Todo tiene consecuencias Jack, tú lo sabes mejor que nadie, no por nada estás metido siempre en problemas.

Has estado escapando por años, pero algún día tendrás que parar, sí, Jack, algún día no vas a poder marchar sin mirar atrás, algún día habrá algo que valores más que tu libertad.

Lo sabes Jack, ese algo está más cerca de lo que crees, has escapado incluso de la muerte, pero no siempre podrás huir.

Tú tienes muchos vicios, eres mentiroso, traidor, borracho y sobre todo mujeriego, y eso último será lo que te cause más problemas, por que cuando no puedas huir…

…será por que no quieres hacerlo.

El "Perla Negra" había llegado a Tortuga una vez más, después de la batalla contra Davy Jones, hacía un par de meses, Elizabeth se había quedado en la isla después de que Will se fuera a sus diez años de servicio. Había pasado un tiempo desde la última vez que se habían divertido y los hombres ya morían por estar de nuevo en tierra, en las tabernas y con las mujeres, al igual que Jack.

Cuando los hombres bajaron a puerto todos se fueron en diferentes direcciones, incluido Jack, pero algo atrapó su mirada en una de las calles, una muchacha muy bella, de ojos azules intensos, cabello café largo y ondulado, de piel blanca, alta y de buen cuerpo, con la cara un poco redonda, estaba frente a un puesto de verduras negociando con el dueño.

Jack estaba paralizado de asombro, la chica se fue con su cesta de verduras llena y Jack se acercó a hablar con el vendedor con el pretexto de comprar unas manzanas

–Esta es la mejor fruta que he visto –dijo Jack en un tono nada convincente mientras el vendedor le mostraba la mercancía

–No me extraña que esa jovencita se acercara a este lugar –dijo revisando una pera

–Sí, ella siempre viene por aquí –dijo el vendedor mirando a Jack recelosamente

–Es muy hermosa por cierto –dijo Jack mirando una sandía

–Sí, siempre ha sido muy hermosa –dijo el hombre

–La verdad, es la criatura más hermosa que he visto –dijo Jack

–me pregunto ¿Cuál será su nombre? –Dijo Jack mirando las zanahorias

–No creo tener permiso de su padre para revelar el nombre de la chica, pero ella por seguro puede hacerlo –dijo el vendedor amistosamente y señalando la calle por laque se había ido la chica

–la subida a la punta del acantilado es muy resbalosa ¿Sabe? –le dijo el hombre a Jack guiñándole un ojo

–Y una dama no debe llevar cosas a cuestas –dijo Jack sonriendo

–que triste para ella vivir sola en ese viejo acantilado –dijo el hombre limpiando algunas frutas

–bueno, creo que sólo me llevaré esto, gracias –dijo Jack tomando las dos famosas manzana que había ido a comprar,

Caminó en dirección al acantilado, hacia donde dejaban de verse casas, excepto por una casa blanca bastante grande en la cima del acantilado,

Jack caminó ignorando a todos en la calle, en especial a unas prostitutas que lo llamaban desde ambos lados de la calle, dobló en un esquina que subía sólo para ver a la chica que buscaba tropezar en el lodo y tirara las frutas de su canasta.

Jack se acercó corriendo y la ayudo a levantarse y luego recogió las cosas

–Gracias señor –dijo ella sonriendo y continuó su camino

–Espera, se te olvidó esto –le dijo ofreciéndole las manzanas

–No he comprado manzanas hoy señor –le dijo ella mirando al pirata a los ojos para darle a entender que ya conocía ese juego

–Bueno, jamás dije que las comprara, sólo que las había olvidado –dijo Jack sonriendo y mostrando un par de dientes de oro

–entonces, se lo agradezco, pero debo llegar a mi casa –dijo ella continuando su camino, pero Jack tomó la canasta antes de que ella se diera cuenta y le ofreció el brazo

–una dama no debe llevar una carga tan pesada –le dijo sonriendo, la muchacha sonrió y tomó el brazo de Jack

–Lo siento linda, pero tendrás que mostrarme el camino, yo sé para dónde vamos –dijo Jack mientras caminaban, aunque solo había un camino y llevaba a la casa de la chica, que miró a Jack escépticamente arqueando las cejas

–señor, sólo hay un camino –dijo la mirando la casa

–no me he presentado ¿cierto? –Dijo Jack mientras la chica negaba con la cabeza

–Soy el capitán Jack Sparrow –le dijo quitándose el sombrero

–Angelique Mavenforth, mucho gusto Señor Sparrow –dijo ella sonriendo mientras tomaba de nuevo el brazo de Jack

–lo lamento, el señor Sparrow es mi abuelo, sólo dime Jack –dijo él sonriendo mientras avanzaban por el camino lodoso, de pronto Jack sintió que lo jalaban hacia atrás y alcanzó a tomar a Angelique de la cintura antes de que cayera en el lodo

–lo siento… es este camino… estuvo lloviendo ayer… se enloda todo –dijo ella avergonzada

–No hay problema –le dijo Jack

–Toma –le dijo devolviéndole la canasta y en un movimiento levantó a Angelique

– ¡Jack! ¡Espera! ¿Qué haces? –Preguntó Angelique asustada

–Nada, sólo llevándote a casa –dijo Jack

–Mi padre se enfadará mucho –dijo ella sonriendo

–tu madre se enfadará más si llegas con la ropa enlodada –dijo Jack y ambos comenzaron a reír.

Jack caminó con la chica en brazos hasta llegar frente a la casa, la bajó en la terraza mientras una mujer de ojos cafés y cabello castaño abría la puerta algo molesta

–Angelique, te he dicho un millón de veces que no te entretengas con extraños –dijo la mujer tomando la cesta

–madre, lo lamento… él es el capitán Jack, me ayudó en el camino –dijo Angelique sonrojándose

–y… "capitán" Jack ¿tiene usted apellido? –Le preguntó un hombre de cabello gris y ojos azules saliendo de la casa

–Sparrow –dijo Jack mirando al hombre

–y ¿usted cree, Jack Sparrow, que mi hija es hermosa? –preguntó el hombre examinando a Jack

–papá ¡basta! –dijo Angelique mirando a su padre

–Sin lugar a dudas –contestó Jack sonriéndole a Angelique; la chica le devolvió la sonrisa, pero dejo de hacerlo con una mirada de su padre

–entonces Jack… como es obvio que usted es un pirata ¿cree poder darle una vida digna a mi hija? –Dijo el hombre

–papá, basta déjalo en paz –dijo Angelique

–por amor de Dios Edward, sólo ayudó a tu hija con las verduras, no va a casarse con ella –dijo la madre de Angelique,

El padre de Angelique abrió la boca para protestar, pero su mujer lo tomó del brazo y entró en la casa junto con él, segundos después regresó por las verduras

–pueden ir a caminar si quieren, pero regresen antes del anochecer –les dijo la madre de Angelique sonriendo.

Angelique tomó a Jack del brazo sonriendo y regresaron al pueblo.

Jack estuvo contándole historias de pirata hasta que comenzó a anochecer y Jack la llevó a su casa.

Jack regresó al puerto y al Perla Negra con expresión soñadora, ni siquiera se fijó en que Jack (el chango) usó su cabeza como trampolín a una de las cuerdas

–Gibbs, estoy enamorado –le Jack al pirata sonriendo como nunca antes

–me alegro capitán ¿De quién se trata esta vez? –Le preguntó Gibbs mirándolo

–Se llama Angelique… y creo que ahora es real –dijo Jack

–Como diga capitán –le dijo Gibbs que conocía demasiado a Jack como para creer que fuera cierto

–oye ¿Qué opinas? ¿Angelique Sparrow? No suena mal ¿cierto? –dijo Jack bajando a su camarote, en el cual se encerró en su camarote.

Al siguiente día se dedicó a pasearse por el acantilado, cerca de la casa de Angelique, hasta que ella salió de la casa a hablar con él

–Jack ¿Qué haces aquí? –le preguntó acercándose

–Nada, sólo creo que es un día precioso para pasear –dijo Jack mirando el cielo plagado de nubarrones negros

–Jack, necesitas mejores excusas… y sí, dice mamá que también podemos caminar hoy –dijo Angelique

–Fabuloso –dijo Jack tomando la mano de la muchacha hasta llegar al pueblo, estuvieron caminando por el puerto toda la tarde hasta que se desató una tormenta y entraron a un bar muy cerca, de ahí.

Adentro estaban tocando una música muy alegre y había un lugar dónde bailaban varias parejas.

Jack invitó a bailar a Angelique y se acercaron a dónde todos bailaban, comenzaron a dar vueltas y a reír, después de algunos minutos Jack comenzó a levantar ocasionalmente a Angelique.

Ambos estaban más que felices, estuvieron bailando bastante tiempo después de que anocheció, el tiempo pasaba volando, hasta que un hombre tocó el hombro de Jack y casi les dio un infarto a los dos al ver al padre de Angelique detrás de Jack

– ¿me permite un baile con mi hija, Capitán Sparrow? –le dijo el hombre cortésmente y Jack se apartó y se sentó en una mesa.

Angelique comenzó a dar vueltas con su padre

– ¿no creerías que te dejaría ir sola con él, verdad? –Preguntó sonriendo

– ¿me seguiste? –Preguntó Angelique sorprendida

–por supuesto, y no me arrepiento de haberlo hecho, eres mi única hija Angelique, tengo que cuidar de ti –dijo él levantándola un momento

–y bien ¿Qué opinas de Jack? –Preguntó la chica

–Que es un buen hombre, a pesar de ser pirata y de que podría ser mejor, pero es básicamente bueno –dijo el hombre

–entonces ¿me volverás a seguir? –preguntó ella esperando que no

–la verdad, creo que ya estás grande como para necesitar un chaperón –dijo el padre de la chica y se fueron a sentar con Jack

–ya es hora de ir a casa –dijo el hombre después de dos segundos sentado, cuando el lugar comenzó a infestarse de prostitutas.

Jack caminó con Angelique y su padre hasta la casa y luego regresó al barco.

Al día siguiente era Angelique la que se paseaba por el muelle, Jack se acercó en una lancha y regresó al barco con Angelique.

El resto del día estuvo mostrándole el barco, cada parte con detalle y Angelique ponía muchísimo interés en cada cosa

–siempre quise ser navegante ¿sabes? –Le dijo ella sonriente mientras regresaban a la cubierta del barco, era casi de noche

–Si quieres puedes venir conmigo –le dijo Jack mientras la llevaba de regreso a su casa.

Angelique pasó todo el día siguiente esperando a Jack frente a su ventana, y el siguiente igual, pero Jack no aparecía, Angelique estaba más que deprimida.

Había pasado otro día sin que Jack se presentara, ya iba atardeciendo cuando Angelique vio desde su ventana a su querido capitán recorrer el camino hacia su casa, Angelique bajó las escaleras corriendo y salió de la casa disparada a los brazos de Jack

–Vengo a hablar con tu padre –le dijo el pirata sonriendo

–Jack ¿Por qué no habías venido? Te había extrañado –le dijo ella mientras regresaban a la casa

–Es que te tengo una sorpresa –contestó Jack con una media sonrisa.

Entraron a la casa y Angelique subió a su habitación con su madre y Jack se quedó abajo para hablar con Edward, el padre de la muchacha.

Después de algunos minutos Angelique daba vueltas por la habitación como gato encerrado

–basta hija, lo que tenga que pasar pasará –le dijo su madre sentada en la cama

–lo sé –contestó la chica y ambas mujeres se lanzaron una mirada cómplice antes de correr al barandal de las escaleras a escuchar la plática

–te lo advierto Sparrow, no quiero ninguna trastada de tu parte o te arrepentirás –se escuchó la voz del padre de Angelique

–le aseguro que no –dijo Jack

–entonces ¿Qué harás con tu barco? –Preguntó Edward

–lo mismo que ahora, señor, navegarlo –dijo Jack

–y ¿Qué hay de mi hija? –Preguntó Edward

–La llevaré conmigo en el momento en que se den por sentados todos los tramites –contestó Jack

–y si esos tramites no se llevaran a cabo ¿Qué? –Preguntó Edward

–entonces escaparé con ella –dijo Jack y para sorpresa de las mujeres el hombre comenzó a reír

–realmente la quieres ¿verdad Jack? Bien tienes mi permiso –le dijo el padre de Angelique y las mujeres corrieron al cuarto de Angelique, algunos minutos más tarde entró Jack y encontró a la madre de Angelique peinando a su hija como si no hubieran escuchado nada.

Jack se acercó al banquillo del tocador y se hincó frente a ella

–Angelique Mavenforth ¿te casarías conmigo? –le preguntó mirándola fijamente y sacando un anillo de su bolsillo, Angelique sintió que se desmayaba

–Sí –dijo ella y se lanzó a los brazos de Jack.

Jack y Angelique pasaron el resto del día, juntos, Jack la invitó al Perla de nuevo y anduvieron por todo el barco, Jack le contó algunas historias de cosas que había visto, Angelique estaba fascinada con Jack.

Cayó la noche y se fueron al camarote de Jack. Pesaron la noche juntos, al siguiente día Jack llevó a Angelique a pasear por el pueblo y por la tarde volvieron a casa de los padres de Angelique.

Al siguiente día, se encontraron en el muelle, Jack había tomado una decisión, si iba a casarse con Angelique debía tener como mínimo una casa para darle.

Jack le propuso a Angelique que se fuera con él. Pero la muchacha rechazó su propuesta, así que Jack se fue con su tripulación al siguiente día. Le había prometido a Angelique que en cuanto regresara se casarían.

Habían pasado tres meses desde que Jack se fuera, Angelique estaba más que desesperada por que volviera, pero también tenía miedo de la reacción de Jack cuando le dijera la verdad. Lo que había ocurrido en el barco estaba mostrando sus consecuencias.

Su padre había intentado casarla dos veces, pero había escapado con ayuda de su madre, había sido muy difícil hablar con su madre respecto a lo que había pasado en el Perla, y luego hablar de las consecuencias había sido peor.

Su padre se había enterado por un simple error, por una falta de discreción de ella y su madre.

Estaba más que triste, tumbada en su cama mirando el anillo que Jack le había dado, en ese momento su madre irrumpió en la habitación increíblemente feliz

–hija, te tengo una gran sorpresa –le dijo levantándola de la mano

–Arréglate muy bien, hay alguien que va a querer verte –le dijo arrastrándola a la ventana, en ese momento, como una visión caída del cielo, apareció el Perla Negra bordeando el acantilado

–madre, soy un desastre –dijo Angelique tocando su cabello

–Lo sé, déjame arreglarte –le dijo la mujer.

Media hora más tarde Angelique corría sendero abajo con su mejor vestido, recorrió el pueblo como si tuviera alas en los zapatos, llegó al puerto cuando el Perla Negra se detenía y los hombres amarraban los cabos.

Algunos minutos más tarde, Jack bajó del barco en un bote.

En cuanto hubo dado un paso en el muelle Angelique ya se había lanzado a sus brazos

–Angelique ¿Cómo has estado? –le preguntó Jack abrazándola también

–Embarazada –contestó ella mirándolo seriamente a los ojos, Jack sintió que se desmayaba y tomó el hombro de Ana María, que pasaba junto a él para no caer

– ¿Qué tu qué? –Preguntó Jack mientras Ana María los miraba con curiosidad

–eso Jack, voy a tener un hijo tuyo –le dijo Angelique

–sí, Jack, eso explica tus sueños raros –le dijo la pirata continuando su camino

–Angelique ¿estás segura? –preguntó Jack

–sí, esto es real… vamos a tener un bebé –dijo Angelique, Jack se desmayó y despertó un par de horas más tarde en su camarote en el perla, con Ana María, Gibbs y Angelique a su lado

–Creo que fuiste demasiado directa con él –dijo Ana María mirando a Angelique.

Angelique pasó la tarde en el barco con Jack, aparentemente el hombre no se había podido hacer a la idea. Cuando se hizo de noche Angelique regresó a su casa.

Cuando la muchacha y su madre fueron al muelle al día siguiente el Perla había desparecido del muelle, Angelique estaba destrozada, el único que parecía no preocuparse era el padre de Angelique, que se había reído bastante cuando había escuchado sobre el desmayo de Jack

–sólo entró en pánico, yo volverá –le había dicho a su hija.