Yo era una chica común y corriente. Iba a la escuela, odiaba ir a la escuela, tenía amigos, me pasaba horas delante de la computadora o leyendo un libro mientras escuchaba canciones de mis bandas favoritas, tenía una familia que me quería, y una buena vida. Salud y amor, era lo más importante en mi vida….y lo tenía.
Fue hasta que cumplí 15 que dejé de ser la adolescente normal y corriente. Con forme pasaba el tiempo, mi….capacidad, fue en aumento, hasta que comenzó a controlarme a mí misma a la terrible edad de 19 años. Explotó frente a todos y no lo pude controlar. Casi lastimo a mi hermana, a mis amigos. Me fui. Huí lejos, nadie nunca me encontró….hasta unos años después…
Los personajes de la película no son de mi propiedad, son de DreamWorks y/o Cressida Cowell, yo solo he alterado algunas cosas para escribir mis locuras. Los OCs y la rara historia son míos.
Disfruten :3
"Advertencia": como tengo una condenada habilidad para generar OOCs (necesito práctica :/), la historia va a estar centra en personajes de mi autoría (OCs). Con eso aclarado, comencemos…
Capítulo 1
Mi nombre es Asleif Haddock Hofferson I. Leif para los amigos.
Chica normal de 15 años. Pelo largo, rubio, flequillo, ojos verdes claros, la mayoría de las facciones de mi madre, un buen puñado de pecas en la cara, y 1.63 de altura. Bien para mí.
Asistía a la escuela secundaria de mi pueblo Berk, siendo más sobresaliente en física y química. No hacía mi mayor esfuerzo por lograr las mejores calificaciones en esas materias, era como si me saliera natural.
Mi grupo de amistades era bastante reducido, pero grande considerando la cantidad de personas que se pueden considerar "amigos" que hay por allí. Mis mayores y más duraderas amistadas son Ivar y Goi- los primos de apuestas raras-, Zick, y Vidgis.
Por el lado familiar encontramos a mis amados padres Astrid e Hipo que se conocieron en un viaje a su país natal: Noruega. Yo fui su primera hija, y 6 años después llegó a la familia Nina, mi querida y levemente insoportable hermana menor. Ella es igual a papá en varios aspectos- física y personalmente hablando-, a diferencia de mí que heredé el carácter de mi madre: fuerte, rudo, valiente, algo frío, pero dulce con los suyos, y muy leal. Sin embargo, Nina también tiene ese toque de mamá.
Bien, listo de introducción a mi vida y continuemos con la historia, la cual ni siquiera he empezado…
El despertador comenzó a sonar. Era otro condenado Lunes. Busqué a tientas el aparato sobre la mesita de noche, y lo golpeé con el puño cerrado en la parte superior, esperando que se apagara. Al no obtener resultados lo tiré al piso jalando por el cable, haciendo que terminara algo destartalado en el suelo y por fin dejara ese irritante pitido.
-¿Volviste a lanzar el despertador?- se escuchó la voz de mi madre desde la planta baja.
Estaba demasiado soñolienta para contestar, pero hice mi mayor esfuerzo para que alguna palabra saliera de mi boca.
-Algo así.- contesté, con la voz fatigada y amortiguada por la almohada. Ella no contestó, pero me había escuchado; casi podía sentir cómo suspiraba y rodaba los ojos. Había lanzado el despertador en una ocasión que estaba terriblemente enfadada por no haber dormido nada en toda la noche; ese sonido puede ponerle los pelos de punta a cualquier persona con falta de sueño y tan temperamental como yo.
Resignada, me levanté de la cama para vestirme y retirarme a la escuela. Me vestí como siempre: jeans grises verdosos gastados, zapatillas marrones de tela, remera marrón mangas largas arremangada más clara que las zapatillas y un chaleco también marrón varios tonos más oscuro que la remera. Después de peinarme y cepillarme los dientes, me puse las muñequeras de cuero negras de siempre, y la vincha que les hacía juego.
-¡Buenos días Leif!- se escuchó la cantarina voz de mi cotorra Storm, una vez que salí del baño.
-Buenos días linda.- contesté mientras abría la puerta de la jaula y la dejaba que subiese a mi hombro por el brazo- ¿Quieres desayunar Storm?- pregunté. Cómo contestación asintió con la cabeza (yo le enseñé a hacer todo eso) y se tambaleó hacia un costado.
Caminé escaleras abajo, y fui directo a la cocina. Mi hermana menor estaba poniendo los platos mientras mi mamá terminaba de hacer el desayuno. Antes que se lo pregunten, papá trabaja todo el día de corrido, por lo que no lo vemos hasta la tarde, cuando cenamos todos juntos.
-Buenos días Leif.- saludaron ambas al unísono.
-Buenos días mamá.- dije mientras le daba un beso en la mejilla- Bueno días Nina.- la saludé alborotándole el cabello, a lo que ella rió.
-¡Buenos días Nina!- saludó el loro en mi hombro.
-¡Buenos días Storm!- contestó con los mismo ánimos mi hermanita castaña.
Storm voló fuera de mi hombro para posarse sobre la cabeza de Nina. Siempre se sujetaba con mucho cuidado cuando se posaba sobre la cabeza de alguien, ya que sus uñas podían hacer mucho daño si agarraban piel.
Le quité los platos a Nina de la mano, para que pudiera encargarse tranquila de Storm, y los puse en la mesa frente de cada silla, excepto la cuarta. Mamá sirvió el desayuno- panqueques, tostadas, leche y jugo de naranja- y las 3 comimos en silencio. Le di parte de mis tostadas a la cotorra.
El reloj de la sala dio las 6:30 justo cuando ya terminábamos nuestro desayuno.
-Bueno…- dije depositando los trastos sucios en el lavaplatos- …me voy a la escuela.- mi voz salió más emocionada de lo que yo me sentía, pero mi expresión la contradecía totalmente.
Caminé a la encimera de la cocina para tomar mi mochila y cuaderno de apuntes, y tras dejar a Storm con mi hermana y saludarla tanto a ella como a mi madre, me fui de la casa.
Todos los días caminaba 2 cuadras hasta la parada del bus que me dejaría en la escuela just minutos antes de que sonara el timbre de entrada, siempre y cuando no me lo tomara tarde ni me quedara dormida. Ya me había pasado más veces de las que me gustaría recordar, y el regaño de los profesores parecía eterno. Algunos se alegraban de que llegara tarde, ya que perdíamos tiempo de clases con las reprimendas que recibía.
Antes de llegar a la parada pude oír el motor del micro, por lo que apreté el paso. Cada vez se escuchaba más cerca, y ese día no iba a perderlo; comencé a correr, con la espalda y hombros adoloridos por el peso que les tocaba cargar. Finalmente llegué y frené el bus antes que pasara de largo a toda velocidad.
-Ya creí que no llegarías.- me dijo el conductor, quien conocía de antemano qué días me subía al trasporte público y a qué hora.
-Sí, claro. No asistir a la escuela se oye genial pero,….ya sabes. Levantarse temprano, responsabilidad. Me encanta.- dije con sarcasmo mientras pagaba el boleto, pasando el abono por el lector del colectivo*
En uno de los asientos dobles, casi en el fondo, Zick agitó la mano en forma de saludo, y a continuación me indicó que fuera a sentarme con él. Caminé sonriente por el colectivo, y me dejé caer pesadamente a su lado.
-Hola Zick.- dije suspirando con flojera, mientras acomodaba mis cosas sobre mi regazo.
-Hola Leif. ¿Mañana difícil?- preguntó al verme tan fatigada.
-Nah.- resté importancia- Una mañana normal. Tiré el despertador.- agregué encogiéndome de hombros.
-¿Otra vez?- sonó cómo una afirmación. Sus dientes estaban levemente apretados, y sus ojos azules entrecerrados, como temiéndose lo peor; ambos sabíamos que lo exageraba.
-Algo así. Solo se desplomó en el piso.
-Claro, "se desplomó".- me dijo sarcásticamente, haciendo comillas con los dedos. Su sonrisa regresó.
-Sabes a qué me refiero.-
El resto del viaje a la escuela fue bastante silencioso; él me dijo por qué se había tomado el micro ese día, y yo le dije la causa de mi irritación para tirar el despertador- quedarse hasta las 2 de la madrugada haciendo tarea de Historia puede molestar a cualquiera, en especial a la gente con problemas de temperamento-.
Llegamos al edificio de fachada antigua y ladrillo rojo, en el que estaba encerrada 6 horas al día. Tenía 2 pisos, un sótano con aislante acústico usado para las clases de Música, y una terraza utilizada cómo un vivero para Biología. Escuela medianamente normal, con gruesos barrotes en cada ventana y puerta que solo los estudiantes podían ver, profesores insoportables y recreos demasiados cortos para mi gusto. Odiaba ir a la escuela.
Entramos y fuimos al patio, a esperar los 5 minutos que nos separaban de la clase de Álgebra- el colectivo fue más rápido esta vez-. Sentados en el piso uno en frente del otro estaban Ivar y Goi, platicando animadamente, y dándose golpes y empujones de vez en cuando como era costumbre.
-…claro que sí…- decía ella.
-Claro que no.- le contestaba su primo.
-Ivar tú sabes cómo…
-Claro que no.- repitió él.
-¿Qué les pasa a ustedes dos?- preguntó Zick con una risita, mientras tiraba su mochila junto a las de nuestros amigos.
-Ivar no me cree que mis padres me prohibieron salir por un mes.- nos explicó mi amiga con tono acusador hacia el susodicho.
-Por favor Goi, ¡conozco a mis tíos!
-¡Y yo a mis padres!
-No creo en lo que dices.
-Deberías.
-Claro que no.
-¿Quieres apostar?
"AY NO", pensé y al parecer Zick hizo lo mismo, ya que resopló golpeándose la frente con una mano y agachando la cabeza.
-Por supuesto que quiero.- contestó Ivar.
-Bien. Le llamaré a mi mamá.
-Bien.
-Si yo gano tú serás mi esclavo/esclava por un mes.- exclamaron los dos el mismo tiempo, señalándose de manera acusadora.-Perfecto- volvieron a decir en coro.
-Llámala.- dijo el pelirrojo, haciendo una seña de "Adelante" con la mano.
Ella sacó su teléfono celular del bolsillo y marcó el número de su madre de memoria. Pulsó el altavoz, y los 4 escuchamos el tono, hasta que alguien del otro lado contestó.
-¡Ya te dije que no Goi! ¡Nada de salir por un mes, fui muy clara al castigarte! ¡Ya deja de pedirme ir con las chicas a ese concierto, porque, no me importa que tengas compradas las entradas, NO IRÁS! ¿Has entendido?- contestó la "dulce" madre de mi amiga del otro lado. Por su voz se notaba realmente fastidiada y furiosa. La cara de Ivar al escuchar todo aquello fue épica, y le hubiera sacado una foto de haber podido.
-Entendido. Gracias mamá.- le faltó mandar un beso para que Zick y yo rompiéramos en carcajadas ahí mismo, mientras ella cortaba la comunicación.- ¿Decías esclavo?
-Aaaaarrrgghhh- gimió su primo mientras se tiraba hacia atrás, quedando acostado en el piso.
El timbre de entrada a las clases sonó justo cuando Zick y yo comenzábamos a reír.
. . .
La misma basura de todos los Lunes, y una hermosa pila de tarea para la próxima semana o- en el caso de Álgebra y Literatura- el Jueves. Lo repito: odiaba ir a la escuela.
Zick volvió a ir en el micro conmigo y me bajé 5 manzanas antes que él. Caminé con una mezcla de calma y fatiga hasta mi casa, y cuándo estaba buscando las llaves para entrar algo saltó sobre mí, cayendo sobre mis hombros y cabeza. No me asusté en lo más mínimo, pues estaba acostumbrada a eso.
-Chimuelo.- dije agarrando al gato de atrás de mis hombros y poniéndolo delante de mi cara- ¿Nunca te cansarás de hacer eso, gran bebé gato?- pregunté en tono de reprimenda, engrosando mi voz el final.
-Mew.- fue su contestación.
-Vamos, papá no llegará hasta en unas horas.- dije cargándolo de una manera más apropiada.
Por cierto, Chimuelo es el gato negro de papá. Lo encontró cuando yo tenía 7 años, como un cachorro, tenía la cola quebrada y cortes en varias partes del cuerpo. Lo llevó a la veterinaria para que lo curaran, y la idea era conservarlo en casa hasta que curara, pero todos terminamos encariñándonos, y el gato se quedó. Chimuelo es mi gran amigo desde entonces, y cada vez que vuelvo de la escuela se me abalanza sobre la cabeza; creo que esa es su forma de saludar, ya que todos les hace lo mismo.
-¿Mamá? ¿Nina?- exclamé al entrar- ¿A quién engaño?-agregué en un susurro.
Unos minutos después de que yo saliera de la escuela, mamá llevaba a Nina a la suya y luego se va directo al trabajo. Son muy raros los días que llego y las encuentro, y por lo general, esos días mamá está…acelerada.
Dejé a Chimuelo en el suelo, y me acomodé el cabello que él había revuelto al tirarse sobre mí. Él me miró y maulló significativamente.
-Ya sé. Ven, es hora de comer.- dije mientras caminaba a la cocina, con él siguiéndome desde atrás.
Todos los días al llegar de la escuela le daba a Chimuelo una lata de comida para gatos, y algo de fruta a mi cotorra. Eso fue lo que hice al llegar a la cocina; saqué el deseado alimento del gato y lo vertí en su comedero. Mientras él comía, me senté pesadamente en una silla, suspirando.
-Una vez termines eso, le daré de comer a Storm, y creo que luego tomaré una…- no pude terminar la frase, ya que mi teléfono empezó a sonar. En la pantalla de leía "Vidgis" y una foto ciertamente ridícula que ella misma se había tomado. Bostecé antes de contestar- ¿Hola?
-Hola Leif.- dijo ella después de un estornudo. Su voz estaba realmente congestionada.
-Hola Vid, ¿te encuentras bien? Suenas como si te hubieran metido dos corchos en la nariz.-
Solo para que sepan, su voz se escuchaba más o menos así:
-Bueno, en ciedta fodma tengo dos codchos en la nadiz…- otro estornudo, esta vez más suave-…solo que verddes y, no impodta con qué intente, no salen pod completo nunca.- como para comprobarlo, se sonó sonoramente.
-Demasiada información.-
Escuché una débil risa del otro lado.
-Entonces faltaste a la escuela por eso.- sonó como una pregunta.
-Exacto. No sé cuándo me desfdié así de mal, pedo no puedo salid de la cama ni andad sin la caja de pañuelos.- otro estornudo.
-Se te escucha peor.
-Bueno, con el "no puedo salid de la cama" hablaba en sedio….ni siquieda pada id al baño.
-Esa también es demasiada información.
Otra risita.
-Lo siento.- otra sonada- En fin, quedía peguntadte si poddías pestadme la tadea que hagan esta semana; segudamente estadé así hasta el Lunes pdóximo.-
"SUERTUDA"
-Claro amiga, no hay problema.
-Muchas dacias Leif.
-No hay cuidado. ¿Quieres que te las lleve ahora?
-Si no es molestia, no me opongo.- casi podía sentir el guiño que tiraba por el otro lado; siempre hace eso.
-Está bien, estaré allá lo más pronto que pueda.- dije mientras me relajaba aún más en la silla, completamente fatigada.
-Dacias Leif. Nos vemos.- y cortó.
Chimuelo me miraba, sentado frente a su plato de comida casi vacío.
-Bueno amigo, creo que la siesta no va a poder ser esta tarde.- dije poniéndome de pie.
-Mew.
Caminé a la encimera, donde estaba mi mochila, guardé mi cuaderno de apuntes dentro de esta y me la colgué del hombro, caminando a la puerta. Justo cuando estaba por salir recordé la comida de Storm. Pensé un momento y opté por dársela a la vuelta, después de todo no me demoraría más de 30 minutos entre ir y volver de la casa de Vidgis; quizás 40 al darle las tareas y alguna explicación.
Salí al patio, donde me espera mi atada bicicleta. Le saqué la cadena y me fui directo a la casa de mi enferma amiga.
. . .
Corrección: Vidgis no estaba enferma; estaba muy, MUY enferma.
Al llegar toqué la puerta y me recibió su madre….¡con un barbijo! Tengo entendido- de parte de mi amiga- que su madre suele exagerar todo, en especial cuando está relacionado con la salud, y solo hacía falta que lo viera con mis propios ojos para creerle a Vidgis. Aún así, se escuchaban los sonoros estornudos, toses, y sonadas de nariz de mi amiga de ojos oscuros. El colmo fue que su madre también me diera un barbijo
Corrección: me PUSIERA un barbijo.
Cuando yo comencé a negarme- de la manera más educada posible-, la señora Morgan colocó el barbijo en mi cara.
Después de 10 minutos con la mujer más exagerada, densa, algo sobreprotectora, y sacadora de quicio del mundo, di un grito de "Que te mejores Vidgis", y salí de la casa; acto seguido me deshice del barbijo.
Tal como había calculado, me demoré 40 minutos en ir y volver; Storm no podría morir de hambre solo porque me atrasara unos minutos en darle el almuerzo. Encadené la bici en su lugar, y me dispuse a buscar las llaves de la casa en el bolsillo de la mochila.
Justo cuando la estaba introduciendo en la cerradura, cierto animalito se tiró sobre mí, tal como hacía cuando llegaba, no importaba de dónde.
-Chimuelo, ¿no te cansas de…- comencé a decir mientras me llevaba las manos atrás de la cabeza, pero me detuve en seco cuando en lugar de sentir pelo, sentí plumas...y líquido. Uno cálido, denso y pegajoso.
*no sé cómo sea el sistema en otros países, pero acá en Argentina (o al menos en Mendoza), determinadas personas (estudiantes, maestros, jubilados…) tiene un abono (una tarjeta) que se pasa por un lector magnético del micro o trole, para pagar el pasaje. Este abono hace que el pasaje salga más barato.
Hola gente! Wow, hacía mucho que no subía algo a este fandom, ¿cómo están? :D
Primero que nada, aquellos que hayan leído el fic "Ensoñación" de Earline Nathaly quiero que sepan que ella me autorizó (por así decirlo) a usar a Chimuelo como gato y los Nadders como loros, así que con eso aclarado continuo…
Esta idea se me ocurrió no sé cómo, ni sé cuándo, pero tenía que escribirlo XD Consideren este primer capítulo como un prólogo (un largo, tedioso y poco interesante prólogo); el siguiente capítulo será más interesante, lo prometo….a no ser que tengamos diferentes definiciones de interesante, lo cual es MUY probable ;)
En fin, ¿les gustó? ¿lo odiaron? ¿muy pesado? ¿muy largo? ¿muy corto? ¿por el bien de esto me tiro por un cerro? Están libres de decirme lo que piensen de esta historia en los reviews ^^
Espero poder actualizar lo más rápido posible, pero no prometo nada ;)
Oh, por cierto, casi me olvido, quería que me dieran su opinión/ideas de qué trabajos pueden tener Hipo y Astrid si vivieran en nuestra época, ya que no se me ocurría nada y quizás haga mención de eso más adelante ;)
NOS LEEMOS!
PD: no sé qué piensen, pero cuando escribí lo de la madre de Vidgis me imaginé a la de Fredy en ICarly XD
PPD: ignoren que me comí una C al escribir "Haddock" en el dibujo XD
