Disclaimer: Miraculous Lady bug: les aventures de lady bug et Chat Noir no me pertenece, le pertenece a Thomas Astruc solamente tome prestado sus personajes para crear este fanfic.
Advertencia: Puede contener un poco de Ooc.
Capitulo uno
"Solo una mirada"
Lo había hecho por curiosidad. Solo iba a hacer un leve vistazo, después de todo al fin había encontrado un pequeño desliz de su adorada Lady bug que se le hizo imposible ignorar. Desde hace tiempo el había deseado en sus más secretos y privados sueños saber la identidad de esa mujer bajo aquel entallado traje de heroína. Más sin embargo ella misma le había negado ese deseo argumentando que sería peligroso. En su tiempo había llegado a pensar en que tal vez ella no confiaba en él lo suficiente como para confiarle el secreto de su identidad.
Si tan solo supiera…
Dicen que los perros son más fieles y que los gatos tienden a hacer traicioneros. Sin embargo para su asombro él había llegado a la conclusión de que el sería el más leal y fiel compañero para ella. El confiaba en ella con una fe ciega, tanto que le daría las llaves de su propia vida con una sonrisa.
Al comienzo de todos esos días de aventuras, había pensado que el tenía una grave enfermedad mental. Porque ella se había convertido en una obsesión. Verla llegar de ningún lugar y aparecer frente a él; así, con una radiante y cálida sonrisa. Solo para él, o eso quería creer. Se le hizo costumbre observar el suave vaivén de sus caderas al caminar. Sus gestos, el leve ceño fruncido que marcaban sus cejas cuando buscaba una solución para alguna situación, que casi siempre resultaba ser una pelea contra algún akuma. Una sonrisa adorno los labios del chico al recordar todos esos momentos donde había inventado cualquier pretexto para tocarla.
Recordar la suave piel de sus mejillas o la firmeza de su cuerpo estaba llevando su mente a ese rinconcito oscuro donde guardaba sus mas privadas fantasías. Después de todo Chat Noir era hombre.
Un destello rojo surcando el techo de su colegio había llamado su atención. Por supuesto la imagen de la heroína fue lo primero que vino a su mente. Desde hace ya un tiempo había estado considerando que tal vez su Lady era una estudiante de su Instituto. Desde el incidente con el libro de historia hace algunos meses.
Se encontraba en uno de los patios traseros cuando la vio, así que corrió hacia las escaleras que se encontraban a unos metros de la entrada trasera del edificio. Pensó en transformarse, pero entonces ella también se daría cuenta que Chat Noir asistía a este Instituto. No es que le importara demasiado ser descubierto por ella. Pero vio justo guardar su identidad por todas esas veces que ella se lo negó.
Aunque claro, todavía no estaba nada seguro.
Llego jadeando hasta la puerta que daba hacia la azotea. Una fina capa de sudor perlaba su frente por el esfuerzo de subir las escaleras corriendo. Su corazón estaba acelerado ferozmente y no era exactamente por la carrera.
Abrió levemente la puerta, vio la silueta de una mujer enfundada en un traje rojo con bolas negras. Sonrió al verla. Había tenido razón, todo este tiempo ella estudiaba en su instituto. Inconscientemente su mente comenzaba a repasar las caras de todas las chicas que conocía buscando a su querida Lady. Se vio tentado a cerrar la puerta y respetar el deseo de ella, pero después de todo, los gatos eran egoístas. Ya lo había hecho una vez, pero esta vez no había prometido nada.
Camino con cuidado de no hacer ruido y observo como una luz roja envolvía el cuerpo de su amada Lady, el corazón le comenzó a palpitar aceleradamente en su pecho conforme el traje de su transformación desaparecía y dejaba ver unos pantalones rosa muy conocidos, después de que la luz hubo desaparecido vio a su compañera de clases, Marinette.
Estaba en shock.
Sus ojos y boca estaban abiertos. No podía creerlo. Unos pasos ligeros y apresurados le recordaron que el no debía de ser descubierto. Se escondió detrás de la puerta para no ser visto.
Por las prisas Marinette no se había fijado y el intruso había pasado desapercibido.
Escucho un pequeño y tintineante silbido por parte de su compañero, Plag, que hasta se momento había guardado silencio, asomaba su cabeza de entre los pliegues de su camisa.
—Quien lo diría— comento el pequeño gato negro.
—Si… quien lo diría— coincidió Adrien.
Soltó el aire que había estado conteniendo y se dejó caer en el piso con la mano rascando sus alborotados y rubios cabellos. Entonces sí, se dejó seguir el curso de sus pensamientos. Realmente no sabía cómo reaccionar, le alegraba la idea de saber por fin la identidad de su amor platónico, pero no pudo evitar sentir un poco de decepción. Él había idealizado a su Lady como una chica segura e imperativa y sin embargo Marinette aunque fuese muy alegre y amigable no le daba la impresión de una chica segura, porque después de todo pocas veces hablaba con el sin tropezar con sus propias palabras. O bueno, por lo menos en su presencia, porque en ese momento se le vino a la mente la muchas ocasiones en las que Marinette se había comportado de manera genial, ya sea en ese momento en el que confronto a Chloe o el peligro de algún akuma, ella no se había intimidado, también era bastante firme al hablar en público y era muy buena dirigiendo el grupo, que por lo general no eran demasiado unidos. A pesar de eso, ella siempre supo cómo organizar todo para que todo fuera bien.
De cierto modo le había recordado a Ladybug, y ahora entendía la razón.
Más sin embargo no pudo evitar pensar en todos los momentos que había pasado junto a ella como Ladybug. A él nunca se le había pasado por la cabeza la posibilidad de que Marinette fuera Ladybug, ni en sus más revolcadas teorías. Sin embargo, ahí estaba, la prueba más grande de que al destino le gustaba jugar con la ironía. ¡Siempre estuvo tan cerca! Un risa histérica escapo de sus labios.
— ¿Qué harás, Adrien?— No pudo evitar sobresaltarse por la repentina voz de Plag. Lo miro y suspiro cancinamente.
—No lo sé Plag… no lo sé.
Esa tarde decidió abandonar el colegio, no se sentía preparado ver a Marinette a la cara. Toda la tarde su mente divago en un mar de sentimientos confusos.
Él amaba a Lady bug, más sin embargo no podía cambiar de un día para otro lo que sentía hacia Marinette, ya que esta siempre fue para él una gran amiga. Se sintió como un completo imbécil al pensar de esa manera, no se suponía que fuera así pero no podía evitarlo.
A la mañana siguiente estaba indeciso sobre si asistir o no a la escuela, sabía que no debía ser cobarde así que suspiro y salió de su habitación.
— ¿Le dirás que lo sabes?— pregunto Plag a medio camino hacia el colegio mientras comía un pedazo de queso camembert. Sin embargo Adrien estaba demasiado distraído pensando en cómo actuaria esta mañana cuando se encontrara con Marinette. Sintió un pequeño pellizco en el brazo.
—¡Oye!— reclamo.
Busco al pequeño gato con los ojos. —Te he estado hablando desde hace tiempo Adrien,
—¿De verdad?, no te escuche. ¿Qué decías?
El gato suspiro, realmente Adrien la estaba pasando mal; —Te pregunte que si le dirás a esa chiquilla que sabes que es Lady Bug.
—No, absolutamente no. — se apresuró.
Plag frunció el ceño. — ¿Por qué?
—Aun no estoy listo. Es muy complicado todo el asunto.
—"Complicado, complicado"— imito Plag.— por eso yo prefiero el queso. Eso no tiene nada de complicado. — dijo mientras abrazaba un pedazo de queso camembert.
"Supongo que necesito tiempo para asimilarlo" pensó.
La limosina había llegado a la entrada del instituto y Adrien seguía ensimismado en sus pensamientos. Se escuchó un carraspeo de garganta sacando a Adrien de sus cavilaciones.
—Hemos llegado, Joven Amo. —anuncio el conductor. Adrien bajo de la limosina en silencio.
No bien daba unos cuantos pasos cuando escucho la risa de la chica que le había arrebatado el sueño esa noche. Su cuerpo se tensó y se quedó totalmente inmóvil observando a la joven. Esta se encontraba con su amiga inseparable Alya y con su compañero y admirador Nathaniel. Ambas chicas reían por alguna broma del pelirrojo mientras que el susodicho solo rascaba su nuca y sonreía alegremente, sin despegar sus ojos de Marinette.
Inconscientemente Adrien caminaba hacia donde se encontraba el alegre grupo de amigos, sin perder de vista la sonrisa de la joven de cabello negro azulado. Eso le recordó a la radiante sonrisa de su Lady.
Ya se encontraba junto a ellos cuando la Alya le hablo.
—¡Hey! Adrien, buenos días. — saludo. Los demás también saludaron con un "buenos días". Pudo observar como los ojos de Marinette se volvían inquietos desde su llegada pasando del piso a su rostro, y de su rostro a cualquier lugar al azar. Estuvo tentado a tomar su barbilla y hacer que lo mirara directamente, pero tan pronto como ese pensamiento llego a su mente lo descarto, eso sería algo que Chat Noir haría, no Adrien.
Actúa normal. Mentalizo.
—Buenos días chicos.— respondió poniendo su característica sonrisa. Agradeció que su voz no temblara por el nerviosismo y un poco de incomodidad, aunque claro todo era de su parte. Sus manos sudaban demasiado así que las llevo a su cabello y rasco su nuca en un gesto involuntario y natural. —¿Qué hacen?— pregunto. No paso por alto la larga mirada que le dedico el pelirrojo a Marinette y tampoco el leve sonrojo en las mejillas de este. Sintió una pequeña punzada en la boca del estómago y un sabor amargo invadir su boca. No era secreto que el dibujante estaba perdidamente enamorado de la pelinegro y que hace varios meses le había declarado su amor, después de todo él lo había presenciado.
La escena del pelirrojo akumatizado sentado al lado de Marinette en aquella barca le revolvió el estómago.
—¡Cierto!— La morena lo miro audacia.— Nathaniel nos platicaba de la casa de campo de sus padres a las afueras de parís.
Adrien levanto una ceja. —¿Así?
¿Tantas risas solo por una casa de campo? Él tenía muchas más e incluso en distintos países.
Un segundo después se avergonzó de sí mismo al tener esa clase de pensamientos negativos hacia Nathaniel, ya que este nunca le había hecho nada malo. Excepto acercarse a Marinette. Le recordó su subconsciente.
—¡Sí!— dijo Alya con entusiasmo.—Justamente en el momento en que llegaste estábamos hablando sobre la posibilidad de ir y pasar un fin de semana el mes que viene, ya que finalicen los exámenes para descansar y desestresarnos de tanta presión. Claro, si Nathaniel está de acuerdo ¿Verdad?
El chico que hasta ese momento había estado distraído reacciono al escuchar su nombre. —¿Eh? Ah, ¡sí!. — balbuceo. —¿Tu iras Marinette?— pregunto con una expresión algo soñadora el pelirrojo.
—¡Por supuesto que ira! ¿No es perfecto Marinette?— dijo Alya. A la morena no se le paso por alto la expresión seria que había puesto Adrien al escuchar esas palabras. Nathaniel, Alya y Adrien miraron a la pelinegra para esperar una respuesta
E igual que Nathaniel, Marinette estaba totalmente distraída mirando a Adrien. —Si… es perfecto…— dijo en un suspiro. Alya y Nathaniel sonrieron y Adrien solo estrecho los ojos. Por alguna razón, escucharla decir eso le molesto. Pues él creía que "perfecto" para ella era pasar un fin de semana junto a Nathaniel y Alya, aunque la presencia de ese chico alrededor de ella comenzaba a molestarlo en dimensiones desconocidas para él.
El sentimiento era inesperadamente familiar. El recuerdo de ese artista enamorado de Lady bug que había intentado usurpar su lugar al lado de su amada Lady le vino a la mente. Eran celos.
El descubrimiento lo dejo sorprendido. Estaba celoso de Nathaniel, aunque sonara absurdo. Chat Noir conocía los celos, Adrien no.
Sintió que alguien pasaba un brazo sobre sus hombros y reprimió el deseo de sacudirse. Miro a un lado y observo a Nino, su mejor amigo al lado suyo mientras saluda a los demás.
—¡Hola! ¿Que cuentan?— pregunto Nino quitando el brazo de los hombros de Adrien y acercándose a Alya para darle un fugaz beso en los labios, que rápidamente fue correspondido por la morena.
Hace unos meses que Nino y Alya habían comenzado a salir, todo gracias a esa tarde que pasaron juntos encerrados en esa jaula del zoológico. Adrien había estado contento al escuchar esa noticia, él apreciaba mucho a su amigo y le alegraba que haya encontrado a una chica que lo quiera por lo que es. Aunque a veces le daba un poco de envidia, ya que él podía estar con la mujer amaba.
—Hablábamos sobre ir a pasar el fin de semana después de los exámenes a la casa de campo de Nathaniel. ¿Vienes?— pregunto Alya dándole una mirada cómplice al moreno de lentes.
—Pero por supuesto que sí, no dejaría ir a mi novia sola un fin de semana a la casa de otro chico. — dijo guiñándole un ojo a Nathaniel. Este solo se sonrojo por el curioso comentario. —¿Tu iras Adrien?— Le pregunto Nino.
—No, no puedo, estaré ocupado— contesto por impulso. Ese día se sentía inusualmente irritado. Y en especial porque hasta el momento Marinette no había pronunciado ni una sola palabra desde que llego, eso también lo irrito. ¿Acaso no quería hablar porque él estaba ahí? Fue la primera cosa que se le vino a la cabeza, pero ese pensamiento fue rápidamente desechado. Marinette no era así. Observo su cabeza gacha, su azulado flequillo cubría sus ojos por lo que le impidió ver su expresión.
—Es una lástima… —Hablo Nathaniel, sorprendiendo a Adrien. Pues este en vez de tener un semblante de decepción tenía un aura optimista, como si le alegrara la noticia de su falta de asistencia al retiro. — Sera para la próxima entonces. — finalizo el pelirrojo con una sonrisa, pues acaban de timbrar y ellos aún continuaban en las puertas del colegio, si no se apuraban llegarían tarde a clase y la profesora los regañaría.
Nino, Alya y Nathaniel corrieron hacia al interior del colegio, mas sin embargo Adrien y Marinette no se movieron de donde estaban. El rubio miro a la chica que seguía sin reaccionar.
—¿Estas bien?— le pregunto Adrien a la pelinegra pues esta había levantado la cara y ella tenía un expresión bastante marcada de preocupación. Ella negó con la cabeza.
—Estoy bien… t-tu ¿Estas bien?— esa pregunta descoloco el semblante de Adrien, no se esperaba que ella hubiera notado su estado de ánimo. —Pareces estar de mal humor.
—¿Por qué lo dices?— respondió curioso. Algo en él se sintió cálido al saberse observado tan atentamente por Marinette. Aunque él no se había dado cuenta que su estado de ánimo era palpable a kilómetros. Pues era inusual ver al carismático Adrien Agreste cortante y mucho menos con sus amigos.
—P-por nada— dijo Marinette mientras salía corriendo hacia la entrada junto a sus otros amigos. Ahí estaba de nuevo. Parecía que a Marinette le incomodaba la cercanía de Adrien.
Nada más erróneo que eso. Sin embargo el rubio no lo sabía. Y por esas circunstancias él se daría cuenta más adelante que Adrien Agreste podía llegar a ser muy posesivo.
Pero eso lo sabrá más adelante.
CONTINUARA…
Y hasta aquí el primer capítulo. Hola chicos, les habla Kassel :3 Es la primera vez que escribo sobre esta pareja asi que estoy muy emocionada. Al comienzo esto solo sería un One-shot, pero le vi futuro para unos dos capítulos más. Espero que les haya gustado, aunque yo se bien que a muchas personas no les gustara por la forma en la que estoy llevando la historia. Pero realmente es algo que me gustaría que fuera así.
Estare actualizando todos los lunes ;) Nos vemos la siguiente semana.
Hasta la próxima.
