Bueno, esto es una historia nueva. No tiene OC, porque no me apetecía. Simplemente, un personaje propio no encajaría en esa película ni en ningún fanfic sobre ella, o esa es mi opinión. Esta es la historia del desarrollo de una relación rara que supongo que cada uno puede tomar como quiera.
Nota del autor (bueno, la autora xD)Lo que quiero decir es que no creo ni que ponga...ya sabeis, ni sexo, ni besos, ni relaciones entre hombres etc. Como ya he dicho, esta historia da pie a la manera de pensar de cada uno, sea cual sea.
El Caballero Oscuro (sí, la película) pertenece a Warner Bros. Peeeeero los personajes son de Marvel, así que no les vamos a dar todo el merito a una jodida compañía que se aprovecha de todo lo que ya está inventado para no hundirse. En cambio a veces hasta hacen buenos trabajos.
Bueno, que disfrutéis del primer capítulo, aquí os lo dejo.
I
Joker:
Yo quiero. No, no quiero, pretendo encontrar por casualidad las cosas que hacen que mi vida tenga sentido. Creo en las casualidades. Sencillamente, creo que el mundo es una agujero de mierda lleno de casualidades, por suerte o por desgracia. Y eso es de lo que yo me aprovecho. Casualidades. Sí. Claro, que eso no quiere decir que las cosas no sean a veces un tanto...predecibles.
No, no las planeo, no. Yo prefiero llamarlo predicción. Porque es otra de las cosas que están presentes alrededor nuestro, incluso en el aire que respiramos. Tratamos de predecir, tratamos de anteponernos. Sólo que yo lo hago de una manera no me baso en estadísticas, ni en probabilidades, me cansaría, terminaría siendo como tú, o como el resto de pedazos de carne con dos patas que andan todo el día de arriba para abajo mirando la hora por si llegan tarde, o buscando una felicidad y una satisfacción que no van a encontrar allí donde se dirigen.Y eso, es precisamente en lo que yo me baso.
La naturaleza humana.
Su manera de comportarse, de actúar, y de removerse como ratas en la madriguera de mierda que ellos mismos han creado. Su...afán por establecer un orden, ¿sabes? Como un hormiguero. Sí, la sociedad es como un hormiguero, en muchos sentidos. ¿Has probado a quemar alguna vez una hormiga que vaya en fila con las otras, cerca de un hormiguero? Bueno, pues cuando una arde, las demás rompen la cola, corren de un lado para otro, desorientadas, asustadas.Y la que arde, incosncientemente, se mete en su propio hormiguero, haciéndolo arder por dentro, buscando una ayuda que nunca llega. Y así, arrastra a unas cuantas más con ella, sólo por desesperación.Y luego nos sienta mal que nos llamen animales.
A mí me llaman animal, pero yo no tengo ningún problema en admitir que lo soy. ¿Loco? No. No, para nada. Pero ¿para qué esforzarse en ocultar tus instintos? ¿tu manera de pensar? Bueno, sencillamente, para no terminar donde estoy yo. No se puede decir que me guste estar aquí, pero así han venido las ás. mo me quejo, no. El hecho de que esté aquí significa que él me ha traído aquí. Y eso, eso, sólo por eso ha merecido la pena todo. Yo aparezco, él aparece. O tal vez al revés. ¿Qué importa?
Piensa que le odio. Yo no le odio, todo lo contrario, le considero un revolucionario. Por desgracia los revolucionarios terminamos siempre en los mismos lugares. Si son escasos de luces, en la cárcel. Si destacan por "inteligencia", aquí, en el cuchitril para pirados.
El caso es que todo empezó hace una o dos semanas. O eso creo. Aquí es difícil llevar la noción del tiempo. Entran, salen, salgo, hablo con el loquero, vuelvo...nada inusual. A veces, algunos reciben visitas. Yo, por supuesto, no entro en esos algunos.
Menos hace una semana. Sí, fue una, sí.
-Tienes visita -me dijo la enfermera a través del intercomunicador de mi habitación blanca. Tengo visita, tengo visita, tengo visita. ¿Quién? Yo conozco a todo el mundo, pero nadie me conoce a mí. Y a la vez, todos me conocen, pero nadie me conoce. Y yo los conozco, pero tampoco los conozco. Sí, es complejo, pero si no tienes nada que hacer y lo piensas durante un rato, empieza a cobrar sentido. Como todo en esta vida.
No, pero me estoy llendo por las ramas, como siempre. El caso es que la enfermera llamó a los encargados de la seguridad del asilo o como se llame este retrete humano, y me ataron las esposas, y me condujeron a una sala. Era de noche, serían las once o las doce. Bueno, el caso es que la sala estaba vacía a esa hora. Todos los gorilas descerebrados estarían en las habitaciones o violando a un pobre esmirriado en las duchas.
Sólo había una persona en esa sala, que reconocí de inmediato. El niño bonito de la ciudad. "The American Playboy". Bruce Wayne. No, no es que suela ver las noticias, pero es lo que tiene estar practicamente incomunicado con el mundo exterior, que cuando te dan un momento de libertad, lo aprovechas para hacer cualquier cosa que te pueda informar de qué coño pasa fuera de esos cuatro muros. Aunque desde que no estoy yo, nada interesante en realidad.
El caso es que allí estaba él, bien guapo y hermoso, como quién dice, esperándome. Y yo, no podía rechazar tal invitación.
Ese hombre desprendía algo parecido a seguridad en sí mismo. A parte de colonia cara, claro. Sí, eso no puede faltar en un snob, claro que no.
-Joker. ¿Sabes quién soy? -me pregunta. Vaya que si lo sé.
-Algo he oído. O a lo mejor no, a lo mejor me lo he imaginado. ¿Quién dices que eres? -respondí. Ni muy serio ni excesivamente alegre. No quiero que se haga ideas equivocadas sobre mí. Empecé a reírme de mi propio chiste. Para mí, era bueno.
-Sabes quien soy -respondió él, con el mismo tono serio. Más bien lo afirmó, esta vez.
-Sí, en efecto, lo sé. Pero no quiero que te sobrevalores, Brucey. Me gusta dar cuartelillo a las cosas buenas. ¿Qué necesitas de mi? Que...halago que me visites...¿Te han mandado algún trabajito en el colegio de pijos que tenga que ver conmigo?
-Quería conocerte. Conocerte en persona. Quería que admitieras lo que has hecho. Quiero oirlo de tu boca.
-Noooooo sé a que te refieres. Para nada. No. ¿Volar el hospital? ¿Matar policías? ¿O...? -dije, acercándome, porque joder, que eso era algo para darle énfasis -¿O lo dices por cargarme a tu amiguita? -no pude aguantarlo más y tuve que retirarme de la carcajada que estalló en mí en ese momento. ¿No le ves la gracia? Por supuesto que un rico jamás visitaría a un criminal en el loquero si no fuera por algo personal. Sin obra benéfica. Bueno, no te voy a mentir, en ese momento me alegré de haber matado a la sangrijuela.
Pero vaya, a él no debió de parecerle muy divertido, porque seguía teniendo la misma expresión de amargado en la cara.
-¿Venga, qué te pasa? ¿Por qué estás tan serio? No has venido para esto, abre esa boca tuya de una vez.
Que raro. Estaba empezando a sentirme incómodo. Sin la pintura de la cara me sentía como desnudo frente a los demás. Era mi manera de mostrarme ante el mundo ocultándome al mismo tiempo. Lo primero que habían hecho cuando llegué a ese lugar era lavarme como a un perro y chutarme, por supuesto. A lo único que me ayudaba el jodido asilo era a convertirme en un drogadicto, cosa que por cierto, no era antes de venir.
El caso es que Brucey estaba muy callado, y como estaba tan callado, yo me perdí en mi pequeño mundo yupi de la observación. Los ojos del multimillonario eran azules claros. Que coindicencia. Su pelo castaño estaba peinado hacia atrás, algo desordenado del viento. Vestido en traje elegante, como no. Justo como le había visto en la tele. Pero había algo que no cuadraba. Ah, por supuesto, su mirada. Fría, no como le recordaba. Pero como ya os he dicho, que yo tuviera en mi memoria, solo había visto a ese tío en fotos y en algún que otro noticiero. Aún así, me parecía familiar.
Y claro, cabe decir que no tardé mucho en deducir la respuesta a una cuestión en la que todo parecía encajar.
Peeeeeero ese no es el tema. Me cansé del pesado silencio.
-Me aburroooo. ¿No tienes otras cosas mejores que hacer que venir a observarme? ¿Para esto me has hecho hacerte hueco en mi apretada agenda? Qué desconsiderado. Creía que los ricos teníais más modales. Ah, por cierto, siento lo de Jenni, no estés tan enfadado , ¿eh?
Sí, me llevé una ostia. Pero me hizo tanta gracia que valió la pena. Me dió fuerte. No me disgusta exactamente que la gente me pegue, así que bueno. Eso sí, con la camisa de fuerza y las esposas poco podía hacer. Y los guardias se habían largado Dios sabe donde. ¿Vigilancia extrema? Claaaro, claro que sí.
Bueno, cuando se me pasó el ataque de risa y me pude incorporar, consideré que tenía que seguir hablando, pero él se adelantó.
-Eres una rata -dijo, más bien despectivamente (claro, como no, ha).
-¿Rata? ¿Yo? Las ratas se esconden, Brucey. Se encierran en sus cloacas y corren de un lado para otro todo el día, porque se mueven por un lugar seguro, que conocen. Sin embargo, cuando están en tu cocina escapan como la carroña que son, y...¡puf!- dije haciendo un gesto de abrir las palmas de las manos -desaparecen. Seres cobardes, las ratas. Pero listas. Lo suficientemente para saber que no se pueden enfrentar a algo que les supera en tamaño e inteligencia, pero no lo suficiente para tener la capacidad de hacerlo frente. Y eso, eso es una rata. En realidad...en realidad pienso que más bien tú podrías incluirte en ese grupo de gente, ¿no Bruce? Tan...valiente de venir aquí ¿sabes? Tan...caballero de pedirme explicaciones sobre tu novia muerta. ¿Dónde estabas cuando estaba apunto de morir? No sé, pero me hago una idea...tal vez...¿tal vez hablando conmigo?
Sí, también me eché unas buenas risas de la cara que puso en ese momento.
-No sé de qué me hablas.
Paré de reir de repente, porque el tema ya no hacía tanta gracia.
-No. Claro que no lo sabes.
Otro silencio largo. Bruce era muuuuy aburrido. Y eso que ya habían pasado meses desde lo de su zorrita con traje. Además, había tenido tiempo de averiguar su pequeño secreto, cosa por la que se podría decir que tenía mi respeto. ¡Ha! Respeto. Esa es buena. Digamoslo...aprobación.
No había terminado mi hilera de pensamientos cuando Brucey se levantó bruscamente.
-Volveré mañana -dijo serio, levantando una mano en forma de despedida. ¿Mañana? ¿Por qué iba a volver?, pensé yo. Se podría decir que por primera vez en mucho tiempo me intrigaba lo que pasaría "mañana"
-¡Adioooooooooos Bats! -respondí, para después dejar salir al aire una carcajada que descargó toda mi tensión. Reir es bueno, dicen. Aunque a la gente le molesta cuando lo haces en exceso. La sociedad y sus normas finas.
Esa noche estoy seguro de que no hubiera dormido de no ser por los calmantes que me pusieron. Estaba DESEANDO que llegara la mañana siguiente.
Y cumplió de sobra con mis expectativas.
Vale, ya está el primer capítulo, ¿cómo vais? ¿Os gusta? ¿os aburre? Supongo que en el próximo cambiaré el punto de vista, porque quiero saber como piensa Brucey, que le he tenido muy abandonado.
Dejar reviews anda, ya sabeis que a todo el mundo nos gusta saber que alguien nos lee de vez en cuando para animarnos a continuar. Y gracias por leer, por cierto! Supongo que en esta historia plasmo sin darme cuenta muchos aspectos que critico en la gente que me rodea, por eso me gusta escribir este tipo de tramas.
Un saludo majs!
