Harry,
Hermione y Ron se encontraban en la sala multipropósito. Harry se
encontraba visiblemente preocupado acerca de lo que se encontraban a
punto de hacer. Una cosa era robar piel de serpiente africana arbórea
por una buena causa, y otra muy distinta era hacerlo sólo con la
venganza como único objetivo, estaba rogando que Snape no lo notara
esta vez..
Esperaban a Malfoy. Su venganza no sería gratuita
puesto que se estaban arriesgando a no menos que una condena en
Azkaban, pero valdría la pena. Harry estaba cansado de ser un mártir
y un pusilánime. Luego de este día, Malfoy estaría acabado.
Draco
entró ruidosamente, casi sin mirar alrededor. Las luces de la
habitación estaban bajas, y algunas velas diseminadas aquí y allá
permitían vislumbrar diversos cuadros en las paredes, y algunos
divanes y camas.
-¿Qué es lo que quieres Potter?- dijo Malfoy
apenas entró. -Espero que sea importante.
-Ya te lo dije Draco-
replicó Harry. –Estamos aquí sólo para tomar una cerveza de
manteca y conversar un rato. Ron y Hermione no se movieron, en sus
caras se vislumbraba el desconcierto.
-Aquí hay algo raro Potter,
y si crees que me quedaré un segundo más en este
lugar...
-¡Imperio!
Malfoy no tuvo tiempo de seguir hablando.
Harry había levantado la varita mágica y lo había sometido al
maleficio Imperius sin que se diera cuenta. Harry se debatió un
instante, consternado acerca de lo que acababa de hacer. El maleficio
Imperius era uno de los maleficios imperdonables.
Draco quería
hablar, pero su mandíbula estaba atenazada. Sus ojos revelaban un
odio profundo. Los ojos de Harry sin embargo, ya no dudaban, y cierto
matiz jocoso asomaba a su cara.
Hermione intentó hablar.
-Harry,
ten cuidado con lo que haces...
-Ya es demasiado tarde Hermione,
tu también estuviste de acuerdo con esto- dijo Harry.
Aunque por
la cabeza de Harry Potter estaban pasando algunas ideas macabras.
"Hermione no conoce todo el plan", se dijo. "Ella nunca hubiera
estado de acuerdo".
Harry hizo un movimiento con la varita, y
Malfoy tomó un vaso que se encontraba sobre una mesa cercana. Con un
visible esfuerzo, lo levantó hacia su boca y se bebió hasta el
último trago del brebaje que contenía.
-Ahora tendremos una hora
para divertirnos, Draco. Hacemos esto por tu bien, para liberarte de
esos horribles prejuicios que tienes. Ya nunca llamarás sangre
impura a Hermione otra vez.
Los ojos de Draco se pusieron en
blanco. Todo su cuerpo sufrió una convulsión y comenzó a
transformarse. El pelo rubio se le oscureció un poco, y comenzó a
crecer de forma desmesurada hasta llegar a su espalda, ensortijándose
una y otra vez en el camino. Perdió un poco de estatura, mientras
que su túnica comenzó a hinchársele a la altura del pecho. Dos
grandes protuberancias abultaron su túnica de Hogwarts. Las
facciones de Malfoy desaparecieron lentamente dando lugar a una cara
femenina y hermosa, con los dientes un poquito salidos.
Pese a
saber lo que sucedería; Harry, Hermione y Ron no salían de su
asombro al observar la figura de Hermione repetida frente a ellos,
embutida en el uniforme de Slytherin.
Harry hizo un movimiento con
la varita, y Hermione-Malfoy recuperó el control de su cuerpo hasta
la cintura, mientras que los pies seguían firmemente clavados en el
suelo.
Draco observó su cuerpo con espanto, mientras que sus
manos palpaban desesperadamente a sus nuevos pechos, y a su
desaparecida entrepierna.
-¡Te mataré por esto Potter!- gritó.
–¡Mi padre lo sabrá y...!
Harry hizo un nuevo movimiento con
la varita, y Draco volvió a quedar inmóvil.
-Poción multijugos,
Draco. Ya vez que no soy tan malo en Pociones como piensas. Hay
algunas cositas que el bastardo de Snape nunca te enseñó.
El
rostro de Harry estaba irreconocible. Por él surcaban por igual el
odio, la desesperación, la perversión, y lo macabro. Ron y Hermione
temieron que la marca de Voldemort hubiera calado ya demasiado
profundo en su alma.
-Harry- dijeron casi al unísono. –Ya lo
asustamos, ha aprendido la lección. Creo que ya es suficiente...
-No
Ron, esto recién empieza. ¿Acaso no vieron que fue lo que le pedí
a la habitación multipropósito esta vez?, ¿No se dan cuenta para
que está preparada?. ¡Lumos!
El grito de Harry tuvo su eco en
las paredes de la habitación, y una luz difusa permitió ver que era
lo que había alrededor. Lo que parecían cuadros eran en realidad
fotografías de hombres y mujeres en actitudes obscenas. Algunas
parejas solo se insinuaban desnudas desde los cuadros, mientras que
muchas otras se movían rítmicamente al latir de las más variadas
posiciones sexuales.
Toda la habitación estaba llena de camas,
mientras que de la pared del fondo colgaban instrumentos fálicos de
los más variados tamaños. Ron y Hermione no tuvieron tiempo para
seguir observando la habitación, pues Harry había hecho otro
movimiento con la varita y Malfoy-Hermione se estaba
desnudando.
-¡Harry!, ¡Por favor!- dijo Hermione espantada. Pero
lo dijo con poca convicción, sin poder dejar de mirar.
Ron no
dijo nada. Harry lo observó de soslayo mientras Hermione-Malfoy
terminaba de desvestirse y afloraban unos grandes pechos, y un monte
de Venus apenas salpicado de vegetación. Ambos miraron a la
verdadera Hermione. No imaginaban que tuviera tan buen cuerpo debajo
de esa túnica anodina. Hermione-Malfoy temblaba ligeramente de ira.
No podía sustraerse al maleficio Imperius, y observaba con los ojos
llenos de terror a sus tres verdugos. La mirada perdida de los ojos
femeninos, y la boca carnosa un poco crispada le daban un aspecto
sensual.
Harry bajó la varita bruscamente y Hermione-Malfoy cayó
de bruces, quedando sostenida por sus manos y rodillas, a cuatro
patas.
-No te llamaremos Hermione porque es un insulto a mi
compañera y amiga, ni tampoco Malfoy pues nos arruinaría la ilusión
de lo que estamos a punto de hacer, así que ¿Cómo podríamos
llamarte?, ¡Ah!, ya lo sé... Te llamaré "Perrita". Hoy serás
nuestra perrita, Draco. Te daremos una noche que nunca
olvidarás...
Harry hizo un movimiento con la varita, y frunció
el ceño. Al parecer controlaría a Malfoy a un nivel superior.
-Ven
aquí "Perrita"- dijo Harry. En el rostro de Hermione-Malfoy hubo
una transformación, bajo la voluntad de Harry tomó una mirada de
lascivia y de perversión. Los ojos se entrecerraron, y con la
respiración agitada comenzó a pasarse la lengua por los labios y
las paletas prominentes. Comenzó a moverse a cuatro patas hacia
Harry, girando ocasionalmente para elevar el trasero y enseñarles a
los tres su ano y su vagina casi lampiña. La cabeza de largos
cabellos alborotados giró hacia ellos, y les regaló un guiño de
picardía.
La túnica de Harry se inflamó en su entrepierna
producto de una brusca erección. A Ron le ocurrió lo mismo e
intentó esconderlo. Harry por el contrario, dejó que
Hermione-Malfoy se acercara y le acariciara la abultada entrepierna.
Ron observaba con los ojos terriblemente abiertos, mientras que
Hermione tenía la mirada perdida, mientras su doble le quitaba la
túnica de mago a Harry con sus manos delicadas, dejando al
descubierto un tieso pene juvenil, que latía ocasionalmente con el
paso de la sangre.
Hermione-Malfoy aferró el pene de Harry con
dulzura, y lo besó tiernamente en el glande. Harry sonrió y
dijo:
-Vamos a ver si Draco tiene algo que decirnos- dicho lo
cual, efectuó un nuevo pase con la varita. El rostro de
Hermione-Malfoy se desfiguró. Sus hermosos cachetes se pusieron
rojos y el pelo ensortijado se alborotaba aún más mientras gritaba.
Únicamente su rostro había recuperado la movilidad, el resto del
cuerpo seguía moviéndose sensualmente, mientras su mano masturbaba
lentamente a Harry. Los carnosos labios de Hermione-Malfoy no paraban
de maldecir.
-¡No puedes hacerme esto Potter!, ¡Lo sabrán
todos!, ¡Sabrán que hiciste el maleficio Imperius y terminarás en
Azkaban!, ¡No te olvides que yo... Humfff,
glubbb...!
Hermione-Malfoy no pudo seguir hablando pues el pene de
Harry penetraba profundamente dentro de su garganta. Harry lo
controlaba otra vez y en su rostro, poseído por el maleficio, se
reflejaba nuevamente un inmenso placer.
-Ya basta Harry, por
favor...- dijo Hermione. Esta vez su voz temblaba ligeramente,
mientras sus labios se abrían y cerraban lentamente con el ritmo su
respiración acelerada. Su voz estaba completamente despejada de
convencimiento, y su mano se aferraba involuntariamente a su
entrepierna.
Hermione-Malfoy seguía chupando ruidosamente el pene
de Harry, se ayudaba con las grandes paletas para morder suavemente
la cabeza y luego se tragaba el instrumento por completo con rítmicos
y expertos movimientos. Asombrosamente, la doble de Hermione poseía
las viejas paletas de la chica, como las tenía antes de que Madam
Pomfrey se las achicara. Exceptuando esto, ambas eran idénticas.
Ron
tenía la mirada desencajada. No aprobaba lo que estaba sucediendo,
pero por otra parte parecía ser la oportunidad de hacer realidad
ciertos pensamientos que ocuparon su mente en húmedas e
interminables noches. Harry pareció adivinar los pensamientos de su
amigo, pues realizó un nuevo movimiento con la varita y
Hermione-Malfoy comenzó a agitar su trasero, invitadoramente, en
forma lenta y sensual, sin dejar de chupetear golosamente el miembro
de Harry.
Ron se deshizo rápidamente de su túnica y se colocó
detrás de Hermione-Malfoy que todavía estaba en cuatro patas. Apoyó
su miembro hinchado contra la vagina que se dilataba invitadoramente,
y empujó. Rápidamente, su pene fue devorado por la cuevita caliente
y chorreante de Hermione-Malfoy. Ron comenzó a moverse ritmicamente
asombrado y febril.
-¿Tu hiciste eso Harry?. ¿Tu la obligaste a
dilatarse y a lubricarse?- preguntó Ron, sin dejar de moverse.
-No
Ron, yo no lo hice. Pero no olvides que éste es un cuerpo de mujer.
Debería comportarse como tal.
Lo interrumpió un profundo gemido
de placer, proferido por Hermione-Malfoy. El sonido se oyó ahogado
por el miembro de Harry.
-¡Hey Ron! –dijo Harry sorprendido.
-¡Parece que lo estás haciendo bien!.
Ron seguía bombeando con
fuerza, cada vez más profunda y ruidosamente. Sus piernas golpeaban
contra los glúteos perfectos y firmes de Hermione, mientras que los
grandes pechos de esta se bamboleaban hacia delante y hacia
atrás.
Hermione-Malfoy redobló la furia de sus chupadas. Se
hicieron más profundas y violentas, y Harry tomado por sorpresa no
pudo evitar la eyaculación. Ayudándose con las manos, Hermione
frotó el pene de Harry en cada rítmico impulso, mientras succiona
fuertemente tragando cada chorro de semen caliente. Harry se
tranquilizó un poco, mientras su miembro se ponía fláccido.
Hermione-Malfoy sin embargo no dejaba de succionar hasta la última
gota y tragaba estrepitosamente como si estuviera saciando una sed de
siglos.
-Hey Harry- dijo Ron lentamente. –Mira eso.
Miró en
la dirección en la que Ron señalaba, y sus ojos no pudieron
creerlo. La verdadera Hermione había levantado su túnica, se había
bajado sus bombachitas color rosado, y se frotaba furiosamente el
clítoris mientras su cara se contorsionaba de placer.
-Voy a
ayudarla Ron, tu no descuides el control Imperius sobre nuestra
"Perrita".
Harry le sacó el pene semi-flaccido de la boca, y
se dirigió hacia la cama donde Hermione se retorcía con sus piernas
abiertas. Se acercó despacio, y la desvistió con lentitud. Harry
averiguó entonces porqué no se había percatado de que su amiga
tenía por lo menos 100 de pechos, aunque la veía todos los días.
Apenas levantó su túnica, vio que un corpiño-corset comprimía las
grandes tetas de Hermione. Comenzó a desabrocharlo, mientras los
gritos de placer de Hermione-Malfoy llenaban la habitación
multipropósito, cuando llegaba al orgasmo una y otra vez.
Ron
hacía cada tanto un movimiento sostenido de varita, gritando
"¡Orgiasticus!". Eso parecía mantener y prolongar los orgasmos
de Hermione-Malfoy. Mantuvo uno durante diez interminables minutos,
dando latigazos de placer con su varita, mientras el cuerpo
perfectamente proporcionado que estaba penetrando se estremecía una
y otra vez. Hermione-Malfoy estaba enloquecida. Gritaba, se pasaba la
lengua por los labios, se estrujaba los pechos con las manos...
Otro
gritito proferido con la misma voz, provino desde el lugar en donde
se encontraba Harry. Ya había liberado las tetas de la Hermione
verdadera, que se mecían y pendulaban mientras Harry le daba largos
y profundos besos a los pezones enrojecidos y erectos. Con su mano
jugueteaba lentamente en la vagina cada vez más lubricada,
alternando los besos en los pechos con profundos y húmedos besos de
lengua, a los que Hermione respondía con deleite.
El miembro de
Harry comenzó a endurecerse otra vez, y se enderezó rápidamente.
En los ojos de Hermione cruzó una fugaz nota de picardía y
agachándose un poco, le dio dos o tres profundas chupadas para
lubricarlo y se lo colocó entre los enormes pechos.
Harry se
paró, mientras su amiga continuaba sentada en la cama masajeándole
el miembro con sus pechos húmedos de su propia saliva. El glande se
asomaba una y otra vez por entre los tiernos senos, y cuando la
cabeza del pene de Harry golpeaba el mentón de Hermione, ésta
sacaba su lengua y le brindaba unos hábiles lengüetazos.
-¡Quiero
tu leche Ron!- gritó entonces Hermione-Malfoy. Seguía a cuatro
patas, pero su espalda se arqueaba como la de una serpiente, mientras
empujaba con fuerza para que ni un centímetro del pene de Ron
quedase fuera de su ardiente vagina.
-No te pases Ron- le dijo
Harry. –Queremos que siga vivo después de esto.
-¡Te juro que
yo no lo obligué a moverse, ni a decir nada!, ¡Hace cinco minutos
que perdí el control del maleficio Imperius!
-¡Llename la concha
de leche caliente, Ron!, ¡Soy Hermione la puta!. ¡Soy una puta y
merezco ser cogida y penetrada por ustedes! –gritaba
Hermione-Malfoy.
Harry se cohibió un poco. No quería que se le
faltara el respeto a Hermione, pero el no estaba controlándola en
ese momento, debía de ser Ron. Últimamente no se estaban llevando
bien.
-¡SOY UNA PUUUTTAAA!
Los alaridos de Hermione-Malfoy
llenaban el ambiente.
-¡Ya basta Ron!- dijo Harry.
-¡Te juro
que no estoy haciendo nada!- replicó Ron desesperado. -¡Ya cállate
puta!- le gritó a Hermione-Malfoy mientras golpeaba fuertemente sus
nalgas.
-¡SI, SOY UNA PUTA!, ¡CACHETEÁ A LA MALA DE
HERMIONE!
Un último orgasmo apocalíptico recorrió el cuerpo de
Hermione-Malfoy, los músculos vaginales se contraían estrujando el
pene de Ron. Esto lo excitó tanto que bombeó su semen hirviente
dentro su vagina, mientras ambos gritaban de placer.
Por otra
parte, los gritos obscenos de Hermione-Malfoy no ofendieron a la
verdadera hechicera, que parecía por esos momentos querer corroborar
lo que su doble gritaba hacía unos instantes. Había casi arrojado
de espaldas a Harry sobre la cama, y devoraba su miembro con
movimientos expertos. Una vez lo tuvo bien duro, se sentó con fuerza
sobre el mago adolescente, una y otra vez. Cada vez que se sentaba,
sus pechos saltaban, y Harry sentía como los jugos de Hermione lo
empapaban.
-Parece que no fue Búlgaro lo único que aprendiste de
Viktor...- susurró Harry.
Hermione se sonrojó pero no se detuvo,
y continuó con sus saltos desbocados.
Ron estaba exhausto en un
rincón, y por un instante, Harry se preguntó donde estaría
Hermione-Malfoy. No llegó a preguntárselo, que la vio encaramarse
por detrás de la verdadera Hermione, masajándo sus pechos, y
frotando los propios en la espalda de la chica.
La escena lésbica
fue mucho más de lo que Harry imaginó que sucedería. Se preguntó
si el aire de la habitación no tendría algún tipo de afrodisíaco,
puesto que ya a estas alturas, ninguno de ellos parecía estar en sus
cabales. Decidió no preguntarse tonterías, y dedicarse a
disfrutarlo. Agarró el trasero de Hermione con ambas manos, mientras
Hermione-Malfoy comenzaba a chupetear los inmensos pechos de la
chica, alternando los chupeteos, ofreciendo a chupar a Hermione sus
pechos duplicados.
Ron se incorporó, y al ver como las dos
Hermiones se besuqueaban los pechos, dándose profundos besos de
lengua de tanto en tanto, recuperó la erección de inmediato.
Se
acercó nuevamente a Hermione-Malfoy, la puso en posición y...
-Un
momento Ron, es mi turno- dijo Harry.
Se separó de Hermione, y se
incorporó de pie en la cama. Las cabezas de las dos Hermiones se
encontraban a la altura del pene de Harry, y comenzaron a chuparlo a
dúo. Hacían un nido húmedo con sus dos bocas y lenguas, que se
rozaban al chupar el miembro cada vez mas duro de Harry. Las dejó
hacer un rato, mientras Ron lo miraba expectante.
La verdadera
Hermione se separó de Harry, dejando a Hermione-Malfoy otra vez
prendida con la boca al pene de Harry como si la vida se le fuera en
eso. Se dirigió hacia donde estaba Ron y le dijo.
-Siempre quise
hacer esto. Cada vez que peleábamos, te imaginaba poseyéndome,
Ron.
Ron tragó saliva, y se puso aún más colorado (si eso era
posible), mientras la cabeza de Hermione bajaba lentamente y
comenzaba a lengüetear su pene.
Harry había colocado otra vez en
cuatro patas a Hermione-Malfoy, que se agitaba nerviosa como una
verdadera perrita en celo.
-Ahora voy a darte algo más. Esta vez
dolerá un poco, pero te vas a acostumbrar- dijo Harry. –Levantá
un poco más la colita "Perrita".
Hermione-Malfoy levantó su
trasero, ofreciendo su ano rosado y pequeño.
-Ron exploró el
otro agujero, así que es justo que a mi me corresponda este. Pero
esto no sería una venganza sin un poco de dolor, así que vamos a
hacerlo más interesante...
Las palabras de Harry llamaron la
atención de las dos Hermiones. La verdadera se giró para
observarlos, y ambas Hermiones quedaron cara a cara.
-Harry...
cuidado- dijo Hermione. –Ese es territorio inexplorado aún...
Ron
se encontraba detrás de la verdadera Hermione, y se estremeció al
oírla decir eso, mientras que Harry estaba colocado detrás de la
falsa con una sonrisa enigmática.
Harry levantó la varita y
gritó: -¡Enlargius!. Ron lo miró extrañado, pero la Hermione
verdadera (que conocía al parecer absolutamente todos los hechizos
del mundo), sonrió y se sonrojó un poco.
Hermione-Malfoy tenía
los ojos cerrados, y una expresión expectante en la cara, de manera
que no podía ver lo que sucedía a sus espaldas. Sin embargo, Ron y
Hermione que ya habían comenzado a moverse al ritmo del sexo, no
apartaron sus ojos de la pareja que tenían enfrente.
Bajo el
efecto del hechizo, el miembro de Harry comenzó a crecer y a
engrosarse, llegando a alcanzar un largo que sobrepasaba los treinta
centímetros. Mientras masajeaba su monstruoso pene, con la otra mano
comenzó a frotar la vagina de la falsa Hermione, que chorreaba y
latía, roja e hinchada. Con sus jugos embadurnó el ano que se
dilataba invitadoramente.
Apoyó la gran cabeza en la entrada de
la estrecha abertura y empujó.
El rostro de Hermione-Malfoy se
contorsionó en una mueca de dolor y placer, sus ojos se abrieron
como platos, mientras profería un alarido incontenible. El pene de
Harry desfloraba el ano ahora enrojecido y palpitante, mientras se
abría paso con dificultad en los estrujones de los esfínteres de la
chica. Ella se mordía el labio inferior, mientras algunas lágrimas
escapaban de sus ojos, pero poco a poco, los gemidos se convertían
en profundos suspiros, y el cuerpo inmóvil hacía unos instantes
comenzaba a moverse para acompañar los poderosos envites del miembro
que recorría su culo.
Hermione le hizo una seña a Ron, que sacó
su pene empapado de la cueva de la chica, y lo introdujo casi sin
esfuerzo en su ano. Ron miraba pasmado como su miembro entraba y
salía una y otra vez, y los gemidos de dos Hermiones perdiendo su
virginidad anal a la vez, amenazaban con obligarlo a correrse de
inmediato. Sin embargo se controló, y al mirar hacia delante,
observó como las dos chicas comenzaban a darse profundos besos de
lengua.
La verdadera Hermione se introducía dos dedos en la
vagina, masajeándo su clítoris ocasionalmente. Aunque la falsa,
parecía no tener suficiente. Había manoteado uno de los
instrumentos fálicos que colgaban en las paredes (una réplica de
gran tamaño), y se lo introducía con violencia en la vagina,
mientras Harry no dejaba de bombear por detrás con su miembro
mágicamente aumentado.
Los gigantescos pechos de las Hermiones se
movían rítmicamente, y eran masajeados por detrás por ambos
chicos, los gemidos de los cuatro se entremezclaban en el aire,
esparciendo las notas de una orgía sinfónica.
Alcanzaron el
orgasmo al unísono. Ron se introdujo con violencia en el ano de
Hermione, mientras la chica se penetraba profundamente con sus dedos.
Harry hizo desaparecer por completo el enorme miembro dentro del culo
de Hermione-Malfoy, lo que la excitó tanto, que empujó el
consolador hasta el fondo de su vagina.
Un grito sostenido surgió
de las cuatro gargantas, y los rectos de ambas chicas fueron
inundados de semen, mientras sus propios jugos no paraban de
escurrirse por sus piernas.
Descansaron unos minutos y se
levantaron. La hora estaba a punto de cumplirse, así que Harry
retiró su pene del ano aún latiente de Hermione-Malfoy, y comenzó
a vestirse.
Todos se incorporaron, excepto la falsa Hermione, que
se estremecía de placer, sin dejar de introducirse el consolador. Le
quitaron el instrumento y entre los tres le colocaron su antigua
túnica, y esperaron a que pase el efecto de la poción
multijugos.
Lentamente, el rostro de Hermione desapareció, junto
con los pechos y el largo cabello, y unos segundos más tarde Draco
Malfoy había recuperado su forma original. Se incorporó en la cama,
pero al sentarse profirió un leve quejido de dolor. Se levantó con
esfuerzo, y se dirigió rengueando hacia la puerta sin proferir
palabra.
Les dirigió una última mirada. En su rostro no podía
adivinarse ningún tipo de emoción. Miró uno a uno a Harry que ya
se encontraba vestido, y poseía un indisimulable bulto entre sus
piernas; y a Ron y Hermione que aún estaba desnudos. Ron demostraba
con su desnudez que los Weasley eran totalmente pelirrojos, mientras
que Hermione cerraba las piernas para impedir que el semen de Ron
continuara resbalando desde su ano hasta el suelo.
Dio media
vuelta y salió de la habitación atropelladamente.
Hermione miró
a sus amigos con expresión preocupada.
-¿Crees que nos delatará
Harry?- preguntó.
La pregunta de Harry la descolocó.
-¿Cuántas
dosis de poción multijugo habías preparado, Hermione?
-Preparé
un caldero completo, y llené las dos botellas de cerveza de manteca
que están sobre aquella mesa.
-¡Las botellas!- gritó Ron.
-¿Qué
pasa con las botellas?- preguntó Hermione.
-¡Han
desaparecido!.
Al otro día, mientras que se hallaban en la
sala común, charlaban en voz baja, observando a la mesa de
Slytherin.
-Parece que Malfoy no nos delató- dijo Harry.
-Y
también parece que aún tiene dificultades para sentarse- dijo Ron
con sorna.
Hermione se rió con una corta carcajada y sus pechos
se bambolearon al ritmo de la risa. Había decidido no volver a usar
el corset, y todos los varones de la mesa de Gryffindor tenían
dificultades para esquivar la mirada, y meterse la comida en la
boca.
-Bueno, él no es el único que se llevó un souvenir de
ésta aventura. Aún no he logrado que vuelva a su tamaño normal.-
dijo Harry apesadumbrado.
-No importa- dijo Hermione. –Un rumor
más que engrosará la leyenda del gran Harry Potter, ¿o porqué no
Harry "El Dotado" Potter?
-Ya basta Hermione- dijo Harry.
-No
te enojes- replicó Hermione. –Sabes que soy tu amiga y no lo digo
con mala intención.
Tomó las manos de Harry entre las suyas y
las estrechó. Harry sonrió un poco, y se dio cuenta que su amiga le
había pasado un papel durante el apretón.
Lo leyó rápidamente:
"Esta noche. Misma hora, mismo lugar"
-He invitado a Cho.
Tiene mucho interés en comprobar tus nuevas "aptitudes"- susurró
Hermione.
Harry levantó la mirada, y vio que Hermione le estaba
haciendo un guiño. Con el rabillo del ojo vio como Cho Chang le
hacía una caída de párpados desde la mesa de Ravenclaw.
Una mano recorrió fugazmente su entrepierna, que comenzó a abultarse y abultarse, Harry temió que nunca parara de crecer...
