Los personajes no me pertenecen son exclusivos de Rumiko Takahashi.

Recuerdos atormentan mis pensamientos, recuerdos del hombre que ame y por razones del destino, no sigue conmigo.

Prometió que todo estaría bien, que el dolor pasaría, que sería lo mejor para los dos… después de tanto tiempo aún espero estar bien, no sentir más dolor y aun creo que fue el peor error que cometí en mi vida. Dejarte ir.

Los recuerdos de aquel día, jamás se podrán ir de mi memoria. Aún arden como heridas recientes y son tan nítidos como si no pasara el tiempo.

Era un día como cualquier otro, habíamos tenido una diferencia de opiniones y parecer, discutimos. En el momento en que todo se enfrió, sentí como todo había terminado para nosotros, pero me lo guarde.

Pasaron cuatro días en los que no supe de ti, solo mensajes cordiales y hasta frívolos. En un momento inesperado del quinto día recibí un mensaje que decía que ya no querías seguir con lo nuestro. Prometo que me quise morir, tu lo eras todo para mi. Mis anhelos e ilusiones eran maravillosos gracias a ti y los momentos más felices siempre eran junto a ti

Intenté hacerte cambiar de opinión pero todos mis intentos iban de mal a peor. Y a mi pesar, no funcionó.

Te insulte, te humille. Quería que sintieras tanto dolor como yo lo sentía, pero nada funcionaba, simplemente contestabas todo con un: bueno, adiós. Eso me rompía el corazón.

Tuve pesadillas todas aquellas noches en las que no supe de ti, no comía, dormía tanto para no aceptar la realidad ya dicha. Cada día era una agonía.

Sufrí en silencio tantos días, lloraba en cada rincón que estuviera solo y cada vez que tenía gente alrededor, sonreía y evitaba pensar en ti para que las lagrimas no llenaran mis ojos.

Esos fueron los días mas difíciles, los fantasmas me atormentaban y solo quería dejar de existir y sentirme sola, sin importancia. No tenía sentido nada de lo que hacía.

Deseaba más que nada en este mundo estar entre tus brazos y solo recordar esto como un mal sueño, una pesadilla. Pero jamás acabó.

Te vi por última vez un día domingo 16 de julio, la noche anterior nevó como hace mucho no ocurría. deseaba haber estado contigo y ver como caían copos desde el cielo juntos, pero eso no paso. Al llegar a tu puerta sentí que debía huir, escapar de mi inevitable destino, pero no lo hice. Di tres toques a tu puerta y saliste, no fuiste capaz de mirarme. Yo quería llorar en ese mismo instante pero me resistí, me prometí que debía ser fuerte.

Subimos a la segunda planta de tu casa y al ingresar a tu habitación mis cosas estaban listas para llevármelas, mis ojos se llenaron de lágrimas y ya no pude resistir el dolor que me atacaba.

Te pedía que me miraras, que me explicaras, que me dijeras que me amabas. Lo hiciste, me lo dijiste con lagrimas en los ojos, pero que nada ya podía convencerte de seguir conmigo. Nos hacemos daño, fueron tus palabras.

Llorar no era suficiente para ahogar mi dolor, gritaba, golpeaba las paredes, te pedía que lo pensaras mejor, que jamás te olvidaría. Me abrazaste y me pediste que me calmará. Te amo, pero estarás mejor sin mi, solo te hago daño y traigo dolor, esas palabras fueron el fin para mi.

Resignada y sin fuerzas tome mis cosas y con el dolor de mi alma te dije adiós. Tal vez debí volver y decirte que no me iría, que te amaba tanto que dolía, que todo estaría bien mientras estuviéramos juntos. No lo hice.

No volví a saber de ti. Te amaba como nunca he amado a nadie, aún te amo. Un día como hoy, hace 10 años te vi por última vez, jamás te olvidaré porque un amor como el nuestro es para siempre y cada día estoy más convencida de que es verdad.

Como quisiera que siguieras en mi vida, poder ver tus ojos y tu sonrisa, vivir junto a ti cada locura y lograr cada sueño. Ranma Saotome, eres el amor de mi vida aún después de tanto tiempo.

Espero que en nuestra próxima vida no cometamos los mismos errores que en esta vida.