Disclaimer: nada me pertenece, excepto ideas. El resto a JK Rowling
MariS.
Lily Potter corría, halando la mano de su padre por los pasillos del corredor de Hogwarts. Con una sonrisa, ella tiraba de su padre a todo lo que daba. Necesitaba hacerlo, tenía que llegar hasta él y contárselo.
Harry trataba de entenderla.
Continuaron corriendo por todo el pasillo, hasta que comprendió hacia dónde se dirigían. Estaban bajando las escaleras hacia las mazmorras.
Lily bajó dando traspiés y con un suspiro, brincó en el suelo para que su papá llamara a la puerta. Eso hizo Harry y esperó, con un suspiro entrecortado. ¿Para qué quería su hija, que él fuera a esa aula con ella?
¿A ese despacho en particular?
Miró a su alrededor, mientras esperaban. Nada había cambiado. Nada había visto distinto, en todos esos años de ausencia.
Supuso que así era él. Inalterable. En ninguno de sus sentidos, excepto la paciencia. Excepto el poder para aceptar todo.
Demasiado frágil para entender la verdad. Para lidiar con ella.
— ¡Papi, papi! ¡Escucha papi!
Alguien caminaba hacia ellos para abrir la puerta, con un suspiro... miraban por una pequeña rendija y luego de unos minutos donde Harry creyó que lo había sorprendido, ese ser abrió la puerta y miró.
De arriba hacia abajo.
— ¡Papi, cárgame! ¡Cárgame papi!
Harry asintió con sorpresa, inclinándose para tomar a la pequeña Lily entre sus brazos. Ella miró a aquel hombre de finos cabellos negros y grasosos. De ganchuda nariz, que estaba parado allí frente a ellos.
— ¿Qué es lo que quiere, Potter? ¿Qué está pasando?
— Le diría si lo supiera, profesor Snape. Pero no lo sé. Lily me pidió enfáticamente que viniera y pues, eso hice.
Ladeó la cabeza hacia la niña que tenía entre sus brazos, que le sonreía con mucha felicidad. Sus ojos verdes. ¿Cómo no recordarlos? La miró por unos minutos y luego, ella miró a su padre con mucha fijeza.
— Papá... acércame. ¡Acércame ¿sí?
Severus retrocedió ligeramente, pero Lily insistía. Ella colocó sus manos sobre el rostro de aquel hombre y Harry se sorprendió de ello. Acercó sus labios a su mejilla y plantó un pequeño beso en ella. Luego de eso, se separó y se abrazó de su padre.
Ninguno entendía qué pasaba.
— ¡Feliz cumpleaños, profesor Snape! ¡De parte de mi abuelita! ¡Mi abuelita Lily dijo que le diera un beso!
