NOTA INICIAL Y DISCLAIMER.
Se advierte sobre AU y OoC de algunos personajes. Los personajes no me pertenecen y han sido tomados sin animo de lucro, simple y sencillo entretenimiento propio y de aquellos que gusten de entrar a leer.
Dicho esto...
Se acomodó las gafas justo al llegar a la entrada de la escuela, era demasiado temprano pero la emoción le había ganado al reloj, algunas nubes se dispersaban lentamente para dar lugar a los rayos de sol que empezaban a colarse iluminando la fachada blanca de la que sería su nueva escuela tan pronto entregase el papel del traslado.
Echo un vistazo a la hora, definitivamente era demasiado temprano, llegando mucho antes de la entrada formal. Alzó los hombros con cierta indiferencia, era una oportunidad única para explorar la escuela y así no tener que depender de que otra alumna fuera su guía hasta que se adaptara, después de todo no había conseguido todo este cambio para no abrirse el mundo ella misma. Se aventuró dentro del edificio, preguntándose como conseguiría las típicas zapatillas o si sería una grave infracción andar con el calzado habitual entre los pasillos, lo sopeso un momento antes de dar los primeros pasos en su descubrimiento.
Le hubiera parecido terriblemente silencioso el lugar de no haber llevado los audífonos puestos, apenas con un volumen prudente para percibir si había alguien más aunque el tamaño de los mismos hacían difícil que notara cualquier sonido ajeno a la música. La escuela era amplia pero al estar tan vacía fue sencillo recorrerla en poco tiempo, por lo menos ahora sabía dónde estaban los lugares esenciales para su "supervivencia"
Un suspiro se coló entre la pausa de canción a canción, empezando la marcha que la llevaría a su destino, ciertamente la emoción estaba escapándose de su sistema, parecía todo tan aburrido, el ser tan impuntual le había bajado las expectativas, debió hacer caso a la razón y esperar a que la hora de entrada se acercara más, así se ahorraría la siguiente media hora aguardando para pertenecer oficialmente a ese colegio.
Una vez concretada la exploración, optó por conocer los jardines, siendo el último lugar que no había conocido del todo. Miro el reloj de nuevo, aún le quedaba tiempo por lo que tomo su mochila y la colocó a su lado para después tenderse sobre el césped a esperar por el prometido bullicio de una preparatoria de chicas. Observo el mismo cielo que a su llegada apenas se abría paso entre las nubes y que ahora era de un azul tenue, se preguntó cuándo fue la última vez que se permitió mirar así el cielo de día, era particularmente tranquilizador pero un poco menos hermoso que mirar las estrellas en la noche, aunque tampoco lo hacía con frecuencia, por lo menos no en casa de sus padres…
Se desperezo estirando los brazos por encima de su cabeza, recordar aquello le había quitado el encanto a ver el cielo por lo que decidió que sería lo mejor esperar cerca de la sala de profesores a Yamanaka-sensei, tal como le había indicado el director el día que fue a arreglar sus papeles. Asió su bolso con cuidado de que sus rebeldes baquetas no se asomaran demasiado, frunció los labios, quizá no era una buena idea haberlos llevado con ella. Dio inicio a su marcha, sus manos reposaban perezosamente sobre la tela en los bolsillos y su cabello libremente suelto sobre el rostro con el objetivo de llevar un perfil relativamente bajo por lo menos lo que durara en trayecto, aunque su sudadera extra, los audífonos y el salvaje peinado provocaban justo el efecto contrario.
El timbre de entrada sonó.
Detrás de sus lentes su entrecejo se arrugaba cada paso un poco más, pensando en que su pequeña divagación en el pasto sólo le había hecho perder el tiempo y que lo que antes fueron minutos que le sobraban, ahora le hacían falta.
Había sido una gran ventaja que se supiera ya el camino, por lo que casi automáticamente se dirigió ahí sin pensarlo demasiado. Los lentes empezaban a parecerle molestos pero no quería deshacerse de ellos hasta que llegara al salón, aunque tampoco era que los necesitara por miopía o similar, sencillamente lo hacía para descansar un poco sus ojos.
Un grupo de alumnas se apilaba ya en la entrada de la escuela pero paso como si no las viera, cabizbaja e indiferente al exterior, apresurando sus pasos mientras esquivaba distraídamente pequeños grupos de chicas en los pasillos.
Llevaba toda la mañana evitándolo pero era ineludible. Se preguntó cómo estarían sus padres o su hermano, sabía de antemano que seguirían molestos aunque tampoco tenía manera de saberlo, llevaba el móvil apagado en lo más profundo de alguna de las cajas que irresponsablemente había acomodado en una habitación de la casa y, por pereza o falta de interés, aún no desempacaba. Se alentó pensando que, cuando el todo el drama pasara, le irían a buscar.
Era una medida a corto plazo, muy práctica para ella cuando quería sacar a su familia de su mente. Ahora justamente se preocupaba por la cena. No debía ni podía comer una gran parte de la comida que vendían en las tiendas y su conocimiento culinario no era muy extenso como para soportar demasiado tiempo alimentándose de lo mismo…Siguió divagando al respecto con la mirada perdida entre la madera que marcaba su camino, siendo casi imposible que viera la larga cabellera negra acercarse o por lo menos escuchar los pasos peligrosamente paralelos a los suyos.
Por supuesto, que la otra joven fuera leyendo tampoco fue una gran ayuda para evitar la colisión. Era alta, le sacaba fácilmente un palmo de diferencia, el golpe no fue realmente fuerte pero la desgarbada pose que llevaba la hizo perder el equilibrio y, por un peligroso momento, el aliento. Aquel cabello negro se escaqueo de la disculpa con un difuminado carmín en las mejillas, abrazando su libro y perdiéndose a su espalda. Se puso de pie tan rápido como pudo, no logrando arrebatar de su mente un único pensamiento mientras a su rostro se le encarga traducirlo reiteradamente curvando sus labios, "Tan bonito sonrojo…" Quizá fue ahí cuando encontró sentido a este lapso de rebeldía o la letal mala decisión que temía haber tomado.
Se detuvo frente a la puerta de la sala de maestros, debía hablar con Yamanaka Sawako, la encargada del grupo 2-2, tal como se leía en un papel que llevaba un poco arrugados entre las manos.
"Disculpe la intromisión," dijo por cortesía al abrir la puerta corrediza, se dio media vuelta y concluyo por devolverle la posición original.
Se encontró con un unos inquisitivos ojos cafés irradiantes por la alegría.
"Tainaka Ritsu" dijo la maestra, "Educada en casa desde… ¡¿siempre?!" se sorprendió pero supo disimularlo apropiadamente, "Aquí dicen que hay una situación especial pero fueron muy crípticos al respecto… " Una minúscula llama de curiosidad de encendió en sus pupilas, "Tu examen de ingreso marca pequeñas deficiencias en tu modelo educacional pero nada no podamos arreglar" exclamo con emoción, "me pregunto si Akiyama-san querrá darte algunas tutorías, bueno, si logro hacer que te hable primero", Ritsu la observo detenidamente, un poco confundida sobre lo rápido que divagaba y pasaba de un punto a otro. Esperaba que su distracción la tuviera lejos de la situación especial porque realmente no quería que su aventura terminara tan pronto. "¿Tienes alguna duda?"
"Si, sólo una," se alegró de que preguntara, era un sueño algo absurdo pero no había llegado tan lejos para sencillamente dejarlo pasar, "Escuche que este colegio tenía un club de música ligera y…"
"Ah, etto…" farfullo Yamanaka-sensei nerviosa repentinamente, "Se desintegro el año posterior a mi graduación…" Por un momento pensó que escogió mal el lugar pero esa duda se suplió por el sonrojo de antes en aquel rostro tan ajeno. "Es principio de año, con un poco de iniciativa se puede revivir" agrego Sawako como quien no quiere la cosa pero con una energía renovada. La charla fue interrumpida por un maestro algo mayor quien aclaro su garganta y sutilmente les señalo el reloj. Era tarde, muy tarde. Lo último que supo Ritsu fue que la maestra la tomó de la capucha de su abrigo y la llevó arrastrando hasta su correspondiente salón.
Su corazón grito por auxilio y éste llego segundos después al detenerse en la puerta y poder respirar. Ya había aprendido algo importante, Yamanako-sensei no iba a mantener su salud integra jamás.
Al entrar fueron recibidas por un saludo sincronizado por parte de las veinte alumnas en el lugar, quienes se pusieron de pie y realizaron la tradicional inclinación. Ritsu las vio como un borrón a todas hasta que Yamanako-sensei la coloco a su lado, corrigiendo su postura para darle introducción.
"Ella es Tainaka Ritsu-san, por favor cuidar todas de ella" anunció, obteniendo una afirmación cordial por parte de todas.
"Cuidar bien de mí, por favor" se inclinó al mismo tiempo, sintiendo un impactante vuelco en el pecho y una efímera asfixia.
Se escucharon estruendosos comentarios en cuanto regreso a su posición inicial, causó revuelo tanto su cabello castaño, el tamaño de los auriculares y su poco disciplinado uniforme. Algunas no pararon de analizarla, otras más allá sencillamente se adaptaron a su presencia y, ahí, en primera fila reconoció una mirada congelada y nerviosa con el marco azabache a los lados, sus ojos grises se quedaron trabados en el ocre de los suyos hasta que poco a poco, en ese pequeño segundo sus mejillas recolectaron toda la sangre de su sistema y recordó mirar a otro sitio. Ahí estaba, otra vez el vuelco en su pecho que disimulo colocando su mochila en su pecho, hasta ahora no era algo nuevo pero si estaba convirtiendo en algo recurrente.
"Toma asiento Tainaka-san, hay un sitio al lado de Kotobuki-san" la dirigió a la segunda fila, justo en medio del salón. La chica en cuestión tenía un notorio cabello castaño y unas cejas que sin duda no podría dejar de mirar en algún tiempo. Se acomodó en su sitio tan pronto le fue posible, retirándose los accesorios que no la dejaban encajar o que la meterían en problemas demasiado pronto. Dejándose el uniforme oficial y el listón que cubría el objetivo de mantener su blusa ajustada del cuello, la clase dio comienzo con peroratas sobre historia de Japón, así que Ritsu se ensimismo en sus pensamientos por algunos segundos, dejando que sus ojos actuaran como imanes a la primera fila y, fue justo en ese momento, cuando su visión periférica le indico que alguien- potencialmente sospecho de la rubia a su lado- había dejado un pequeño papel cuidadosamente doblado en su pupitre.
Hola, Tainaka-san, soy Kotobuki Tsumugi decía aquel papel, Ritsu alzo una ceja y dejo salir una sonrisa a medias. Era la primera vez en toda su vida que alguien le pasaba un recado de esa forma, así que contesto dirigida y directamente.
Sólo Ritsu, por favor. ¡Hey! ¿Tocas algún instrumento?
La joven la miro afablemente, sujetando con cautela el recado, entrecerró los ojos como si le costara elegir una opción para contestar, hizo un garabato elegante y lo cedió de nuevo a Ritsu.
Está bien, "sólo Ritsu-san". El piano ocasionalmente, ¿Has pensado a cual club quieres unirte? Yo estoy en el coro escolar.
Le agradaba Kotobuki-san desde ya, plasmo un par de cosas antes de regresarlo, no pulía ni un poco sus diálogos, estaba anhelante de conseguir abrirse camino en el club que la había llevado a esa escuela.
¡El club de música ligera!, Tsumugi le ofreció una sonrisa reconfortante, sabía bien que ese club estaba extinto. Ritsu lo percibió en el instante pero no dejaría morir el optimismo en su primer día de clases, no señor.
"Ahí atrás, presten atención," dijo Yamanaka-sensei sin alterarse "Kotobuki-sama, por favor podría iniciar la lectura para continuar la lección"
"¿Kotobuki-sama?" susurro la pregunta Ritsu mientras la joven buscaba el párrafo indicado.
"Sólo Mugi-san" le guiño el ojo e inicio con su perfecta lectura.
"Bien, Mugi-chan" esas palabras sonrojaron salvajemente a la joven pianista.
Ritsu bajo la mirada, desconectándose de nuevo de la clase, le valió por unos segundos hasta que sintió la persistente sensación de estar siendo observada. Vale, sólo un poco más de lo normal por ser la chica nueva. Fingió tomar un par de notas para no quedarse dormida, recordaba porque odiaba levantarse temprano y lo estaba pagando en ese justo momento, lo único que la separaba del sopor era esa tediosa sensación pero por más que lo intentaba, no logro dar con el origen. De nuevo pensó en el millar de llamadas que tendría por parte de sus padres, no hacía más de tres días que había dejado de ser la hija que ellos querían que fuera, le pidieron que tomara una decisión y la tomo, aunque no fuese lo que ellos deseaban. Jamás le sentó estar en tranquilidad, aunque algo dentro de ella no pensara igual.
Se prometió que si las cosas no empezaban a encaminarse en una semana, dejaría de perseguir ese misterioso objetivo llamado libertad, volvería y encararía las consecuencias de salir corriendo. Después de todo, aunque lento, el día estaba siendo productivo a su manera.
"¿Quieres comer conmigo, Ricchan?" pregunto Mugi amablemente cuando Yamanaka-sensei les indico que había llegado la hora del descanso. Un gritito agudo se escuchó entre unas chicas un par de sillas más atrás.
"¿Por qué no?" respondió Ritsu sorprendida pero feliz de que le dieran un honorifico tan amigable. Dio un brinco para salir de su pupitre y se viro de forma inmediata. Unos ojos cafés la estaban admirando con incredulidad, que tan pronto notó que la habían interceptado baando la mirada, buscando a su compañera de mesa. Quizá Ritsu por fin había descubierto quien la observaba tanto o, quizá no.
"Manabe Nodoka" se presentó una chica de cabello negro y gafas rojas, tan formalmente que Ritsu advirtió que quizá era del consejo escolar, pero le era más llamativo el ser que tenía a sus espaldas. "Ella es Hirasawa Yui, quien no pretendía invadir tu espacio personal con su incesante escaneo"
"Nodoka-chan," gimoteo Yui, "No la estaba escaneando, sólo me preguntaba cómo es que ella ha logrado captar la atención de dos princesas"
"No seas ridícula," contesto Nodoka disculpando de nuevo la insurrección de su amiga.
"No es que no me haya presentado antes," bromeo Ritsu, "Tainaka Ritsu, a sus órdenes" hizo una reverencia para amortiguar la formalidad del momento. Yui volvió a quedarse congelada hasta que le regalo una sonrisa ingenua, había tardado en comprender el tono. Le cayó bien a Ritsu desde el primer segundo, sabía que sería alguien con quien pudiera dejar de lado la seriedad o ponerse seria para bromear. La simple perspectiva la emociono.
Mugi tosió educadamente para atraer la atención de las chicas, no sabían en que momento lo logro pero había acondicionado cuatro mesas para poder comerse el bento sin mayores distracciones. Nuevamente se ahogaron varios gritos en el fondo de salón.
"Puedo compartirte de mí comida," ofreció a Ritsu de un bento bastante completo, vamos, hasta tenía té preparado para la ocasión.
"Lo agradezco," accedió, sabía que estaba mal, sabía que debía seguir las indicaciones pero, por primera vez en su vida, no consumiría comida especialmente calculada. Tomo un poco de arroz y otros de los aditamentos cuidadosamente colocados, "delicioso" agradeció.
"Hirasawa-san, Manabe-san, por favor" extendió la invitación nuevamente a las demás. El club de chicas en la entrada del salón colapso al ver como su Ojou-sama conseguía cambiarlas repentinamente.
"Mugi-sama" exclamo Yui.
"Compórtate," pidió Nodoka, negándose educadamente a la oferta pero no a compartir el espacio. Todo lo contrario a la joven Hirasawa-san, quien pronto se hizo del menú.
Unos metros más adelante, una figura se alzó para escaquearse de la ruidosa atmosfera que albergaba el salón 3-2 ese día. Mugi era un excelente escudo para evitar que el resto de las alumnas se acercaran a preguntarle las típicas dudas sobre su reciente llegada, involuntariamente había logrado hacerse como amiga a la princesa de la academia, aún sin saber estrictamente lo que eso significaba.
Se excusó por unos minutos, pretendiendo ir a comprar algún aperitivo en las máquinas expendedoras. No obstante, seguía teniendo la incesante duda de lo que había sido el club de música ligera, así que una vez adquirida una bebida, decidió aprovechar los últimos minutos para terminar de explorar el lugar, recordando haber omitidos los pisos superiores por la mañana. Se encontró un par de alumnas de grado inferior, una de ellas con un par de coletas y el cabello negro, les pregunto por el aula del antiguo club, nadie tenía idea pero sabían de un salón que nadie utilizaba en el extremo sur del edificio, justo en el tercer piso. Era su mejor pista y afortunadamente no estaba lejos. Su reloj sonó una vez antes de que la alarma fuera detenida abruptamente, dio un respingo y saco una pastilla del bolsillo secreto de su falda, llevándosela a la boca al mismo tiempo que acercaba la boquilla de la botella a sus labios. Vio una peculiar tortuga tallada en el pasamanos, pareciéndole un poco gracioso y adecuado.
Para cuando encontró la misteriosa aula, quedaban corta de tiempo por lo que se prometió volver al finalizar las clases, acercándose lo suficiente para alimentar su salvaje curiosidad puesto que la puerta se hallaba entre abierta, alcanzándose a notar alguna fuente de luz inundando la habitación. "Un vistazo no dañara a nadie" pensó, dejando correr su imaginación sobre lo que podría contener el viejo salón, por una parte creyó que estaría a rebosar de instrumentos, con amplificadores… bueno, que tendría el equipo necesario para llevar a cabo las actividades sin problema. Dio un paso más y termino por abrir completamente la puerta, la cual hizo un ruido sordo previo a entrar de lleno al lugar, no pudo evitar su decepción al ver sólo un par de mesas y un sofá, tenía una estupenda iluminación y el espacio suficiente para una banda de pocos integrantes. Un atisbo de emoción se presentó nuevamente, decidió que exploraría un poco más, encontrando sólo un pequeño armario en el que estaba segura sólo habría material para limpieza, polvo y algunas cajas olvidadas. Abrió la puerta. Escucho un grito. Cerró la puerta disculpándose sin motivo
"¡Lo siento, pensaba que era el club de música ligera!" exclamo Ritsu, saliendo en ese mismo instante. Su corazón latía tan fuerte que ahora el susto lo tenía ella, aquellas mejillas carmín robaron por tercera vez su atención en menos de medio día, así como el oxígeno por bastantes minutos.
Se aproximó al aula completamente distraída, sin entender cómo es que, sin ningún estímulo físico su corazón no entendía de mantener un ritmo normal. Tomó asiento en la espera de que mermara la incapacidad de su corazón para reconocer su ritmo sinusal*, eran todos los riesgos que podía controlar por ese día. Decidió que el resto de la jornada sería la persona más calmada de la clase, no obstante, su plan no contemplaba a Yui Hirasawa en lo absoluto.
"Ricchan" susurro en su hombro. Ritsu la ignoro porque en ese momento entraba Yamanaka-sensei y les pedía que sacaran los textos para continuar, así mismo, aquella sensación de ser vista incansablemente la había vuelto a abordar con mayor potencia, "Ricchan," cuchicheo nuevamente Yui.
"¿Qué?" pregunto Ritsu en la primera oportunidad.
"Akiyama-san no te ha deja de ver," le informo.
¿Akiyama-san? ¿Quién era Akiyama-san? El dedo indiscreto de Yui respondió la pregunta. Ahí, en la primera fila, sus ojos grises se estrellaron nuevamente con los de Ritsu. Y su corazón volvió a brincar en su lugar, sólo que esta vez sintió un doloroso vacío cuando la joven entorno sus ojos al pizarrón.
Como no era miembro más que del legendario club de los que se van a casa temprano, decidió que no sería la forma de terminar el primer día de clases, no después de observar y ser víctima de las ridículas taquicardias y esperanzas adolescentes. Por mucho que deseara arribar a su casa, no podía pedirle al destino que encaminara las cosas si ella no le daba un pequeño e inocente impulso. Así que con dicha disposición se acercó a la sala de profesores con la espontaneidad que la empezaba a caracterizar.
"¿Yamanaka-sensei?," llamo en la puerta, haciendo una pequeña inclinación por si se encontraba algún otro profesor.
"Tainaka-san, justo pensaba en ti," le hizo saber e indico con un pequeño ademan que pasara, "estaba viendo tu registro. Me temo que falta el número de emergencia" le informo. Ritsu lo había omitido intencionadamente pero estaba segura de que, llegado el momento, sería necesario.
"Quiero abrir el club de música ligera," se atrevió a decir, "Vine a esta escuela con ganas de hacerlo y no creo sobrepasar el año de no lograrlo" Cierto, no pasaría el año, aunque esa no era la verdadera razón pero ya llegarían a eso después.
"Necesitas llenar dos requisitos para lograr eso," informo amablemente Sawako-sensei, "Al menos cuatro miembros y un profesor que los asesore" concluyó, "no me mires a mí, ya asesoro dos clubes y no quiero agregar uno más, además de que estás en tu segundo año y la mayoría de tus compañeras ya están afiliadas a alguno" dijo de la forma más afable que pudo lograr.
"Podrías hacer grandes cosas," dijo Ritsu sin rendirse, jamás había vendido una idea pero estaba segura de que tendría muchas primeras veces en esos días, "Esta escuela necesita diversificarse" agregó. No sabía porque su profesora titubeaba al hablar de ese club en particular pero sabía que podría sacarle algún provecho a averiguarlo.
"Bien, tú consigue los miembros y yo me haré cargo del resto," prometió la joven profesora, "pero a cambio, necesito ese número" insistió.
"Es un trato justo," saco un lápiz de la mochila y un trozo de papel. Escribió unos números sin mayor prisa, "si llego a faltar más de tres días, llame aquí y, si puede, vengué mi muerte" bromeo Ritsu alcanzándoselo, no obstante, justo cuando lo iba a tomar Ritsu lo retiro abruptamente, "primero y más importante, el club…"
"Primero deberían ser tus notas, estás perdida en inglés y literatura, no me hagas hablar de matemáticas…" aclaro la profesora, entrando muy bien en su papel.
"Tendré que pedirle ayuda a Mugi-chan" alzo los hombros Ritsu como si nada, no estaba en sus prioridades sacarse un grado. Dicho esto le dejo el número a la profesora y salió del aula con intenciones de buscar miembros para su club.
Cerro la puerta y sintió una punzada en el pecho, quizá era hora de que se retirara a su casa pero antes… Bueno, explorar el salón del antiguo club no sería tan peligroso ahora que la escuela estaba enfocada en sus actividades vespertinas en las que seguramente aquella hermosa… "un momento", detuvo sus pensamientos Ritsu, "¿Hermosa?" sacudió toda noción de esa idea de su cabeza pero… en serio lo era.
Reviso un par de veces que el área estuviera despejada antes de exponerse a peligros inminentes como era un grito o ser testigo del sonrojo de su cara. Una parte de ella espero que eso pasara (más de lo que debería) pero agradeció la paz y soledad de ese sitio, podría observar los recovecos sin mayor apuro. Ciertamente era tan insulso como lo fue un par de horas más temprano, las mesas y el sillón se mantenían en buen estado, todo estaba relativamente limpio- quizá Akiyama-san así lo mantenía-, leyó la pizarra que se mantenía a un costado, sólo se encontraba la abreviatura de música ligera de manera que parecía irse borrando por erosión que por un borrador propiamente, gruño por el minúsculo material para descubrir. La habitación anexa no era tan pequeña como figuraba previamente, contenía varios anaqueles y cajas con toda la historia y tradición del club. Se prometió observarlas el día siguiente cuando vio la hora y recordó que en su bolsillo secreto sólo dispuso una dosis de lo que más odiaba en el mundo por lo que, aunque ya no quisiera abandonar ese mágico y prometedor lugar, estaba forzada a hacerlo.
Dispuso sus zapatos en la pequeña casilla, se acomodó los lentes y los auriculares, iniciando su marcha a casa. No estaba realmente lejos, sólo tenía que caminar unas cuantas calles y cruzar una estación del tren para llegar, si no tomaba prisa no habría problema. La ruta era útil en cuestión de que podría pasar por alguna tienda de conveniencia a hacerse de su cena, quería probar sus dotes culinarias en algún punto de su nueva independencia pero ese día no era el indicado.
Distraída con sus ensoñaciones futuras, su visión periférica encendió sus alarmas directamente alterando su frecuencia cardiaca cuando alcanzo a captar de la nada la cabellera azabache de aquella alumna atravesando la calle en paralelo a Ritsu, apenas a unos metros de distancia. Ritsu no comprendió bien el cambio de latidos hasta que hubo virado la cara por completo y, efectivamente, Akiyama-san caminaba cerca.
Para entonces relacionaba por completo la causa y efecto de su presencia.
"Me pregunto cuál será su nombre completo" pensó dejando escapar sus otras divagaciones hasta que sintió la punzada y maldijo al viento por confiar en que una sola dosis sería suficiente. Por lo que, lejos de sus deseos, aumento la velocidad de sus pasos. Akiyama-san parecía llevar el mismo destino porque incremento de la misma forma la velocidad en los suyos. La miro de reojo, parecía abstraída en la música que escuchaba por unos minúsculos audífonos, llevaba apretada sobre su pecho la bolsa escolar. Inevitablemente, al finalizar la calle ambas tuvieron que detenerse por capricho de un semáforo en verde. Por quinta vez en el día, las mejillas de la chica se ahogaron en sangre al coger su color. Ritsu intento desentenderse de la situación pero le era imposible al sentir su corazón desbocarse en sus oídos. Sus sospechas estaban confirmadas, a pesar de los gritos, el golpe y sus miradas profundas, no había tomado la oportunidad de observarla hasta ese punto y cualquier aproximación en su mente no le hacía justicia a lo que veía en ese momento.
Al percibir que la inspeccionaban Akiyama-san empezó a ser víctima de un temblor generalizado que intento disimular de la manera más ineficiente jamás vista. Estaba asustada. Por alguna extraña pero emocionante razón Ritsu disfruto mucho de ese efecto… hasta que un aguafiestas en su organismo le cortó la sensación al robarle el aire. La joven del cabello negro, ojos grises y nervios frágiles le contesto la mirada con fuerza y, por un segundo, un pequeño segundo tuvo la certeza de algo. Una sencilla cosa que parecía irreal, una simple fantasía, tan absurda como la vida misma. No pudo concretar en su mente la idea pero lo supo en ese momento, fuera o no consciente.
Koi no Yokan, es justo lo que acababa de pasar y ninguna de los dos lo supo directamente.
El semáforo dio permiso a continuar su camino, Akiyama-san prácticamente corrió cuando esto paso mientras la castaña la observaba perderse en la distancia, recuperando el aliento y el curso de sus pensamientos.
NOTA FINAL DE AUTOR.
Llevaba años sin subir una nueva historias por aquí. No es que no quisiera, sólo que el tiempo no era suficiente para dedicarle a mis pasatiempos y trabajo hospitalario. No obstante, tengo dos historias trabajadas (desde hace un año) y espero poder actualizar esta hasta su final (Sólo llevo 3 capitulos).
He de aclarar que me agrado tomar el universo y alterarlo un poco, aquí, como sucedio en "si fuera chico" ninguna de las chicas se conoce y Ritsu va uniendo de una forma muy rápida lo que debe ser el Keion bu! porque tiene un motivo que apremia la rapidez de sus acciones.
El titulo es una expresión en japones que quedo dicho en el summario pero igual lo vuelvo a plasmar, es la sensación de seguridad al conocer a una persona de que se van a enamorar.
Creo que es todo por ahora.
*Ritmo sinusal: es la frecuencia cardiaca normal que debe llevar cualquier corazón.
