bueno... los personajes no son míos, solo parte del trama. una vez aclaro que la trama va seguir parte de la historia. diálogos... escenas etc.
los diálogos y parte del texto fue sacado de Harry Potter y la piedra filosofal.
espero que les guste y les agrade. va a ser amor lento y pueda que se desarrolle a partir de azkaban (cosa que ya lo tengo escrito ;) ).
Slytherin
Inicios... de una sangre sucia.
Estaba nerviosa, bastante nerviosa. Era la primera vez que atravesaría esa pared de la estación. ¿Era la única que veía como pasaban algunos adultos y niños por ese muro? Se preguntaba mientras avanzaba hacia ese muro. Sintió que tendría un buen golpe en la frente pero no ingreso del otro lado del muro. Se sorprendió al ver que exactamente había gente y un tren en proceso de partir. Sonrió. No se despidió de nadie como los demás, solo avanzo y subió al tren. Alguien la ayudo con sus cosas. Y le agradeció mentalmente, mientras seguía buscando unos compartimientos para que pudiera descansar y relajar a su acelerado corazón. El tren partió ya iban a lo mejor a la mitad del camino. En el compartimento que iba había puras niñas platicando entre ellas. Algunas comentaban como recibieron sus cartas y que tipo de sangre tenían.
— ¿y tú eres mestiza? —pregunto una rubia de nombre Hannah Abbott
Hermione negó y solo respondió
—No, mis padres son muggles —contesto sonriente
Algunos solo se la quedaron viendo y cambiaron de tema. Cuando un chico de cabeza redonda entro
—perdón, ¿por casualidad no han visto un sapo? —pregunto
Algunas chicas se levantaron asustadas por tener un sapo cerca. Hermione negó. Y se apresuró a salir con él. Era una buena excusa que tenía para dejar el incómodo compartimiento.
—Te puedo ayudar —lo dijo con una voz de mando— ¿Cómo te llamas? —pregunto
—Neville Longbottom
—Hermione Granger
Neville asintió y fueron los dos en busca del sapo de neville. Escucharon cuando un chico daba órdenes de cambiarse que ya iban a llegar. Hermione ya estaba con la túnica desde que las niñas con la que estaban todas empezaban a cambiarse porque no les gustaba estar con ropas muggles.
Entraron en un compartimiemiento, ella vio a un chico de pelo rojizo y el otro de pelo castaño. Que tenía una rata café en su regazo
— ¿Alguien ha visto un sapo? Neville perdió uno —dijo. Tenía voz de mandona
—Ya le hemos dicho que no —dijo el pelirrojo, pero ella no lo escuchaba. Estaba mirando la varita que tenía en la mano.
—Oh, ¿estás haciendo magia? Entonces vamos a verlo.
Se sentó.
—Eh... de acuerdo. —Se aclaró la garganta—. «Rayo de sol, margaritas, volved amarilla a esta tonta ratita.»
Agitó la varita, pero no sucedió nada. La rata siguió durmiendo, tan café como siempre.
— ¿Estás seguro de que es el hechizo apropiado? —pre guntó—. Bueno, no es muy efectivo, ¿no? Yo probé unos pocos sencillos, sólo para practicar, y funcionaron. Na die en mi familia es mago, fue toda una sorpresa cuando reci bí mi carta, pero también estaba muy contenta, por supues to, ya que ésta es la mejor escuela de magia, por lo que sé. Ya me he aprendido todos los libros de memoria, desde luego, es pero que eso sea suficiente... Yo soy Hermione Granger. ¿Y vosotros quiénes sois?
Dijo todo aquello muy rápidamente.
—Yo soy Ron Weasley —murmuró Ron.
—Harry Potter —dijo Harry.
— ¿Eres tú realmente? —Dijo Hermione—. Lo sé todo so bre ti, por supuesto, conseguí unos pocos libros extra para prepararme más y tú figuras en Historia de la magia moder na, Defensa contra las Artes Oscuras y Grandes eventos má gicos del siglo xx.
— ¿sigo estando yo? —dijo Harry, sintiéndose mareado.
—Dios mío, no lo sabes. Yo en tu lugar habría buscado todo lo que pudiera —dijo Hermione—. ¿Saben a qué casa van a ir? Estuve preguntando por ahí y espero estar en Gryffindor, parece la mejor de todas. Oí que Dumbledore es tuvo allí, pero supongo que Ravenclaw no será tan mala... De todos modos, es mejor que sigamos buscando el sapo de Nevi lle. Y ustedes dos deberíais cambiarse ya, vamos a llegar pronto.
Acompaño a neville a su compartimiento y fue a la locomotora a preguntar. Cuando iba a avisar a Potter, escucho unos ruidos y cuando llego un chico de pelo rubio con dos corpulentos chicos salían de los compartimientos un poco molestos. Ella entro y vio un desastre
— ¿Qué ha pasado? —preguntó, mirando las golosinas ti radas por el suelo y a Ron que cogía la rata por la cola.
—Creo que se ha desmayado —dijo Ron a Harry. Miró más de cerca a la rata—. No, no puedo creerlo, ya se ha vuel to a dormir.
Y era así.
— ¿Conocías ya a Malfoy?
Harry le explicó el encuentro en el callejón Diagon. Y de lo que su padrino decía de ellos.
—Oí hablar sobre su familia —dijo Ron en tono lúgu bre—. Son algunos de los primeros que volvieron a nuestro lado después de que Quien-tú-sabes desapareció. Dijeron que los habían hechizado. Mi padre no se lo cree. Dice que el padre de Malfoy no necesita una excusa para pasarse al Lado Oscuro. —Se volvió hacia Hermione—. ¿Podemos ayudarte en algo?
Hermione que estaba atenta a la conversación de ellos que olvido lo que les iba a decir. Así que cuando el pelirrojo pregunto ella rápido con voz de mando respondió
—Mejor que se apresuren y se cambien de ropa. Acabo de ir a la locomotora, le pregunté al conductor y me dijo que ya casi estamos llegando. No estaban peleando, ¿verdad? ¡Se van a meter en líos antes de que lleguemos!
—Scabbers se estuvo peleando, no nosotros —dijo Ron, mirándola con rostro severo—. ¿Te importaría salir para que nos cambiemos?
—Muy bien... Vine aquí porque fuera están haciendo chi quilladas y corriendo por los pasillos —dijo Hermione en tono despectivo—. A propósito, ¿te has dado cuenta de que tienes sucia la nariz?
Al decir esto ella se retiró.
Ya habían llegado y era de noche se estremeció. Bajo del tren. Según, que sus cosas llegarían a sus respectivos lugares. Escucho la voz de alguien gritando
— ¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí!
Ella se acercó.
—Venga, síganme... ¿Hay más de primer año? Miren bien dónde pisan. ¡Los de primer año, síganme!
Resbalando y a tientas, siguieron a Hagrid por lo que pa recía un estrecho sendero. Estaba tan oscuro. Nadie hablaba mucho. Neville, el chico que había perdido su sapo, lloriqueaba de vez en cuando.
—En un segundo, tendrán la primera visión de Hog warts —exclamó Hagrid por encima del hombro—, justo al doblar esta curva.
Se produjo un fuerte ¡ooooooh!
El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.
— ¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la ori lla. Her mione siguió a neville y a Potter con Weasley
— ¿Todos han subido? —continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo—. ¡Venga! ¡ADELANTE!
Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. To dos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre sus cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía.
— ¡Bajen las cabezas! —exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco. Todos agacharon la cabeza y los botecitos los llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delante ra del peñasco. Fueron por un túnel oscuro que parecía con ducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.
— ¡Eh, tú, el de allí! ¿Es éste tu sapo? —dijo Hagrid, mientras vigilaba los botes y la gente que bajaba de ellos.
— ¡Trevor! —gritó Neville, muy contento, extendiendo las manos. Luego subieron por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un césped suave y húmedo, a la sombra del castillo.
Subieron por unos escalones de piedra y se reunieron ante la gran puerta de roble.
— ¿Están todos aquí? Tú, ¿todavía tienes tu sapo?
Hagrid levantó un gigantesco puño y llamó tres veces a la puerta del castillo.
La puerta se abrió de inmediato. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda, esperaba allí. Tenía un ros tro muy severo.
—Los de primer año, profesora McGonagall —dijo Hagrid.
—Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí.
Abrió bien la puerta. El vestíbulo de entrada era tan grande. Las paredes de piedra estaban iluminadas con res plandecientes antorchas, el techo era tan alto que no se veía y una magnífica escalera de mármol, frente a ellos, conducía a los pisos superiores.
Siguieron a la profesora McGonagall a través de un ca mino señalado en el suelo de piedra. Se oír el ruido de cientos de voces, que salían de un portal situado a la dere cha (el resto del colegio debía de estar allí), pero la profesora McGonagall llevó a los de primer año a una pequeña habitación vacía, fuera del vestíbulo. Se reunieron allí, más cerca unos de otros de lo que estaban acostumbrados, mirando con nerviosismo a su alrededor.
—Bienvenidos a Hogwarts —dijo la profesora McGona gall—. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor deberán ser seleccionados para sus casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mien tras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de la casa que les to que, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasa ran el tiempo libre en la sala común de la casa.
»Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ra venclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble histo ria y cada una ha producido notables brujas y magos. Mien tras estén en Hogwarts, sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Espero que todos ustedes sean un orgullo para la casa que les toque.
»La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de po cos minutos, frente al resto del colegio. Les sugiero que, mien tras esperen, y arreglen lo mejor posible.
Lo vio de reojo a cada uno y después agrego
—Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremo nia —dijo la profesora McGonagall—. Por favor, esperen tranquilos.
Si ya se sentía nerviosa ahora más, en casa se quedaría de nuevo rondo por si mente. Ya sabía que casa estar por el mago más poderoso que era Albus Dumbledore. Quería ser como el, para lograr sus objetivos. Cuando escucho que iba a ver una prueba ella empezó a recitar algunos hechizos que apenas había aprendido. Cuando escucho un grito y los demás también lo hicieron.
Escucho la plática de los fantasmas que pasaron y mencionaron sus casas respectivas. Cuando entro la profesora McGonagall
—Ahora formad una hilera —dijo la profesora a los de primer año— y síganme.
Ella se colocó detrás de ron ya que estaba más cerca de él. Entraron al gran comedor. Vieron el techo y ella susurro «Es un hechizo para que parezca como el cielo de fuera, lo leí en la historia de Hogwarts».
Vio que la maestra colocaba un sombrero remendado y raído. El sombrero se movió. Una rasgadura cerca del borde se abrió, ancha como una boca, y el sombrero comenzó a cantar:
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
Pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
Un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros,
Sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
Y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
Dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
Donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
Ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff
Donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
De verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
Porque los de inteligencia y erudición
Siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
Harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
Para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante.
Todo el comedor estalló en aplausos cuando el sombrero terminó su canción. Éste se inclinó hacia las cuatro mesas y luego se quedó rígido otra vez.
Volvió a sentirse nerviosa y exaltada. Pasaron por abecedario cuando le toco; Se sentó y escucho hablar el sombrero.
—tu, tú quieres ser grande como un gran mago, tu mente está más allá de simple hechizos y ansia más conocimiento al igual que poder. Encajarías en Ravenclaw. Pero, también eres justa, leal, y noble. Te Quedarías bien en Hufflepuff. Pero deseas estar en Gryffindor. Mmm mmm pero, deseas verdaderos amigos, también deseas llevar a cabo tus planes y creo que sé que casa ponerte.
Al decir esto ella se estremeció.
— ¡Slytherin!
Dejo el sombrero y siguió a la mesa de Slytherin que le daban la bienvenida ella solo sonrió. Se sentó a un lado. Era la primera en quedarse en Slytherin, después la siguió el chico pálido que molesto a Potter. El sentó a un lado de Crabbe y Goyle que también habían pasado por el sombrero. Cuando Parkinson llego a la mesa y se sentó a un lado de ella.
—escuche que eres hija de muggles
Ella asintió sin importancia. Espero que terminara la selección, vio que Potter le toco Gryffindor al igual que el pelirrojo. Se sintió mal. Ella deseaba quedarse ahí. Pansy no le quito la mirada de disgusto cuando la encontraba viéndola mientras cuchicheaba con una rubia de al lado de ella. Termino la selección y el director dio un leve discurso. Al final aprecio la cena.
Ella estaba asombrada por las cosas que aparecieron. Algunos empezaban hablar de sus familias ella los ignoro. No quería ver más cara de incomodidad cuando ella mencionaba su descendencia.
Cuando termino la cena dieron las recomendaciones necesarias. Ella siguió a los prefectos que los guiaban hacia las mazmorras. El prefecto Flint, decía lo que estaba permitido y lo que no. Antes de llegar a la entrada de los Slytherin el chico pálido se detuvo y se la quedo viendo
—¿entonces? ¿es cierto? —se la quedó mirando pies a cabeza mientras arrastraba las palabras— ¡¿eres una sangre sucia?! —pregunto mientras exclamaba las palabras con repugnancia.
Y todos se la quedaron viendo con repugnancia mientras se decían algo en oído. Definitivamente era la desgracia de la casa.
