Este fic participa en la Actividad Especial, "Palabras Oscuras", del foro El Lado Oscuro de la Fama: Santuario ideal para amantes de la pareja Harrymort/Tomarry.
Disclaimer:Todo el universo de Harry Potter pertenece a J. K. Rowling.
Palabra: Miedo.
Podemos ser libres
No, no se trata del alcohol que inunda sus venas y le impide pensar con claridad, tampoco de los suaves labios de Albus (en los que, además del sabor fuerte del whiskey de fuego, puede encontrar algo que le deja un gusto dulce) sobre los suyos. Es el destino, está seguro. Ellos fueron hechos para estar juntos, para dominar la muerte y obtener el mundo.
Su familia es supersticiosa, conservadora, con tradiciones tan antiguas como sus raíces mismas, así que él cree en la magia, cree en las antiguas leyendas y en cosas que muchos podrían pensar son inventos. No lo dice, porque no es apropiado que todo el mundo lo sepa, creerían que está loco. Pero a ése castaño que le inyecta vida y sueños, se lo confiesa en la primera charla. Ambos comenzaron a caminar por la vereda de lo desconocido hace meses, es místico, real y lo anhela con todas sus fuerzas.
La necesidad creciente de saber que Dumbledore piensa —sabe— lo mismo, lo impulsa a romper el beso y otorgarle, a cambio, una mirada que busca desentrañar los secretos que se ocultan detrás de las sonrisas ligeras y aquellos despampanantes zafiros. Pero su amigo es bueno (quizá mejor que él) en el arte de la legeremancia y se llevará todo a la tumba.
—¿Tienes miedo? —pregunta de pronto Albus sin romper el contacto visual, tan perspicaz como siempre.
Piensa que ni aventarse a un lago de su tierra natal en pleno invierno le dejaría una sensación tan fría recorriéndole el cuerpo. Es extraño. Por un momento no puede comprender sus palabras. ¿Por qué temería? ¿A qué? Y, a pesar de la confusión, la furia reemplaza el frío; el enojo de la negación hace que se levante de un salto.
—¡No le temo a nada! —Cree que lo susurra, pero es un alarido.
—La gente tiene miedo, es algo natural, Gellert —responde con suavidad, palmeando el sillón en una invitación a volver a su lado.
El gesto lo tranquiliza, se alisa los rubios cabellos más por frustración que porque realmente lo necesiten y vuelve a sentarse. Tenso.
La pregunta a tocado una fibra sensible en su ser, pero él no lo entiende. No entiende a qué ha venido la pregunta, no entiende porqué se siente tan enojado y tampoco porqué cree que es cierto. Está aterrado y no encuentra la razón. Coge la primera botella que su mano toca sin importarle el contenido mientras sea alcohol y se le lleva a los labios, el líquido le deja la garganta ardiendo y la mente un poco más borrosa. Se digna a ver a su acompañante.
Detalla la nariz larga, los labios finos, el indicio de la barba, el largo cabello castaño, una sonrisa se hace camino en sus labios ante la túnica púrpura y las botas rojas; al fin centra su atención en los ojos azules, sin la rabia.
—Tú y yo, podemos ser libres. Vamos a ser libres —Le dice y Albus sonríe.
