Hacía ya tres meses de aquella batalla. Aunque no quedara rastro, todos la llevaban en su memoria. Una de las peores etapas de sus vidas. A vecen recordaban aquel miedo que Aizen les hizo sentir, el terror y la agonía, los gritos, las heridas, esa sensación de impotencia.. Eso era algo que no se iba a olvidar tan fácilmente, más ellos seguían con sus vidas de adolescentes. Nadie nunca llegaría a imaginar que detrás de la sonrisa de aquellos jóvenes se escondía el más doloroso de los recuerdos. Consiguieron superarlo juntos y ahora intentan volver a la normalidad juntos.

Orihime, como cada mañana, se levantó temprano. Con una sonrisa radiante se dijo "Hoy va a ser un gran día" Pensó en Kurosaki y en su reciente acercamiento. Después de la batalla de Aizen, se volvieron más amigos. Ella iba a su casa, volvían juntos del colegio, bromeaban.. Suspiró. Sus sentimientos hacia el muchacho se habían hecho más fuertes y la presencia de él, le intimidaba más, pero sabía disimularlo bien. Se puso el uniforme del colegio, desayunó tostadas con pasta de judías dulces y un té de fresa. Cuando ya estaba lista, cogió su mochila y abrió la puerta. En ese instante, la dulce brisa le acarició la cara y le revolvió el pelo suavemente. Ya era Abril, y se notaba por aquel templado clima. Miró al cielo, donde el sol brillaba radiante, volvió a sonreír y se encaminó al colegio, dejando que aquella brisa le hiciera cosquillas.

Chad despertó tranquilo al son del despertador. Había tenido unos sueños extraños. En todos ellos soñaba sobre que era inútil y nunca podía servir de ayuda. No eran más que sus inseguridades reflejadas en sueños, pero nunca podía dejar de pensar en ello. No había olvidado que en Hueco Mundo no sirvió para nada, aunque todos le decían lo contrario. En verdad, había sido de ayuda, aunque él se torturaba. Su mañana era aburrida y rutinaria,ducha y uniforme. No desayunaba y el almuerzo se lo compraba en la tienda de al lado de su casa. Su seria cara se relajó un poco al salir a la calle y sentir la cálida brisa de verano.

Ishida ya llevaba buen tiempo despierto. Aprovechó ese momento para hacer los deberes, mejorar unos apuntes y terminar un trabajo de la clase de costura. Después, se vistió el uniforme , viendo que no hubiera ninguna arruga. Limpió su cara, se colocó sus gafas y desayunó unas pastas con un café . Revisó que nada le faltara en la mochila del colegio y se fue sin despedirse de su padre, al que no le importó, era así cada mañana. Ya estaba en la acera y examinó el tiempo. Primavera. La estación de las flores. No le decepcionaba, pero prefería el frío y seco invierno, que iba más con su carácter. No se inmutó por el calor ni por el buen tiempo. Eran cosas normales, pensaba él.

Ichigo fue despertado por el grito mañanero de su padre. Él se quejó, sin embargo su viejo le reprochó que era muy tarde. En efecto, las clases empezarían en media hora. Saltó de su cama y se puso la ropa, estresado y maldiciendo el haberse quedado dormido. Fue corriendo a la cocina, dando los buenos días a sus hermanas, Yuzu y Karin, cogió un poco del rico desayuno que había preprado Yuzu y se fue de casa, rumbo a la escuela. Todavía masticaba y se ponía la chaqueta del uniforme, por lo que no notó aquel precioso tiempo. Así eran sus mañanas, como las de cualquier adolescente. ¿Cómo pudieron estos muchachos normales derrotar al villano más temido de la sociedad de Almas?Se preguntarían muchos, si escuchan la historia de estos cuatro jóvenes.

Cada vez se acercaban más a la escuela. Los murmullos de los estudiantes se hacían más y más ruidosos. Llegaron a la puerta del colegio, en la que se reunían la mayoría de los alegres alumnos. Las chicas sonreían y hablaban mientras se dirigían a clase, los chicos bromeaban entre ellos. Parecía que aquel tiempo, había alegrado a toda Karakura.

Ichigo fue corriendo por las escaleras y abrió la puerta de su clase haciendo mucho ruido. Todos los alumnos que se encontraban dentro se giraron, sorprendidos por el portazo. Él estaba jadeando y lleno de sudor. Había conseguido llegar a tiempo a su lección, pero le costó un mal olor a sudor. Suspiró aliviado y le dirigió una mirada asesina a los curiosos, quienes se dieron la vuelta inmediatamente, intimidados. Se encamino a su pupitre, donde estaban Inoue,Chad,Ishida y Tatsuki. Los cuatro intentaron guardarse la risa por el aspecto del joven, pero no fue posible. Ichigo cogió asiento, malhumorado, no tenía fuerzas para saludar ni para pelearse.

-¿Qué pasó Kurosaki?-bromeó Ishida-¿Hacía demasiado calor que te has bañado?

Todos rieron a carcajadas. Aunque, Ichigo se lo tomó a mal.

-¿O te ha apetecido hacer deporte pensando que podrías atraer a las chicas con el olor masculino?-rió Tatsuki.

-Creo que se ha pasado con el olor.- respondió Ishida con una enorme sonrisa.

-No seáis tan crueles con él chicos-replicó la dulce Inoue.- Seguro que estaba haciendo una carrera con alguien, ¿verdad Kurosaki-kun?-sonrio agradable la chica.

-No, no era una carrera. Simplemente me desperté tarde- dijo cansado aunque no estaba enfadado con la chica.

-Bueno chicos, guarden silencio-dijo en voz alta la profesora mientras entraba al aula.

Todos se callaron repentinamente y volvieron a sus pupitres, escuchando con atención.

-Buenos días a todos, alumnos.

-Buenos días profesora-respondieron.

La maestra pasó lista , nadie había faltado a clase.

-Perfecto chicos. Hoy estáis todos. Quería informaros que una nueva alumna va a empezar en el colegio KarakuraTown y específicamente en nuestra clase,1-3. Ha llegado desde Osaka. Quiero que seáis buenos con ella. Pasa, por favor.-incitó la señorita mirando a la puerta de la clase.

Todos se giraron, impacientes por saber quien era la nueva alumna. Una chica de estatura mediana, entró con pase firme y decidido. Tenía pelo castaño claro suelto, con dos trenzitas a los lados que se unían en la parte de detrás. Sus ojos eran de un verde clarito, afinados y enigmáticos. Su piel era blanquita, aunque no tan pálida. Sus labios formaban una bonita sonrisa . Los chicos no podían parar de mirar el cuerpo de la joven, sus piernas eran bonitas, sus caderas justas, el trasero tenía buena forma, y al igual que Orihime, buena delantera. Era una chica muy guapa, pensaron todos.

Por fin llegó al centro de la clase. Se agarró las manos por delante, sonrió una vez más con aquel misterio y habló.

-Hola a todos-dijo con una suave voz y un acento fino-Me llamo Sheru Nise de conoceros.

Se inclinó hacia delante mientras todos saludaban.

-Pues, bienvenida Sheru. He oído que tienes buenas notas, así que espero sigas igual. Hay un sitio libre al lado de Kurosaki,te puedes sentar ahí-dijo la profesora

La chica fue acercándose a su pupitre asignado, andando con un aire de líder y a la vez infantil.

-¿Tú serás Kurosaki, verdad?-sonrió pícaramente la chica, mientras cogía asiento.

Ichigo, que no había podido dejar de mirarla se enrojeció cuando le preguntó. Había algo en ella que le hacía interesarse, lo atraía. Su carácter maduro, pero su aire infantil eran un misterio. ¿Cómo podía ser una persona madura, decidida e infantil a la vez? . Además, era una chica atractiva y él, un joven adolescente que no había tenido nunca una novia. Había chicas que le parecían sexis como Yoruichi y Rangiku, aunque no nunca se fascinó por ellas. Esta chica, era demasiado interesante.

-Sí-contestó, a la vez que intentaba sonar normal-Ichigo Kurosaki, un gusto Nise Sheru-sonrió.

-Un gusto, sí.-repitió la joven curiosa.

La clase empezó , mas todos los chicos en esa aula no podían dejar de mirar de reojo a Sheru. Observaban con la boca abierta, soltando babas, como la chica mordía el lápiz con aquellos labios rosas y no podían resistirse a oír aquella voz celestial cuando respondía a una había ganado una rival , aunque ella no se dio cuenta ni le importaría si fuera así.

Era la hora del almuerzo y Orihime,Chad,Ishida,Ichigo,Tatsuki,Mizuiro y Keigo subieron a la azotea para degustar de sus comidas en compañía. Cogieron asiento en el suelo y comenzaron a charlar alegremente.

-Ichigo-llamó Tatsuki-¿Qué tal fue ayer en tu primer entrenamiento de fútbol?¿Te metieron un balonazo en la cabeza, por eso la tienes tan fea?-rio golpeando sus rodillas como si de un magnífico chiste se tratara.

-Que graciosa-burló Ichigo-Pues no lista. Lo hice tan bien que me han puesto de portero, echando al anterior.Y tú, ¿qué? ¿Cuántos pobres niños salieron llorando de tu clases de kárate al ver tu cara de diablo?¿Cuántas madres te han denunciado por maltratar a sus hijos en vez de enseñarles kárate?

-¿¡Qué has dicho!-preguntó retórica y malhumorada la muchacha chocando su frente con la de Ichigo mientras de sus ojos salían chispas.

-¡EH!Parad los dos ya.- se quejó Orihime inflando sus mofletes rosas-Siempre lo mismo. Nunca podemos disfrutar de un almuerzo tranquilos.

Tatsuki e Ichigo la miraron apenados y disculpándose. Volvieron a sus sitios , aunque seguían retándose con la mirada.

-Por cierto Orihime, tú trabajas en una pastelería¿verdad?-preguntó Ishida.

-Sí- sonrió- ¿Por qué?

-Mi padre va a ir a una fiesta con gente igual de rara que él y quiere traer una tarta a modo de preguntó acerca de un sitio en el que hicieran repostería de calidad y te recomendé.

-Pero que amable eres Ishida, dile que se pase cuando quiera- dijo mientras enseñaba una de sus mejores sonrisas.

Ishida se puso en tensión. Sin decir palabra se levantó y echó a sabían porque. Un hollow.Él era el encargado de eliminarlos ya que Ichigo perdió sus poderes, incluida su capacidad para ver espí más sorprendente era que no echaba de menos ser un Shinigami. Ahora podría centrarse en sus estudios y su futuro. Pero no podía ocultar que añoraba a sus amigos de la Sociedad de Almas. Eran compañeros y ahora ni siquiera puede verles,tampoco sentir su presencia espiritual. Era triste, pero un pequeño sacrificio para volver a ser un adolescente normal.

-¿Por qué no dejáis que el Shinigami afro de este pueblo se encargue de los.. los.. los..

-Hollows- terminó Ichigo la frase de Keigo.-No confiamos mucho en sus habilidades y preferimos no tomar un riesgo dejándole a cargo.

Keigo asintió. Ahora, los amigos de Ichigo lo sabían todo acerca de la Sociedad de Almas. Aquello suponía un alivio. No más excusas ni más secretos.

-¿No echas de menos ser un Shinigami?-preguntó Mizuiro.

Kurosaki suspiró. Miró al suelo, pensativo durante unos segundos. Luego, se giró y contempló el vuelo de un pájaro en aquel cielo azul.

-Esto es lo que siempre he querido-empezó a explicar con pausas y aún con la mirada puesta sobre el cielo.-Una vida normal de adolescente, con los problemas típicos de esta edad. Sacar buenas notas, salir con mis amigos, practicar deporte.. Tuve todo esto y nunca lo aprecié .El día que me convertí en un aliado de la Sociedad de Almas, fue el día que me di cuenta de lo que en realidad me gustaba mi vida. Siempre la echaba de menos y me arrepentí de no haberla aprovechado.

Se quedó un minuto en silencio. Todos le miraban con aprecio. Le admiraban. El canto de los pájaros llenaba el silencio al igual que sus respiraciones.

-No voy a negar que no extraño a la gente de allí, Rukia, Renji ,Byakuya, Toshiro, Kenpachi, Ikakku, Yumichika, el viejo … No solo ellos, a todos. Sin embargo, soy feliz. Todo es gracias a vosotros chicos-les sonrió , más sincero que nunca.

Sus amigos le observaron contentos por oír aquellas palabras. Lo superaron juntos, y no había nada que agradecer.

Keigo le dio una palmaditas en la espalda diciendo:

-No tienes que dar las gracias, somos amigos y nos ayudamos, ¿no es así?

-Tiene razón, Kurosaki-kun. Tú también nos has ayudado a nosotros muchas veces. ¿Cómo era? Uno para… para..

-Uno para todos y todos para uno- la interrumpió Mizuiro feliz.

Chad le sonrió, mostrándole su apoyo sin necesidad de hablar .Tatsuki le golpeó en la cabeza amablamente.

Ichigo era feliz, podía decirlo por primera vez en su vida honestamente. Tenía buenos amigos que no cambiaría por nada.

-…-….-…-…-….-

El instituto acabó. Todo los estudiantes se apresuraban para irse de esa fábrica de aburrimiento y futuro. El sol seguía brillando en el horizonte, aunque el cielo se iba tiñendo de color naranja. Las calles estaban animadas y llenas de gente paseando, con una amplia sonrisa. Ichigo era una de ellas. Caminaba tranquilo rumbo a casa, pensando sobre lo que había ocurrido ese día. La bella cara de Sheru no se le iba de la cabeza. Esa chica había conseguido un hueco en la mente del chico. Aunque a él no le importaba, era normal pensar que una chica es atractiva. No significaba que le gustaba. Giró en una esquina , adentrándose en una calle despejada, sin gente. Ya mismo llegaría a casa y se tumbaría, probablemente se echaría una siesta.

-¡Kurosaki!-llamó una familiar voz detrás suya.

Ichigo se giró y se sorprendió al ver a Sheru allí. La muchacha corría hacía él, sonriendo y saludando con la mano. A la vez que corría, su pelo ondeaba y sus pechos oscilaban. El joven se maldijo por ser tan débil y caer tan fácilmente ante las armas de la mujer. Intentó controlarse y la saludó con un "hey", cuando ella lo alcanzó.

-¿Vives por aquí?-preguntó curioso.

Sheru pasó una mano por su pelo, colocando un mechón detrás de la oreja.

-A unos diez minutos-sonrió misteriosa.-Y ¿tú?

-A unas manzanas-contestó señalando una dirección.

La chica se fijó hacia donde Ichigo apuntaba con la mano.

-¡Queda en la misma dirección que mi casa!- dijo emocionada.

-Bien-murmuró Ichigo sin saber que decir.-Entonces,¿vamos juntos?

Ella lo miró curiosa y su corazón dio un vuelco. El chico más guapo del instituto le decía eso. Sin embargo, eso era de esperar.¿Quién se podía resistir a una chica como ella?

Asintió con la cabeza y empezaron a andar. Ichigo estaba nervioso ,nunca había echo una oferta semejante a una chica de su edad, bueno a Orihime, pero ellos eran sabía de que hablar o que hacer. ¿Por qué dijo de caminar juntos? Bueno.. aunque no hubiera preguntado, hubieran andando en la misma dirección..

Ella andaba con un paso infantil, pero elegante. Se agarraba las manos por detrás de la espalda para andar más juguetona. Parecía que su cuerpo llamaba a los ojos de Ichigo, sus gestos le susurraban "mírame,mírame.." Él sacudió la cabeza¿Qué le estaba ocurriendo?¿Por qué ella lo atraía tanto? Esto no era normal, nunca había sucedido que una chica le hiciera eso.. ¿Qué ocultaba?¿Había algo detrás de ese fuerte poder de seducción?

El muchacho se paró frente a un casa con un letrero en el que se podía leer :" CLÍNICA KUROSAKI"

-Bueno-suspiró-aquí vivo.

Sheru se quedó un rato contemplando los alrededores e inspeccionó un poco aquella casa.

-Me gusta-sonrió

Ichigo se rascó la cabeza.

-Hasta mañana Sheru-sonrió y abrió la puerta que daba a su casa.

-Hasta luego Kurosaki-gritó la chica.

Ichigo entró cerrando la puerta. Saludó a sus hermanas y se acomodó en casa como cada tarde.

Mientras tanto, Sheru seguía en frente del hogar de Kurosaki. Cinco minutos después, rio por lo bajo. Agachó la cabeza susurrando: ¿Y si alguna vez me invitara a su casa?Le dio un última vistazo y se fue lentamente, contenta.

-…..-…-…-…

Orihime se encontraba en el mostrador de la pastelería. Estaba aburrida y triste. El negocio no había ido bien ese día, casi ningún cliente entró. A ella le gustaba trabajar y le encantaba charlar con los clientes. Pero lo que más feliz la hacía era ver como ellos disfrutaban de sus pasteles, galletas o café. Poder percibir la satisfacción en sus caras era maravilloso. Además, ella preparaba todos los productos con el mayor amor posible. Disfrutaba haciendo aquellos deliciosos postres. Por eso consiguió aquel empleo, por el empeño que pone en todo.

-Inoue, creo que ya puedes irte cielo- dijo su jefa al ver lo tarde que era.

Ella se asustó un poco, su jefa la había sacado de sus pensamientos.

-Sí claro- contestó-¿No quieres que te ayude antes de irme?

La dueña le sonrió amablemente. Orihime siempre era así de dulce.

-No cariño, ya has trabajo suficiente hoy- le comentó agradecida-Pero gracias.

Orihime se quitó el delantal del trabajo, cogió sus cosas y salió del mostrador.

-¿Quieres llevarte unos bollos?-ofreció su jefa

Ella negó con la cabeza avergonzada

-No gracias Ayumi-san, siempre me llevo bollos.. No es bueno para el negocio- replicó.

-Pero que dices Inoue-chan, si es un placer.

-Bueno.. pero solo uno- dijo contenta.

Eligió un bollito de canela, el cual envolvió en una servilleta y se fue despidiéndose de su querida jefa.

Fuera ya hacía un poco de fresco y era casi de noche. Miró su reloj. Las ocho en punto.

-Que lento ha pasado el tiempo hoy-murmuró para si misma.

Empezó a hacer una lista de tareas mentalmente para cuando volviera a casa, pondría una lavadora, lavar los platos, terminar los deberes, preparar algo para cenar.. Sacó su bollo de la servilleta agradecida y le dio un mordisco. El dulce se deshizo en su boca suavemente. Estaba riquísimo. Al mismo tiempo observaba las tranquilas calles de Karakura. Solo se veían unas cuantas personas que eran iluminadas por los enormes letreros de las tiendas. Todos volvían a casa del trabajo, igual que ella.

Ya había dejado todas las tiendas atrás y casi había llegado a casa. El cielo era negro, solo iluminado por algunas estrellas tímidas. Las farolas alumbraban las desnudas calles . Empezó a oír unos sospechosos pasos detrás de ella. Pensó que era alguien paseando simplemente, aunque el sonido al caminar de esa persona se escuchaba lento y tranquilo. Tuvo una sensación como si alguien la persiguiera, pero sacudió la cabeza convenciéndose de que no era posible. Comenzó a tatarear una canción para relajarse y olvidar a la persona de detrás suya. Se paró unos segundos y percibió que aquella misteriosa persona también se había parado. "Son imaginaciones tuyas" se dijo. Siguió andando, la otra persona también. "No pasa nada Orihime, date la vuelta y verás que solo es un habitante dando un paseo". Detuvo sus pies y cerró con firmeza sus puños. Cogió aire y se dio la vuelta. Sus ojos se abrieron ante la sorpresa. No había nadie . La calle estaba desierta. Ni siquiera un gato. Se llevó la mano al pecho y se apresuró para llegar a casa. Anduvo con largos pasos, intentando minimizar la distancia entre ella y su seguro hogar. Llegó al bloque de apartamentos, subió las escaleras , sacó apresuradamente las llaves y temblando abrió la puerta. La cerró y se recostó sobre ella. Suspiro aliviada, dejando que su cuerpo cayera al suelo, apoyándose contra la puerta. "No era real, no había nadie, era mi imaginación" se tranquilizó. Se golpeó en la cabeza riendo por dejar que esas tonterías la asustaran. Tomó unas bocanadas de aire y se levantó. Pero, no era el fin de la noche. Oyó unos ruidos provenientes de la cocina. ¿Quién estaba en su casa?¿Qué era lo que pasaba?

-Ya me estabas preocupando, Orihime- dijo una voz familiar.

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(Esto es solo una introducción, por lo que la historia se volverá más interesante dentro de unos capítulos)Bueno, muchos pensaréis, ¿dónde hay Ichihime? Pues yo os digo: paciencia :) Esta nueva historia no va a ser como mis anteriores, el Ichihime se desarrollará lento, trágico pero hermoso. Así que, confiad en mi :P El próximo capítulo intentaré tenerlo listo en un plazo de dos semanas :D Espero que hayáis disfrutado de este primer capítulo 3

HappyNight ¡Ichihime4ever!