrato sobre ella, recobrando la compostura empezó—Por otro lado, tenemos indicios de lo que sospechamos sea, más que probable, algo real, incluso el día de hoy me topé con una profecía mientras buscaba la sala del tiempo–—Vislumbró de reojo a Dumbledore notándolo interesado—La profecía estaba trizada, lo cual es raro ya que por lo que sé las esferas de cristal que las contienen se rompen, más no se fisuran, una clara señal de alteración de algún tipo, sin embargo terminé de romperla y lo que dictó fue:

«El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... , Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes...Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce...Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida...El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes...»

Albus logró deformar sus expresiones trazadas sobre el tapiz en una mueca que denotaba sorpresa, que rápidamente transformó en una singular sonrisa.

Nyx le miró dudosa, el mago siempre le ha dado para pensar, pero algunas reacciones de su persona nunca encajaban de acuerdo a las circunstancias y eso era algo a lo que no terminaba de acostumbrarse, pero a pesar de ello había aprendido a tan solo pasarlo por alto—Esa profecía tenía el nombre de...

—Harry Potter—Murmuró antes de que terminara.

—Así es, la esfera no tenía luz por lo que no puedo deducir si eso es porque la profecía no era muy probable o porque él ya no está—Decirlo a pesar del tiempo que ha pasado seguía resultándole difícil, tragó saliva—De todas formas, fue una coincidencia que me haya fijado, la encontré mientras me ocultaba pero fui descubierta y no tuve tiempo de investigar si es que Draco Malfoy también poseía alguna–Concluyó.

El retrato asintió en silencio sopesando lo recientemente dicho–Las coincidencias no existen–Fue su única respuesta.

Sus ojos lilas repasaron una vez más el cuadro frente a ella, y deseó fervientemente poder llevárselo, sin embargo sabía que eso no era posible—¿Cómo sabré qué es lo que debo hacer? ¿Qué es lo que tengo que buscar? ¿Y sí...

—Nyx—Pronunció con voz tranquila—Si todo sale como lo hemos planeado, llegarás a Hogwarts y le contarás a mi yo del pasado la verdad, si es necesario darle algunas pruebas puedes hacerlo, suelo ser muy desconfiado—Admitió—Pero ten por seguro, si es que me conozco yo mismo, que te ayudaré, así sea impulsado por mera curiosidad. Una vez que logres eso y te estabilices un poco puedes empezar con la misión, ya te he hablado de en quienes puedes confiar, suponiendo claro, que termines en la época que esperamos—Por un momento un ápice de duda surcó sus ojos—Ya te he contado todo lo que deberías saber, en este caso no pude darme la oportunidad de soluciones complejas—Inclinó la cabeza—Ya no hay tiempo para eso, claro que te toparás con cosas que podrás notar por ti misma, sin embargo tengo la confianza de que elegirás sabiamente la forma de manejarlas.

Nyx asintió levemente satisfecha pero no menos insegura, ahora entendía completamente que en su persona estaba recargada la última oportunidad, la última.

—Ya es hora—Se levantó observando fijamente como un caldero que descansaba bajo la luz de la luna, que brindaba una pequeña ranura que ella mismo había hecho en la pared, cambiaba de color de un rojo intenso a un azul más suave. Con cuidado hundió el giratiempo en aquel espeso líquido hasta que este se tornó blancuzco.

—Esa es una buena señal—Advirtió Dumbledore admirando satisfecho el resultado.

La pelinegra no apartó sus ojos del objeto hasta que volvió a sacarlo del caldero, la cadena ahora ya no mostrando el característico tono dorado, sino más bien el color negro siendo acompañado con leves destellos de jade, mostrándose bastante ostentoso.

—Espero que esto también lo sea—Dijo señalando la única variación de tono que presentaba el giratiempo; en el centro el reloj, la arena mostraba una peculiar pigmentación violácea, algo inusual sin duda.

—No creo que sea algo por lo que preocuparse—Señaló Albus—Necesitaste de mucha magia para terminar la poción, no es de extrañar que tu esfuerzo se logre vislumbrar en alguna parte del resultado, aunque claro, no es muy común que esto pase—Admitió.

—Con eso me basta—Terminando de decir eso, guardó el artilugio nuevamente en su sudadera, en donde se hallaba su capa de invisibilidad miniaturizada junto al mapa de los merodeadores que le habían sido heredados, esperaba que el viaje no afecte la magia de ninguno de los dos objetos ya que le serían de mucha ayuda y perderlos significaría una clara desventaja en sus planes. Sacando su varita dio un rápido vistazo a su alrededor, fijándose en que no olvidaba nada, pero entre tantos libros y sustancias que había adquirido para efectuar la poción no se hallaba ningún objeto de valor, excepto quizá...—Sé que no puedo llevarte conmigo Albus, pero supongo que no habrá ningún problema si aparicionó en Hogwarts contigo—Se atrevió a proponer, aun a sabiendas de lo que estaría arriesgando.

El retrato calló por lo que parecieron horas, para finalmente asentir con una copiosa sonrisa—Una última aventura no le vendrá mal a un polvoriento cuadro.

Nyx sintió el impulso de reprochar ese comentario pero decidió evadirlo, porque debía de admitir que algo de verdad había en ello—Para cuando regrese me aseguraré de que ya no seas un retrato—Se acercó para tomar el marco de la pintura entre sus manos y volvió a dar una rápida mirada a su alrededor antes de aplicarse a sí misma un hechizo glamour repitiendo una vez más la monótona acción que ejecutaba cada que salía de casa; terminando de hacer eso, desapareció.

Dejando esa casi deshabitada casa atrás se dio cuenta de que no perdía mucho después de todo...al menos no más de lo que ya se le fue arrebatado.

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—Una cosa más Nyx

—¿Si?

Ambos ya estaban frente al castillo, la edificación parecía llegar a desbordarse en cualquier momento, y aún más con la tormenta que se empezaba a avecinar, su posición se ubicaba a unos cuantos metros de una de las entradas, donde alguna vez reposó la cabaña del semi-gigante Hagrid, estaban perfectamente a la vista de cualquiera, pero aquello poco importaba, pues cualquier movimiento que se intentase realizar en su contra sería totalmente inservible gracias a la potente cantidad de magia que le rodeaba.

—En caso de que notes que no te he creído—Clamó Dumbledore con aire ausente desde su posición, el cuadro flotando frente a la chica—Puedes mencionar que no te he contado cierta parte de mi pasado, aquel que incluye a Grindelwald como intérprete principal.

Nyx no pudo evitar un deje de asombro atravesar sus facciones, pero se recompuso casi al instante volviendo a su expresión desinteresada—Creí que habías dicho que ya no hay tiempo para secretos—Inquirió burlesca, mientras arqueaba su ceja izquierda.

—Yo ya llevo muchos años con este mal hábito, no podré quitármelo a estas alturas—Concluyó con pesar.

Nyx asintió—¿Y de qué se treta aquel ''misterioso''—hizo ademanes con sus manos—pasado?

—En el no decirte es donde se ubica la prueba de que verdaderamente se trata de mí, créeme, tan solo mencionar aquello bastará—aseguró.

—No cr...–—La frase quedó inconclusa al notar como un rayó verde rebotaba en torno suyo, clara señal de que había sido vista por algún mortífago.

—Adios Nyx, sé que lo lograrás—Con aquellas últimas palabras, el retrato de Albus Dumbledore cerró sus ojos y al instante el marco y la pintura se volvieron cenizas llevadas por el viento, expirando por segunda vez.

Un instante de debilidad avasalló su cuerpo, pero se fue tan rápido como llegó, dando paso firme a la decisión e ira brillante en sus ojos.

–¡Atrápenla!

–¡Crucio!

–¡Confringo!

Las maldiciones revotaban a su alrededor y tan solo esperó a que una en particular, lanzada por la única persona que tenía permitido aplicársela, se haga presente.

¡Avada Kedavra!

Allí estaba, aquel causante de ese horrible futuro, causante de la muerte de tantos, de las personas a las que ella llegó a ver como una familia.

La maldición asesina rebotó contra algún mortífago que habría estado cerca y ella sonrió.

—Hasta pronto cara de serpiente, será un gusto conocerte—Susurró antes de sostener su varita frente al giratiempo, cerró los ojos para concentrarse profundamente a pesar de los miles de hechizos que le eran lanzados, una vez alcanzada la cúspide de su enajenación, el reloj de arena empezó a girar a gran velocidad desapareciendo todo a su alrededor.

¡Tempus percursis!—Soltó en el instante en el que sintió como su cuerpo era elevado y comprimido sobre sí mismo. Como si toda su existencia fuese reducida a nada.

Diecinueve mil cruciatus debían de sentirse mejor.