Disclaimer: Card Captor Sakura y sus personajes no me pertenecen. Todos los personajes que aparecen en esta historia son total y completamente de la autoria de Clamp, y esta de más decir que yo no soy Clamp (si lo fuera tengan por seguro que desde hace muchos añooooos habriamos visto un beso entre Sakura y Syaoran, además de que yo seria rica... soñar no cuesta nada) lo único que si es completamente creación de mi muy dañada imaginación es la historia, espero que les guste!
"Dos whiskis con naranja y unas patatas fritas para reírnos de lo perra que es la vida…"
Había pasado los últimos 50 minutos en la misma posición, y si no hubiera comenzado a sentir los músculos acalambrados, pidiendo a gritos la vuelta de su movilidad no lo habría notado, es que, acaso, ¿Cuándo uno se enamora pierde por completo la noción del tiempo? ¿Parecer estúpido y retraído, estando en tu propia burbuja de felicidad venía dentro del paquete de enamorarse? No lo sabía, pero comenzaba a sentirme realmente molesta conmigo misma, era cierto que la clase de desarrollo personal no me inspiraba más que aburrimiento, pero eso no era una excusa para pasarse la clase entera pensando en Él, ni siquiera para mi misma.
Lo cierto era que estaba enamorada, enamorada como una idiota del chico más guapo de la preparatoria, aunque para mi era más que solo una cara bonita. Él no solo era guapo, sino que, además era inteligente, agradable, serio, reservado, increíble persona…
En mi vocabulario solo existían 2 palabras para describir la perfección: Li Syaoran. El chico era sencillamente perfecto. Perfectas notas, perfecto físico, perfectas cualidades, perfecta popularidad… y no tenía novia.
Todo en él era y es perfecto, no podía ni imaginar en que el tuviera algún defecto, por muy mínimo que este pudiera ser. Supuse que sería lógico, pues nadie podría resistirse a ese cabello castaño, ni tampoco no apreciar la afinidad de sus facciones perfectas, la rectitud de su trigueña nariz, la profundidad su mirada ámbar, cómo se iluminaba, oscurecía o cambiaba de color de acuerdo con la luz del sol reflejada en ellos, cómo sus enormes pestañas enmarcaban sus ojos a la perfección y de cómo sus fuertes y masculinas manos se pasaban por su cabello para retirar el exceso de sudor cada que jugaba fútbol. Y claro, yo era una de las muchas chicas que babeaban, literalmente por el "Pecado andante" como solía llamarlo en mi fuero interno.
Sin embargo yo sabía que no tenía ni la más mínima oportunidad con él, estoy segura de que si no me sentara detrás de él en el salón ni siquiera sabría que yo existo, tal vez era para el algo así como una banca más en el salón… éramos algo así como "conocidos que se llevan bien", y eso, por supuesto no era lo que yo deseaba, y recordar mi cruel realidad me hizo sentir una especie de dolor muy profundo en el pecho. Necesitaba sacarlo, necesitaba con demasiada urgencia que el dolor fluyera fuera de mi… ¡Lo necesitaba tanto! Así que no lo pensé 2 veces y me puse a escribir en una hoja en blanco… solo necesitaba desahogarme, y sabía que si hablaba con Tomoyo solo lograría preocuparla más de lo que ya estaba por mí, así que comencé:
"Querido, me temo que nos enfrentamos a un problema… tú no me amas, eso lo sé y quizá no haya nada que pueda hacer para que cambies de opinión y lo hagas. Sé que en tu vida haz recibido múltiples cartas de chicas incluso más monas e interesantes que yo, y qué quizá cuando termines de leer estas líneas olvides lo que he puesto, y lo que han significado para mí, y termines tirándola por ahí, olvidándola por completo, pero yo en cambio no lo haré.
Desearía que me amaras… ¡por favor di que me amas!, no importa que me engañes… ¡adelante engáñame, finge que me amas! Solo di que me necesitas, no me podría importar nada más que tu.
Sé que soy muy cobarde… últimamente he estado desesperada, paso días y noches pensando en ti, y me pregunto que podría hacer para que te quedaras tu conmigo. La razón no parece ayudarme, no me conduce a la solución y se que terminaré perdida en la confusión pero… ¡No me importa si realmente te importa! ¡No me importa que finjas! Solo deseo que me digas que me amas, aunque sea solo una mentira, no deseo que te vayas.
Lloro amargamente y se que sueno como una tonta, pero… si supieras cuanto te necesito… estaría dispuesta a todo por ti, por unas cuantas palabras…
Disculpa si te he asustado…
P.s. Por favor ten en cuenta mis palabras, no deseo que te veas obligado a darme una respuesta, no creo que sea capaz de recibir una negativa tuya es solo que…mi único deseo es que si un día las recuerdas las tengas presentes y espero que no te pida mucho… no las olvides demasiado pronto. Con eso sería más que feliz.
Sakura Kinomoto.
¡Listo! Le acababa de escribir una carta a mi amor platónico, ahora ¿no se supone que debería comenzar a sentirme bien?... la había escrito y aún así me sentía mal, tal vez yo era como una especie de masoquista, aunque de algo si estaba muy segura: Él jamás iba a leer esta carta, era lo suficientemente cobarde como para no dársela, a pesar de que sabía: le pertenecía.
No me fijé que había comenzado a llorar hasta que sentí húmedas mis mejillas, me limpié todo rastro de lágrimas que aún pudiera tener en mi rostro y esperaría a que Tomoyo no lo notara y comenzara a acosarme con más preguntas de las sumamente necesarias, estaba segura que no sería capaz de dar respuestas complejas, más allá de un "si-no" porque el llanto quebraría mi voz de nuevo. Comencé a recoger mis cosas para irme a casa cuando lo noté: ¡no había nadie más en el salón excepto yo! ¿Cuánto tiempo había pasado absorta en mis pensamientos?
Suspiré.
Termine de guardar todo y vi la carta que aún seguía sobre mi banca. Me senté y la observé, tal vez nunca se la daría, pero aún así decidí doblarla delicadamente y guardarla, cuando termine la metí en mi carpeta… tal vez si yo fuera más guapa, un poco más lista e interesante… si fuera especial, si fuera como esas chicas que aparecen en las portadas de las revistas habría tenido el valor de entregársela…
Si Tomoyo me hubiera oído decir esto no me habría librado de un buen golpe en la cabeza y casi podía escucharla diciendo: "-Sakura escucha con atención y métetelo en tú cabecita, guárdalo en algún lugar, tal vez en todo el espacio libre que tienes en vez de cerebro. ¿Es qué tienes aire en la cabeza? Tú eres especial y no cualquier chico te merece".
Y ya me imaginaba a mi respondiéndole: "-Él no es cualquier chico… así que siguiendo tu teoría yo creo que si me merece"
Me reí. Era estúpido pero, hay personas que nunca cambian y Tomoyo (mi prima, y la chica que ostentaba el "noble" título de mi mejor amiga) y yo entrábamos en esa categoría.
Recordé entonces que si no me apuraba y la hacía esperar más tiempo del debido me obligaría a cargar sus compras una muy larga semana. Salí tan aprisa del salón que no noté que había alguien esperándome. Pero si me detenía a ver quién era perdería más tiempo y ya iba pésimo en mí "fallido intento de no tardarme" así que no le di importancia y me seguí de largo, no me di el lujo de voltear.
Llegue donde una Tomoyo muy impaciente me esperaba y salimos de la escuela. Algo en el rostro de ella me hizo no preguntarle nada y entonces… vi esa sonrisa de auto-suficiencia muy propia de ella y tragué pesado.
-¡Oh no…!- Pensé, comenzaba a temer por mi dignidad y mi integridad física, fue entonces cuando lo dijo.
-Hoy, por haberme hecho esperar tanto irás a mi casa a probarte unos diseños que hice para ti, y nada de replicar, te lo has ganado- y una sonrisa macabra se extendió lentamente por su rostro de porcelana –te probaras todo lo que te diga y… me dejarás grabarte sin protestar.
Creo que para ese momento todo color en mi cara había desaparecido para dar paso a uno solo: el amarillo, y mi respiración comenzó a dificultárseme. Tomoyo río encantada de mi reacción.
-Cálmate Sakura, no es para tanto
Aún medio pálida respondí –Si Tomoyo, tú ganas.
Recordé donde tenía mi carta, así que para evitar que se me perdiera o cayera en manos malévolas y equivocadas como las de Tomoyo abrí la carpeta para guardarla y cuál fue mi sorpresa al ver que no la tenía. Y todo por darme el lujo de no querer voltear y haber salido con "mi supuesta rapidez".
Tal vez… solo tal vez si lo hubiera hecho habría notado algo importante: había dejado caer mi carta para Syaoran en la entrada de la puerta del salón, y todo por llevar fuera la carpeta… tal vez habría notado quién era la persona que me esperaba y… tal vez habría notado quién recogía mi carta.
Pero no lo hice y me lamenté.
-¡Hay no!- Fue tan bajo que Tomoyo no pudo escucharme.
Notas de la autora: ¿Cómo les pareció la historia? ¿Buena, regular, mala, pésima, nefasta?...
Por favor no sean tan crueles conmigo, es la primera historia que escribo.
Se reciben opiniones, cyber-tomatazos, insultos y, por supuesto, amenazas de muerte. Sólo envienme reviews
¡Cuidense y gracias por tomarse su tiempo para leer mis tonterías!
Dy
