Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Dragon Ball de Akira Toriyama.

Antes que todo quisiera agradecer a todos aquellos que leen este fic.

La leyenda de las Esferas del Dragon, el deseo de Remus by Lars Black.

Capitulo 1: Y cayó del cielo

La noche era perfecta, el cielo se encontraba completamente estrellado y la Luna nueva alumbraba la oscuridad de la noche, en pocas palabras era una noche única.

Era increíble el creer que todos durmieran en ese momento, bueno no todos.

Tres Gryffindors merodeaban aquella noche, ninguno de ellos se veía puesto que llevaban dos de los artículos mágicos mas asombrosos, una capa de invisibilidad y un mapa que mostraba la ubicación de cada persona.

-¡Ay, no me pises Moony!- gritó uno de ellos

-Pues lo siento Padfoot, si no me llevaran con los ojos vendados seguro no te hubiera pisado-

-Ja, ja, ja, que gracioso eres-

Entonces el tercero de ellos se detuvo de golpe, haciendo que los otros tropezaran y casi cayeran.

-¿Qué sucede Prongs?- preguntó el ojiazul.

Entonces James le hizo una seña indicándole a donde mirar, Sirius asomó su cabeza lentamente para ver lo que sucedía, y vio que justo en la puerta por donde debía pasar se encontraba Aarhus Filch, el celador.

-Rayos- dijo. –Prongs, tú llévate a Moony con la capa, yo crearé una distracción.-

-¿Estas seguro Padfoot?-

-Por supuesto- dijo levantando el pulgar arriba.

-No, espera- lo detuvo Remus. –Lo que sea debe esperar, mejor regresemos, además Peter no se encuentra por lo del castigo-

-De eso nada- Contestaron James y Sirius al unísono.

-Si no es hoy...- pero Sirius tuvo que callarse porque unos pasos se escucharon a la distancia.

Luego susurró. –Además Peter quiere que lo hagamos aún sin él-

-Ten llévate el mapa-

Sirius tomó el mapa y salió corriendo en dirección opuesta a los pasos. James y Remus se quedaron quietos, entonces Filch pasó a su lado corriendo ferozmente, en su rostro se notaba la satisfacción de que por fin atraparía a alguien.

Cuando por fin se alejó James jaló del brazo de Remus, y ambos corrían veloz mente hacia los terrenos del colegio, si alguien por cualquier motivo viera esa escena, se sorprendería al ver dos pares de pies corriendo hacia fuera.

-Ten cuidado con los ¡AHGGG!-

Pero la advertencia de James llegó muy tarde, Remus cayó justo encima de él al piar mal en los escalones.

Ambos rodaron varios metros abajo.

-Ja, ja, ja,- se escuchó. –No lo creo Prongs y Moony, quien lo diría-

-Muy gracioso Padfoot, deja de reír y ayúdanos-

Sirius corrió hasta sus amigos, en su rostro traía la sonrisa más pícara que podía. Tanto James como Remus no le preguntaron como había escapado ya que conociendo a Sirius cualquier cosa era posible.

-Ya me canse- repuso Remus. –Me quitaré esta cosa-.

-¡No!.- gritaron James y Sirius.

-Todavía no, espera un momento-

Ambos guiaron a Remus hasta la parte más alta de los terrenos.

-¿Ya?-

-No, espera-

-¿Ya?-

-No, espera, tienes que mirar hacia arriba- Remus alzó la cabeza

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!- gritaron mientras le quitaban la venda de los ojos.

Remus abrió los ojos, y justo frente a su mirada miel se encontraba la luna más hermosa que jamás hubiera visto.

-¿Es una Broma Verdad?-

-¡Claro que no Moony!- dijeron dizque insultados. -¿Qué clase de personas crees que somos?- Ambos pusieron caras de angelitos.

-Mira Bien.-

Remus alzó la vista de nuevo, era verdad, la luna estaba hermosa, por unos segundos no sintió miedo de ella, de pronto algo pasó surcando los cielos.

-La viste- Gritó Sirius.

-Esa fue la primera- dijo James.

-Sabíamos que nunca habías presenciado una verdadera lluvia de estrellas, y hoy ocurrir una, no podíamos dejar que te la perdieras.-

-Mira, ahí va otra-

Y el Trío miró hacia el cielo.

-Gracias chicos-

-Va, no seas sentimental Moony, además eso no es todo, ¿verdad Prongs?-

James asintió. –Mira, hay una especie de leyenda que dice que si pides un deseo cuando una estrella cae este se vuelve realidad-

James y Sirius grataron al unísono.

-¡Y nosotros decidimos que todos los deseos de hoy serán para ti!-.

-Vamos Remus, apúrate, ahí va una, y allí otra, y otra.-

Remus miró al cielo, montones de estrellas caían, era realmente un espectáculo asombroso, y en cuanto al deseo, sabía exactamente que pedir, a cada una de las estrellas le pedía lo mismo.

-Apúrate Moony, pide de una vez ese caldero nuevo-

-Como Crees Padfoot, Moony no va a pedir un caldero, él va a pedir una escoba nueva-

-Ya quisieras Prongs, seguro ya pidió dieses para todos sus exámenes-

-O tal vez que cierta Ravenclaw le haga caso-

Mientras sus amigos discutían sobre todo los posibles deseos, Remus miraba fijamente hacia el cielo, cada vez más y más estrellas caían, tal vez no estaría mal unas cuantas cosas extras.

Y entonces la vio, la estrella más grade y Brillante de todas.

-Deseo, Deseo-

Pero algo andaba mal, la estrella cada vez se hacía más grande.

-Sirius, James- los llamaba mientras los otros seguían discutiendo.

La estrella cada vez estaba más cerca.

-¡Prongs, Padfoot, al suelo!- Remus se lanzó sobre sus amigos quitándolos del camino de la estrella caída.

-Pero que demo ....- gritó Sirius al ver como algo se impactaba en el suelo y a continuación toneladas de polvo se les venían encima.

-AHGGG, me cayó en los ojos- Gritó mientras trataba de limpiarse.

James que había quedado debajo de todos no se podía mover.

-¿Estas bien Prongs?- preguntó Remus.

-Si, pero si no se quitan pronto... Padfoot, has engordado, no mas visitas de noche a las cocinas-

Los ojos de Sirius seguían llorosos, Remus que era el que en mejor condición se encontraba, se sacudió un poco el polvo del cabello y Túnica, miró hacia el cráter que la estrella había dejado, por unos segundos un resplandor naranja salía del fondo, pero luego cuando el polvo se disipó por completo, en el fondo no se encontraba mas que unas pequeña esfera de piedra, extendió el brazo para tomarla, la tanteó un poco, estaba fría y no dudó en tomarla.

-Remus, ¿qué sucede?- preguntó James.

-Nada, es solo que-

Pero ambos fueron interrumpidos por el grito de la profesora McGonagall.

-¿Pero que Pasó aquí?-

Por más explicaciones que trataron d dar, nadie les creía, puesto que lo único que encontraron en el lugar fue un cráter gigante y a un trío de Gryffindors con fama de destrozadores, tirados en el suelo, llenos de polvo, a altas horas de la noche y en lugar donde se suponía que no debían estar.

Remus se sentía algo culpable, pero ahora era algo tarde, esa piedra no era precisamente buena evidencia ya que se encontraba intacta y su forma era esfera perfecta, nadie les creería que "eso" fue lo que cayó del cielo.

La peor parte del castigo la llevaba Sirius, a que aparte de las labores de limpieza estilo muggle que tenían que realizar todas las tardes, continuaba con los ojos irritados y constantemente tenía que ir a la enfermería.

-Debe ser una alergia- dijo Lily al notar como Sirius se veía en el espejo constantemente.

-¡Imposible!, Sirius Black no es alérgico a nada.- gritó el ojiazul.

Y los cuatro echaron a reír.

Tanto James, Remus, Peter y Lily sabían que lo que más le preocupaba a Sirius era su apariencia y esos ojos rojos no le favorecían en nada.

Al fin pasaron tres meses desde aquel incidente, el cual ya había pasado a se noticia vieja.

Remus buscaba desesperado un libro que había pedido prestado y no lo encontraba.

-Estoy seguro que lo dejé en este lugar-

-¿Seguro Moony?, con eso de que últimamente andas muy distraído-

-Seguro Padfoot, a menos que cierto cachorro lo haya tomado-

Peter que ya estaba acostumbrado a ver esa clase de peleas solo miraba divertido.

-Mmmm. No lo sé, yo que tu buscaba en el baúl- dijo el ojiazul.

Remus empezó a buscar a fondo, sacaba rápidamente su ropa y pertenencias.

En Eso James entró a la habitación dando un gran bostezo, venía de una practica de Quiddicth.

Remus se asustó y jaló con fuerza y rapidez una de sus camisas, haciendo que la esfera de piedra (que había guardado con anterioridad) saliera disparada hacia James, el cual con un rápido movimiento de su mano la atrapó antes de que le impactara.

-Cielos, ya veo lo mucho que me quieren, solo me ven y me arrojan cosas-

James observó aquel extraño objeto. -¿Qué es?, parece una piedra pero...-

James lanzó la piedra unos cuantos centímetros hacia arriba y luego la atrapó.

-Es demasiado liviana, y la forma no es muy común-

-A ver- Sirius le arrebató la piedra a James y empezó a examinarla.

-Tienes razón Prongs, ¿De donde la sacaste Moony?-

Remus recordó aquel día y si los chicos descubrían que esa piedra era el motivo por el cual tuvieron que lavar, limpiar, sacudir más de un millón de veces las aulas y pasillos del colegio seguro lo lincharían.

-Fue un regalo- dijo sin pensar. -¿Me lo devuelves Padfoot?-

Pero Sirius no estaba del todo convencido.

-En serio, ¿Quién te regalaría una roca?, Debe ser alguien que te odie mucho-

-Pero si lo odia, ¿Cómo es que le regaló algo?- dijo Peter el cual se empezaba a interesar.

-Buen punto Wormtail-

Los brillantes ojos azules de Sirius miraban aún con más interés aquella roca.

-A no ser que no sea odio- dijo en tono burlón. –¿No lo crees Prongs?-

James asintió. –Es lo más seguro Padfoot-

Peter que se había puesto de pie agarró la roca. –Puesto que si fuera odio, nuestro querido Moony no la hubiera guardado-

Remus empezaba a exasperarse, no entendía como era posible que Peter se hubiera vuelto tan intuitivo justo en ese momento. Además nada de lo que decían tenia sentido.

-Te lo pediré una vez mas Sirius, ¿me la devuelves?-

Sirius sonrió. –Oh vamos amigo, nos puedes decir-.

Pero Remus se dio media vuelta, al fin era solo una roca, no tenía nada de especial, de hecho siquiera se acordaba de ella.

-Quédatela Padfoot-

Ante tal respuesta James, Sirius y Peter se sorprendieron, bueno al fin solo era una roca, muy extraña sin duda pero solo era una roca.

Sirius bajó la guardia, estaba dispuesto a regresársela cuando de pronto Remus le saltó encima, Sirius tardó en reaccionar pero logró quitarse del camino del ojos miel.

-¡Aja!, lo sabía.- gritó

Podían tener 16 años, podían ser casi adultos pero los merodeadores en sus corazones serían niños por siempre.

Sirius salió corriendo e la habitación con la roca en mano, Remus salió detrás, no sabía que era pero tenía que recuperar la roca, lo mismo que lo hizo tomarla la primera vez lo obligaba a recuperarla.

James y Peter corrieron también, ya habían dejado atrás la sala común, los cuatro corrían por los pasillos del colegio.

Remus sabía que Sirius era el más rápido de los cuatro, de hecho no había nadie en Hogwarts que igualara su velocidad, es por eso que casi siempre actuaba de carnada. Nadie, jamás había atrapado al increíble Sirius Black.

-Si me dices quien te la dio te la regreso-

-No me la dio nadie, es mía.- se gritaban uno al otro.

-Ja, claro-

Remus no tenía opción, o lo detenía ya o seguían corriendo toda la noche, tomó todo el impulso que pudo y se lanzó sobre su amigo. Ciertamente no alcanzó a Sirius pero si parte de su túnica de la cual se aferró con fuerza haciendo que el ojiazul perdiera el control y cayera.

Lo siguiente que ambos vieron fue como la roca de Remus se elevaba por el pasillo.

James y Peter les habían dado alcance.

Remus estiró su brazo para tratar de atraparla pero fue insuficiente, la roca cayó al suelo provocando un estruendo hueco. No rodó ni nada, simplemente cayó, no parecía rota ni estrellada.

Cuando Remus quiso tomarla esta empezó a brillar, primero tenue y luego intensamente.

El cuarteto miraba asombrado.

Cuando el brillo desapareció, Remus vio como aquella roca, ya no lo era, en su lugar se encontraba una esfera anaranjada, perfectamente pulida la cual contenía 4 esferas color rojo en su interior.

-¿Moony?-

-Dime Padfoot-

-Donde conseguiste esa roca-

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Este capitulo terminó, espero que le haya gustado, a mí en lo particular me encanta Dragon Ball, y el hecho de que las esferas fueran objetos mágicos me dio la pauta para crear este crossover.

Como aclaraciones tengo que este fic entrará en el periodo Dragon Ball (Goku niño) y algunas partes de la historia se verán modificadas. En este capi se vio la primera, las esferas se recuperan en tres meses, y no en un año como en la historia original.