Capitulo 1: Lo consejos de Ino.
Dos amigas se encontraban pasando la tarde en una cafetería, ambas de unos 16 años.
Una de ellas, tenía el cabello rubio y largo, recogido en una cola alta, preciosos ojos celestes, piel pálida y un cuerpo bastante desarrollado, pero acorde con su edad.
La otra por el contrario, poseía un precioso y corto cabello, de un bonito color rosa pastel, el cual le llegaba por encima de los hombros, hermosos ojos verdes, piel pálida y un cuerpo divino, ideal para sus 16 años.
Ambas charlaban y reían, el clima era ideal, hasta que cierto comentario de la ojiceleste hizo sonrojar a su amiga.
-¿¡QUÉ DICES INO!?
-Oh vamos Sakura, responde, ¿Has besado a algún chico o no? No es una pregunta tan extraña.
La aludida se limitó a seguir roja como un tomate, la verdad, es que nunca había besado a ningún chico, y quizás porque no había encontrado al ideal, o tal vez porque no sabía besar, suspiró resignada.
-Si lo que necesitas son "clases de besos", podrías practicar con tu vecino.- Respondió Ino pícaramente.
Las mejillas de la joven se volvieron incandescentes, tenía la impresión de haber mutado a una cerilla.
Instintivamente se le vino a la cabeza la imagen de un joven de cabellos rubios y revoltosos, como él mismo, expresivos y hermosos ojos azules, tez tostada y tres graciosas marquitas en forma de bigotes a ambos lados de sus mejillas, con un cuerpo fuerte y atlético, espalda ancha y músculos definidos, aunque no al exceso, dicho joven era Uzumaki Naruto, su vecino, él y Sakura se conocían desde que eran niños y se llevaban bastante bien, pero hacía ya algún tiempo que ciertos sentimientos habían despertado en ella, sentimientos que sentía hacia él, Naruto, una sola mirada la sonrojaba completamente, esa sonrisa tan traviesa y despreocupada le hacía perder los papeles, pero lo que la acaloraba por completo era su piel morena completamente perlada de sudor después de gimnasia o de algún partido de fútbol…
-No digas tonterías Ino.- Le contestó la pelirrosa desviando la mirada hacía otro lado con los colores subidos en sus mejillas.
Ino rió.- Vamos Sakura, se que te mueres por él, Naruto te gusta mucho, y estoy segura de que estaría encantado de la vida de hacerte ese favor.
-¡Calla!- Exclamó dando un sorbo a su taza de chocolate, su amiga rió por lo bajo, Sakura no era, muy dada a mostrar sus sentimientos, y menos a un chico, pero ella sabía que quería mucho a Naruto y que este le tenía mucha estima a ella, la joven decidió dejar de avergonzar a su amiga, por lo cual cambió de tema.
-Bueno y cuenta, ¿Qué tal está tu madre con su nuevo novio?-Preguntó.
-Bien… Yûhi se porta muy bien con ella, los dos parecen bastantes felices.- Respondió la Haruno sin estar muy pendiente de lo dicho por la Yamanaka, es su mente solo estaba la imagen de Naruto, seguramente ahora estaría comiéndose la cabeza con eso durante varios días, ¡Maldita sea!
Ino suspiró cansada.- Sakura, ya fuera bromas, ¿Qué te pasa?
-Nada Ino, solo pensaba, eso es todo.
Ambas estuvieron calladas durante un corto periodo de tiempo, los ojos celestes de la Yamanaka estaban clavados en su pelirrosada amiga, observando como de golpe porrazo se había puesto tan colorada como si le hubiera dado una insolación.
Ino acercó su mano y cogió la de su amiga, Sakura la miró sorprendida.
-Tranquila Sakura, siento haberte avergonzado, venga vamos a pagar el chocolate y nos vamos, ¿Vale?
La Haruno asintió, Ino cogió su abrigo celeste que iba a juego con sus ojos y Sakura el suyo verde que era del mismo color que sus ojos, ambas pagaron su chocolate y salieron fuera, nada más hacerlo el viento frio les azotó por completo, obligándolas a encogerse sobre si mismas…
-¡Que frio hace! ¿No crees Sakura?-Preguntó Ino.
-Tienes razón.- Le contestó la Haruno con las mejillas sonrosadas, aunque el ambiente era frio, su rostro estaba ardiendo, solo cabía en su cabeza la imagen de Naruto, solo él…Era tan atractivo…Tan sexy…Tan… ¡Joder! Era un autentico bombón.
Decidió cambiar de tema, a ver si podía quitárselo de la cabeza.
-Ino… ¿Qué tal te va con Sai?
-Muy bien.- Sonrisa.- Sai es un encanto.
Sakura frunció el ceño, ¿Sai un encanto? ¿El mismo Sai que no hacía más que llamarla fea y provocarle un cabreo tras otro? Ino tenía que estar bromeando.
-Pues conmigo no era un encanto precisamente.
-Vamos mujer, solo quería hacerte rabiar.
-Pues siempre lo conseguía y por supuesto que recibía, te lo digo enserio, creo que Sai es un poco masoca.
Ino rió con ganas ante el comentario de Sakura.
-Claro que no, ya te lo he dicho, le gusta hacerte rabiar, sabes que en el fondo te aprecia, ¿Verdad?
Claro que lo sabía, pero ya debería conocer a Sai, no sabía mostrar sus emociones, elevó su mirada al cielo, observando como comenzaba a oscurecerse, consultó su reloj, y vio la hora, las siete y media.
-Oye Ino, ya es tarde y está anocheciendo, me voy a ir yendo para casa, además quiero ducharme y descansar.
-Muy bien, oye, ¿Quieres que te acompañe?
-Oh no, no hace falta, nos vemos mañana en clase.
-Vale, adiós.
-Adiós.
Así ambas amigas se despidieron, caminando cada una hacía su casa.
Sakura caminaba pensando en sus cosas, la verdad es que la idea de Ino le gustaba, enloquecía, odiaba y avergonzaba a la vez, el corazón le latía a un ritmo acelerado y el rostro le ardía.
Hacía muchos años que eran amigos, pero ella nuca había llegado a tener la confianza de que le enseñara a besar, eso era llegar demasiado lejos.
Cuando se quiso dar cuenta ya estaba enfrente de su casa, fijó su vista en el coche azul eléctrico aparcado enfrente de esta, sin duda alguna era el coche de Yûhi, estaría de visita, no era extraño que todos lo días viniese a ver a su madre.
Avanzó hasta llegar a la entrada, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta hasta dar con las llaves, una vez las encontró, se dispuso a introducirla en la cerradura, pero antes de llegar a alcanzar su cometido, una voz la interrumpió.
-¡Ey Sakura-chan!-Exclamó una alegre voz masculina.
La aludida se giró encontrándose con ese chico, Naruto Uzumaki, su vecino.
-Hola Naruto.- Le sonrió Sakura con un suave rosa en sus mejillas.- ¿De dónde vienes?-Preguntó.
-Del partido de fútbol contra los de Suna, hemos ganado por muy poco ttebayo.- Le sonrió de forma traviesa.
Sakura tuvo que ahogar un leve quejido ante aquella sonrisa y sobre todo por el pecho tan bien formado que podía observar en Naruto bajo su camiseta de manga corta blanca, se veía que no debía de tener frio.
(INNER SAKURA: ¡Shannaroo! Vamos Sakura lánzate encima de él y comételo entero.)
-"¡Cállate, no voy a hacer eso!"
(INNER SAKURA: Si lo estás deseando.)
-"De eso nada monada".
(INNER SAKURA: ¿A quién pretendes engañar? Conmigo no lo conseguirás.)

-Nee Sakura-chan.- Reclamó su atención Naruto.
La aludida despertó de su ensoñación.- Dime.
-¿Me ayudaras a estudiar el examen de Matemáticas?
-Claro pásate por mi casa cuando quieras.
-Mejor vienes tú a mi casa dattebayo.- Propuso el ojiazul.
-¿Eh? ¿Y eso porqué?-Preguntó curiosa.
-Mis padres se van al país del remolino para visitar a mis abuelos, a si que estaremos solos.- Le dijo con picardía mientras le guiñaba un ojo.
Sakura se puso rojísima y solo acertó a desviar la mirada hacia otro lado y susurrar un simple.- Tonto…
Naruto ante esto rió con ganas, pasó un brazo por los hombros de su amiga y besó su mejilla, hecho esto se dirigió a su casa que era la que estaba al lado de la Haruno.
-¡Hasta mañana Sakura-chan!- Exclamó feliz.
-Si hasta mañana.- Respondió colorada.
Entró a su casa y saludo a su madre y al novio de esta.
-Hola mamá ya estoy aquí, hola Yûhi.
-Hola cariño, ¿Qué tal?- Preguntó su madre, una hermosa mujer de cabellos rizados, rosados y largos, ojos azules y piel levemente tostada, ella era Yuri, una famosa diseñadora de ropa.
-Muy bien, voy a ducharme, ¿Vale?
-Vale cariño.
Sakura subió a su habitación a coger el pijama y ropa interior, se encerró en el baño y comenzó a desnudarse, observó su cuerpo, la verdad, no estaba nada mal para sus dieciséis años pero… No había duda de que había chicas más lindas que ella, como por ejemplo Hinata, de pelo largo y de un color entre negro y azulado, ojos lavanda, piel pálida y un cuerpo muy sensual y desarrollado. Hinata era tímida y hermosa, seguro que cualquier chico estaría sin dudarlo un instante con ella… Suspiró resignada y se metió en la ducha.
La caliente agua terminó de relajarla y alejar un poco sus preocupaciones, aún así no paraba de darle vueltas a la cabeza.
Cuando llegó al salón observó como Yuri y Yûhi se besaban, y no era cualquier beso, era uno húmedo, las mejillas le ardían y el corazón se le iba a salir del pecho, no quería ser descubierta, por lo cual se escondió tras la pared, intentando borrar de su mente las imágenes que acababa de presenciar, desgraciadamente no fue posible, a sus oídos llegaba el ruido que hacían al chocar sus lenguas y también la saliva que entraba en acción.
Sakura incapaz de soportarlo por más tiempo, se apresuró en subir las escaleras y llegar a su habitación, cerró la puerta de un portazo y escondió la cara en un cojín rojo con forma de corazón.
¡Joder, joder, joder y más joder! Parecía una niña pequeña, ya había pillado a su madre y Yûhi besándose más veces, y nunca se había puesto así…
Toda la culpa era de Ino por haber tenido la maravillosa idea de sugerirle que su vecino Naruto le enseñara a besar, y hablando de Naruto, la culpa también era suya por estar tan jodidamente bueno y provocarle un sonrojo tras otro… Por culpa de ellos se encontraba tan confusa y avergonzada.
Despegó su rostro del cojín y se sonrojó aún más al recordar que se lo había regalado Naruto por su décimo sexto cumpleaños, en el escrito entre exclamaciones de este se podía leer: ¡Estrújame bombón!
-¿De verdad piensas que soy un bombón Naruto?- Se preguntó a si misma al recordar lo sucedido aquel día.

-¡Feliz cumpleaños Sakura-chan! Toma este regalo, espero que te guste ttebayo.- Exclamó con una preciosa sonrisa zorruna Naruto.
-Gracias Naruto, en verdad que eres un encanto.- Sakura le dio un beso en la mejilla, echo esto desgarró el papel rosado con un lazo verde clarito muy lindo, cuando vio lo que era le sonrió con dulzura.
-Je je, es que pensé que era el momento adecuado para hacerte ese regalo.- Le dijo sonrojado.
-¿Y eso porqué?- Preguntó curiosa.
-Es que cuando eras pequeñita estabas plana, pero ahora… Bueno, como decirlo… ¡Joder Sakura-chan, es que ahora estás muy buena!- Le dijo a punto de estallar de vergüenza al decirle aquello.
La Haruno abrió enormemente sus ojos verdes, mientras que su rostro se volvía un verdadero tomate, tardó un poco en reaccionar, no sabía si tomarse eso como un halago, finalmente le dijo...- Bueno, pues… Gracias…
Después de aquello ninguno volvió a comentar nada.
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Sakura se tocó las mejillas notando como le ardían, suspiró cansada, no había parado de sonrojarse durante todo el día, por lo cual decidió bajar a cenar y por hoy dejar de pensar, quería algo ligero, solo tenía ganas de acostarse y dormir, esperaba que su madre y Yûhi hubieran terminado de besarse.
Cuando entró en la cocina se la encontró picando algunas verduras y friendo unos ricos nugets de pollo.
-Hola mamá, ¿Y Yûhi?
-Hola cariño, Yûhi se ha marchado, tiene un viaje de negocios muy importante mañana y no se ha podido quedar a cenar, bueno que le vamos a hacer, por favor Sakura, ¿Puedes ir poniendo la mesa?-Pidió Yuri.
-Claro.- Dicho esto la joven así lo hizo, y unos minutos después llegó la comida, cierto que no tenía muchas ganas de comer si no era algo ligero, pero al ver los nugets, se le olvidó por completo, era una de sus comidas favoritas.
Yuri soltó el delantal y se sentó al lado de su hija comiendo silenciosamente, mientras veían una película titulada: "Devuélveme mi suerte".
Cuando terminó ambas recogieron la mesa y Sakura subió a su habitación a acostarse, ya que Yuri decidió fregar antes.
-"Ojalá que mañana las cosas se vean de otra manera".- Pensó antes de acostarse.

CONTINUARÁ…
Bueno aquí está el primer capítulo, decidme que os parece, si veo que gusta pondré la conti.