Hola, este fic salió de un trabajo para un curso y como mi profesor no tiene ni idea de quienes son estos personajes, pues pensé en pedir opinión a los fans de la saga, o sea, dejad reviess.

Inur

Un día en la vida de Angeal

Ya hacía un mes desde la muerte de su padre y, al contrario de lo que cualquier otra persona se hubiera esperado, la casa se le antojaba más pequeña que nunca. Los tres platos de sopa caldosa que Gilian solía servir para comer y, a veces también para cenar, se habían convertido en dos. Pero, aunque ahora tenían algo más que llevarse a la voca, todo había cambiado para PEOR.

¿Qué pintaba un niño de doce años trabajando día y noche en los campos cercanos? Lo cierto era que, por haber, había otros niños con él, niños que se veían obligados por las circunstancias familiares a acompañar o sustituir a sus Padres en los trabajos del pequeño pueblo llamado Banora.

Lo cierto era que no era sólo su pueblo, por todo el continente la situación era parecida, menos en la gran ciudad, Midgar; allí la gente vivía en grandes edificios y cobraba buenos sueldos. Aunque como no es oro todo lo que reluce, en la ciudad también tenían sus problemas, grupos ecologistas surgían casi a diario en contra de la extracción del Mako, fuente vital del planeta. Aunque esto Angeal no lo entendía muy bien.

Angeal soñaba con ir a la ciudad, alejar a su madre de aquella vida, poder comprarle ropa nueva y comida en abundancia, todo lo que quisiera. Pero para eso tenía que trabajar y ahorrar todo lo que pudiera.

Se secó el sudor de la frente, estaba anocheciendo, si se retrasaba más su madre se preocuparía. Se incorporó y echó a andar; las pequeñas casitas se apiñaban en torno a la plaza central y Angeal tenía que atravesarla obligatoriamente para llegar a su casa.

No había nadie por los alrededores, el joven se cercioró de ello, luego se acercó a un árbol del camino y, con un ágil movimiento, se encaramó en su copa. Tras esto y, haciendo uso de una pequeña navaja, fue cortando algunas de las blancas manzanas, esa noche podría tener algo con que acompañar la sopa.

De pronto, la luz de la casa que tenía detrás se encendió, haciendo perder al muchacho el equilibrio y caer de la rama. Alguien abrió la puerta y salió gritando de la casa.

- Ladrón, ladrón.

Angeal se puso en pié y salió corriendo' en dirección a la colina. Se detuvo al comprobar que no lo seguían. Llevaba un par de manzanas en una mano, no le importaba que estuviesen manchadas de barro. Esperó unos minutos más y salió de su escondite

Volvió a encaminarse a su casa, intentando esconder su botín de la vista. Caminó hasta la puerta de casa y se detuvo, sabía que su madre se preocuparía si lo viese robando, así que…

No pudo terminar de planear su excusa ya que la puerta se abrió en ese momento y su madre apareció en ella.

- ¡Angeal!- exclamó, abrazándolo- Entra, entra, ya está la cena. Debes de tener hambre.

Angeal asintió. Se sentó, sopa otra vez. Sonrió para sí, esa noche le podría ofrecer a su madre algo de acompañamiento con la cena, pero, cuando fue a coger su cuchillo para trocear las manzanas, se dio cuenta de que no la tenía. Lo había perdido. Hizo memoria y recordó lo sucedido en el árbol de manzanas.

Tras terminar la cena, el joven se escabulló y regresó a la escena del crimen. Buscó a tientas su navaja por el suelo, pero no la vio. Recordó como la había dejado clavada en una rama alta. Se volvió a subir a la rama y la buscó,; al final la encontró y, con un suspiro, se la guardó en el bolsillo. Pero cuando ivba a descender de la rama, la luz de la casa volvió a encenderse; esta vez el muchacho se quedó quieto y esperó a que todo se calmara, luego volvería a casa, se inventaría una escusa que darle a su madre, se iría a la cama y al día siguiente repetiría la misma rutina, se levantaría, trabajaría todo el día para ahorrar y llevar a su madre a la ciudad para darle una vida mejor.

Y aunque en el futuro Angeal estuvo en disposición de cumplir su deseo, pues él, junto a un amigo, se había marchado a la ciudad, Gillian nunca aceptó marcharse del pueblo, decía que ese era su hogar y así podía cuidar la tumba de su marido. Angeal lo entendió y dejó de insistir.

Angeal regreso unas cuantas veces más al pueblo y cada vez veía su casa más pequeña y desamparada. Durante su estancia Angeal ayudaba a su madre a cocinar y a limpiar, por mucho que ella le dijera que no lo hiciera.

Incluso llegaba a los extremos de revivir su infancia y robaba una o dos manzanas, pese a que siempre le llevaba comida de la ciudad y algo de dinero que le dejaba escondido en yel carjñó. Sí, Angeal había nacido en Banora, un pequeño pueblo rural perdido en algún lugar del mundo, en la más absoluta miseria, pero pero durante esos años él había sido feliz.

Y esos felices recuerdos le acompañarían incluso el día de suerte.

- Mamá, un día, te llevaré a la ciudad y te daré la vida que mereces, te lo prometo.


Bueno, no sé si se le puede llamar Fic, pero... dejad comentarios y contadme. y por favor, faltas de ortografía muy importante, para que las pueda corregir, aunque he intenttado corregirlas todas, pero siempre se escapa alguna.