Advertencia: los personajes de Naruto no me pertenecen.
El frio malvado de aquella fría noche, azotaba fuertemente los arboles en señal de una tormenta, aquellos jóvenes corrían algo desesperados por las deshabitadas calles de konoha, los habitantes se habían resguardado en las casas por seguridad, Sakura y Naruto intentaban buscar un refugio para secarse. Después de unos largos minutos encontraron una casa deshabitada con el tiempo, algo dañada por fuera pero seguro que por dentro estaría seca, entraron para tener mejor vista del lugar y efectivamente, estaba intacta por dentro, era algo elegante, de seguro los que Vivian aquí invirtieron mucho en ella, divisaron algunos muebles y se sentaron en ellos, Sakura secaba su sedoso cabello rosa mientras Naruto secaba su torso. La joven no pudo evitar sonrojarse al ver el bien formado abdomen del muchacho, el era sumamente guapo y su piel levemente bronceada con algo de cicatrices lo hacia bastante atractivo, ella despejo sus pensamientos sacudiendo levemente su rostro, no podía pensar en ello, no ahora, ella amaba a Sasuke, de eso estaba segura. El chico se dio cuenta de su repentina acción, se acerco a la joven que estaba algo distraída.
-hey, ¿te sientes bien?-.
-¿eh?, si, si me siento ó.
En ese momento un relámpago resonó en el lugar, haciendo que la chica se asustara y se aferrara a Naruto, el joven se estremeció al sentir el tacto de la hermosa chica. El la tomo de sus hombros y la separo de el, quedando los dos mirándose frente afrente, el chico la miro con el seño fruncido, la chica lo miraba con una expresión de confusión, Naruto poco a poco suavizó su mirada para luego acercarse lentamente, pero, Sakura lo detuvo poniendo una de sus suaves manos en la boca del joven.
-¿Qué crees que haces Naruto?, tu sabes muy bien que yo aun amo a Sasuke-.
Cuatro segundos, unos segundos que fueron suficientes para destrozar su corazón en pequeños pedazos como si de un espejo se tratara. El chico la miro algo dolido, para luego mirarla con enojo y posesión, la chica se altero y trato de zafarse del agarre en los hombros, pero el tomo el control, enredó sus dedos en el cabello de la chica para luego endurecer su agarre en su exótico cabello, para luego arrastrarla a un cuarto del lugar, la chica trataba de alejar su agarre, se retorcía, pataleaba, gritaba, pero todo fue en vano. La aventó contra una de las paredes levemente gastadas del cuarto, ella gimió de dolor, el chico encontró unas cuerdas que yacían tiradas en el piso del lugar, tomo sus muñecas para juntarlas en un doloroso agarre, procedió con las piernas para hacer el mismo procedimiento. Diviso un pequeño pero firme tubo y la amarro allí, la miro, por unos minutos, contemplando sus expresiones de dolor, disfrutaba de verla, de sentirla allí para el.
-tal vez de esta forma, aprendas a amarme, respetarme, y entender que al único al que puedes amar, es a mí-.
Le invadió el pánico, pero no podía moverse ya, el duro agarre le impedía movimiento alguno, además el era inteligente, cubrió las cuerdas de chakra, cerro sus ojos, esperando lo peor, tal vez ya nunca mas podría ser libre, por culpa de aquellas insignificantes palabras, para ella.
-no…- esas fueron sus últimas palabras antes de desmayarse-.
