Los personajes le pertenecen a Naoko Takeuchi. Como mencioné en las historias anteriores, me baso más que nada en esta pareja porque es una de mis favoritas.
Los deseos y el mar
Era una noche de verano, común entre tantas, pero ese día había algo que la hacía especial, había algo en el aire. Ese día estuvo pensando tanto en él, que el sólo hecho de recordarlo la hacía llorar.
- Ya no vale la pena- Expresó en un tono casi imperceptible mientras rodó una lágrima por su mejilla-
Todas las noches se sentaba sobre unas piedras y observaba el mar desde lo alto de aquel acantilado, quedando ahí horas rememorando viejos recuerdos y lastimándose cada vez más. Esa noche el mar estaba tan calmo que hasta se podía observar nítidamente el reflejo de las estrellas sobre el agua. Era como si el mar descubriese sus intensiones.
Su mirada se encontraba perdida en el horizonte como anhelando alguna cosa. La suave brisa hacía que su larga cabellera rubia se moviera al compás como jugando con el viento.
Mientras tanto una silueta misteriosa la observaba desde lejos, detrás de unos arbustos. Pero ella seguía inmersa en sus pensamientos, añorando aquella vida pasada en la que en algún momento fue tan feliz.
- De seguro ya se olvidó de mí- Nuevamente su voz se torno débil y rompió en llanto. Ya no soportaba más ese dolor que la mataba por dentro. Sabía que debía seguir adelante pero no podía mientras persistiera su recuerdo.
-¡Ya no sufriré más, me juré a mi misma que sería la última vez que sufriría por ti!- Esas palabras resonaban en su mente y en su corazón de una manera tan intensa que sentía que éste se le rompía en mil pedazos.
-¡Debo hacerlo!- Exclamó como queriéndose dar ánimos y con una actitud casi del todo firme, pero titubeando, se levantó y dirigió hacia la orilla. Pero de pronto un sonido logró sacarla de sus pensamientos. Alguien se aproximaba corriendo hacia ella.
- ¡No lo hagas! - Escuchó que una voz le gritaba.
- ¿Y eso?- Se preguntó asustada mientras giraba su rostro para ver de quien se trataba. Aquella voz le resultaba muy familiar.
-¡No lo hagas!- Volvió a repetir.
-¡No puede ser! - No creía lo que veían sus ojos, los cuales estaban rojos de tanto llanto, pero se los refregó y los volvió abrir quedando enmudecida.
- ¿Acaso ya no me recuerdas?- Dijo con una voz agitada de tanto correr.
Esa silueta misteriosa de pronto tomó forma: se trataba de un hombre muy apuesto que traía el pelo recogido con una larga coleta de un color azabache tan penetrante y profundo como la noche misma. Era su amado que regresaba.
Cuando por fin llegó hasta ella no necesitó más de las palabras y se fundió en un abrazo tan intenso que parecía que tenía miedo de perderla.
- ¡¿Qué pensabas hacer?!- Le dijo con una voz bastante demandante y con un rostro que expresaba una mezcla de enojo con preocupación.
- Yo solo… - Alcanzó a decir y abrió su mano derecha, descubriendo de su interior aquel regalo que él mismo le había entregado hace varios años atrás.
- … lo pensaba arrojar al mar- Dijo agachando la mirada.
- ¡Me asustaste! Pensé lo peor… - Exclamó devolviéndole una mirada ahora más calmada y tierna, al mismo tiempo que su rostro se torno cada vez más sonrojado - no te imaginas cuanto te extrañe-
- Ha pasado tanto tiempo… que pensé que no regresarías- Dijo con una voz entrecortada por el llanto.
- Regrese por ti Bombón - Selló esa frase fundiendo sus labios en un apasionado beso, de aquellos que se han contenido durante mucho tiempo y que por fin encontraban su momento de emerger.
