Nota: Este es un crossover de Hetalia x Memorias de Idhún, y los derechos de ambos no me pertenecen (Ojala afscfadssbshs) y a lo largo de la historia, se desvelará que híbrido es cada uno. Tiene múltiples parejas, con algunas Nyos (Suecia x Fem!Finlandia y Dinamarca x Fem!Noruega) y se usan los nombres humanos en este caso. No tiene NADA que ver su título de país (es decir, son personas ''corrientes'') ¡Disfrutarla!
-Estoy harto… ¿Y tú?-Susurró, cogiéndole las dos manos.
-Bueno…-Susurró la joven.-No estoy segura… ¿Es la mejor idea?
-¿Quieres seguir aquí, atrapada en este palacio, bajo las órdenes de ese?
-No sé… ¿Y si nos coge?
-Tranquila, no lo conseguirá.
La chica de pelo rubio corto bajó la cabeza, indecisa.
-Vamos.-Susurró la chica.-Pero cuidado, no despiertes a Dagny, tiene el sueño muy ligero.-El hombre alto cogió a la joven de ojos de colores claros, y salieron en silencio de la habitación, sin despertar a la compañera de la chica.
Caminaron ambos en silencio por el enorme palacio, hasta bajar a los establos, tras pasar por esos pasillos oscuros y tenebrosos.
-¿Qué caballo cogemos?-Preguntó la chica.
-Hump… Lo mejor es coger a una yegua tranquila.-Se acercó a un establo donde guardaba una yegua de pelaje totalmente oscuro, no era una yegua de carreras, tenía las patas gordas y resistentes. El alto hombre abrió la puerta, y ensilló a la yegua.-Ven, sube.-La chica subió sin problemas, y el hombre guió la yegua hasta salir de los establos, y por fin, al aire libre.
-Por fin, lo hemos logrado Berwald.-Susurró la joven con una sonrisa.
-No cantes victoria todavía.-El sueco de ojos claros se subió a la yegua, delante de la joven, y ambos trotaron un poco hacia el denso bosque.-Pero cada vez estamos más cerca Tina.-Le tranquilizó, en esos casos, lo mejor era mantener la cabeza fría y pensar con claridad.
Y todo se sumió en un largo silencio, lo único que se oía eran los cascos de la densa yegua golpeando sobre la fina capa de nieve.
-Acamparemos ahí.-Le indicó el sueco, seguro de sí mismo. Paró la yegua, y bajó, y cogió en brazos a Tina para ayudarle a bajar. Enredó las bridas de la yegua en una rama para que no se escapara, mientras Tina ponía una manta en el suelo para dormir.
Tina se tiró sobre las mantas, y cogió otra para taparse del frío. Berwald se tumbó a su lado, y se cubrió también con la manta. Y posó su brazo sobre ella.
-¡MAALDICIÓN!-Rugió un furioso danés, en el establo. Todos los caballos se alteraron, y alguno incluso se pusieron a dos patas.-¡SE HAN ESCAPADO!-Se dio media vuelta, y caminó el señor del palacio furioso por los pasillos. Y derribó la puerta de una habitación, donde descansaba una joven, que por el ruido, ya no descansaba.
El danés se acercó, y por la blusa de la chica de pelo rubio, la elevó en el aire, furioso.
-Solo lo preguntaré una vez: ¿Dónde están?
-¿De qué hablas?-Dijo la chica un tanto confundida.
-¡DE BERWALD Y TINA, POR SUPUESTO!-Gritó.-¡¿Dónde están?!
-No lo sé… Acabó de despertarme…-Respondió, con naturalidad.
-Dagny… No me mientas. Siempre te llevaste bien con Tina. ¡RESPÓNDEME!
-¡Que no lo sé, maldita sea!
El danés suspiró, enfadado, y la bajó al suelo, le cogió con fuerza de la muñeca, y le arrastró por los pasillos del palacio, hasta llegar al establo.
-Como verás, falta una yegua.-Dijo el propietario del palacio.-Y dos sirvientes. Un tanto sospechoso… Dagny, los calabozos están al otro lado del palacio, puedo llevarte ahí en cuestión de minutos.
-Que no lo sé Mathias…-Respondió en un tono frío. Los ojos de ambos jóvenes se encontraron, la mirada furiosa y cálida de Mathias, con la mirada fría y calmada de Dagny.
-… Regresa a tu cuarto.-Susurró Mathias, cansado. Y la joven se fue del establo sin decir nada más.
Tina despertó por la luz del sol, se llevó sus finos dedos a su cara, para apartar algunos mechones de pelo que tenía en los ojos. Bostezó, y se estiró. A su lado, encontró dormido a su compañero sueco.
-¿… Berwald, estás despierto?-Susurró.
-Hump…-El sueco abrió os ojos poco a poco, y sonrió en su interior al ver a la bella finlandesa a su lado.
-U-Una pregunta…-Susurró, el sueco le miró, y la finlandesa continuó.-¿Crees que Mathias castigará a Dagny y a Emil?
-Hump… Tan idiota no puede ser.-Susurró con desprecio.-Bueno, vamos.-Ambos se levantaron, Tina dobló las mantas mientras Berwald ensillaba a la yegua. Una vez acabadas sus tareas, ambos se subieron a la robusta yegua, y trotaron por el bosque tan denso.
-Maldita sea…-Refunfuñó Mathias en el establo.-Tiene narices que tenga que ir a por mis dos sirvientes… En fin… Vamos, coged dos caballos.-Le ordenó a sus otros sirvientes.
-Sí, señor.-Respondieron los dos al unísono.
Y en menos tiempo del previsto, ya estaban cabalgando dejando al palacio atrás.
La joven se agarró más fuerte todavía al sueco, y Berwald sintió algo extraño en ella.
-¿Te pasa algo?-Susurró.
-Yo… Tengo un mal presentimiento. Además, estás… Muy frío.
-Yo siempre estoy frío.-Cortó Berwald, y durante un rato, ambos jóvenes se quedaron en silencio.
Por fin habían salido de aquel bosque, e hicieron una parada.
Tina estaba sentada sobre las piernas de Berwald mientras compartían la poca comida que tenía. Pero la tranquilidad no duró mucho tiempo.
Berwald se levantó, y Tina se quedó sorprendida en el suelo, por el extraño comportamiento de su compañero.
-¿Qué pasa?
-Hump…-El sueco miró al horizonte frío y serio, entonces cogió a Tina y la llevó hasta su montura.-Vámonos, no hay tiempo que perder. Tenemos que irnos rápido, o nos alcanzarán.
