Era un nuevo día en las nevadas montañas de un pequeño pueblito llamado south park ubicado en colorado, los pájaros trinaban sus canciones extrañas, que provocaban que un joven chico de cabello azabache perdiera la paciencia, no estaba precisamente en un estado que dejara ver felicidad; es más tenia fuertes punzadas en la cabeza y esas aves no hacían nada más que encabronarlo a cada «pío» que chillaban, eso mezclado con la sed que recorría su garganta y el cuerpo pesado como un saco de patatas; eran los síntomas claros de una noche de juerga que el joven Stan Marsh de 17 años recordaba a medias, si es que acaso podía recordar algo.

Con un gran pesar abrió lentamente los parpados dejando ver unos ojos azules como el mar junto a varias marcas rojas a su alrededor, que daban claros indicios de que había sido una gran noche; Se froto las sienes en busca de un inútil cesar del dolor que tenía y de paso también algún vestigio de recuerdos de esa noche, entonces le vino algo; Un conjunto de imágenes algo borrosas pero audibles para el, que lentamente se reproducían en su cabeza.

-¿hey Stan vienes hoy a lo de clyde?- le hablo un atractivo chico de ojos tan claros como el cielo y cabellos tan amarillos como el oro.

-no lo se, no tengo muchos ánimos...- resoplo Marsh al mismo tiempo que cerraba su libro y fijaba sus ojos al cristal de la ventana de aquel salón de clases.

-¿oh vamos no me digas que estas emo otra vez?, viejo déjala ya, tampoco es que te la hayas cogido ¿no?- soltó sin más su rubio amigo mientras jugueteaba con el cordón del gorro de su naranja capucha -esta cerrada aun...-

-no estoy emo Kenny y no la dejare, solo estamos pasando por un mal momento- dijo mirándolo con algo de incomodidad, la verdad duele dicen por ahí y vaya que a el le dolía, pero que más podía hacer si su novia no le hablaba hacia ya 3 semanas desde que partió a nueva york.

-como sea, deberías venir de seguro que te olvidas de toda esa mierda un rato- hablo el rubio mientras le daba pequeños golpes en el hombro a su amigo que parecía tener un semblante más deprimente cada día que pasaba, quizás se debía a la falta de sexo o en verdad extrañaba mucho a Wendy; pero en cosas del amor era demasiado complicado saber así que el simplemente prefería no opinar.

-vale de acuerdo voy... pero no haré nada- dijo con su mirada aún en el cielo cubierto de nubes como era costumbre allí en south park, parecía que el cielo sabia perfectamente que el azabache no se sentía muy animado.

«si como no» se respondía a su falta de fuerza de voluntad mientras se tallaba los ojos y aclaraba la vista para cerciorarse de que no estaba sin su ropa, pues sus amigos, aunque a veces fueran buenos tipos, los conocía demasiado bien y sabia que tan cabrones podían llegar a ser, seguramente más de alguno torturaría al primer desgraciado en caer ante la ingesta masiva de alcohol de esa noche, afortunadamente el solo perdió su camiseta, dedujo al notar que tenía su pecho descubierto al sentir una ligera brisa recorrerle el cuerpo; miro a su alrededor y vio que estaba en la habitación de clyde más precisamente en su cama, junto con unas botellas de vodka, ron y otras cosas por el suelo,«con razón me retumba la cabeza» se decía a si mismo un tanto sorprendido pero a la vez orgulloso de su resaca, vio a su derecha una mesita de noche que tenía un pequeño reloj que marcaba las 9:30 y junto a este un pequeño cuadro en el que estaban clyde y Token sonriendo mientras Black le rodeaba el hombro al castaño, para nadie era un misterio que ellos se traían algo, al menos a Token se le notaba demasiado pero quizás clyde era demasiado el para siquiera darse cuenta de que su "secreto" no era secreto; el pelinegro desvió la mirada sin ánimos al recordar que en su habitación también tenia una foto así, de el y su chica de cuando cumplieron 3 meses, con la vista fija en las sabanas celeste claro de aquella cama se preguntaba si algún día volvería a south park, si a veces lo extrañaba y si ella aún lo quería como el a ella, suspiró sin ánimos dispuesto a recostarse de nuevo; todavía era temprano y tomo la desición de irse solo hasta que alguien lo sacara de ahí ,fue cuando reposo su mano en la almohada y luego de sentir un murmullo a un lado suyo sobre la cama que entendió que no estaba solo.

Miro de reojo esperando encontrarse con que algún pobre chico haya caído antes o después que el en aquella acolchada cama y fue entonces que toda esa calma y quizás algo de resaca, se fueron al diablo y todos esos pensamientos en Wendy cambiaron a maldiciones que comenzaron a brotar de la cabeza junto con una mueca digna de una fotografía, si esta era una broma fue de seguro la mejor que le hayan jugado en toda su vida.

Junto a el yacía placidamente dormido un guapo y pelirrojo chico de piel blanca como la nieve, estaba acurrucado a un lado del ojiazul con una cara de tranquilidad que hubiera echo decir "ahh" a cualquiera que lo viera, cualquiera excepto Marsh; el lo veía confundido y sin saber que hacer ante la situación, sin duda este era un extraño despertar, mucho más que el día en el que despertó y tenía a Michael jackson a su lado.

Su judío y mejor amigo estaba junto a el con el pecho descubierto, tenia unas marcas en sus hombros y en algunos lugares aparentemente visibles del cuello que junto con esa cara hacían ver a Kyle Broflovski como un bello, tierno y violable chico.

-espera... ¿¡QUE!?- dijo mientras se revolvía las oscuras hebras de su cabeza buscando alguna coherente respuesta a esto que estaba pasando dejando de lado el comentario que había pensado sobre Kyle dormido así, al mismo tiempo unas varias preguntas surgían en su cabeza. ¿Como paso esto?, ¿esos chupones los había echo el? «¿Vez a alguien más aquí?» se respondió, ¿que pasaría ahora? y la más importante, ¿quien se la metió a quien?.

Eran unas de sus preguntas que se hacia mientras miraba por segundos al pelirrojo que tenía a su lado, al parecer el no fue el sometido pues no le dolía nada de su parte trasera, pensó cuando una curiosidad enorme apareció en su cabeza sobre si de la cintura para abajo había algo de ropa; quizás y a lo mejor esas marcas solo eran alucinaciones y quizá solo quizá, esto no era más que un loco momento. Lentamente respiro un bocanada de aire y aún con sus manos temblorosas levanto la sabana de la cama, dio un suspiro de alivio al ver que seguían ahí sus boxers de color rojo y franja azul, solo le quedaba virar su mirada a su izquierda y cerciorarse de que Kyle seguía igual que el si no es que traía más ropa consigo, se giro un poco y guardo silencio al ver a Kyle murmurar palabras extrañas «estará hablando en judío» pensó Stan mientras lo miraba voltearse y darle al azabache una vista completa de su blanco y deslumbrante pecho dejando ver alguno que otro chupeton.

El azabache se quedo estático sin saber como reaccionar,«¿lo esta haciendo apropósito?» pensó mientras un calor se instalaba en sus mejillas junto con un leve pero notorio carmín, pero poco le importo ya que se quedo embelesado viendo el cuerpo del pelirrojo desde su alborotado cabello rojo pasando por sus largas pestañas que ocultaban unos inusuales pero cautivadores ojos verdes, sus carnosos labios rojizos, sus rosados pezones perfectamente alineados el uno del otro y más abajo de el una sabana que aunque dejaba al descubierto parte del miembro de kyle,stan seguía sin poder confirmar si seguía con algo que lo cubriera, no se dio cuenta del tiempo que estuvo ahí viendo dormir a Kyle hasta que una estupida y jodida ave choco contra la ventana de la habitación haciéndolo saltar del susto a el y a Kyle.

-¡ah!... pero que... - chillo levantándose a ver al ave preguntándose como diablos choco y tras de el estaba la respuesta,un cuadro de un paisaje bastante realista por cierto de algún bosque y lago, seguramente la pobre ave pensó que si seguía su camino llegaría ahí; el azabache se compadeció del animal y abrió la ventana para ver si no había muerto, tras cerciorarse de que vio al ave levantarse y mirar a todos lados le regalo un trinear que no hizo más que molestar a Marsh e instintivamente cubrirse los oídos, pero por más que lo hizo no pudo ensordecer la tenue y suave voz del somnoliento judío que se incorporaba a un nuevo día.

-¿Stan?- dijo tallándose los ojos aun somnoliento y con un semblante jodidamente sensual y cautivador.

-mierda...- susurro Marsh mientras su mirada y la de el se cruzaron; apenas amanecía en south park, los pájaros trinaban sus canciones más extrañas y ese par ya tenia algo que hacer; recordar que carajos paso ayer...