El sudor recorría totalmente descontrolado por mi rostro, mis manos al sentir esa suave textura, casi dejaba escapar el más sonoro gemido de satisfacción. Al punto de desfallecer, mis piernas se movieron sin consentimiento. Estaba viviendo el mismísimo cielo en este momento.
La cama sonaba con cada movimiento, el compás lento y a la vez determinado, no me dejaba de sorprender, vaya que años realizando "esto" me han hecho un experto.
Mis manos se movían con experiencia por toda esa suave y deleitable textura. Cada acción era precisa, no quería arruinar el momento de suma concentración.
—¡Ugh! —Quito la mano rápidamente.
Vaya que eso no se lo esperaba, debía dejar de divagar y concentrase en sus acciones.
Acomodándose nuevamente en la cama, busque la mejor posición ya que mí torpe movimiento, me había apartado de mi cómodo sitio.
—¡Viktor!, idiota —Oculte mis ojos rápidamente tras mis manos.
¿Por qué?, estar haciendo aquello es tan cursi, romántico.. ¡Ahg!, le dolía la espalda un monto, tal vez debería tomar un descanso.. ¡No!
—Lo que me obligas hacer —Destapó mi vista, poniendo mi atención nuevamente en la suave textura.
Sus brazos firmes, piernas de envidia, ese bello y elegante chaleco azul oscuro, esa sonrisa que enamora a cualquiera. Poco a poco, vuelvo a tomar el ritmo que había dejado tras mi momento de debilidad. Debía ser firme, no podía permitirse volver a dudar.
Tome el bote blanco que contenía aquel líquido pegajoso, para untarlo en un área precisa.
—¡Uhg! —Me temblaba levemente la mano, debido a mi nerviosismo.
Respire profundo, para calmar mi acelerado corazón, algo difícil de realizar cuando te duele horriblemente el trasero y te encuentras en una situación como la mía. Sacudí lentamente mi cabeza ante mis quejas, respire, y aplique aquella sustancia en el área deseada. Lo observe con determinación para asegurarme de no haberlo arruinado.
—¡Perfecto! — Sonrió con satisfacción al ver que no lo había lastimado.
Tomo todos los materiales que había usado para confeccionarlo; los hilos, las agujas y la hermosa tela que me había costado encontrar. Al ya poner todo en su lugar admire una vez más mi obra. Un osito de peluche de ojos azul marino, color beige, con una trajecito, que le había hecho anteriormente y una sonrisa vivaz totalmente envidiable.
Me había costado mucho hacerlo, estaba acostumbrado a coser ropa para los huérfanos; pero, era distinta la forma, el relleno, que quedara simétrico, en fin, complicado. Agradezco a dios, el haberme enviado aquel amable vendedor que me dio las instrucciones para confeccionarlo, sino, estuviera todavía dando vuela por el pueblo en la búsqueda de un buen regalo.
—Espero le guste a Viktor —Lo coloco al lado de mi cama y me preparó para dormir.
Ya listo, volteo a ver el reloj "1:59 am", vaya que me había tomado mi tiempo. Bostezo, apagó la luz y me acuesto en la cama.
—Buenas noches, Viktor — Me acomodo con una sonrisa en el rostro imaginado la reacción del mencionado.
Espero y "el regalo" tenga un buen recibimiento.
Aclaración: Lo del osito hace referencia que en Japón una persona te gusta por tradición le obsequias un osito y si este es recibido, significa que te da la oportunidad o solo está al tanto de tus sentimientos, sin embargo, si este te responde con el mismo gesto da entender que tú también le gustas.
Aunque creo que esto no es tradición, solo lo observe en "Sakura Card Captor" me pareció muy bonito y lo plasmes aquí.
