Negar que te amo es como negar que el cielo es del color del mar, negar que te deseo es como negar que el fuego arderá, negar que te necesito es como gritarle al viento que deje de soplar, simplemente, sin escrúpulos ni prejuicios me es imposible dejar de amarte, pero admitir cuán fuerte es mi amor sería aún peor que negarlo. Por eso es que no puedo permanecer aquí, me sería imposible, no podemos coexistir juntos, pero no logro entender como sobreviviría si estuviéramos separados. Entiende que esto es lo que deseo y nada en este pequeño mundo me hará cambiar de opinión, mi decisión es fuerte y apresurada pero estoy dispuesta a ejecutarla, no carezco de valor si crees que esa podría ser una razón por la cual retractarme acerca de lo que estoy a punto de cometer y tampoco he pensado en mi familia, la cuál me ha negado el hecho de poder ser feliz, no, como he dicho mi decisión esta tomada y soy demasiado terca para echarme atrás, te ahorraré el dolor de relatar mi ultimo suspiro, pero quiero que sepas que está dedicado a ti mi gran amor, tú eres mi complemento y se me hace tan duro saber que no podré disfrutar de esto, que me ha sido negado, mas es tiempo de partir y no perderé ni un minuto más, adiós amor mío, no te sientas culpable pues esto ha sido por mi cuenta, sé feliz, se que encontrarás a alguien que pueda ocuparse de eso, aunque ahora la idea se me haga repulsiva, recuerda que siempre te amaré aún cuando me hunda en las aguas profundas del mar eterno, adiós amor mío, no me olvides.
Rebecca
Tomo
el cuchillo, su rostro se reflejaba a la perfección, sus ojos
tristes y desgastados por el llanto, enrojecidos y cubiertos con una
fina capa de infelicidad teñían el ambiente de negro, los cerro,
las pestañas superiores se entrelazaron con las inferiores y entre
ellas una lagrima seca se escurrió. Un movimiento rápido, perdió
el equilibrio y cayo al suelo eternamente inconciente.
