Prologo

Las cartas estaban echadas, y a Naruto no le había tocado para nada una buena mano, aun así ya había logrado lo imposible, le había arrebatado el control de los Biuju a Madara.

Claro que sus heridas no eran pequeñas y a juzgar por el palpitante dolor en varias de ellas, muy posiblemente estas se habían infectado.

-Ya basta de juegos Madara, terminemos esto de una buena vez-

-¿Tan pronto deseas morir?-

Hablo el legendario Uchija quien si bien estaba mucho mejor que su oponente, no había logrado salir bien parado.

-¿Realmente crees que voy a matarte así de simple?, te hare sufrir por todos los problemas que me has causado-

Gruño el mayor con odio, pero no se atrevió a atacar, sabía que aunque su oponente estaba más muerto que vivo, eso solo lo hacía más peligroso.

No hacía falta su Sharingan, para saber que las heridas de Naruto era graves, incluso con un equipo médico competente, y las instalaciones adecuadas, sus posibilidades de sobrevivir eran casi nulas.

Aun así, Madara no tomaría a la ligera al Uzumaki, no de nuevo.

Calmadamente rodeo a Naruto, tratando de encontrar una mejor posición para el ataque final, sin embargo la sensación de que perdería la cabeza en el momento que estuviese en su rango, no se iba.

-¿Entonces planeas quedarte así dando la vuelta, a un pobre moribundo, porque no tienes lo huevos de atacarlo de frente?-

Se burló el rubio mientras seguía con la mirada a su oponente.

Madara gruño pero no cayó en la provocación, Naruto era un oponente que solo podía poner al mismo nivel que Harishima, un ataque apresurado, una pequeña apertura en su defensa, o simplemente un error, significaría su muerte instantánea.

La idea de dejar que las heridas lo matasen cruzo con fuerza la cabeza del Uchiha, difícilmente habría un equipo de rescate buscándolo, no después de la destrucción que había causado mientras aún tenía en su control el poder de las 9 bestias. Sin embargo su orgullo como guerrero no le dejaba.

Naruto debía morir, pero él no podía permitir que muriese de otra manera que no fuese por su propia mano, cualquier otra muerte, sería una mancha negra en su vida, que lo perseguiría eternamente.

Se paró frente a él, tras haberle dado dos vueltas completas, sin encontrar alguna apertura que lo convenciese.

-Vamos Madara, no me vas a decir que el grandioso Uchiha, tiene miedo de un huérfano herido-

Naruto había lanzado la segunda provocación, no podía permitirse que esta pelea se pospusiera por más tiempo, a cada segundo podía sentir como la vida se le escapaba del cuerpo.

-Supongo que como tú no piensas atacarme, ¿te importa si yo lo hago?-

Madara retrocedió de un salto, el mismo momento que Naruto se puso en posición de ataque, no por miedo, o cobardía, sino por puro impulso de supervivencia. Aun a las puertas del infierno, Ese Uzumaki no dejaba de parecerle aterrador.

-No seas tan presumido, ya lo habrías hecho si pudieses-

-Solo estaba ganando tiempo, para reunir un poco de energía espiritual-

Dijo mientras, su paciencia daba sus frutos, con el modo sabio, la pelea se inclinaba por primera vez a su favor.

Madara vio la verdad en sus palabras, y ataco, no un ataque físico, sino algo aún más arriesgado. Sacrificando su ojo derecho, atrapo a Naruto en el Izanami.

Había sido un movimiento apresurado, pero valido, él no podía permitirse más daño del que ya tenía, incluso con las células de Harishima implantadas en su cuerpo, le costaría semanas poder curarse y al menos otro mes antes de poder pelear al nivel de un kage.

El cuerpo de Naruto se quedó en quieto mientras su mente se movía, era la primera vez que veía una técnica como esa, todo parecía estar en un bucle, uno que se repetía una y otra vez sin ningún sentido.

Madara sonrió y se permitió bajar la guardia, no era la muerte que le hubiese gustado dar al rubio, pero no tenia de otra, ambos habían sido empujados más allá de su límite hace mucho, siendo su propia locura, lo único que les permitía estar de pie.

Grave error.

No hubo bien desaparecido el risengan de su ojo Madara se dio cuenta del engaño, pero ya era tarde, 2 clones lo habían acuchillado con hojas de viento, uno desde atrás otro desde el frente.

-Así que, aun tenías algunos trucos-

Hablo mientras la sangre se escapaba de su boca, este había sido el golpe que hacía falta para derribarle de su pedestal, el dios ninja había caído.

-La verdad, esperaba poder usar esto de otra manera, pero ya no se puede hacer nada-

-Sacrificaste carne, para salvar hueso-el Uchiha comienza a reí-pensar que caería dos veces en el mismo truco-

-Solo he cumplido mi promesa-

-Los Uzumakis y sus estúpidas promesas, incluso matándolos, no les impides cumplirlas…pero no te pongas cómodo, que tú me seguirás de cerca-

Ambos clones solo regresaron a ver a su yo original, quien parecía perdido en el firmamento, difícilmente podrían ayudarle con su energía restante, e incluso si pudiesen hacerlo, no había manera de evitar su muerte.

-Dime algo "Naruto" ¿realmente crees que has salvado este mundo?, ¿tu estilo de vida?, pues déjame decirte que no es así, que toda la sangre derramada en este mundo, no ha hecho nada más que empezar, muy pronto, la gente olvidara tu sacrificio comenzando una nueva guerra, y otra detrás de esa, y pronto el mundo que los dos conocemos desaparecerá, bajo una lluvia de hielo y fuego-

-Mientes-

-No…yo….ya lo he visto….el destino….de…l….mundo ninja es ese….estaba escrito…incluso…..antes….de nuestro nacimiento-

Madara comenzó a ahogarse con su propia sangre, pero no, el no moría así.

-Chico…..tu propia existencia…podía catalogarse como un error…al igual que la mía….pero has de tener algo en claro…nuestra batalla, no ha terminado-

Hablo mientras sonreía con arrogancia, si Naruto había sido un formidable oponente, uno que lo había superado indudablemente.

"Que quede escrito en la historia, y que aunque la humanidad lo olvide, que la eternidad tenga constancia, aquí, es donde tu: Naruto Uzumaki, me derrotaste" sonrió nuevamente y sus ojos se cerraron nuevamente, mientras su alma abandonaba su cuerpo revivido, regresando el infierno, lugar del cual jamás debió escapar.

Ambos clones se miraron un momento antes de asentir, y desaparecer en una nube de humo, Naruto había hecho todo cuanto estuviese en sus manos para proteger el mundo, pero eso se había acabado, ahora le tocaba a una nueva generación decidir su futuro.

Una sombra bailaba en la noche.

Saltando de un tejado a otro, de un edificio a otro. Con una agilidad inhumana y pasos apasionados, bañada por la gloriosa luz de la luna.

-Prefiero el poder que otorga la sabiduría, así los sacrificios que provoque estarán justificados-

-Eso solo es una patética manera, de tratar de justificar lo injustificable-

Respondió una segunda sombra quien se encontraba sentada en la orilla de uno de los techos

-Una muy patética por cierto-

-No me importa tu opinión, independientemente de cual sea la razón o mi justificación, solo necesito algo que se oiga bien, así incluso si fallo, habrá quienes simpaticen con mi causa- la sombra solo sonrió mostrando una hilera de blancos dientes, todos afilados como cuchillas.

-Si tú lo dices- se levantó, y mientras dejaba caer un extraño polvo plateado de su mano derecha comenzó a recitar:

/En mi mano derecha, la marca, que guiara mi camino

En mi mano izquierda, la huella, de quienes me rodean

En mi corazón, las cenizas, de mi seres queridos

En mi mente, el conocimiento, que he aprendido

En mis palabras, la fe y convicción, de mis antepasados

Y en mis lágrimas, la pureza, de mis sentimientos/

el polvo que regaba había formado un inmenso circulo en el techo

/Soy el guardián del abismo, aquel que ha vivido tanto el día como la noche.

Por lo cual yo te invoco.

A ti, quien en sus hombros, llevava la esperanza de un mundo moribundo

Y la luz que una vez ilumino el camino de la humanidad.

Ven a mí, y sirve a tu nuevo amo/

El piso comenzó a brillar, y bajo sus pies un inmenso haz de luz se disparo.

Para cuando la cegadora luz se hubo disipado en medio del círculo, una figura emergía

-Parece ser que la invocación ha sido todo un éxito, así que ahora la única pregunta, valida seria….quien de ustedes es mi maestro-