Hola :D soy clarissa2126 primero que nada tengo que decir que ningún personaje de Naruto me pertenece.

Esta historia la tenia pensada hace un tiempo pero no me había animado a escribirla, espero que les guste

Sin más preámbulos, comencemos :)


Capitulo 1: La luz de mis ojos

-Debemos esconderla- se escucho la voz de un hombre mayor preocupado en medio de la penumbra, y aun con la escasa luz que se filtraba en la habitación podía distinguir las sombras de 5 hombres sentados alrededor de una mesa en un ambiente tenso.

-Konoha no está pasando por un buen momento, pero si no la incluimos en la batalla perderemos mas shinobis y le daremos ventaja al enemigo.- interrumpió otra voz de un hombre de mediana edad mientras exhalaba lentamente el humo inhalado con su pipa.

-Ocultar sus habilidades sería inútil pronto se darán cuenta y la mandarán al frente de batalla de todas formas- esta vez fue una voz femenina la que hablo en medio de la discusión.- Además que el hecho de ocultarla puede verse como un acto de traición a la aldea.

Los siguientes minutos fueron más tensos que los anteriores, los ancianos no lograban ponerse de acuerdo en que hacer con ella. La joven mantenía su respiración acompasada mientras ocultaba completamente su chakra en espera de la resolución de la discusión cuando...

-¡Teresa!

Ante su nombre la joven se sobresalto y su perfecto control de chakra que mantenía falló, dejando su presencia al descubierto. Ella huyó antes de que pudieran decir algo más. Corrió sin mirar atrás mientras esquivaba a algunos compañeros de su clan por el camino y se refugió en su habitación en donde se encontraba una mujer de cabello platinado y ojos verdes sentada en la cama con la espalda apoyada en el respaldo de esta mientras leia un pergamino.

-¿Teresa que sucede?- pregunto la mayor al ver como su niña corría para refugiarse en su regazo dejando a un lado el pergamino que leia hace unos minutos. La joven por el contrario no respondió, se limito a apoyar su cabeza en el regazo de su madre y pasar ambos brazos por su cintura aferrándose a ella como para que nadie pudieran separarlas jamás

La mujer mayor comenzó a acariciar con delicadeza el hermoso cabello blanco de su hija, -Si hablas de ello quizás pueda ayudarte teresa- dijo la mujer sin dejar de acariciar su cabeza. Teresa aun un poco reticente decidió comentarle a su madre lo que había escuchado en la sala donde usualmente se reúnen los veteranos de guerra de su clan.

-Los ancianos hablaban si debía pelear en la guerra o no- dijo teresa con un tono de tristeza en su voz pero que se fue tornando firme mientras seguía hablando- Yo no quiero pelear, no quiero ir a la guerra, quiero quedarme contigo.- Dijo la niña mientas se aferraba mas fuerte a su madre.

La mujer sonrió levemente - Yo estaré bien no tienes porque renunciar a tu futuro por mi- dijo la mayor en un tono suave con el que siempre se dirigía a su única hija.- Y sobre ser shinobi... es tu decisión, pero debes pensar que tienes todo el potencial para serlo y no tienes porque pelear, puedes convertirte en sanadora y ayudar a la gente de la aldea teresa- las caricias en su pelo no cesaban hasta que sintió un pequeño beso que depositaba su madre sobre sus cabeza.

-Madre...¿por qué debo ser diferente?- cuestiono la pequeña, aquella pregunta estúpida sabia que nadie podría responderla pero no podía alejarla de la cabeza, ¿porque debía sorprender a todos?¿por qué aprendía inmediatamente todo lo que le enseñan? ¿porque los demás la miraban con admiración y la alejaban inconscientemente de ellos?. Ella no quería un trato diferente, no quería llamar la atención. -No importa, olvídalo madre- dijo muy bajo mientras suspiraba cansada como si llevara una carga encima de ella.

La mujer de larga melena coloco sus manos a cada lado de la cara de teresa y miro los amados ojos de su hija tan parecidos a los de su esposo, había demasiado tormento en esos jóvenes ojos, quizás porque tenía una idea de lo que le sobrevendría en el futuro si se convertía en shinobi con las habilidades que poseía, despues de todo su hija era una genio con apenas tenía 4 años recién cumplidos ya dominaba tres idiomas, en todo tipo de juegos de estrategia de su clan ganaba, había memorizado todos los libros de anatomía y flujo de chakra que tenían en el clan gracias a una condición heredada por ella que le permitía recordar todo lo que veía y leía con absoluto detalle, además su hija estaba demostrando ser muy ágil en el dominio de la katana y tenía un control de chakra sorprendente para una niña de su edad.

Teresa se sorprendió cuando las cálidas manos de su madre tomaron su rostro para mantener su mirada fija en sus ojos. El rostro de su madre se mantenía sereno y reflejaba una paz interior inexplicable, era una sensación que transmitía su madre y que ella admiraba desde que tenía memoria. -Eres un milagro teresa, mi hermoso y preciado milagro... Konoha es muy afortunada de tenerte y yo más porque un ser tan maravilloso y puro sea mi pequeña niña. Cada día agradezco que todo el poder de nuestro clan haya recaído en ti, porque sé que sabrás manejarlo- La mujer atrajo el cuerpo de su hija entre sus brazos abrazándola con fuerza-, sé que lucharás por lo que creas correcto, recuerda siempre esto, sin importar que tan lejos creas que estemos, donde sea que tu vayas mi corazón siempre estará contigo mi pequeña teresa. - y fueron aquellas palabras las que quedarían marcadas para siempre en teresa, siendo estas las que la mantendría en pie en más de una ocasión durante un largo camino que estaba destinada a recorrer.