Capitulo Primero
El remordimiento de Chopper
Bostezo por tercera vez en aquella apacible mañana, intentando apaciguar el cansancio que amedrentaba cada diminuto musculo de su cuerpo.
Había perdido la cuenta de las horas en las que había intentado conciliar el sueño las ultimas noches que para su desgracia, las había tenido que soportar con los ojos abiertos y la conciencia alerta, puesto que, para bien o para mal, el seguía siendo el único medico abordo.
Una suave brisa se hizo presente en algún rincón alejado de la cubierta. El único lugar lo suficientemente alejado del resto de sus queridos amigos, en donde, aunque fuese momentáneo, podría descansar, por lo menos un instante.
Hacia un viento lo suficientemente agradable para su corto pelaje, levemente amortiguado por la delgada prenda a modo de suéter que Nami le había comprado en una de las tantas islas a las que, por uno que otro capricho infinitamente personal había accedido a desembarcar la codiciosa navegante.
Su nariz olfateo levemente el curioso olor a mandarinas que se desprendía de su ropa, que a pesar de mantenerse la suficiente distancia de los arboles, aun se jactaba con el aroma dulzón de la que por demás era la mujer mas gruñona que en su vida había conocido.
El pequeño reno, se dispuso a cerrar los ojos un momento, dispuesto a olvidarse de lo ocurrido y por lo cual ahora se encontraba ahí, tumbado y aislado de los demás tratando con todas sus fuerzas de dejarse llevar por un reparador descanso que le pedía a gritos cada fibra de su ser.
Aun no comprendía como las cosas se habían tornado de aquella manera. Tenia una desagradable sensación estancada en su pecho debido al arrepentimiento que le embargo con brutalidad cuando Nami le sonrío aquella mañana tratando de soportar el dolor de sus heridas.
Prefería no pensar en todo lo que pudo hacer para ayudarla, pues le atormentaba no ser de utilidad para la tripulación en lo que se refería al combate.
Suspiro con pesadez y un vago recuerdo inundo su mente, lo único que había podido hacer era cuidarla durante toda la noche, a la espera de cualquier complicación con la que pudiera lidiar para mejorar el estado de salud de la muchacha que ahora permanecía adormilada en la enfermería.
Un pequeño atisbo de culpabilidad pareció acongojarlo cuando recordó lo que había propiciado un terrible accidente, que desencadeno lo que ahora parecía su completa responsabilidad.
Miro al cielo que se teñía de un leve tono gris mientras delicados copos de nieve caían sobre la rígida madera del barco. Y entonces un bostezo mas se apodero de el, emergiendo una suave y esponjosa nube de cálido aliento que contrasto con la helada temperatura que se apreciaba en toda aquella zona del Grand Line.
Aquellos incontables recuerdos, se habían convertido en una lucha tanto interna como externa para el joven doctor que había perdido su infantil sonrisa. Un par de lagrimas desbordaron por una de sus mejillas marrones. Recordó las siluetas de cada uno de sus compañeros, uno a uno, en maneras diferentes le habían expresado su preocupación por la muchacha, inclusive el desorientado de Ussop se había mostrado preocupado.
Su capitán le había dado orden de cuidarla día y noche hasta que se recuperara. Pero aquello representaba demasiado desgaste físico y mental para el pequeño reno que sintiendo la pesadez de su cuerpo, prefirió dejarla un momento en custodia del silencio y la calma. Cosa que el también esperaba conseguir en un vano intento por tranquilizarse.
Nami se había encontrado grave, y deseaba que fuera cuestión de tiempo para que volviese a despertar, dando ordenes aquí y allá, como la capitana no reconocida del barco.
Removió su cabeza de un lado a otro tratando de alejar sus pensamientos incoherentes y extraños. No quería que Nami recayese, pero con la escases de medicamento del que se hallaba su desgastada repisa, no estaba muy seguro de cuanto podía hacer por la navegante.
Movió una pesuña de manera distraída, sintiendo la superficie del tejido de su suéter, pensando en donde buscar a primera hora del día siguiente un lugar donde proveerse de medicinas, encontrándose para su sorpresa, con algo sumamente pequeño que no había notado en la prenda desde que se la entrego la joven. En una pequeña orilla del tejido, en la parte mas oculta de los estampados de difusos animales invernales y arboles con excesiva decoración, había un trozo de papel enrollado con sumo cuidado. El diminuto ser los desdoblo con cuidado descubriendo una frase con una hermosa caligrafía levemente garabateada, que ponía: "Para el mejor Doctor del mundo"
Las lagrimas fueron incontrolables cayendo una tras otra por los vidriosos ojos del reno que permanecía aun sentado en el inconfundible vaivén de las olas que arrastraba al barco. No podría considerarse el mejor medico y mucho menos en todo aquel enorme mundo que aun no conocía por completo, pero de algo estaba seguro, no defraudaría a la navegante dejándose vencer por el remordimiento.
Chopper decidió incorporarse y secando sus lagrimas se dirigió con paso firme y decidido a la puerta donde le aguardaba Nami.
Dirigió un ultimo vistazo a la cubierta que permanecía estática y silenciosa antes de partir con rumbo a la enfermería. Chopper se mantenía tan absorto en sus pensamientos que parecía totalmente ajeno a lo que le esperaba.
Después de todo, el era el único medico abordo.
