tiempos paralelos.

Summary: por que puede que en un momento seas uno, en otro lugar eres algo mas.... serie de historias de Bella y Edward en diferentes lugares, situaciones y tiempos ^^

Bueno, aqui llegue con otra historia mas. supuestamente este fic se iba a llamar " positiva" e iba a tener un argumento bastante mas tragico, pero de manera misteriosa me llego la inspiracion y me dije... ¿ por que no hacer distintas historia autoconclusivas ?, pues he aqui el primer experiemento, la primera historia. ( o drable, como quieran xD! aunque es un poco largo) ... bueno sin mas que decir espero que les guste!

todo producto de mi extensa imaginacion y de mi ineficacia para terminar historias xD

DISCLAIMER: nada de esto me pertenece, SOLO LA HIsTORIA el resto es obra de la maestria narrativa de sthephenie meyer!

historia uno: un cumpleaños mas.

- feliz cumpleaños Bella- gritaba una eufórica Alice por el teléfono. Bella sonrío dulcemente aun en contra de lo que sentía. La estación del metro y llena de paquetes no era el mejor momento para que te saludaran en tu cumpleaños, mas si sales de un turno agotador como profesora de unos chicos que no te respetan solo por que sus padres poseen suficiente dinero para pagar una escuela como High Zest.

- gracias Alice, ¡Auch!, disculpe… gracias … por acordarte- respondió Bella mientras intentaba bajarse del vagón.

- ¿ como no me iba a acordar del cumpleaños de mi mejor amiga?, me decepcionas Bella. Haces que mi corazón sufra como nunca antes. ¿Acaso insinúas que me iba a olvidar?…¡OH !. ¡Apuesto a que ya me has reemplazado por otra!

-¡ Alice, para!- Sonrío mas, mientras intentaba sostener el teléfono , la carpeta de exámenes, su bolso y la compra del súper. A veces Alice era tan temperamental.- solo te doy las gracias y mira como te pones. Apuesto a que Jasper no esta contigo, para controlarte .

Una risa melodiosa se escucho al otro lado de la línea.

- lo siento Bella , pero es que te extraño montones. No sabes como ansío verte este fin de semana. Jasper dice que debo mantenerme calma, pero como el no debe de lidiar con los cambios de humor de una embarazada. El solo debe poner la semilla y esperar. Si no fuera por que le amo …

- espera… Alice , ¿ esta embarazada?

- si- susurro dulcemente. - es tan magnifico sentir como algo dentro de ti crece y se mueve.

- pero, ¡¿ cuantos meses tienes?!.

- OH, solo dos - río Alice con soltura- pero ya es sentirse diferente, mil veces mas consciente de cada movimiento que haces. Es una sensación tan hermosa. Ya he diseñado la habitación del bebe con Esme y en dos colores diferentes. No puedo esperar a que veas los bocetos. Y serás la madrina

Bella se lanzo literalmente dentro del taxi. Acomodo su ropa y dejo todos los paquetes a un lado. Su hiperactiva, a veces loca y mas querida amiga… iba a ser madre. Los ojos se le llenaron de lagrimas. Era una de las mejores noticias que había recibido en muchos meses.

- Alice, estoy tan feliz por ti, por Jasper, por todos. Pero, ¿ estas segura de que puedo ser la madrina?, ¿Jasper no se opone o algo por el estilo?

Alice bufo con fuerza al teléfono.

- Bella no me obligues a obligarte - soltó otras risas al teléfono antes de continuar- Jasper esta mas que de acuerdo y el padrino esta en búsqueda. - ahora Bella bufo con fastidio. Era reconocida la repulsión que Alice sentía por su novio, Mike Newton. Pero sabia que intentar razonar con Bella era como hacer que la higuera floreciera. Además Bella había repetido innumerables veces que le amaba, verdad de la que cada vez intentaba autoconvencerse con mas frecuencia.

- esta bien Alice. Seré la madrina, pero no intentes emparejarme con el padrino en búsqueda

Alice río fuerte.

- me Has descubierto Bella, intentaba hacerte caer en las redes de algún estupendo padrino, pero ya has arruinado mis planes.- una carcajada limpia cruzo desde miles de kilómetros de distancia. Una risa que Bella extrañaba mas que nunca. A pesar de que se consolaba pensando en que estaba ahí para cumplir sus sueños, no dejaba de sentir cierta insatisfacción al darse cuenta de que en realidad estaba ahí por los sueños de Mike, mas que por los suyos. Hacia algunos meses sus sueños se habían estancado luego de que aceptara el trabajo como profesora. No había escrito nada desde entonces, pero Mike seguía gastando aire, espacio y comida, sin encontrar algún trabajo en alguna liga de beisball. al menos podía pagar las cuentas. Y era un trabajo digno.

- Bella, ¿ me escuchaste?- Alice reclamaba su atención desde el móvil, bella despertó de su ensoñación.

- lo siento Alice, me distraje

- entiendo - la voz de la chica era insinuante- ¿ problemas con Mike?

Si, definitivamente algo no anda bien

- no, nada que no se pueda solucionar

- aun esta sin trabajo, ¿verdad?

Bella se quedo callada, sin responder a la obvia acusación de su amiga.

Alice bufo al teléfono llena de frustración por Bella. No podía dejar de lamentarse que su amiga se hubiera enamorado de semejante patan. No era mas que un estorbo en la vida de Bella y ella, aun así, le aguantaba todo cuanto se le venia en gana. A veces dudaba de si bella era inteligente, o si solo simulaba que no sabia nada. Alguien con mas autoestima ya se habría librado de las ataduras de Mike, pero era Bella. Y ella nunca fue una chica que se quisiera mucho.

- no te diré nada , por que sabes lo que opino. Pero no dejemos que ese imbecil arruine la noticia. Te esperaremos en casa este fin de semana. Debo colgar por que Jasper acaba de llegar. Recuerda que te quiero y no te derrumbes. Besos.

- yo también te quiero Alice, saludos a Jasper y a mis padres por allá.

- se los haré llegar y Bella… abre los ojos.

Bella cerro su teléfono con lentitud. Extrañaba a Alice, pero no podía abandonar a Mike. Habían tomado un compromiso de "juntos en las buenas y las malas". Aunque eso ya no le parecía tan equitativo como en un inicio. Alice siempre le había dicho que merecía algo mejor, pero ella nunca lo creyó.

El taxi paro a una cuadra de su casa. Pago apresuradamente y bajo con los brazos llenos de cosas.

Se dirigió con paso lento a una puerta con la pintura un tanto deteriorada. Busco la llave con presura y abrió. La recibió un silencio poco habitual. Generalmente Mike estaba en la sala escuchando un partido de futbol o algún programa deportivo en la televisión, pero ese día parecía que no se encontraba en sus tareas habituales.

Se dirigió a la cocina y dejo la compra sobre la mesa, fue entonces cuando se percato de que en la encimera había una nota escrita a grandes trazos.

" Bella:

Cariño, debo salir por un asunto con un equipo al cual fui citado, quizás llegue tarde. Espero que no te moleste. Llamo Edward Cullen, dijo que le llamaras urgente. Te quiero. Mike."

Bella releyó la nota una vez mas antes de caer en la cuenta de que Mike le había abandonado en su cumpleaños. Nunca esperaba nada especial de el, pero al menos deseaba un poco mas de atención. Y eso de que Edward la llamaba a su casa… y con urgencia. ¿qué podía haber ocurrido?.

Se saco la chaqueta y se dirigió al living. Tomo el teléfono y disco sin error alguno el numero de Edward. Espero pacientemente hasta que contestaron.

- feliz cumpleaños hermosa

Bella sonrío casi de inmediato.

- ¡gracias Edward!- río Bella. Se dejo caer en un sillón cercano con cansancio. Adoraba a ese chico. Siempre encontraba la manera de hacer sentir mejor a las personas.- ¿esto era lo tan urgente?- pregunto con buen humor.

- por supuesto. Tu siempre serás una de las prioridades mías, Bella. Eres mi amiga ¿no?- a Bella se le hizo un nudo en la garganta. Primero Alice y luego Edward. Esto era un complot para hacerla llorar de alegría. Edward continuo -¿ que tal tu cumpleaños numero … 24?- inquirió con voz curiosa.

- no me recuerdes la edad por favor- ironizo Bella, mientras se limpiaba las lagrimas. Se repantigo en el sillón indolentemente. Los zapatos los hecho fuera de sus pequeños pies y se deshizo del moño apretado, el cabello castaño cayo en una impresionante cascada. Desato los cuatro botones de arriba, dejando al descubierto un trozo de piel blanca, y un sujetador negro.

- lo intentare recordar - susurro de manera tierna Edward.- ¿sabes Bella?. Ayer me pregunte que pasaría si iba a tu casa a darte un presente. Me pase toda la noche imaginándome que ocurriría. Si te pondrías histérica o triste o feliz. Además de que no puedo esperar mucho para entregarte mi obsequio.

- que dulce Edward …pero no te preocupes. Iré este fin de semana a Chicago y ahí podrás entregarme ese tan especial presente. Se lo prometí a Alice. - se paso los dedos entre el cabello para desenredarlo.

- demasiado tarde …y créeme que nunca creí que te fueras a ver tan sexy con tu disfraz de profesora, Srta. escritora.

-¿Cómo?- murmuro sin entender mucho. Tenia un presentimiento, pero era imposible. Edward no podía haber sido tan loco de tomar un vuelo de quien sabe cuantas horas hasta New York.

- solo mira por la ventana justo en frente tuyo, preciosa.

Bella giro con lentitud su cabeza hasta la ventana de en frente. Con cada músculo de su cuerpo tensionado. No podía ser verdad. Era surrealista, era un sueño.

Pero por el vidrio podía ver, con total claridad, a Edward con dos paquetes en sus brazos y un bolso de viaje colgando desde su hombro, vistiendo un chaleco azul marino y unos pantalones de jeans. Su cabello desordenado como siempre y con ese color tan poco común. Los ojos brillantes y una sonrisa picara en los labios, mientras sostenía entre la mandíbula y el hombro un celular de color plateado

Bella tardo en reaccionar. Solo podía abrir y cerrar la boca sin sentido alguno.

- hermosa, que tal si me abres la puerta. Me duelen los brazos, no es que me moleste ver ese escote, pero hablaría mejor acompañado por una taza de café o una copa de vino- sonrío de manera torcida y Bella solo pudo correr hacia la puerta, mientras con dedos torpes intentaba abrochar los botones. Abrió atropelladamente y en el dintel se encontraba instalado Edward con los brazos extendidos. Los paquetes yacían en el suelo con cuidado.

Bella no lo pensó dos veces y se lanzo a sus brazos mientras el reía cual fuera música.

- mi pequeña Bella. Feliz cumpleaños una vez mas.

- OH, cállate. ¿sabias que eres un loco?- le recrimino mientras sentía nuevamente como Edward se agitaba por la risa sofocada.

Generalmente no se hubiera dado tal licencia con Edward, pero la felicidad que la embargaba era demasiada. En otra circunstancia solo le habría sonreído y un leve abrazo. Aun en su pecho dolía el desengaño de un amor no correspondido. Había sido durante la secundaria. Ella y el frecuentaban a las mismas amistades, la simpatía fue inmediata. Al poco tiempo ella se había enamorado de su porte y de su misterio encantador. De verlo tocar el piano y de su gentileza. Y así lo estuvo toda la secundaria. Ocultando sus anhelos bajo una amistad infranqueable. Hasta que un día cualquiera le vio besándose en un restaurante con Tanya Leferfade. Sus ilusiones desaparecieron automáticamente, fue realista (a su manera) y decidió seguir adelante, salir con alguien que estuviera a su alcance. Ahí es cuando entra Mike a su vida, un año después de salir de la secundaria, en una discoteca.

Tres años después Tanya y Edward romperían para nunca mas volver a mirarse. Sin embargo ella decidió seguir con Mike, pese al oscuro futuro que se planteaba a su lado y a las evidentes fallas de su relación, que ya duraba cinco años.

Cinco años de costumbre… el amor se había convertido en mera costumbre de convivencia diaria. Pero ella por algún extraño motivo se negaba a romper, lo que evidentemente estaba roto…

Un suave suspiro la saco de sus cavilaciones. Alzo la cabeza y encontró la mirada de Edward perdida en algún punto lejano, sin soltarla, casi como si deseara que el momento no acabara nunca…¿o era ella quien no lo soltaba?. Podrían llevar horas, meses abrazados, pero para Bella pareció un momento demasiado corto, y añoro enseguida los brazos de Edward a su alrededor cuando, por normas sociales, le debió de soltar.

Una sonrisa suave se poso en el rostro de él, y se agacho a tomar los paquetes. Bella torpemente le intento ayudar tomando uno con cuidado. mas el se lo arrebato y a cambio le paso el bolso de viaje.

- es mejor que lleves ese. Es ropa y si cae no habrá nada que lamentar. - la mirada de sorna que le lanzo la volvió al mundo real, los recuerdos se detuvieron y la naturalidad volvió a aquel ambiente, tan intimo y demasiado tensionado.

- he mejorado mi equilibrio, no soy tan torpe como todos creen.- refunfuño mientras le indicaba que entrara.

- si, y Charlie sabe cocinar.- rodó los ojos Edward. Bella bufo derrotada.- ¿donde esta la cocina?

- por esa puerta, ¿no ves?- era evidente, al ver como los cacharros de metal y el horno, se podían vislumbrar claramente desde la entrada.

- era solo una mera cortesía. Toda anfitriona tiene el derecho de presumir y dirigir a sus invitados mostrándoles la casa- le indico riendo, mientras depositaba uno de los paquetes suavemente.

- ¡ah!. ¿Acaso esperas que comience con una anécdota sobre como encontré el papel floreado de la pared, luego de una ardua lucha en una liquidación o como conseguí aquel encantador juego de ollas de aluminio?- ironizo

Edward le miro alzando una ceja.

- por ejemplo- le siguió el juego y largo a reír.

Bella se quedo mirando, mas de lo debido, lo cambiado y tan cercano que le parecía. No lo había visto desde hacia un año, cuando se mudo a New York, y solo se habían comunicado por mail o teléfono.

Cuando decidió partir de Chicago con Mike, Edward estallo en cólera, sin motivo aparente. y ella debió de irse con la pena del disgusto. El se mostró arrepentido al día siguiente, pero tuvo que esperar a que llegara a New York, para poder disculparse en un emotivo mail y miles de llamadas de teléfono, que Bella por orgullo no deseaba contestar. Hasta que el cariño, como sugería ella, pudo mas y las disculpas fueron mutuas. Pero nunca tuvieron posibilidad de verse, ya sea por distintos motivos, desde una tormenta de nieve, hasta el fallecimiento de un jefe.

Hasta ahora.

- ¿ que miras?- pregunto, risueño y curioso, Edward. Bella se sobresalto, apartando sus ojos del cuerpo de su amigo.

- nada.

Solo observo con detenimiento el pecho amplio y musculoso, los brazos fuertes, la curva en que se encontraban su mandíbula y cuello; para luego seguir con el rostro franco y de cierta manera misterioso, donde se vislumbraba una mandíbula firme, unos pómulos fuertes, labios carnosos, ojos hermosos de un profundo verde esmeralda, las largas pestañas y por supuesto su cabello, indomable, mas indomable que nunca. Y con el mismo color broncíneo de siempre.

Edward le pareció mas maduro que nunca. Un hombre, con todas sus letras. La marca de la

masculinidad.

¿ por qué él, con cada año que pasaba, se volvía mas guapo?. Debía de ser un favorecido de los dioses.

- mmmnm.- murmuro Edward. No se había creído nada. pero siguió trabajando, desabrochando nudos. Bufo molesto.

- ¿tienes una tijera?- pregunto. Bella asintió y busco en un cajón cercano, hasta que dio con lo que Edward le pedía. Fue entonces cuando se fijo en contra "de que" luchaba su amigo. Era un paquete de apariencia levemente familiar.

No podía ser lo que creía que era.

- ¡al fin!- suspiro Edward - ahora si, con todas sus letras, feliz cumpleaños Bella.

Las palabras quedaron atrapadas en su boca. Agradecimiento, nostalgia, alegría y un poco de pena. Todo mezclado en un torbellino, un tumulto de emociones mas. Miro el pastel, decorado con fresas y chocolates. Pudo distinguir el dote artístico de Alice en las figuras creadas con las mostacillas de colores. La caligrafía de Esme era clara en las letras de " feliz cumpleaños, querida Bella", sobre el fondo blanco de crema. Estaba segura de que Rosalie había sido la de las fresas.

Discretamente Edward se acerco y la abrazo. Mientras los sollozos escapaban de la garganta de Bella, al leer la nota que venia adjunta.

" esperamos que lo disfrutes. Saludos e inmensos cariños de tu madre, Esme, Alice y Rose"

Su madre, Reéne. Ella había cocinado un pastel de cumpleaños para ella, cuando rara vez cocinaba algo común en la casa. estaba segura de que Esme le había ayudado, la madre de Edward. Y Alice y Rosalie …sus amigas, ¡las extrañaba tanto!.

Se aferro con fuerza al torso de Edward mientras los sollozos disminuían. Dando paso a una alegría melancólica. Había dejado una vida en Chicago, una vida que deseaba recuperar. Y todos sus recuerdos se vieron reunidos en aquel pastel que habían cocinado con tanto amor sus amigas, Esme y Reéne.

- ¿ estas mejor, cariño?- pregunto dulcemente Edward. Bella asintió y dejo que el la siguiera abrazando, mientras le contaba anécdotas sobre la preparación de aquel pastel y de cómo habían logrado que saliera a flote. Bella no podía evitar reír de vez en cuando, al imaginarse a Rosalie peleando con una batidora, para luego darse cuenta de que en realidad estaba desconectada, o a Charlie, su padre, y a Carlisle aislados y asilados en la casa de Emmett. Todos sabían que ni Rose ni Reéne tenían mucho talento culinario. Y ambas juntas podían causar fácilmente una explosión.

Pasados unos minutos, la calma retorno por completo y como ofrenda al esfuerzo de Rosalie y su madre, corto dos trozos grandes de pastel, que sirvió acompañados de un humeante café. Edward puso una estación de radio antigua en el componente del comedor. Detalle que Bella agradeció.

Las lagrimas derramadas parecían haber hecho desaparecer cualquier frialdad o sentimiento de cautela. Y pronto se vieron hablando, como cuando aun Bella se daba el lujo de soñar con el, como cuando Edward aun no se daba cuenta de que Bella, al igual que el resto de las chicas, se desarrollaba y tomaba las formas de una mujer. Como cuando solo eran dos chicos con los típicos problemas de adolescentes y que soñaban con cumplir sus sueños, con que el rock nunca muriera y con que algún día podrían vestirse como quisieran.

Hablaron de todo aquello de lo que se habían perdido durante esos meses el uno del otro. Bella no podía mas que sentirse como si el tiempo hubiera vuelto unos años atrás, cuando se escabullía a la casa de Edward y Esme les servia pastel y leche. Cuando todo era mas fácil. Cuando era mas feliz.

Edward le contó sobre la practica profesional que estaba haciendo en el hospital donde trabajaba su padre, el doctor Carlisle, y de lo extraño que era no poder ir a verla cuando quisiera, cuando tenia mucha presión, cuando necesitaba de una amiga.

Bella le confeso sus penas y lo duro de ser un punto en una ciudad tan grande. De cómo extrañaba Chicago y la presencia tranquilizadora de Edward, cuando tenia problemas.

Rieron y charlaron, hasta que notaron que el amanecer estaba cerca. Bella agradecía que los jueves tuviera libres.

- creo que es hora de irse a dormir- sugirió Edward, que se encontraba sentado frente a Bella en el sofá. Ella con las piernas reclinadas y una taza entre sus manos asintió. Habían pasado toda la noche en vela y el pastel había desaparecido de la cocina, entre conversación y conversación.

- así parece- soltó un bostezo y tomo los tazones con restos de café. Edward la ayudo a pararse y recogió los platos sucios.

Mientras lavaba la loza y Edward secaba, haciendo malabares con los platos, Bella sufrió de una Epifania maravillosa, e imposible; el y ella, juntos en Chicago. Limpiando los restos de una cena de aniversario. Todos los amigos se habían ido, y aquel era el momento en el que podía contemplar con mayor paz el rostro de su amado. Ella se secaba las manos y juguetonamente enredaba sus dedos en el cabello broncíneo de Edward, el sonreía de medio lado y se giraba. Frente a frente. El acariciaba sus pómulos con delicadeza y poco a poco se inclinaba.

- ¿qué miras ahora?- inquirió Edward entre divertido y preocupado. Bella agito su cabeza, dejando que el cabello ocultara su rostro.

- nada- mintió nuevamente

- eres una pésima mentirosa. - Bella alzo el rostro ofendida, dispuesta a mandarlo con justa razón a la mierda, pero todo pensamiento homicida en contra de Edward desapareció.

El se encontraba tan solo a unos dos centímetros de distancia de su rostro.

- dime, por favor- el aliento de Edward la atonto mas de lo que ya estaba. Y la cercanía tampoco ayudaba mucho. Buscaba una excusa convincente en su mente , pero el estar acorralada contra el lavadero no era la mejor situación.

- ¿y?

Bella tomo aire. ¡¿Cuándo demonios todo se había vuelto en algo tan intimo?!

- solo… solo pensaba

-¿ en que ?- inquirió autoritario Edward. No era tonto y se había dado cuenta de la mirada que bella le había dedicado en dos ocasiones. Era de esas miradas que fácilmente derriten.

"mierda" pensó Bella. Buscaba una excusa en su mente en blanco, algo que le ayudara a escapar sin mentir tampoco, miro el papel que envolvía el pastel y una idea surgió.

- en …que es uno de los mejores cumpleaños que he pasado.- respondió por fin. Los ojos de Edward se volvieron suaves y pareció contento con la respuesta.

- me alegro de haber sido participe de esto , entonces.- la miro intensamente. Bella juraría que podía contar cada pestaña de sus parpados. Una conexión poco común se había forjado y tanto Edward como ella se negaban a romperla. Los brazos de la mujer se apoyaron contra el lavadero. Sentía que de un momento a otro caería al suelo. Edward por el contrario solo se acerco mas de lo que era permitido. Un escalofrío recorrió la columna de Bella… nunca con Mike había sentido tales sensaciones, ante su sola cercanía.

Mike.

El solo recordarlo le ayudo a tomar conciencia de la situación y con habilidad se deslizo hacia la puerta mientras intentaba mantener la respiración a un ritmo normal… y volver a controlar su ya desbocado corazón.

Edward desde el lavadero la miraba con una ceja enarcada y una sonrisa traviesa. Bella sintió que repentinamente necesitaba una ducha fría.

- ven, te mostrare tu habitación.- Se encamino rapidamente fuera de la cocina. La sola cercanía con ese hombre la desconcentraba. ¿Acaso no había superado ese enamoramiento adolescente?.

Edward, por su parte, sonreía triunfal a sus espaldas y le seguía con cierta satisfacción.

Bella se detuvo abruptamente en una habitación.

- si me hubiera avisado, hubiera podido prepararte una habitación decente- gruño . Edward se carcajeo.

- si te hubiera avisado no hubiera sido una sorpresa.- le rebatió, su sonrisa era casi cegadora. Bella pudo imitarle y responderle precariamente. Aun podía sentir la sangre correr caliente por sus venas, desconcertada por sus propias reacciones… y emociones.

Edward se sitúo en el umbral de la puerta del destartalado dormitorio y no se digno a entrar a la habitación. Solo la observaba en silencio… un silencio incomodo solo para Bella, ya que él parecía estar a su gusto, observando a su amiga a la luz de la bombilla eléctrica.

- creo que me iré a dormir- soltó por fin Bella. Edward asintió de manera lánguida. Como si hubiera estado distraído en sus propios pensamientos, Bella se dispuso a darse vuelta, cuando una mano enorme la retuvo. Sintió claramente la voz de Edward mientras se acercaba a su oído. La piel de su cuello repentinamente era mas tibia de lo normal.

- no creas que te has escapado. El viernes después de tu trabajo saldremos a cenar.

A Bella el cabello de la nuca se le erizo. Se dio vuelta para encararlo y preguntarle de que estupida e idiota broma le estaba hablando, pero tan ágil como siempre, Edward ya había desaparecido. Dejando a una Bella con serios problemas para respirar.

- ya se por que no me acercaba así a el- murmuro mientras se alejaba rumbo a su habitación. A lo lejos le pareció escuchar una carcajada radiante, como una campana de cristal al viento.

**************************************************************************

- ¿que quieres Mike?- la voz de bella estaba crispada de rabia y frustración. Sujetaba con fuerza el celular, poniendo los nudillos levemente blancos. A su lado Edward la miraba con gesto serio y adusto, con los labios fruncidos en una línea recta.- no Mike, las excusas no sirvieron ni nunca servirán- se quedo en silencio escuchando los patéticos ruegos de Mike por teléfono. - Mike, detente. Esto no da para mas. Tu mismo debes de saberlo… o me vas a decir que si te acostaste con ella durante cinco meses solo fue pasión y necesidad… y aunque así fuera, algo iba mal y por eso lo hiciste. Tu no me quieres y… ¡yo no te amo!.- se asombro de sus ultimas palabras. Siempre había estado conciente de esa verdad pero se negaba a aceptarla. Edward a su lado ahora la miraba con curiosidad.

Un zumbido de palabras se escuchaba provenir del teléfono, Bella se llevo una mano a la cabeza desconcertada pero mas feliz que nunca repentinamente. Un alivio afloro dentro de ella de manera inmensa y rápida. Un peso descendió de sus hombros. No mas mentiras, no mas simular orgasmos, no mas patéticos intentos de llevar una relación contra la corriente, ¡no mas!.

- ¡Mike… yo no te amo!- soltó con alegría, casi riéndose, recién tomándole el peso a la revelación. Ahora Edward la miraba con preocupación.- creí que te amaba, pero todo este tiempo era solo culpa y temor a estar sola o a que esto fracasara. Tu no eras feliz… yo no era feliz.- Bella se mordió el labio inferior divertida mientras escuchaba a Mike a medias.- si, si significo algo para mi. No lo niego, pero es mejor olvidarlo de la mejor manera. Tuvimos momentos agradables, pero este ultimo tiempo todo iba de mal en peor. Sabes Mike, espero que seas feliz con tu nueva amiga… no siento rencor hacia ti y solo te deseo lo mejor. No la tomes con ella por haberme contado todo, esta enamorada. Sabes, un té te vendría muy bien… no, no estoy loca y de verdad, no creerás esto pero… muchas gracias por engañarme… Volveré a Chicago. No me busques y haz como que esto nunca paso, ¿de acuerdo?… no te preocupes, estoy mejor que nunca. Adiós Mike y suerte.

Colgó el teléfono con una sonrisa enorme. Se sentía fresca como una lechuga. Libre y capaz de volar. Unas inmensas ganas de cantar, bailar, ser feliz nacieron dentro de ella. Se levanto del sillón casi corriendo y puso la radio en una estación de rock clásico. Sonaban los Beatles, con Twist and shout. Arrojo lejos sus zapatos de tacón y comenzó a bailar, mientras desde el sillón Edward la miraba atónito y desconcertado.

-¿ Bella, esta bien?- Pregunto precavidamente. Ella agitaba las caderas y el cabello mientras movía los brazos de un lado a otro. No le desagradaba para nada la escena de su amiga con aquella falda meciéndose de un lado a otro, de una manera muy tentadora, lanzando algunas piezas de ropa por el aire. Pero debía de ser un caballero, controlar sus impulsos y velar por la salud mental de su amiga.

-estoy mejor que nunca- río y dio un giro que la desequilibro un poco casi cayendo al suelo, Edward alcanzo a sujetarla , atrayéndola a su cuerpo. La dirigió al sofá y la miro seriamente a los ojos.

- me vas a decir que una chica viene a la casa, te dice que es la amante de tu novio desde hace cinco meses, que no le importa quien eres tu, que el se quedara con ella y que el estuvo con ella en tu cumpleaños y tu, cuando el imbecil intenta pedirte perdón, en vez de llorar y mandarlo a la mierda… ¿le deseas suerte?

- ¡¿Edward, es que no comprendes?! , soy libre… ¡y no le amo!. Estuve durante todo este tiempo tan ciega, creyendo que este era mi destino, que en realidad le quería, haciendo caso ciego de todo y todos y ahora me doy cuenta de que eso ya no importa. Nada me ata a el.

Edward sonrío asombrado ante la reacción de bella. Ella volvió a pararse y le tendió una mano.

- celebremos mi libertad. ¿bailas, cierto?

Edward miro a Bella… y solo basto un instante antes de que se le uniera…

*O*

el resto ya lo pueden suponer ^^

espero que les haya gustado

prox historia: por que las prefiere morenas!

kisses, hugs and chocolates

amie

un fic con reviews es un fic feliz =)