Lo beso lentamente, intentando alargar ese momento tanto como pudieran, sus pulmones ardían pero sus labios se negaban a abandonar a los otros, sin embargo, su necesidad humana fue en aumento, hasta obligarlo a separase por unos milímetros, jadeantes buscaron de nuevo a su compañero, comenzaron las caricias delicadas, como si lo que tenían enfrente fuese a deshacerse cual neblina, y pronto la misma necesidad fue la que les obligo a acariciarse mutuamente con más violencia, desesperados por sentir al otro plenamente.

Las manos del más joven le quitaron la playera al mayor, el cual arranco de un tajo los pantalones del pequeño, sus lenguas danzaban entre una y otra boca mientras sus manos se entrelazaban por momentos.

El hijo de Shinigami-sama gimió, apurando al ninja para que avanzaran más en ese acto.

Sus pieles se rosaron ya sin barrera alguna, y los gemidos cortos comenzaron a llenar el aire cuando la boca del mayor se paseo por el cuello y pecho de su par hasta dejarle profundas marcas.

En minutos ya eran uno.

Variaba. De a ratos subían el ritmo, desesperados por sentirse plenos, y de pronto volvían a mecer sus caderas lentamente, acariciándose con dulzura, para no terminar jamas. Al llegar a la cúspide de aquella nueva sensación entrelazaron sus manos y gimieron el nombre del otro, lo jadearon, lo gritaron...

Durmieron abrazados, como si así pudiesen detener el tiempo.

Como si así pudieran hacer que Shinigami cambiara de opinión, como si así...

...pudieran estar juntos...