LLAVE DE ULTRATUMBA

¡He aquí de nuevo! A pesar de haber pasado tanto tiempo U.U he decidido rehacer y retomar la actividad en esta historia! :D

Puesto que es la secuela de la primera historia que hice en fanfic, además de haber disfrutado tanto su desarrollo, le cogí un gran cariño, así que no podía dejarla incompleta y mucho menos borrarla U.U

Y como soy consciente de todo el tiempo que ha pasado ya, y de que tal vez no muchos han leído la primera, he decidido hacer un pequeño resumen, por si acaso ;)

Roxas se embarca a su primer día como un alumno de preparatoria, con sus amigos Sora, Naminé, Hayner, Pence, Olette, Xion, Lea, Riku y Kairi.

Pero no contaba con que ese primer día llegaría también a la escuela un chico idéntico en apariencia a él.

Luego de todos los esfuerzos de sus amigos para que se conocieran, el chico se presenta bajo el nombre de Ventus.

Roxas no puede evitar sentir una incomodidad bastante aterradora, y junto a esto, tiene una serie de sueños muy extraños.

A pesar de todo, ellos se hacen muy buenos amigos, sin embargo poco a poco comienzan a sospechar de que Ventus está ocultando algo.

Avanzando en la historia, Roxas descubre que tiene un hermano gemelo y que es nada mas y nada menos que Ventus. Sin embargo, Roxas no está muy seguro de decírselo, y mira en silencio como la madre adoptiva y el novio de ella, siguen maltratando a su hermano. Sin mencionar la serie de acosos que algunos de sus amigos han sufrido por parte de un ser misterioso.

La situación se pone más tensa cuando Roxas escucha una extraña historia sobre la llave que Ventus le había obsequiado y cuando el extraño los reúne a todos (exceptuando a Ventus), para revelar una terrible verdad.

"La leyenda cuenta que en la antigüedad, algunas personas, incapaces de aceptar la muerte de sus seres queridos, los encerraban en ataúdes muy especiales. Podían ser cerrados con una llave única capaz de ahuyentar a la muerte de ellos y así evitar, de alguna forma, que abandonaran su vida por completo".

Entonces la muerte, que se revela ante Roxas y sus amigos, bajo el nombre de Vanitas, le dice que tanto él como Ventus sufrieron un terrible accidente hace 8 años, y uno de ellos murió. Pero gracias a que el hermano vivo encerró al otro con la llave especial, no podía completar su tarea para llevárselo, y que por ende, seguía existiendo en un mundo de mentira creado por el vivo.

Vanitas le da la oportunidad a Roxas, de competir contra Ventus para que decidan a quién debería llevarse.

Pero los hermanos no tienen intenciones de luchar contra el otro y en cambio, Roxas convence a Ventus para que sea él el que use la llave y decida su destino.

Al final, independientemente de la verdad, Ventus salva a su hermano menor y se sacrifica para que siga viviendo.

Entonces Roxas despierta y descubre que es estuvo en coma desde aquel accidente de hace 8 años, y que todo había sido parte de un "sueño" creado a partir de las vivencias que le contaban sus amigos cuando él estaba dormido.

Ventus había muerto.

Bueno, ese es el "resumen" de la historia anterior, y creo que con esto la historia puede entenderse mejor, sin necesidad de haber leído la anterior (aunque si alguien puede darse el tiempo para leerla también, sería genial XD)

La verdad, en la otra hice 2 finales, pero he tomado el primero como el "oficial" para seguir con la historia.

Sin más preámbulos, ¡espero que disfruten esta historia recién traída de vuelta a la vida! XD


CAPITULO 1 ¿Nueva vida ordinaria?

Abrió los ojos totalmente agitado, por la gran oscuridad que había en ese extraño lugar, había un silencio absoluto, tanto, que escuchó el crujir de las maderas del piso cuando se levantó. Observó con determinación el lugar, había una ventana cubierta por trapos de donde emanaba una pequeña luz por los agujeros, también observó una puerta desgastada frente a él, tenía unos símbolos muy extraños.

-¡Roxas!-escuchó un llamado, y alguien que forcejeo la puerta.

-¿Ventus?-preguntó él, se acercó justo cuando pararon de forcejearla.

-¡Por aquí!-le gritó nuevamente, ésta vez miró un pequeño agujero justo a un lado de la puerta, por donde se asomaban unos ojos azules y unos dedos.

-Ventus-susurró a punto de llorar. -te sacaré de ahí.

Roxas intentó asomarse distinguiendo algo de lo que había dentro de esa habitación, lo único que alumbraba era una pequeña vela, más allá de Ventus había una infinita penumbra, se escuchaban unas risas a lo lejos.

Forcejeo la puerta con todas sus fuerzas, pero no fue capaz de siquiera moverla, pues había algo que la mantenía de esa forma…

Gracias a la débil flama de la vela que estaba arriba de la puerta, pudo lograr ver una curiosa cerradura, mucho mas reluciente y nueva que la propia puerta. Era de color oro, destellando de a ratos con la luz arriba, Roxas hasta pudo ver su propio reflejo en ella.

El agujero de la cerradura era pequeñísimo, apenas visible en medio.

-Buscaré la llave-alcanzó a decir mientras comenzaba a mirar a todo su alrededor.

-¡Roxas!-Ventus volvió a sacar sus dedos por el agujero, como queriendo alcanzar a su hermano.

-¡Roxas! ¡Roxas! ¿Te vas a ir?

-Buscaré la llave…-Roxas examinó con mas detenimiento aquel pequeño agujero… aunque fue difícil debido a la oscuridad no tan profunda, sus dedos palparon la forma casi como la de una cruz.

-¡No! ¡No debes! ¡Roxas! ¡No vayas! ¡No la busques!¡Quédate conmigo aquí!-Ventus gritaba con tal desesperación, que su voz se quebraba en llanto, -¡Por favor, Roxas! ¡No lo hagas!

Roxas se agachó junto al agujero, cuidando de que sus respiraciones no llegaran hasta la pequeña flama dentro de ese lugar, y dejar a su hermano mayor en las penumbras.

No sabía qué decir a las súplicas de su hermano.

Su mente le gritaba que debía abrir esa puerta a como diera lugar, pero el corazón se le desmoronaba con cada súplica que escuchaba… perdiendo la fuerza, como una estatua con la mente en blanco, consciente de que el tiempo que pasaba decidiendo era una de las mas terribles torturas para su alma.

"Estaré aquí, en tus sueños más profundos, pero ya no será como parte de una pesadilla. Esperare días, semanas y hasta años… Hasta que volvamos a reunirnos, porque ni la muerte podrá separarnos de nuestra promesa. Hasta pronto, Roxas"

Las palabras de un breve recuerdo que se alejaba con cada palpitar, fueron silenciadas por eco de una risa descontrolada, junto con el sonido de un rechinido dentro de esa habitación.

En ese instante Roxas despertó, el cálido viento que entraba por la ventana de su cuarto lo hizo tranquilizarse.

Pero lo hacía sentir tan molesto al respecto, de que un día fuera tan cálido, a pesar de que su interior se sentía tan frío desde…

-Tan solo… otro sueño-susurró, el viento matinal volvió a acosarlo, recién estaba amaneciendo, eso solo significaba.

-Hoy es tu primer día escolar desde hace ocho años, ¿no estás nervioso, hijo?-preguntó una mujer que preparaba el desayuno en la cocina, viró para ver al joven que alistaba sus cosas de mala gana.

No es que a Roxas le molestara ir a la escuela luego de tanto tiempo que dijeron se había ausentado. Más bien era por todas las veces que sus amigos y familia se habían encargado en recordárselo ¡Hasta los doctores! La última vez que fue a hacerse un chequeo.

Pasaron tres meses y una semana, desde que había despertado del coma.

Roxas y sus padres se habían esforzado porque el fuera en el mismo nivel académico que los chicos de su edad.

Tomó clases especiales desde su despertar, y cuando llegó el examen de admisión para el segundo años de preparatoria, ¡Roxas lo consiguió!

Aunque todos lo alabaron por haberse aprendido 8 años de estudio en ese tiempo récord, el no estaba nada sorprendido, porque mientras estuvo "dormido" como ellos dicen, el vivió en un mundo donde siempre fue a clases.

Esa era otra de las razones por las que aún estaba reacio a creer que había estado soñando…

Sin embargo, en días como ese, donde sus energías para llevarle la contraria al mundo estaban apagadas, se limitó a seguir la corriente.

De pronto, recordó la promesa de sus amigos, de que caminarían juntos hacia la escuela el primer día…

"Es muy extraño que no haya señales de nadie"

Pero en lugar de relajarse, comenzó a desconfiar y a tener la corazonada de que iba a ser un día agitado. Lleno de las locuras de todos sus amigos ¿Hayner o Lea le jugarían una broma en su primer día?

Muchas veces lo insinuaron…

Se golpeo las mejillas negando con la cabeza.

"Dudo que tengan el valor para hacer algo así"

-¿Estarás bien?- preguntó su madre, ella que había estado observando los diferentes cambios de actitud en Roxas, mientras pensaba y terminaba su desayuno.

-Estoy bien.

-Pues si quieres, podrías quedarte otra semana…

-No te pongas así, mamá. Voy a estar bien. Regresaré en la tarde.- aunque estaba malhumorado porque su mamá seguía tratándolo como a un bebé, al final le agradeció por esa preocupación.

Poco después salió de su casa, celebrando una vez más, que nadie se había aparecido para arruinarle la mañana y molestarlo como el año pasado… pero, tal vez eso nunca había pasado, ellos dijeron que lo había soñado ¿nunca pasó?

"Sí. Todos piensan eso. Para todos, las vivencias de mi primer año en la preparatoria, nunca existieron… ni siquiera cuando conocimos a Ventus"

-Buenos días, Roxas.

En la esquina de la parada de autobús, como si llevara poco tiempo esperando, una chica rubia le sonreía y le hacía señas con la mano.

-Buenos días.-le devolvió el saludo sintiéndose más que raro, como un tonto adormilado, no sabía por qué, pero el pensamiento latente de que su primer año de preparatoria era ficticio, le hizo sentir que esa chica, junto con todos sus amigos, resultaban ser unos desconocidos para el.

Entonces solo los conocía por suposiciones dentro de ese sueño ¿no?

No tenía idea de cómo eran en realidad…

Toda esa incertidumbre que lo acongojaba, fue captado por la joven rubia de expresión pacífica y tranquila

-¿Te sientes bien? Si es muy pronto, podrías posponer las clases.

Roxas negó con la cabeza, -No, estoy bien.-lo menos que quería era desistir otra semana, soportando las condolencias de las personas y seguir siendo tratado como un bebé por sus padres.

-Muy bien, entonces vamos.-le sonrió ella, Roxas solo puso asentir.

El autobús llegó y una vez más, Roxas se sintió asombrado por la gran similitud que todo tenía con respecto a su sueño.

La propaganda en la parte superior del transporte, con eventos que había visto anunciados en el pasado. Cosas como la continuación de la gira de ese cantante pop por la ciudad, el estreno de una película cuyo tráiler vio en "su sueño".

La inauguración de un nuevo parque acuático del que fue consciente que sería construido.

Incluso aquella sensación incómoda de los asientos del transporte. Era el mismo escozor de la piel de sus brazos contra el respaldo y ese olor a aromatizante barato que solía causarle alergia a veces.

¿Cómo era posible que conociera y recordara esos detalles? Si todo fue una mera fantasía.

Si fue un mundo creado a partir de lo que le contaron sus amigos.

Pero ninguno le fue con detalles como eso, mucho menos con cosas que solo a Roxas podían molestarle.

El vivía en el mismo vecindario que Naminé, Xion y Lea. Y ninguno tuvo problemas con los asientos o el aromatizante…

¿entonces cómo podía recordar eso?

Pudieron haberle contado sobre los eventos, pero esa serie de detalles todavía lo intrigaban y no terminaban por convencerlo.

"Es como si una parte de mi todavía buscara con desesperación pruebas… de que todo lo que soñé fue verdad… y de que aún tengo oportunidad de…"

-Aquí nos bajamos, Roxas.

La voz de Naminé lo sacó de su trance.

Siguió a su compañera en silencio, todavía adormecido con todas esas dudas que surgieron atrás.

El sendero estaba lleno de estudiantes y de hojas de todos esos árboles que rodeaban el camino.

Era la primavera, pero el viento las desprendía muy fácil al estar ya resentidas de toda una noche de fuertes vientos helados.

Eran los vestigios del invierno, o eso escuchó opinar a su padre, cuando justo ayer barría todas esas hojas de mala gana, en el jardín de la casa.

El trayecto de caminata fue corto, antes de poder ver los edificios de la escuela.

Una vez mas, Roxas tuvo la impresión de que no era la primera vez que los veía, y de que su sueño fue todo verdad.

Cuando vio aquel reloj reluciente en tonos negros y blancos, resplandecer con la luz del día. Y la placa de metal que formaba parte del marco que lo adornaba, balanceándose con el viento, un detalle que no muchos habían notado, pero que Roxas se dio cuenta en uno de esos días aburridos del año pasado.

El recinto escolar eran unos cuatro edificios de diferentes tamaños, con formas rectangulares. Desde lejos se veían amontonados, pero estando cerca podías ver bien su separación.

Se conectaban entre sí por pasillos con vista a los patios y jardines de la escuela. Rodeados por pilares de color marrón y techados.

Desde lejos, también podías ver el área deportiva designada al club de fútbol y tenis.

Pasando al fin el gran umbral escolar, sus sospechas de que nada había cambiado de lo que recordaba, fueron ciertas.

Con el enorme patio de entrada, aquella fuente del ángel como primer objeto de atención a sus miradas…

Los bancos y mesas de descanso en áreas con césped.

E incluso el mismo ambiente, con el montón de alumnos que se reunían para hablar o buscar su salón de clase.

Para su desgracia, Roxas no tardó mucho en escuchar un par de voces conocidas. Para ser más específicos, era la voz de Lea, el único amigo que tenía que era un año mayor que él. Y Seifer, enemigo natural de Roxas y líder de la pandilla buscapleitos de la escuela.

De nuevo, Roxas captó la atención de Naminé con aquel resoplido de antipatía por lo que imaginaba venir si daban con él.

Ella sonrió un poco y le sugirió que fueran juntos a buscar el grupo en el que les tocaba, pero una chica desconocida para el rubio, comenzó a llamar a Naminé.

Sin embargo, ella se quedó en silencio y no se movió de su lugar.

Por primera vez en la vida, Roxas captó lo que pasaba con ella y le dio luz verde para que se fuera.

-Yo voy a estar bien. Aunque nadie lo crea, no es la primera vez que busco el grupo que me toca.

-¿Estarás bien?

-Estaré bien… mientras Lea o ese Seifer no se aparezcan.

Naminé se echó a reír un poco divertida con el humor en el que Roxas estaba tomando las cosas.

-Está bien entonces, te veré en la clase tal vez.

Y con eso, se alejó del rubio directo a un grupito de chicas que le preguntaban sobre la clase en la que le había tocado.

Y aunque se le veía contenta, Roxas todavía pudo percibir que lo miraba de reojo, como si estuviera cuidándolo.

¿Qué les pasaba a todos, tratándolo todavía como a un niño pequeño?

Vio esa conducta mucho más remarcada en el sexo femenino, cuando Xion le contaba el significado de cada cosa casi como si fuera un diccionario viviente, y Olette intentando instruirlo en la forma de comer ¡ahora hasta Naminé! Intentando no apartarlo de su vista.

¿Qué es lo que pasaba por su mente? ¿Pensarían que Roxas estaba discapacitado o que necesitaba atención especial?

Sea como sea, aún dentro de su "sueño", el nunca llegó a entender a las chicas ni el por qué actuaban como actuaban.

Hace poco Lea le había dicho que las chicas eran controles difíciles de manejar y que tenías que cuidar de no presionar los botones equivocados con ellas… ¡pero esa extraña filosofía solo lo confundió mas!

"Bah, no tiene caso seguir intentando sobre algo que a la larga no le veo importancia"

Entonces se dio la vuelta para buscar el dichoso tablón que contenía la lista con nombres y grupos, pero justo en ese instante alguien se le atravesó y ambos chocaron.

-¡Oh, cielos! Soy tan descuidada, disculpame.

La joven, todavía con una mano en la nariz, que de seguro se había golpeado en el encuentro, palmeó el brazo de Roxas en busca de su respuesta.

-No importa. Yo también me distraje.

Cuando ella por fin dejó descubrir su propio rostro, al apartar su cabello oscuro, dejó ver a una joven como de la edad de Roxas, de ojos grandes y expresivos en color miel.

Pero no fue aquello lo que dejó un tanto desconcertado al rubio, sino que la chica casi borró su sonrisa por completo en unos instantes después. Su mirada estaba perdida hacia un lugar diferente al de Roxas, e incluso se dio la vuelta un poco para buscar lo que tanto la había inquietado.

-¿Tú…? ¿también estás buscando tu grupo?

El asintió, viendo como poco a poco recuperaba el color en su cara.

-¿puedo acompañarte a buscarlo? Sucede que estoy algo desorientada.

Roxas no vio ningún problema en aceptar, y ambos caminaron hasta donde el recordaba haber buscado con sus amigos en año pasado… en su "sueño"…

Durante el trayecto, la joven se presentó bajo el nombre de Sun, y Roxas por cortesía, le dijo también su nombre.

-Es muy extraño… en la escuela en que iba nunca tuve que buscar mi nombre en una lista el primer día, para conocer el grupo en que me tocaba.

-¿No eres de aquí?- preguntó Roxas con un poco de curiosidad.

-No. Vengo de una ciudad llamada "Ciudad de Paso", es pequeña y colinda con ésta. Estuve en una escuela femenina hasta el año pasado, y ahí todas las maestras te decían que debías hacer con antelación. Pero aquí… es diferente…

Ambos se detuvieron detrás de un grupo de compañero que buscaban su nombre. Se quedaron esperando a que terminaran para poder acercarse, y mientras lo hacían, Roxas volvía a preguntarle como forma de matar el tiempo de espera:

-¿Y por qué viniste a ésta ciudad entonces?

-Yo… eso…- era como si los ojos de la joven se hubiese apagado, junto con toda esa confianza por hablar con el.

-…la ciudad es bonita, a mi y a mis padres nos gustó mucho.

¿Qué tanto podría gustarle a una chica que se veía tan animada contando sobre su antiguo hogar?

Es más, ni siquiera se veía cómoda en presencia de todos los compañeros de la escuela.

Habían un millón de razones por las que alguien se mudaba y al fin y al cabo, ese era un tema que no era de su incumbencia.

"Además siendo una chica, no lo entendería aunque intentara explicármelo"

El grupito se fue y ambos pudieron comprobar sus respectivos grupos.

Los grupos se dividían el 4 letras, de la A a la D.

Era donde tomabas clases de "tronco común" o elementales como Matemáticas, Historia, Ortografía e introducción a las ciencias. Además de una clase a la semana de tutoría, donde cada grupo tenía asignado un maestro diferente, encargado de la conducta y el promedio grupal que recibían. Él podía imponer castigos u organizar eventos o salidas de excursión.

Además era el tutor del grupo quien elegía un representante y un sub representante de clase, repartiendo algunas de esas responsabilidades con ellos.

Pero era cierto que también los grupos solían mezclarse entre sí con las clases "complementarias" como Química, Física, Literatura y Biología. Sin mencionar las actividades del club, pero eso ya era un poco más diferente.

Roxas se dio cuenta de que estaba en la clase B y Sun también confirmó que estaba en la misma, pero un poco contrario a lo que él creía, la chica se despidió de él diciendo que tenía algo importante que hacer antes de ir a la clase.

Todavía faltaban unos 8 minutos para la hora, así que tal vez podría matar el tiempo alrededor…

-¡Hey, ¿dónde está ese Roxas?! ¡Quiero enseñarle mi nuevo instrumento novedoso para una buena broma a los maestros!

La voz de cierto pelirrojo aproximándose lo hizo entrar en razón.

-Decidido, entro ahora.

Estaba seguro que el segundo edificio pertenecía a los de segundo años, por eso se fue hacia el pasillo con la placa del edificio 2.

Muchas cosas eran nuevas ahí, lo cual lo alivio en cierta manera, nada iba a recordarle a los viejos tiempos junto a su hermano y los días escolares vacíos en su ausencia iban a ser mas soportables para aquel rubio solitario que caminaba muy lentamente con una sonrisa melancólica en el rostro.

"A decir verdad, también me molesta no frecuentar los lugares del pasado, porque siento de nuevo… como si todo hubiera sido falso… Como si el mundo estuviera en contra de aceptar lo que yo creo…"

-¡Roxas!

Por un segundo, el chico pensó que tal vez Lea lo había alcanzado y maldijo dentro de su mente por caminar tan lento, pero la insistencia de esa voz tan alegre y ruidosa que le sacudía los tímpanos solo podía pertenecer a una sola persona en todo el mundo…

-Sora, ¿tu aquí tan temprano?

El castaño llegó corriendo a su lado, mientras rascaba su nariz con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Hey, yo casi nunca llego tarde a clase!

-Como digas- alzó ligeramente los hombros su compañero, retomando esa tranquila caminata hacia el salón de clase.

A su lado se veían los radiantes colores primaverales de las flores que el profesor Marluxia cuidaba con tanto ahínco año con año.

Y más allá, pudieron escuchar los ecos de las voces de algunos profesores, cuya clase comenzaron antes de la cuenta, solo para fastidiar a los despistados alumnos que todavía no llegaban al salón.

-¡¿No es grandioso?! ¡Estamos en la misma clase!

-¡Sí, no hay como compartir mi valioso tiempo con éste par de amigos atolondrados!- exclamó Hayner al llegar a su lado, echando el brazo al hombro de cada uno, -¡sin mencionar a todas esas nuevas compañeras!- hizo la risa de una mala imitación de villano de disney, enfocando la mirada en la retaguardia del grupito de chicas que caminaban más adelante.

-sin mencionar las profesoras… ¡vendería mi alma al diablo solo para que nuestra tutor fuera una mujer!

Ambos chicos lo miraron con desaprobación, pero prefirieron no decirle nada y dejarlo que jugara con su imaginación.

-¿Otra vez hablando de cosas asquerosas en el primer día?

De pronto, Xion los había interceptado, justo antes de que entraran a la clase. Les dio los buenos días y luego entro al salón de clase, sin esperar a que Hayner le contestara.

-¡No puedo creerlo! Casi me gana en los pantalones pensando que era Olette, amigo.

-¿Y qué pasaría si hubiera sido ella?- preguntó Roxas, a lo que su amigo se puso más pálido, derrumbándose en la silla antes que sus amigos.

-Solo de pensarlo se me revuelve el estómago. Me advirtió que si otra vez me oía hablando sobre otras mujeres iba a tener que llevarla a ese tonto concierto de su ídolo pop.

-¡Pues buena suerte con eso, Hayner! Hey Roxas, ¿quieres escuchar un chiste? He estado ensayando con Lea y…

-¡AH, creo que ahí viene el profesor!

¡La táctica de Roxas para liberarse de esa tortura llamada "el pesadillesco humor de Sora" había funcionado!

Ahora el castaño se inclinaba hacia adelante sobre su lugar, intentando ver quien entraba por la puerta, mientras Hayner levantó el pulgar a su amigo como forma de agradecerle por esa gran idea.

En su celebración, escucharon todo un bullicio de gente afuera y muchos se acercaron a ver lo que pasaba, entre ellos Sora, Hayner y Roxas, quien fue arrastrado por el primero contra su voluntad.

Era todo un escandaloso desfile de adolescentes de tercer año, usando extravagantes gorros de su propia creación, y alguno que otra accesorio que no se detuvo a preguntar lo que era. Algunos de ellos hicieron estallar una especie de cornetas, y con ella cayó una lluvia de confeti, serpentinas y humo.

Habí otra más allá, que cargaba una especie de altavoz, se lo entregó a cierto pelirrojo. Aquel tan alto como un poste, que abrazó por el cuello al distraído Roxas mientra cantaba una canción que tenía todo menos rima.

"Demonios, así que después de todo si me ha encontrado…"

-¡Roxas! ¡Me complace anunciarte, mi muy afortunado amigo, que ya tienes la edad suficiente como para unirte a mi comité!

La multitud seguía celebrando en medio de tan malhumorado rubio que intentaba liberarse de su amigo, -Yo mejor me voy a clase…

-¡No seas tan apático, amigo! ¡que solo se vive una vez la preparatoria, debes ser tan espontáneo y divertido como un mono!

-¿Respiraste demasiado humo? ¿desde cuando un mono es divertido o espontáneo siquiera?

Lea lo sujetó mas fuerte por el cuello, arrastrándolo en medio de todo ese caos.

-¡Así es mis queridos amigos y desconocidos! ¡Me complace anunciarles que el "Comité fiesteros" está en busca de nuevos miembros! Aquellos interesados pueden presentarse el próximo lunes después de clase, en el gimnasio de la escuela. En caso de que tengan alguna duda, pueden consultarla con su servidor, pero deben usar la palabra secreta: ¡fiesteros!

-¡YEAH! ¡Mi sueño hecho realidad!-gritó Hayner desde su lugar, con Sora haciéndole segunda voz.

"¿Pero qué rayos hice para merecer tanta desgracia con estos amigos?"pensó Roxas a sus adentro, mientras otros miembros del dichoso comité lo sujetaban como a un títere para que se uniera al baile improvisado de Lea.

Poco a poco comenzaron a disiparse hacia el pasillo, como adivinando que los profesores no tardaban en aparecer, no sin antes escuchar la última declaración del líder:

-¡Y no se preocupen, que no habrá ninguna clase de preferencia para nadie! Así que tendrás que esforzarte, amigo- Lea alborotó el cabello de Roxas, y él resopló malhumorado como única respuesta.

-¡El próximo lunes marcará mi destino!

-Bueno señor destino, quítate de en medio que no dejas pasar a nadie.

En ese instante en que terminó de decir aquello, Roxas de repente sintió una horrible sensación en la espalda que casi lo hizo encogerse, el estómago se le revolvió y juraba que había sentido a su corazón palpitar muy fuerte.

Era como esa inquietante sensación de que algo lo había estado espiando desde uno de los pilares a lo largo de ese pasillo de afuera, y entre ello, una malévola risa burlona que viajaba en el aire, hasta sus oídos.

Era exactamente la misma que cuando…

Muerte…

"No es posible. Siento como si algo casi hubiese querido asesinarme a la distancia"

Continuará...