Death Note fanfic: Confesiones

Cap. 1: Recuerdos

¿Y si te hubiese podido decir la verdad? ¿Y si no hubiese sido tarde, te hubiese dicho cuanto te amo? ¿Me hubieses odiado? ¿Te hubieses molestado? ¿Me habrías evitado el resto de tu vida?...

¿Me habrías perdonado?

¿Y si tú también me amabas?

No se tú... Pero yo jamás me habría perdonado, es más, jamás me perdonaré; haberte dañado, haberte lastimado o mejor dicho: haberte asesinado. Es algo que no importa lo que pase, nunca me perdonaré


Me encontraba sentado como siempre en mi maldita silla, -más fría y más húmeda que cualquier otra cosa en la habitación-, mirando a la pantalla del computador, revisando las notas, fotos y archivos del caso de Kira, mientras -como si fuera poco...- maldecía a Near. A diferencia de mi, Matt se encontraba comodamente sentado en su puff negro jugando con el PSP algún juego estúpido -que por supuesto, no me interesaba en lo más mínimo-. Se veía tan entretenido, concentrado y... atractivo... ¿En qué demonios estaba pensando? ¿dije "atractivo"?. Bueno, de todos modos, no aguanté el verte tranquilo mientras yo estaba estúpidamente agobiado por la soga que voluntariamente me había atado al cuello...

- Matt... por favor... ¿podrías dejar de jugar? -pregunté regañadientes- me estás desconcentrando -suspiré.

- ¿Ah? Vale Mello... ¿Estás amargado por Near de nuevo? -extendió suavemente su brazo para darme una barra de chocolate- Mello, no dejes que ese mocoso te moleste o amargue la vida -ahora ,mostraba una cálida sonrisa, sus sonrisas siempre fueron reconfortantes-.

- Mierda Matt... -tomé la barra de chocolate sin musitar palabra y la comencé a destapar- ¿cómo carajo le haces para ser tan jodidamente optimista? -mordí con rabia la barra de chocolate, mientras movía el asiento para ver a Matt y pasaba mi brazo desocupado sobre el espaldar de mi silla.

- Pues, primero cuido mi vocabulario... y evito que cierto crío me arruine la vida... -se levanto un poco para tomarme del antebrazo y tirar de este, haciendo que callera de la silla hasta su pecho.

- ¡Matt! -me quejé furiosamente para aun así sentir como me abrazaba fuertemente.

- ¿Qué pasa Mello? -preguntó inocentemente sin soltarme- es sólo un abrazo de amigos para reconfortarte y sacarte de tu mal humor... -mantuvo el tono inocente e infantil. Luego comenzó a juguetear con mi cabello y a mirarme tierna mente a los ojos. Él tan tranquilo y yo con una mirada sorprendida y desconcertada... ¡Ese maldito pelirrojo me estaba provocando!

- No es eso tarado... -puse los ojos en blanco- es solo que tú eres un HOMBRE y estos comportamientos son extraños en uno normal. -Reclamé con un tono mandón y quejón. Matt podía notar a leguas que estaba sorprendido y furicamente sonrojado.

- Mello, exageras... -soltó una risa divertida.

- No exagero... -inconscientemente comencé a acariciarle el rostro, luego rodeé su cintura con una de mis manos y comencé a aproximarme a esos labios entreabiertos, cerrando lentamente los ojos mientras su cara se tornaba de sorpresa y sus mejillas se sonrojaban... Se veía tan tierno... ¡tan jodidamente tierno!

- Mello... ahora eres tú el que se comporta extraño... -dijo sacándome de mi trance y haciéndome volver al mundo real. Su cara estaba completamente roja, cosa que iso que me sonrojara un poco más.

- Lo siento, me dejé llevar -contesté apenado. Recosté la cabeza de su hombro y sin dejar de abrasarlo susurré a su oído: Matt, ¿te importa si me duermo? Estoy cansado...

- Claro... -ahora me acariciaba tiernamente el cabello- ¿recuerdas cuando nos conocimos? -dijo en un tono dulce y algo meloso.

- Por supuesto... ¿cómo olvidar ese día?... -bufé. Inconscientemente sonreí y cerré los ojos, recordando ese extraño día... o mejor dicho, "el día".


Flashback

Era un día normal, estaba como siempre en la vieja biblioteca -ya nadie iba allí- leyendo cualquier libro que encontrase o me llamara la atención... odiaba socializar con los demás niños, sobretodo porque siempre, siempre, SIEMPRE, me confundían con una chica. Así que en nombre a mi orgullo masculino prefería quedarme en la biblioteca con los libros y con mis chocolates. Siempre creí que el leer libros me haría saberlo todo, pero claro... no era así. Ese mismo día iba a ser diferente, iba a cambiar mi vida completamente...

Los niños y hasta los mismos adultos que estaban afuera se encontraban haciendo un escándalo tremendo, no me dejaban leer ni un solo libro. Así que por rabia y curiosidad fui a ver que estaba pasando, y pues, debí haberlo imaginado... había llegado un nuevo niño a la Wammy Hause; era un tierno pelirrojo con una consola de nintendo, observando todo el lugar intentando evitar la muchedumbre. Para mí, era una rata acorralada. Desgraciadamente logró verme en la ventana y por unos momentos sentí como nuestras miradas se cruzaron. El corazón me latía a millón y hasta me sonrojé levemente. Estas emociones me molestaron tanto que hice lo de siempre... fulminar a la gente con la mirada y largarme a hacer lo que estaba haciendo, así que me retiré, me recosté en el suelo y seguí leyendo mis libros y comiendo chocolate.

Creí que nuestro encuentro terminaba allí

Una vez más... me equivoque, las cosas no habían terminado aun...

De repente alguien entró a la vieja biblioteca -el lugar al cuan nadie iba- y se recostó junto a mi en el suelo acercandoce tranquilamente para observarme leer.

- ¿Qué haces? -preguntó una voz que nunca había escuchado, pero más tarde escucharía todo el tiempo... o casi todo...

- Leer, ¿acaso eres tan idiota que no te das cuenta? -gruñí.

- Pues claro que me di cuenta, solo me preguntaba que hacia una niña tan linda como tú, sola en este lugar tan viejo y empolvado. -sonrió.

- Pues... para comenzar, NO soy una niña. -dije mirándolo a los ojos por primera vez, sus hermosos ojos verdes me miraban fijamente y sin parpadear. Un escalofrió recorrió mi espalda al encontrarme nuevamente con sus ojos y no pude evitar sonrojarme levemente ante una belleza tan grande.

- ¿Ah no? -su expresión fue de satisfacción, había logrado que me sonrojara ¡y solo con una mirada!- el niño de pelo blanco me dijo que esto pasaría, valla que eres una niña rara. -se rió- Aun así, creo que me gustas.

- ... -definitivamente, no había prestado atención a lo que decía el pelirrojo desde que dijo: "el niño de pelo blanco"... ¡ese maldito Near!

- Veras, lo que más me gusta de ti es tu pelo laceo, y tu rostro es bastante atractivo para tu edad... tal vez aun físicamente no te hallas desarrollado, ¡pero tranquila! Me gustas igual, no soy de ese tipo de chicos, aunque cuando crezcas más tendrás más curvas y-

- ¡MIERDA CALLATE! -interrumpí obstinada por su constante habladuría.

- Ah, no digas eso Mello-chan~, son palabras muy feas para una niña tan linda como tú -sonrió mientras me acariciaba el cabello atrevida mente- aunque lo que mas, mas, mas, mas, mas, mas, MAS, MAS me gusta de ti es tu personalidad. ¿Es bastante interesante sabes?

- Soy un chico, idiota. No ando de broma... -me estaba enfureciendo- y no toques mi cabello... -aparté su mano con una expresión seria.

- Era inevitable tocarlo... Hay que arreglar ese asunto de ser un chico, eres una chica y nos casaremos algún día. -dijo en tono comprensivo mientras tomaba un poco de mi chocolate y se lo comía. Ahora sí que iba a explotar, se pueden meter conmigo, me pueden decir lo que quieran pero si se comen mi chocolate están en serios problemas...

- ¡NO TOQUES MI CHOCOLATE! -le di una bofetada al tiempo que me paraba, me daba un ataque de rabia y comenzaba a arrojar todo al suelo... estaba jodidamente molesto.

- Valla, eres la primera que reacciona así... -se levantó del suelo, se acercó a mi y me tomo de los hombros, calmándome completamente como nadie nunca lo había hecho- eres una chica muy interesante... me tomó el rostro con una mano, me acarició con su pulgar hasta llegar a mi labio inferior para rozarle suavemente y ahí... me besó. Si señores, el lindo, tierno e inocente pelirrojo me besó... -por cierto... mi nombre es Matt.

Matt... ese era el nombre que quedaría grabado en mi mente...

por siempre.

Recuerdo que después de eso, casi lo mato, que le aclararon de una vez por todas que yo era un chico – aunque el seguía sin aceptarlo y lo negaba rotundamente- e increíblemente... nos volvimos grandes amigos. También descubrí que él era un masoquista y el más grande amante de los video juegos que conocería en mi vida...

Fin del flashback


Y ahí me encontraba... después de muchos años, estaba irónicamente recostado de su pecho, como si fuera una chica enamorada en los brazos de su amado, la única diferencia, es que yo era un hombre.

- Buenas noches Matt...

- Buenas noches Mello...

Como me hubiese gustado que ese momento durara para siempre...

y aunque siempre fue así...

tu cuidándome...

yo lastimándote...

Ahora... se que es demasiado tarde... Pero Matt... no...

Mail Jeevas... yo te amo.

Y me arrepiento de no haberlo dicho antes... porque hoy ya es demasiado tarde... demasiado...

incluso para el mismísimo amor.

"Soy un idiota".