Situada en 1957, justo unos meses después de la boda entre Indiana Jones y Marion.


- ¡Mutt! ¡Mutt! ¡Mutt! (gritaba Marion des del píe de la escalera) ¡Mutt baja de una santa vez! ¡Si he de llamarte una vez más no saldrás mañana!

- Mamá estaba con algo importante (dijo Mutt protestando bajando la escalera).

- Hijo son las seis el tren sale en una hora. Ya deberías estar listo (refiriéndose que el chico estaba aún sin cambiar, seguía con el uniforme de la escuela). Sube y cámbiate.

- Grrrr a ver si te aclaras ¿Subo o bajo? (dijo poniendo una mueca de hastío).

- Sube, arréglate y baja, tienes exactamente 10 minutos (mirándose el reloj) o te aseguro que no vas a salir en mucho-mucho tiempo.

- Vaaaaaaaaaaaaaale (dijo como si estuviera haciéndole el favor de su vida a su madre y se metió de nuevo en su habitación dando un portazo. Marion estuvo muy tentada de subir y darle unos buenos azotes, pero no serviría de nada, solo para que el chico se pusiera aún más insoportable. Marion aprovechó para revisar que lo llevaban todo y revisar que todas las ventanas y la puerta trasera estaban bien cerradas. Al cabo de 10 minutos exactos bajó Mutt arreglado). Ya está ¿Nos vamos? (dijo como si fuera culpa de Marion del retraso).

- Agarra las maletas, yo pararé a un taxi (Marion salió a la calle, mientras Mutt cargaba Con las 4 maletas, Marion silbó para detener a un taxi que los llevara a la estación).

Marion y Mutt llegaron justos a la estación, incluso tuvieron que echar una carrerilla para subirse al tren que ya estaba dando el segundo aviso de salida. Marion estaba de un humor de perros porque siempre que salía con su hijo era lo mismo. Y Mutt estaba también de muy mal humor porque no le apetecía nada ese viaje. Después de la boda y tras una horrible discusión entre sus padres y él, había regresado a la escuela a acabar los estudios.

Su madre volvió a inscribirlo en la academia Davenport para chicos de Essex, Inglaterra. Pero Mutt no tardó ni tres semanas en escaparse e ir a Estambul con un viejo amigo de su madre y correrse una pequeña aventurilla. El chico se había hecho adicto a la adrenalina. Tras enterarse Marion por su propio amigo del paradero de Mutt, Indi y Marion toaron el primer vuelo hacía Turquía y trajeron de vuelta a los Estados Unidos al muchacho.

Tras la bronca más fuerte que había tenido con su madre, Indi y Marion decidieron que lo mejor sería que Mutt estudiara en Connecticut. Quizás teniéndolo de cerca vigilado lograrían que el chico cumpliera los 21.

Mutt cuando aceptó "la reubicación" confiaba que estudiar en America resultara mucho más sencillo y más relajado que estudiar en Inglaterra y Suiza. Y lo era, pero aunque más sencillo seguía siendo un coñazo ir a la escuela todos los días y tantas horas. Además la escuela era la causante de la mayoría de discusiones entre su madre y él. Y Mutt odiaba discutirse con su madre, pero es que odiaba más ir a la escuela.

Una hora y media más tardes y sin dirigirse ni una palabra Marion y Mutt ponían sus pies en New Haven. En la estación esperaba Indi para llevarlos, como todos los viernes, a la casa que la universidad tenía rentada para el profesor y su familia. Durante la semana Marion prefería estar en la vieja casa del profesor Henry Jones, donde podía tranquilamente trabajar y Mutt podía asistir a una de las academias más prestigiosas del estado. Así que cada viernes tras salir de la escuela Mutt y Marion tomaban el tren e iban a pasar el fin de semana con Indi, como "una familia feliz y unida".

Pero ese era el fin del segundo trimestre y el inicio de las vacaciones de primavera y Marion y Mutt iban a pasar las siguientes 2 semanas juntos con Indi. Mutt no parecía muy contento tras el chasco de las vacaciones de Navidad. En que se suponía que debían volar a Londres para pasar las Navidades con la familia y amigos de Marion como hacían siempre. Pero por trabajo tuvieron que viajar hasta Texas, y no hay nada menos Navideño que el sur de Texas en Diciembre.

- ¿Qué tal el viaje? (Dijo Indi dándole un beso a Mario. Mutt solo pasó por su lado y dejó las maletas en el maletero y se sentó en el asiento de detrás del coche de Indi.)

- Bien (le sonrió dulcemente).

- ¿Volvisteis a discutir? (preguntó flojito Indi mirando de reojo a Mutt y alzando una ceja).

- No, últimamente ese es su estado de humor siempre.

- ¿Pretende estar enfadado con nosotros toda la vida?

- No. Solo mientras le obligue a ir a la escuela.

- En ese caso más vale que se ponga cómodo esperando (dijo poniendo una mueca de disgusto).

- Indi, cariño, vamos a tener unas vacaciones en paz. Quizás sin hablar de la escuela Mutt y tú podáis acercaros más. Ya sabes hacer las típicas cosas de padres e hijos.

- ¿Creo que Mutt está ya mayorcito para ir a lanzar unas bolas con su padre?

- ¿Mutt o Tú?

- Ja, ja, ja (dijo con sarcasmo Indi) muy graciosa Marion, sí muy graciosa (y le abrió la puerta del coche para que entrara. Marion lo miró burlonamente y se subió a casa. Indi y Marion fueron hablando todo el camino de la estación a casa de los Jones. Mutt se quedó con cara de perro detrás mirando por la ventanilla las calles pasar).

Al llegar a casa de Indi, Mutt dejó las maletas de su madre en el dormitorio que compartían Marion e Indi y tomó las suyas y las dejó tal y como estaban en un rincón de su dormitorio. Puso un disco de Carl Perkins en el tocadiscos que tenía en su habitación y cerró la puerta.

Indi miró hacia la habitación de Mutt con la vena del cuello a punto de estallar. Pero Marion supo calmarlo y le convenció que dejara algo de espacio al chico. Indo no estaba del todo de acuerdo con Marion, ya que pensaba que Mutt ya estaba rozando la desconsideración y la mala educación, con esa actitud, pero no deseaba discutirse con su esposa y lo ignoró.

Aquella noche, como era la primera noche que iban a pasar juntos Indi decidió llevar a su esposa y a Mutt a cenar fuera. A un pequeño restaurante italiano que había cerca del campus. Marion se arregló como si de una primera cita fuese e Indi también se puso un traje más elegante de los que solía llevar. Matt por su parte ni se cambió, iba con sus tejanos arremangados 4 dedos, sus botas de motero su camiseta blanca arremangada las mangas. Aquellas pintas hacían que Indi se le pusiera la piel de gallina. Marion solo logró que se pusiera una camisa por encima de esa camiseta. Lo justo para que les dieran mesa en el restaurante.

Indiana Jones cuando vio a su hijo, con esas pintas para ir a cenar a un bonito restaurante, le hizo uno de sus típicos comentarios hilarantes llenos de sarcasmo. Pero al contrario de lo que esperaba, Mutt en vez de volver a entrar en su habitación y cambiarse, le respondió con un comentario aún más mordaz y más irónico si cabía. Marion tuvo que llamar la atención a su hijo y recordarle que le había prometido que se comportaría. Mutt cerró los ojos respiró hondo y contó hasta 100. Muy despacio, pero finalmente abrió los ojos y se disculpó con Indi por el comentario que había hecho. Y con eso los tres pudieron salir al fin a cenar. Para ser sinceros esa disculpa había sido de todo menos sincera, pero viniendo de Mutt y de su terrible temperamento y testarudez, era algo que Marion agradecía. Una pena que su padre no lo viera también de esa manera. Indi llevaba un tiempo diciéndole que el chico necesitaba menos comprensión y un poquito más educación. Pero Marion siempre lograba disculparlo y hacerle ver a Indi que los chicos de ahora eran todos así. Y qué suerte tenían de que el chico no hubiera salido más a ninguno de los dos. Indi, tenía que reconocerlo, Mutt era un muchacho incorregible pero al menos no había salido a ellos. Precisamente en unas vacaciones de primavera después de que su padre le diera permiso para tomarse unos días libres con la condición que regresara el domingo puntual para retomar sus clases Indi no regresó hasta pasado 4 años. Ya con 20 y tras haber estado luchando en la primera guerra mundial. Y Marion no era mucho mejor con 19 años era propietaria de un tugurio de mala muerte en Nepal. Y por lo que Ox había una vez insinuado, Marion con 17 se fugó de casa con un hombre casado que le prometió que al llevaría a vivir mil y una aventuras. Sí era cierto, debían de estar agradecidos. Mutt, solo era un chico que no le gustaba la escuela y que tenía un problema de actitud, si más no, propio de la edad.

Marion, estaba particularmente nerviosa esa noche, quería que esas vacaciones salieran especialmente bien. Porque deseaba con todo su corazón que Indi se acercara más a Mutt. Marion entendía que Matt ya estaba mayorcito para necesitar una figura paterna en su vida. Pero Indi era su padre y le entristecía que hubiera esa barrera entre ellos dos. Además Marion había recibido justo los resultados del médico esa mañana, y lo que ella pensaba que era los primeros síntomas de la menopausia resultó ser un embarazo. Y planeaba dejar caer la noticia en algún momento de las vacaciones. A poder ser un momento feliz.