Sansa es, en opinión de Margaery, más una cierva que una loba huarga. Su sorpresa ante la forma de ver la vida de ella y sus primas es tan inocente que no puede más que sonreirle con condescendencia. Sansa es toda una dama, a sus escasos trece años, y Margaery duda que Willas encuentre un problema con ella.
Es Margaery la que tiene un problema. Y muy grande.
"¿Crees que a Willas le moleste que quiera casarme en el Bosque de Dioses?" preegunta Sansa, por tercera vez, con los ojos color cielo muy abiertos, como buscando en ella las respuestas del universo. "No me importaría que nos casáramos en un Septo, y tuviéramos una ceremonia pequeña frente al árbol corazón... Sólo él y yo. Y por supuesto, tú, Margaery."
Al ver la timidez de su amiga, el temor que tiene por disgustar a su futuro esposo, Margaery le responde tomándole de la mano.
"Nada le gustará más a Willas, que complacer a su futura esposa," le asegura ella. "Y yo estaré encantada de verte llegar a la felicidad, después de todo lo que mi esposo te hizo pasar."
Sansa agacha la cabeza, pero Margaery la detiene. Le toma el mentón con la mano y alza su cara para poder mirarla a los ojos.
"Joffrey es un monstruo, Sansa," le dice Margaery sin una pizca de temor o vergüenza. "Y Willas no podría ser más distinto."
En el rostro de Sansa se dibuja una sonrisa, y en sus ojos se colorea el ensueño de felicidad por un futuro distinto al trágico pasado.
"Si es la mitad de amable que tú, Margaery, no podría pedir más."
Margaery quiere sonreir para Sansa, de verdad quiere, pero no puede.
"¿Pasa algo?"
Al fin, logra algo semejante a una sonrisa.
"Te mereces lo mejor que la vida puede dar, Sansa," le dice Margaery. "Me gustaría ser yo quien pudiera darte eso."
La confesión de sus sentimientos es vaga, Margaery lo sabe, pero no se puede permitir más. Sansa la abraza y ella aprovecha para robar un poco de ese aroma tan exquisito que posee el cabello rojo de su amiga. Huele a invierno, tan diferente de las rosas.
"Me estás dando todo, Margaery," le dice Sansa con su habitual inocencia, sin darse cuenta del significado de las palabras que a Margaery tanto le costó colar en una conversación inocua.
"Bueno," comienza Margaery, sonrisa en los labios (pero no en los ojos, ¿cómo si no podrá tener a Sansa?). "Cuéntame cómo es una boda norteña."
Sansa lo hace, sonrosada al imaginar, seguramente, su boda con Willas, mientras Margaery sueña con una unión que nunca podrá ser.
¡Otra Navidad en Mayo! Para Lara, con cariño, en el Reto Especial de Navidad del foro Alas Negras, Palabras Negras. Todos los personajes son de George R. R. Martin.
Lara, prometo que se suponía que esto sería feliz y romántico y correspondido, pero algo ocurrió y terminó en esto. Espero te guste de todas formas.
