Buenos días/tardes/noches! He aquí mi primer fic. Comentarios, criticas constructivas y tomatazos son bien recibidos. Tengan la amabilidad de dejar un review, por favor.
Que tengan un buen día n.n
Disclaimer: Doctor Who, sus escenarios y personajes no me pertenecen en absoluto. Yo no tengo ganancias monetarias escribiendo esto, solo el placer de jugar a ser titiritera.
Sentía el sol sobre sus párpados, estaba recostada sobre alguna superficie húmeda. Arena bajo sus dedos. Una playa. Se dio el lujo de mantenerse en esa posición unos segundos más. Después de tantos preparativos de último momento, la adrenalina y el miedo la habían dejado destrozada. Aún sentía los gritos a su alrededor, explosiones, y una última alarma que advertía la activación del Último Recurso.
Abrió los ojos bruscamente. El suelo vibraba. Giró hasta encontrarse boca abajo, y presionó la mejilla en la arena. Un tenue sonido se dirigía hacia ella. Sin perder tiempo, echó a correr.
El suelo temblaba ligeramente, simulando un terremoto de baja escala. Veía la arena moverse bajo sus pies. Giró la cabeza, justo a tiempo para ver a la enorme criatura que emergía del suelo, desde un túnel donde antes ella estaba recostada. Aspecto de gusano, sin ojos y unos pocos dientes, aunque grandes. Aquel monstruo dirigió la cabeza hacia ella, y lanzandose se hundió nuevamente en el suelo.
La criatura estaba cazándola.
No sabía hacia donde estaba corriendo, sólo iba hacia adelante. Intentaba poner la mayor distancia posible entre el gusano y ella, pero su perseguidor ganaba terreno a cada segundo. Ignoraba el grito de dolor de sus extremidades inferiores, a medida que la distancia recorrida era cada vez más.
Por el rabillo de ojo, vio como aquel insecto se elevaba y escupía hacia ella. La saliva cayó sobre su hombro derecho, haciendo que casi cayera por la fuerza del impacto. Pero ella siguió corriendo. No faltó demasiado para que comenzara a sentir como el aire le faltaba y su visión se nublaba. Su antes alocado pulso parecía ahora no ser tan rítmico. La fuerza fue abandonándola de a segundos, hasta que sus piernas no pudieron sostenerla más. Tropezando con sus propios pies, cayó al suelo. Sólo podía pensar en el dolor del hombro. La criatura soltó un gruñido triunfal.
Sus ojos comenzaban a cerrarse y antes de caer en la oscuridad escuchó un extraño, pero familiar sonido.
-Alguna vez te hablé sobre el cuarto planeta del sistema Esférico? Si? No? No recuerdo, pero eso no importa. Su entera población tiene el cabello mayor a tres metros de longitud. Cortarlo se considera herejía, puedes creerlo? Tal vez debamos visitarlo luego de comprar leche. Criaturas interesantes, las vacas. Dadoras de tan importante líquido y sólo disponibles en la Tierra...
El Doctor se ajustó la pajarita, murmurando sobre ciertos mamíferos y su escasez en el universo mientras una tranquila Clara Oswald bebía una taza de té. Acostumbrada ya a sus arrebatos infantiles, había aprendido a no tomarlo en serio cuando divagaba.
-Doctor, podríamos aterrizar en 2012? Quiero conseguir algunos alimentos e ingredientes y preferiría conocer que estoy comprando esta vez, muchas gracias.
-Uhg, aún tengo el sabor desagradable en la garganta. Clara mala! Queriendo envenenarme...
-Se quejó el Doctor con una mueca. Clara lo miró indignada.
-Como iba yo a saber que eso no era queso?
-Hmm, difícil. No sé, quizás preguntando al comerciante?
-Estábamos en la Tierra, donde se supone que el queso es queso y no otra cosa extraña. El siglo 45 es demasiado diferente!
La defensa de Clara fue interrumpida por una estridente alarma. El Doctor corrió a la pantalla de la consola.
-Que...?
Una gran sacudida mandó a ambos viajeros al suelo. Luego otra. Y otra. La TARDIS se movía de un lado a otro, impidiéndole al Doctor poder tomar el control del vuelo.
-Que sucede?! -Exclamó Clara, sujeta a la barandilla como si su vida dependiera de eso. El Doctor logró acercarse al monitor.
-La TARDIS cambió de curso. Parece que ha sido convocada a... Noruega!?
-Por que demonios vamos a Noruega? Y cómo que ha sido convocada?
-No lo se! Pero a este ritmo vamos a estrellarnos!
La nave siguió volando por el universo, dando tumbos mientras se dirigía a su destino. Al contrario de las creencias del Doctor, la TARDIS aterrizó por su cuenta y sin mayores complicaciones que una leve turbulencia.
El Doctor corrió hacia la salida, con Clara justo detrás de el. Abrió las dos puertas de madera rápidamente. A sus pies, se encontraba una chica inconsciente. Y frente a ellos, un gusano extraterrestre gigante dispuesto a comérselos a todos.
Clara y el Doctor no pudieron evitar soltar un grito, hasta que el Señor del Tiempo reaccionó y activó su destornillador sonico apuntando al alienígena. Este se detuvo a centímetros del dispositivo, tan cerca que el Doctor podía sentir su aliento fétido. El gusano soltó un gruñido y volvió por donde había venido.
Clara, recuperada ya del susto repentino, inspeccionó a la joven inconsciente. Cabello rubio oscuro, sucio por la arena al igual que su pantalón largo y su camiseta. Cuerpo delgado, casi flacucho, aunque voluptuoso. Su rostro se le hacía levemente familiar. Se alarmó al ver unas pequeñas líneas negras, como venas, avanzando lentamente sobre el lado derecho de su mandíbula. Estas venían del cuello y seguían hacia su hombro.
-Doctor, mira esas marcas! Se están moviendo!
El Señor del Tiempo dejó de prestarle atención a las lecturas que su destornillador había tomado del alien y escaneó a la chica. Frunció el ceño mientras guardaba el destornillador en su saco y tomaba a la rubia en brazos.
-Es veneno de Jeffiano. Hay que llevarla a la enfermería.
El Doctor se dirigió hacia el interior de la TARDIR, Clara detrás de él. La joven acompañante comenzaba a alarmarse, mientras comenzaba a formularse las mismas preguntas que rondaban en la mente del Doctor desde que había abierto las puertas de su nave. Quien era esta chica y de donde había salido? Por qué la perseguía un gusano gigante? A juzgar por el tono de voz del Doctor, el veneno que la extraña tenía en su organismo era bastante peligroso. Clara podía ver las líneas negras extendiéndose por su mejilla y sien, abriéndose en decenas de pequeñas ramas, como si fueran un árbol. La TARDIS parecía también estar preocupada por el estado de la desconocida, ya que el Doctor abrió la primera puerta del pasillo. La nave había traído la enfermería para evitarles el recorrido extra. El Doctor depositó a la chica en una camilla y comenzó a buscar frascos en los estantes.
-Los Jeffianos son pacíficos. Generalmente. Casi siempre. Su veneno es casi instantáneo y mortal. No pueden ver; se ubican gracias a una especie de radar en su interior, algo así como los murciélagos. Captó las pulsaciones de mi destornillador, y PUF! Aparece una "pared" entre nosotros. No se que hacía ese en la Tierra, no se supone que esté aquí, es territorio prohibido para su especie. Demasiadas pulsaciones, los marea y confunde. Ah, pero claro... En una playa desierta no hay quien lo moleste. Inteligente. No atacaría a alguien porque sí, claro que no. Algo o alguien lo incitó a hacerlo.
El Doctor hablaba sin parar, mientras tomaba e inspeccionaba tubos de ensayo y recipientes. De vez en cuando, volcaba el líquido contenido en un frasco diferente.
-Clara, necesito que tomes las tijeras grandes del cajón y cortes la manga derecha de la camiseta.
Así hizo ella, dejando a la vista nada más que el hombro completamente negro a causa del veneno. Las líneas en el rostro de la chica habían alcanzado su frente y trepado sobre el tabique en la nariz. Luego de combinar al menos media docena de mezclas, el Doctor cargó una jeringa con el resultado final y la inyectó en una vena del cuello, cerca de la clavícula. El efecto se hizo ver de inmediato. Las líneas comenzaron a desvanecerse, y en un minuto ya no había rastro de ellas. El Doctor le tomó el pulso, comprobando que volvía a seguir un ritmo normal. Clara observaba maravillada las acciones del Doctor. Eran pocas las ocasiones que su amigo ejercía la medicina, y lo encontraba verdaderamente fascinante. El Doctor Guerrero, el Doctor Héroe, el Doctor Niño, todas facetas recurrentes del Señor del Tiempo. El Doctor Doctor, curando gente y aliviando malestares, era una cara de su personalidad digna de contemplar.
-Va a estar bien?
-Sip -contestó él, resaltando la P-. En unos minutos va estar como nueva. Perfectamente sana. Podrías echarle un ojo? Haré unos exámenes con la TARDIS, por las dudas. Si pasa algo raro, gritas.
El Señor del Tiempo dejó a su acompañante y salió de la enfermería, dándole la espalda a Clara para que esta no pudiera ver su ceño levemente fruncido. El destornillador sónico había captado algo realmente extraño en la rubia. Optó por creer que se trataba de un error del destornillador, pero la curiosidad y preocupación lo llevaron a hacer otro analisis con su nave. Configuró los sensores y se acercó al monitor. Palideció al ver los resultados.
-Imposible...
La pantalla mostraba ADN compuesto.
Humano
Y Señor del Tiempo
En la enfermería y bajo los cuidados de Clara Oswald, la joven abrió los ojos.
Chan!(?)
En el capítulo siguiente se va a plantear la trama, solo pido un poco de paciencia.
Algunos personajes que -posiblemente- aparecerán: River Song; Madame Vastra, Jenny y Strax; Martha Jones; Wilfred Mott; Jack Harkness.
De nuevo, les deseo una buena jornada n.n
Cata
