¡Hola! El día de hoy les vengo ofreciendo lo que es un Vegebul AU en la época medieval, amo este periodo de la historia por todas las leyendas que se contaban acerca de brujas y todas esas cosas tan interesantes, así que he decidido experimentar un poco.
Espero que les guste, en este fic integraré a la mayoría de personajes de Dragon Ball, sin embargo definitivamente la mayoría se basará en Vegeta y Bulma :3.
Disclamer: Los personajes son propiedad de Toriyama y Toei Animation. La historia por el contrario es totalmente mía.
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¡Disfruten!
BLANCO Y NEGRO
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Para crear un equilibrio perfecto en el mundo se crearon dos grandes poderes, blanco y negro, ambos representaban lo bueno y malo del todo, sin embargo la maldad predominó más rápido que la bondad. Los corazones empezaron a agrietarse y el mundo a agitarse.
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Capítulo 1
El pasado
I
Las historias que existían eran muchas, tantas que a veces no existía el tiempo suficiente para contarlas todas.
En plena Edad Media las batallas eran más intensas que nunca, varias aldeas eran azotadas bajo el poder y maldiciones que la magia negra lanzaba sobre estas con las finalidades de destrucción, muerte y sangre. Las brujas negras eran conocidas por ser las representantes de aquel temible poder, todo a su alrededor era calamidad y crueldad, todos estaban atemorizados por los poderes que ellas tenían, pero cuando los habitantes de la aldea Saiya, un pequeño poblado que se establecía a las orillas de la Montaña Mizuiro, se cansaron de estar siempre temiendo de lo que estos seres pudieran hacerle a los habitantes, de estar ocultando a sus niños y de despertar y darse cuenta de que todo su rebaño había sido asesinado fue que se levantaron de los escombros y optaron por pelear, fue así como la aldea se dividió formándose el Clan del Sur y el Clan del Norte, comandados por los dos hombres jóvenes más fuertes de ese pequeño poblado, Vegeta Ouji y Bardock Son respectivamente. Ambos clanes custodiaban los alrededores de la Montaña Mizuiro, la cual era muy extensa y comprendían casi cincuenta y tres pequeños poblados; evitaban que alguna bruja pasara del límite del bosque Kurai que rodeaba la montaña y lograra ingresar a la montaña para atacar algún poblado.
La cacería comenzó, los habitantes de Saiya empezaron simplemente a enfrentarse a las brujas con los artefactos que tenían a la mano: antorchas, rastrillos, palas y tablas que conseguían. Muchos fueron asesinados, sin embargo también empezó a haber una baja en las filas de las brujas negras porque a pesar de todo, las brujas que vivían cerca de la Montaña Mizuiro no eran demasiadas, con dificultad lograron acabar con todas ellas, aprendieron de su magia para poder evitarla, debían tener entrenamientos arduos para poder soportar una batalla con una bruja pues la fuerza física de ésta superaba a la de los cazadores, necesitaban una concentración esencial para no caer en los embrujos mentales que hacían los seres mágicos.
Así fue como una guerra comenzó entre brujas y cazadores, una guerra interminable pues cada vez las brujas se hacían más poderosas, pero los cazadores también incrementaban su fuerza.
Los pueblos les rendían tributos por protegerlos y siempre les regalaban desde ropas, comida y utensilios para el hogar hasta diferentes tipos de armas que creaban, especialmente las que creaba el doctor Hakase, un reconocido médico de la aldea oeste quien se encargaba de estudiar la anotomía de las brujas que a veces los cazadores llevaban para poder examinar si sufrían algún cambio drástico con cada pelea; él también solía estudiar los artefactos que las brujas llevaban consigo, aprendía lo suficiente de ellas para así informar a los cazadores y que estos estuviesen preparados.
―Esta vez te tengo una con forma de serpiente ―habló Paragus, uno de los mejores cazadores del clan del sur al médico que se encontraba mirando unos pergaminos ―Fue una verdadera molestia, pero finalmente pudimos matarla ―dejó caer sobre una amplia mesa un costal enorme que empezó a desatar para abrirlo.
Mostró a la decapitada bruja ante el doctor que había dejado el pergamino a un lado, el doctor la observó detalladamente y colocándose unos guantes de cuero empezó a examinarla ―No tiene gran diferencia con las anteriores, sin embargo parece tener branquias como si de un pez se tratase, seguro podía respirar bajo el agua.
El cazador chistó ―Es por eso que nos llevó tanto tiempo.
―La anterior poseía una capacidad de retener agua en su espalda, como un camello, las brujas están comenzando a adaptarse a los climas.
― ¿Y qué supones? ―una tercera voz se hizo presente, el líder Vegeta entró al lugar de Hakase.
El doctor siguió examinando el cuerpo de la bruja ―Recién empezaron la cacería, las brujas que traían aquí tenían un aspecto más humano y las características anatómicas de uno ―hizo una pausa y agarró una navaja para comenzar a abrir el tórax de la bruja que tenía cara parecida a una serpiente ―Aquí, lo que pensé, no tiene pulmones. Ellas están haciendo cambios en sus cuerpos, sin embargo esta bruja no está completa, sus branquias están al parecer muy inmaduras para poder aguantar bajo en el agua tanto tiempo, ¿en algún momento ella salía de ahí sofocada?
Paragus asintió ―Sí, además tampoco podía estar totalmente fuera del agua.
El doctor encendió un cigarrillo ―Las brujas siguen experimentando con su magia, intentan crear a una bruja "perfecta" que pueda soportar cualquier clima, que pueda estar en cualquier ambiente, que prácticamente no tenga debilidades ―explicó Hakase.
―Esas malditas ―el líder golpeó la mesa, este era bastante alto y fornido, una gran barba decoraba su cara endureciendo aún más sus facciones, llevaba un pantalón de cuero y una camisa holgada que revelaba la parte superior de su pecho y en los pies unas botas de piel altas, era la vestimenta típica de los cazadores. Su cintura era rodeada por un cinturón armado con una espada y dos armas de fuego similares a unas pistolas.
―Si ellas están incrementando su poder entonces debemos hacer lo mismo, Vegeta ―argumentó Paragus a su líder.
Este asintió y miró al doctor ―Infórmame si descubres algo más.
El hombre con el cigarrillo asintió y antes de responder, el despacho del médico se vio interrumpido por una mujer que tenía un semblante preocupado ― ¡Vegeta!
― Lotus, ¿qué ocurre? ―preguntó el hombre a su esposa, una mujer de piel blanca y cabello negro que hacia perfecto contraste con sus ojos marrones, llevaba un sencillo vestido ajustado hasta la cintura y lo suficientemente largo para taparle los tobillos.
―No encuentro a Vegeta por ninguna parte.
―Ese chiquillo ―susurró el líder del clan para salir apresurado del despacho sin despedirse.
Lotus lo seguía mientras le explicaba ―Estaba entrenando con Nappa, pero cuando él fue a supervisar a Tarble y regresó, Vegeta ya no estaba.
El líder escuchaba todo atentamente mientras se encaminaba hacia el bosque ―Quédate aquí, yo iré por él.
La mujer asintió y siguió a su esposo con la vista hasta que se perdió entre los arbustos del espeso bosque Kurai.
II
Un niño de once años caminaba tranquilamente por el bosque, observando los alrededores, su curiosidad había sido más fuerte que su obediencia por las órdenes específicas que le habían dado sus padres y su maestro con el hecho de entrar al bosque Kurai, pues era bien sabido que varias brujas se mantenían ocultas en ese inmenso lugar.
Sin embargo, él, al ver un pequeño conejo adentrarse al bosque no prestó atención a las advertencias y aprovechando que su maestro estaba distraído, ocupándose de su hermano menor de nueve años, corrió detrás de él adentrándose lo suficiente en el bosque. La verdad es que él no le encontraba nada atemorizante al lugar, o tal vez era que después de presenciar tantas batallas contra las brujas y asesinatos de su clan ya nada le producía algún miedo. Debía encontrar rápidamente al conejo para regresar o estaría en serios problemas.
Se detuvo repentinamente cuando escuchó una rama romperse detrás suyo, alguien estaba observándolo eso lo sabía desde que pasó el límite de piedras, este límite había sido marcado por los cazadores y no debían cruzar más allá de este a menos que fuera necesario, pero como hijo del líder y orgulloso que era eso a él no le importaba. Se volteó preparando su pequeña espada, pero detuvo su movimiento cuando se encontró con una niña que se veía menor que él sosteniendo al conejo que había perseguido.
― ¿Es tuyo? ―preguntó el niño.
Ella asintió ―Lo estaba buscando porque se escapó de casa ―él observó a la niña, era más pequeña que él en estatura, su cabello era peculiarmente turquesa y sus ojos azules iluminaban la tenuidad del ambiente, sus ropas consistían en un vestido ampón color rosa pálido y unas sandalias. No parecía una bruja.
― ¿Quién eres? ―aun así preguntó desconfiado ― ¿Y qué haces aquí? Los niños no deberían estar en el bosque. Las brujas pueden aparecer y comerte en cualquier momento.
Ella sonrió ―Tú también eres un niño, entonces deberías irte.
Frunció el ceño y se acercó hacia ella tomándola de la mano y jalándola con él ―Te sacaré de aquí, seguro eres tan tonta que te perdiste y nos sabes regresar a tu aldea.
―Yo no estoy perdida, yo vivo aquí ―él soltó su mano ante esta revelación y se giró hacia ella.
― ¿En el bosque? ―cuestionó él asombrado, según lo que le habían dicho sólo las brujas podían vivir en el bosque, nunca habían escuchado de la presencia de otra aldea en ese lugar. ― ¡Eso es imposible! ―empuñó su espada en forma de ataque nuevamente hacia ella ―sólo las brujas negras viven en este lugar.
Ella no se inmutó ante su amenaza ―No sólo hay brujas malas en el mundo.
Vegeta iba a responder cuando la voz de su padre llamó su atención, volteó hacia donde la voz provenía y cuando se giró nuevamente para ver a la niña ella ya no estaba. Se irguió dejando su pose de ataque y guardó su espada.
El líder llegó hasta él ― ¡Vegeta! Te he dicho muchas veces que no entres al bosque ―regañó su padre mientras se cercioraba de que su hijo no estuviera lastimado.
―Lo lamento padre, pero algo llamó mi atención.
El adulto frunció el ceño ―Pues más te vale que no dejes que nada del bosque vuelva a llamar tu atención ―Vegeta padre tomó de la mano a su hijo y se dirigió con él a la salida del bosque ―Pronto anochecerá y tu madre está preocupada, debemos darnos prisa.
III
La niña caminaba a paso presuroso con el conejo en brazos, se había atrasado demasiado por su impertinencia de seguir al niño invasor quien de acuerdo a sus ropas él debía pertenecer a la aldea Saiya, el poblado de los cazadores. Los habitantes de la aldea le habían dicho que se alejara de ellos porque eran peligrosos y mataban todo lo que se movía, no tenían piedad por nadie.
Recordaba lo que Uranai Baba, la sabia de su aldea, le había platicado acerca de los cazadores recientemente.
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― ¿Por qué los cazadores odian todo lo que es diferente a ellos, Baba?
La anciana miró en los enormes y profundos mares celestes de la pequeña de siete años y pudo ver una calma increíble, una quietud que anhelaba para el mundo ―Los cazadores han sido víctimas de los maleficios de las brujas negras por muchos años mi niña, ellos solamente están hartos de eso.
― ¿Pero por qué odian a todas las brujas por igual? Yo no soy mala abuelita Baba ―se quejó inflando sus mejillas, molesta.
Uranai se rio ―Lo sé pequeña, pero ellos aún no aprenden a distinguir lo bueno de lo malo. Ellos piensan que si bajan la guardia, en cualquier momento serán atacados.
― ¿Y no sería más fácil hablar con ellos y explicarles todo?
La anciana iba a responder pero fue interrumpida por la voz de otra niña mayor a la de ojos celestes ―Antes de que puedas abrir la boca ellos ya te habrán cortado la cabeza.
La mujer mayor carraspeó ―No digas esas cosas tan golpeadamente Launch.
Launch era niña de doce años, rubia y con ojos verdes, era muy conocida en la aldea por la rudeza que emanaba, a pesar de ser muy pequeña, era una experta el peleas cuerpo a cuerpo ―Es la verdad Uranai Baba, esos imbéciles no tienen ni una pizca de empatía en sus corazones, tú lo viste cuando ejecutaron a mi hermana.
Baba suspiró, no podía culpar a Launch por su comportamiento, ella les guardaba un gran rencor a los cazadores por haber asesinado a su hermana gemela cuando ambas tenían apenas seis años; la hermana de la rubia se encontraba curando con magia blanca la pata de uno de los caballos de los cazadores que se habían adentrado en el bosque persiguiendo a una bruja negra y tal parecía que el equino había sido olvidado por su jinete, pero se equivocó, el cazador lo vio todo. Inmediatamente el hombre la tomó como prisionera alegando que si la dejaban con vida se convertiría en una temible bruja negra cuando creciera y por acuerdo de los altos mandos del Clan del Norte la gemela de Launch fue quemada viva, con ella misma viendo como ocurría todo eso, escondida entre los matorrales. Desde ahí Launch no volvió a ser la misma. Sin embargo a pesar de querer vengarse su naturaleza le impedía hacerles daño a los humanos con su magia, así que prefirió entrenar físicamente por si alguna vez se encontraba con aquel hombre tan despiadado que se atrevió a quemar a una niña de seis años.
― ¿Entonces los cazadores son todos malos?
―Sí ―respondió fríamente Launch ―ellos te matarán cuando tengan oportunidad. Por eso debes tener cuidado.
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Miró el cielo dándose cuenta de que las estrellas comenzaban a salir, corrió.
Corrió lo más rápido que pudo para llegar pronto a su casa, no quería ocasionar alguna disputa, acababan de librarse una apenas con las brujas negras. Suspiró cuando reconoció su aldea, saltó la cerca que rodeaba esta sin dificultad y vio que no había nadie, seguramente estaban en junta nuevamente. Se dirigió a su casa.
La luz que emanaba su hogar le hizo rectificar sus sospechas; abrió la puerta de su casa encontrándose con todos los habitantes del pequeño poblado que la miraban atentamente, al parecer había interrumpido una plática importante que daba Uranai Baba, pues ella estaba en frente de la multitud aunque la verdad es que no eran muchas personas en realidad.
―Bulma ―la niña miró en dirección de donde su nombre había sido pronunciado y se acercó a su madre que estaba junto a Uranai, encabezando la reunión, con su porte imponente pero a la vez gentil y maternal; era toda una Reina en toda la palabra y todos los habitantes de la aldea la estimaban y valoraban por su buen liderazgo ―Estaba preocupada por ti cariño, ¿en dónde estabas?
―El señor conejo se había perdido y fui por él ―dijo señalando al animal entre sus brazos.
―Bulma, sabes que en las noches es cuando las brujas negras se dejan ver ―se acercó a ella su hermana mayor, Tights, quien era de la misma edad que Launch y la mejor amiga de ésta también.
La pequeña asintió cabizbaja ―Lo lamento.
Su madre le sonrió ―Esta bien, lo importante es que ya estás aquí.
―Debemos estar listos para lo que pueda ocurrir en los próximos días ―prosiguió Uranai Baba con lo que estaba diciéndole a los habitantes. ―Las brujas negras traman algo ―susurró claramente para que todos ahí la escucharan.
― ¿Cuál es la situación Panchy? ―preguntó un hombre mayor.
―No es tan buena como pensamos Gero ―respondió al madre de Bulma ―Hace unos días que Margot me está insistiendo para que unamos fuerzas para acabar con los cazadores, pero ustedes saben que nosotros no tenemos nada en contra de ellos.
―No, sólo que también han asesinado a parte de nuestro pueblo ―mencionó Launch lo bastante alto como para hacerse escuchar.
Uranai Baba la miró ―Entendemos el dolor que sientes por tu hermana, no sólo era tu familia, también era nuestra ―observó como la rubia bajaba la mirada y posteriormente observó a los demás. ―Por décadas nos hemos encargado de mantener un equilibrio en este bosque impidiendo que las brujas negras lo destruyan con su poder negativo, sin embargo ellas incrementan sus poderes con cada día que pasa, a pesar de que los cazadores acaben con algunas ellas siguen teniendo más y más gente. No podemos arriesgarnos a que sus poderes algún día sobrepasen los nuestros.
―Señora Baba ―habló otro hombre, grande y de constitución gruesa. ― ¿Propone entonces que nos unamos a los cazadores en contra de las brujas negras?
―Quizá, aunque éste no es el momento y sería arriesgado, Gyumao ―explicó la anciana. ―No hay que olvidar que a final de cuentas ellas son parte de nosotros y nosotros somos parte de ellas.
―Yo propongo simplemente observar ―habló la hija mayor de la Reina Panchy. ―La mayoría no estamos totalmente entrenados para sostener una batalla con una bruja negra, opino que hay que seguir neutral ante la guerra entre cazadores y brujas, intervengamos sólo hasta que lo veamos totalmente necesario.
La mujer sabia de la aldea asintió ante la propuesta de Tights, inmediatamente después de eso sintió algo negativo en el ambiente y mirando hacia la puerta principal del hogar de la máxima autoridad de la aldea, susurró ―Están aquí.
Una ráfaga de viento hizo que se abriera la puerta en un abrir y cerrar de ojos, las velas con las que era iluminado el lugar se apagaron, sin embargo los habitantes con sus poderes las volvieron a encender.
Una figura femenina de capa negra entró al lugar siendo seguida por otras dos más; la de enfrente se quitó la capucha dejando ver a una mujer joven de piel pálida, casi azulada, ojos rojos y cabello largo, sus dientes eran colmillos todos. Las otras dos brujas eran parecidas, sólo que no tenían cabello alguno.
―Margot ―habló Panchy, como a modo de saludo.
La bruja aludida medio sonrió mostrando aún más sus descuidados colmillos ―Qué gusto verte querida. Al parecer hemos interrumpido una reunión.
―Estábamos discutiendo la petición que me hiciste hace unos días de una alianza en contra de los cazadores ―explicó la Reina de las brujas blancas.
La figura negra caminó entre los presentes hasta llegar a la mujer rubia, todos se hacían a un lado y evitaban verla directamente porque en sus ojos sólo encontraban muerte ―Ah, debo serte sincera al decir que estoy ansiosa por escuchar tu respuesta ―miró al lado de la Reina para encontrarse a la hija menor, acercó una de sus manos hacia ella tocando el cabello turquesa de la niña que la desafiaba con la mirada.
Panchy carraspeó llamando su atención ―Hemos acordado permanecer neutrales.
La expresión de la mujer de negro se tornó a una sonrisa peligrosa ―Querida, le das la espalda a tu especie, no eres menos parecida que la patética de Lotus.
―Debes respetar la decisión que tomó tu hermana ―habló Uranai Baba.
Un gruñido salió de la garganta de Margot mientras se acercó rápidamente a la anciana ― ¡Esa traidora merece arder en las llamas del infierno al negar el pacto de sangre que debíamos realizar!
―Fue su decisión no querer tomar la magia negra que a ti te tentó Margot.
Risa burlona fue lo que salió de la boca de la máxima bruja negra ―Rompió una tradición familiar y prefirió irse con ese humano que se ha encargado de destruirnos ―escupió con desprecio acercándose a Uranai Baba con cada palabra. ―Cuando ese cazador sepa que cogió con la hija de la bruja negra que asesinó hace años no le sobrarán ganas de mutilar su propia verga.
Las otras dos brujas negras acompañantes se empezaron a carcajear histéricamente mientras el resto del poblado permaneció en silencio observando la maldad que recorría el ser de aquellas brujas.
―Bien Margot, haz lo que se te plazca, pero la magia blanca no ayudará a lastimar al poblado Saiya.
La mujer de ojos rojos miró a la Reina que dio su última palabra ―Como quieras, sin embargo debo advertirte que si no estás conmigo estás en mi contra.
―No estamos a favor de nadie Margot, además tenemos un acuerdo de paz, nuestros ancestro lo pactaron ―susurró con voz firme la anciana.
Margot sonrió exponiendo sus colmillos ―Ya lo he dicho. Sigan disfrutando de su reunión.
Se dio la vuelta para salir en compañía de sus dos seguidoras, pero antes de retirarse totalmente dio una rápida mirada a la pequeña de cabello turquesa para después volver a fijar su rumbo: el Clan del Sur.
―Quiero máxima protección en el pueblo, usen sus mejores hechizos de escudos, ninguna magia negra debe penetrar en la aldea ―ordenó la Reina. ―Gyumao, que los niños permanezcan juntos en el salón de libros.
Así los pobladores empezaron a moverse bajo las órdenes de su líder, sabían que estaban en peligro al ver la maldad de la que esas brujas eran capaces. El hombre encargado de custodiar a los niños los empezó a sacar de ahí.
― ¿Mamá? ¿Qué pasará? ―preguntó la pequeña de siete años.
―No te preocupes Bulma, sólo son precauciones por si traman algo en nuestra contra ―explicó la madre a su hija.
Bulma asintió y sintió como su hermana mayor le agarraba la mano ―Vamos con Gyumao.
―Esta noche no augura nada bueno ―dijo la anciana preocupada. ―Al estar cerca de esa bruja pude percatarme que cada vez es más poderosa. No podemos dejar que ella sea la única que desarrolle su magia.
Panchy asintió ―Lo sé, es momento de entrenar a estos niños para que cuando el momento llegue le hagan frente a Margot.
―Definitivamente debemos unirnos a los cazadores, ¿no es así?
La Reina asintió ―Sería lo más conveniente, pero no por ahora, que primero entrenen lo suficiente y después veremos que indicio marca el destino.
IV
La madre arropaba cuidadosamente a su hijo menor, ya se había encargado de su hijo mayor aunque éste replicara que ya estaba lo suficientemente grande para que hiciera eso, sin embargo a regañadientes se dejó mimar por la mujer más importante para él.
Cuando la mujer terminó con su hijo menor y estaba a punto de irse deseándoles una buena noche una mano pequeña sujetó la suya, se sentó en la cama del pequeño esperando a que le dijera aquello que quería ― ¿Has visto una bruja negra de cerca mamá? ―La mujer aludida miró a los ojos del pequeño curioso, su hijo menor de nueve años.
Lotus sonrió dulcemente ―Sí ―respondió quedamente, volteó a la ventana del cuarto de ambos hijos suyos y miró a la luna que se asomaba imponente, percibió cómo momentáneamente una sombra cubrió la luz de la enorme bola blanca; pudo sentir como sus pequeños la observaban atentamente y fijó su vista nuevamente al niño más pequeño. ―Son peligrosas y su apariencia es repugnante… ellas, ellas jamás muestran piedad por nadie, ni siquiera por su propia familia.
― ¿Las brujas negras tienen familia? Pensé que nacían de las entrañas del infierno ―comentó confundido el pequeño Tarble.
Vegeta, el hijo mayor sólo observaba el intercambio de palabras entre su madre y su hermano menor.
―Las primeras sí, fueron liberadas de ahí para corromper con maldad el mundo, pero a la vez también la naturaleza del mundo liberó bondad ―hizo una pequeña pausa y rio mentalmente al recordar cómo en los años de su niñez pasó odiando aquella bondad desatada pues su madre era una ejemplar de bruja negra y le había enseñado todo lo básico de magia maligna, pero cuando conoció al líder del Clan del Sur todo cambió en ella, todo lo que alguna vez creyó, todo lo que era ella fue destruido al ver sus ojos tan negros como su cabello. Fue cuando rechazó el ritual de sucesión que había ocurrido en su familia por años, ella no quería ser una bruja, prefería ser una simple humana y vivir al lado de aquel que mató a su madre que seguir la tradición de esta última. ―Pero debes saber, mi pequeño Tarble, que no sólo existen brujas malas en el mundo.
Vegeta arrugó el entrecejo recordando que eso mismo le había dicho la niña que conoció esa tarde, bufó molesto ―Por supuesto que sí, por algo son brujas ―reprochó a su madre. ―No confundas a Tarble, después no va querer matar a ninguna pensando que son buenas ―el mayor se volteó dándoles la espalda.
Su madre le sonrió, su hijo mayor era tan parecido a su padre, el día en el que ella le comentó que también había magia blanca él sólo se burló y le dijo que era imposible, que las únicas brujas existentes eran malas ―Algún día lo entenderán, ahora a dormir ―le dio un beso en la frente a su hijo menor y este se acomodó para dormir. Se levantó de la cama y fue a la de al lado en donde el mayor intentaba dormir, se reclinó para darle un beso en su mejilla y le susurró ―Lo sabrás cuando las veas. Cuida de Tarble, te amo.
La esposa del líder observaba como su hijo mayor frunció el ceño sin abrir los ojos, sonrió por inercia al percatarse que todo él era una réplica exacta de su padre, sólo que en pequeño. Lo único que había sacado de ella era su cabello totalmente negro, negro como la noche. Salió de la habitación de los dos niños. Su cabaña a pesar de no tener muchos cuartos sí era bastante espaciosa, sólo tenía dos cuartos y el comedor de madera al lado de la cocina típica de ese tiempo.
Se acercó a la fogata en donde había puesto a hervir una infusión que había preparado para cuando llegara su esposo. Se sentó en un banco de madera a observar el cielo reflejado en la ventana perdiéndose en sus recuerdos.
No sabía cuánto tiempo se había perdido en sus pensamientos, pero estos fueron interrumpidos cuando un escalofrío recorrió su columna, se irguió de inmediato al sentir una presencia en las afueras de su casa, caminó hacia la entrada, su esposo no llegaría hasta mucho después pues se encontraba junto con otros cazadores en la taberna seguramente planeando qué hacer cuando las brujas llegaran. Sin embargo el tiempo se les había venido encima, las brujas ya estaban allí.
―No te esperaba tan pronto Margot ―habló sin dejar de mirar la puerta principal de su cabaña.
Una mano a sus espaldas le tocó el hombro ―Han pasado once años mi pequeña hermana, once largos años en los que decidiste traicionarme para correr a los brazos de un miserable hombre, nuestro peor enemigo.
―Descubrí que el uso de la magia negra no era lo mío ―la esposa del líder se giró hasta encontrarse con la máxima bruja negra. ―Mira lo que te ha hecho, antes de que aceptaras el pacto de sangre eras hermosa, ahora sólo eres la viva imagen de la destrucción.
―Y eso es precisamente lo que quería ―dijo la hermana mayor. ―Aun puedes retractarte Lotus ―la bruja le extendió una mano a su hermana. ―Ven conmigo, acepta el pacto y conviértete en una de las máximas brujas como yo. Si lo haces no mataré tan dolorosamente al cerdo de tu esposo.
Lotus sonrió ―Yo soy humana, Margot, y así es como quiero permanecer. No me interesa la magia.
Margot bajó la mano y borró su sonrisa ― ¿Es tu última palabra?
La hermana menos asintió, sus miradas chocaron en una batalla de poder, la bruja intentaba atemorizar a la humana, pero esta última no se dejaba, nunca le tendría miedo a su propia hermana, pero si estaba preocupada por sus hijos. Si Margot intentaba algo entonces sus hijos podrían resultar heridos ―Vayamos al bosque.
― ¿Preocupada por tus bastardos? ―se burló la bruja negra.
Escondido tras la cortina de su habitación que servía como puerta, el pequeño Vegeta observaba todo, no había podido dormir debido a las palabras que su madre le había dicho, quería preguntarle a qué se refería con eso, y cuando se decidió a hacerlo y se levantó de su cama para ir con la mujer se percató de que ella no estaba sola, estaba con una maldita bruja negra, se había quedado escondido al verlas intercambiar diálogos pero fue incapaz de escuchar su conversación debido al volumen en que ambas hablaban. No debía perder más el tiempo, entró nuevamente a su cuarto y le susurró a su hermano que se levantara, este a los pocos segundos despertó ―No hagas ruido Tarble ―ordenó el hermano mayor y lo tomó de la mano para que se levantara. ―Debemos salir de aquí sube, te ayudaré a saltar por la ventana.
―Pero, ¿por qué? ―preguntó en murmullo también aun adormilado.
―No hagas preguntas estúpidas y date prisa ―él tampoco entendía qué sucedía, pero era su deber proteger a Tarble, no sólo porque su mamá se lo había pedido, sino porque era su responsabilidad como hermano mayor. Ayudó a su hermano a salir por la ventana y después lo hizo él; sujetó de la mano a su hermano menor y corrieron rápidamente a la taberna de la aldea, debía darse prisa y traer a su padre para que matara a la bruja. Aunque no le gustase admitirlo, él no tenía el suficiente poder para hacerle frente a ese monstruo.
Las puertas de la taberna fueron abiertas y el grupo de cazadores que estaban allí vieron a dos agitado hijos del líder ― ¡Papá! ―el niño mayor tomó a su padre del brazo jaloneándolo. ―Date prisa, mi mamá…
El líder no espero a que terminara el relato, tomó sus armas y salió a toda prisa siendo seguido por sus compañeros y sus dos hijos, el mayor que a pesar de que aún era pequeño podía seguirle el ritmo a los demás. Corrieron lo más rápido que pudieron.
Pero.
Ya era tarde, la cabaña ardía en llamas y en las afueras de esta la máxima bruja reía al ver su magnífica creación. Los cazadores vieron aquella escena con impotencia; la bruja giró hacia ellos y con una sonrisa macabra alzó su brazo izquierdo mostrando lo que en sostenía en este.
― ¡NO! ―El niño mayor corrió hacia la bruja en busca de venganza pero Paragus lo sostuvo firmemente.
El menor sólo pudo abrazarse a Nappa que estaba entre los espectadores de la escena.
El líder del Clan del Sur miró con ira a la bruja que burlonamente sostenía la cabeza de la única mujer que había amado. Vegeta padre preparó su arma de fuego disparando varias veces, pero la bruja esquivaba todo hábilmente y se acercó a él y con su mano libre lo empujó con gran fuerza para sacarlo volando varios metros.
Margot miró la cabeza de su hermana que aun sostenía en su mano izquierda ―Si hubieras aceptado el pacto, mi querida hermana, no hubieras muerto tan fácilmente ―y arrojó la cabeza a la cabaña que era consumida por el fuego para que esta sufriera el mismo destino que su cuerpo sin vida que yacía dentro del hogar destruido.
Paragus sacó su escopeta y disparó dándole en el hombro, pero para la bruja ese no fue un gran daño. Ella se volteó y los cazadores ahí presentes comenzaron a atacarla con sus armas, y a pesar de que eran buenos peleadores la fuerza de Margot superaba los límites de cualquier otra bruja negra. Ellos no eran rival para aquel ser.
V
―Lotus ha muerto ―informó Uranai Baba mientras hacía un hechizo de protección en las cercas de la aldea.
― ¿Está segura? ―preguntó Gero.
La anciana asintió ―Margot la asesinó. Sus esencias están mezcladas, Margot fue capaz de asesinar a su propia hermana.
―Sí ella se atrevió a hacer eso entonces definitivamente no respetará el acuerdo de paz ―habló la Reina mientras supervisaba todo. ―Proteger el poblado no será suficiente, tenemos que irnos por un tiempo.
Uranai Baba miró a su Reina ―Diez años, nos esconderemos diez años para entrenar a los niños, debemos derrotar a Margot.
