Desde que conocí -leí- la historia del Príncipe Mestizo, he creído que Severus Snape merecía mucho más que una vida miserable con una muerte todavía peor, y, como creo que Lily Evans es muy poca cosa para él, he decidido darle un final diferente, quizá no perfecto, pero sí distinto.
Sobra decir que yo no soy J.K Rowling, por lo tanto... Harry Potter NO es mío.
Los invito a leer. ^^
Capitulo I: Casi perfecta
Aquella noche llegó tarde, aunque le había prometido estar presente….de nuevo le había fayado.
Entro en la casa lo más silencioso que pudo, no le fue difícil, después de todo él era el murciélago de las mazmorras, como solían decirle sus alumnos del colegio. Caminó hacia la habitación del fondo del pasillo, ahí estaba ella, dormida, con sus hermosos y largos cabellos esparcidos por la almohada; no pudo evitarlo y se quedo estático en el cuadro de la puerta ahora abierta. Siempre le pasaba cuando la veía, es que era tan hermosa, tan sublime, casi perfecta. Con su piel pálida cual mármol, que contrastaba tanto con su cabello obscuro, delgada como palillo y esos ojos escondidos ahora bajo las cortinas que le hacían las veces de parpados, profundos, cálidos y sinceros. Inocentes.
En su vida había visto algo que más se asemejara a la perfección. Sabía que si fuera un poco más hermosa, si fuere su cabello más sedoso o si su sonrisa fuera más deslumbrante seria simplemente perfecta, y ¡Merlín, gracias! que no era así, por que si lo fuera sabía que no existiría, sería irreal que la naturaleza dejara existir en este pútrido mundo algo así de hermoso y perfecto: algo como ella.
Casi ni se percato en que momento había llegado hasta la orilla de la cama, embelesado como estaba, mirándola, no daba reparos de sus acciones.
La contempló un instante más, igualando su respiración al compás en que se alzaban las sabanas que la cubrían. Se acerco lentamente. Tenía tanto miedo de despertarla. Y con el cuidado que habría puesto al tocar lo más frágil y sagrado del mundo, deposito un beso sobre su frente.
Ella abrió los ojos de golpe, él sonrió, se le había olvidado lo ligero que tenia el sueño aquella mujer.
Él se levanto paralelamente al movimiento de ella, que se incorporo quedando sentada en la cama.
Se miraron por un instante que a Severus se le antojo eterno- como todo lo demás cuando estaba con ella.
-prometiste que esta vez sí llegarías…-reprocho ella en un susurro.
-lo sé, lo siento-le contesto avergonzado.
Los ojos de la casi perfecta mujer le escrutaron, castaños, profundos, le echo una de esas miradas que Severus podría asegurar, le desnudaban el alma, haciéndole incapaz de mentir ante su presencia.
-lo siento-repitió en hombre-, ¿me perdonas?
Silencio por parte de ella.
El corazón del hombre que había enfrentado la guerra, mentido a Voldemort, matado, torturado, que había sido torturado innumerables veces…no resistía que ella le mirase de esa forma: como si dudara de él.
La pelinegra aflojo el seño que mantenía fruncido, mientras asentía levemente.
Severus respiro de nuevo, inconsciente de que había retenido el aliento mientras esperaba su respuesta. Las comisuras de sus labios se alzaron hacia arriba, en una mueca que pocos sabían reconocer como sonrisa.
-te he traído un regalo…-le contesto con la voz más dulce que era capaz de emplear, la que solo utilizaba con ella.
Su reacción fue inmediata, ya no estaba enojada, ahora una enorme sonrisa enmarcaba sus blanquecinos dientes. Fue entonces que rió por lo bajo, la conocía tan bien, era sencillamente predecible para él, después de todo era una mujer y si hay algo en el mundo por lo que las mujeres olvidan…eso es por un obsequio.
Ella se levanto como si el colchón en el que reposaba hubiera tenido espinas. Él rio de nuevo.
Le tendió la caja que llevaba escondida entre la capa mientras se inclinaba a besarle la coronilla.
-feliz cumpleaños-le susurro mientras la abrasaba
Ella sonrió aún más. Sí, simplemente era…casi perfecta.
Pues bien, ya lo han leído (sí, sí, no se desentiendan, saben que es cierto), a las mujeres los obsequios pueden cambiarles el día; yo soy mujer, y el mejor de los regalos es poder leer que piensan sobre mi trabajo.
[Pronto sabrán quien es esta misteriosa y casi perfecta mujer]
