NUEVA HISTORIA!! NUEVA HISTORIA!! YEAH BABY!!
n.n
ADVERTENCIA!!
El contenido de esta historia contiene Yaoi (RELACIÓN DE HOMBRE CON HOMBRE)
Si NO les gusta este tipo de historias, POR FAVOR salgase ahora.
Ya ha sido suficiente advertido, por lo que comentarios homofobicos NO seran aceptados.
Gracias. OwO
Una noche helada reinaba aquel escalofriante lugar que fácilmente podría ser producto de una de las peores pesadillas; la mansión, completamente desecha por estragos del tiempo, mostraba un habiente turbio y tenebroso, con su portón de de madera podrida y manijas de hierro oxidado, los techos de de tejas de un tono azul opaco, las paredes de piedra maciza grisácea y sucia, ventanas con cristales rotos que se abrían y cerraban con violencia gracias al ventarrón que soplaba esa noche agitando, también, los árboles otoñales secos del enorme bosque que rodeaba la mansión.
Solo se escuchaba el sonido del viento y de los animales que habitaban la desolada mansión; ratas y ratones caminaban tranquilamente dejando escuchar sus ligeros pasos sobre el piso de madera podrida, arañas creaban sus sedosos hogares en las esquinas superiores de las habitaciones o debajo de alguno que otro mueble desgastado y viejo.
-No!- Un grito de desesperación rompió el escalofriante silenció de esa fría noche, el gritó se ahogo en los polvosos pasillos de la mansión. -No!!- La femenina voz insistía en hacerse sonar, pero era casi imposible saber de donde provenía ya que a los pocos segundos de escucharse se convertía en un suave murmullo perdido en la brisa nocturna. En lo más profundo de la mansión, inclusive varios metros mas debajo de la tierra, los gritos se escuchaban más claramente.
Una sombra se detuvo frente al viejo portón de la mansión y con un tranquilidad la empujo un poco dejando el suficiente espacio para que pudiera pasar sin molestias; caminaba con un ritmo suave y tranquilo, pero su porte era amenazante, mezclado con una macabra y torcida sonrisa de satisfacción. A medida que avanzaba entre os pasillos, escuchaba a la voz femenina rogar por algo con desesperación, esto hizo que su siniestra sonrisa se ampliara. Se detuvo en una puerta que parecía la más cuidada de toda la vieja mansión, tomo la perilla con su enguantada mano y la giro para después abrir la puerta permitiendo que el chirrido de la puerta al abrirse llenara el lugar por unos momentos; comenzó a bajar por unas desgastadas escaleras, a las que daba paso la puerta, hasta que llego a una habitación inundada en las penumbras y como si conociera el lugar como la palma de mi mano camino sin dudarlo y llego hasta una segunda puerta oculta entre las sombras, giro la perilla y abrió la puerta, que esta vez no emitió ningún sonido, pasando a una habitación bastante grande e iluminada por varias lámparas esparcidas por toda la habitación.
-Por favor!- Rogaba una mujer encadenada a la pared con un grillete en cada tobillo y muñeca. -No hagan esto! Por favor!- Las lagrimas se deslizaban por sus ya pálidas mejillas, recorriendo un camino ya marcado. -No...- Soltó en un sollozo ahogado, miro a las tres personas que se encontraban en la habitación, tan sombrías y escalofriantes.
-Señor Orochimaru.- Hablo una de las personas. -Me alegra que haya llegado.-
La mujer miro al recién nombrado y en un instante sus azulinos ojos se tornaron amatistas, dos flamas violetas destellantes. -Maldito!!- En un arranque de ira la mujer se lanza contra el hombre sin importare las cadenas, logrando que estas se quebraran ligeramente pero no lo suficiente como para liberarse. -Voy a destrozarte! Tenlo por seguro maldita serpiente! Voy a arrancarte esa jodida sonrisa de tu cara de mierda!-
-¿Qué palabras son esas para una sacerdotisa?- Pregunto con un tono parecido a la burla. Se acerco lentamente a la mujer y antes de que esta pudiera reaccionar le dio un certero puñetazo en la cara logrando que fuera a dar al suelo destrozando aun más el vestido blanco con encajes dorados que llevaba puesto. -Kushina... tan hermosa pero impulsiva como siempre... ¿no?- Miro a los ojos azulinos de la mujer y pudo sentir el odio destilando de ellos. -Debo decir que es un honor estar en presencia de la sacerdotisa más poderosa de la asociación de la hoja.-
-El único honor que te daré será el de que te arranque tu asquerosa lengua con mis propias manos.- Soltó casi en un gruñido.
El sujeto de cabello negro y piel pálida echo a reír de una manera que le haría erizar la piel a cualquiera. -Siempre tan dulce ¿No es así?- Acarició los cabellos rojos de la mujer. -¿Qué siente haber fracasado en tu misión como guardiana del portador del Kyuubi?- Le soltó con la clara intención de burlarse de ella.
-Eres un maldito desgraciado!- Su ojos se volvieron nuevamente amatistas y al lanzar un puñetazo hacia la serpiente, la cadena que sostenía la muñeca de ese puño se rompe y el golpe llega con fuerza al rostro del otro mandándolo varios metros lejos, una técnica que la mujer diseños, concentrar tu energía en un punto de tu cuerpo para darle mas fuerza.
La serpiente se levanto con sin haber borrado su siniestra sonrisa de sus labios, se limpio un poco de sangre que salía de la comisura de sus labios y se dirigió hacía el centro de la habitación donde se hallaba un altar de mármol blanco decorado con diferentes grabaciones tribales. Se coloco junto al altar y observo a la persona que allí descansaba. -Te sugiero, querida Kushina, que tengas mas cuidado con ese temperamento tuyo.- Saco una daga de su negra gabardina y lo coloco en el cuello del hombre que se mantenía inmóvil en el altar. -O las consecuencias podrían ser caras.- Apretó un poco el filo contra el moreno cuello.
-No!! Minato!!- El grito de desesperación de la mujer detuvo el "ataque" del viperino. -No... no le hagas nada...-
Orochimaru solo sonrío con una satisfacción retorcida y alejo el arma del cuello del rubio. Poso sus ojos sobre el que allí descansaba; un joven que no rebasaba los 26 años, al igual que la mujer, cabello rubio y largo, piel morena y suave, su rostro se veía bastante maduro para su edad, además de su cuerpo bastante bien formado. -Minato-san... es un honor tenerlo aquí...- Soltó entre macabras risas.
-Eres la misma encarnación del mal, Orochimaru.- Soltó con asco.
-Oh! Pero que gran halago!- Se dio la vuelta para encarar a una de las tres personas que se habían mantenido sin siquiera moverse. -Kabuto, prepara a nuestros invitados, la fiesta esta apunto de comenzar.-
Estas palabras fueron como una flecha en pecho de la mujer, desgarrándola por dentro; se cubrió la boca y callo de rodillas al suelo mientras gruesas lagrimas descendían de sus azulinos ojos... sabia que ya no podría hacer nada... tenía miedo... mucho miedo...
En el instante otra de las tres presencias se movió hacia una pequeña y desgastada cuna junto al altar y saco a un pequeño bebe que no pasaba de los 8 meses, unos cuentos mechones dorados salían de su cabecita y sus pequeños luceros se mantenían cerrados indicando que se encontraba dormido.
Los ojos de la mujer se abrieron desmesuradamente al ver al bebe. -Naruto!!- Se empezó a mover y jalar de sus cadenas con desesperación. -Naruto!!- Miro con odio a la serpiente, aun con lagrimas brotando de sus ojos. -Desgraciado!! Que le vas a hacer?! Déjalo!!-
-Tranquila...- Se acerco al sujeto que sostenía al pequeño y acaricio uno de los escasos cabellos que tenia. -Que tu hijo va a estar bien...- Una tétrica sonrisa abordo sus labios.
-¿¡Qué le vas a hacer!?- Sus lagrimas ahora eran de desesperación.
-Jeje...- Tomo al pequeño entre sus brazos y lo coloco junto al hombre en el altar. -Necesito un nuevo contenedor para el Kyuubi, uno del cual su cuerpo me pueda apoderar...- Su sonrisa se amplio aun mas. -Y que mejor que el descendiente del clan Uzumaki ¿no?-
-No!! DEJALO!! MALDITO!!- Seguía forcejeando con las cadenas sin éxito alguno... su poder se había agotado, había gastado todo su chakra intentando salvar a su esposo e hijo... pero aun así... fracaso.
Ignorando los gritos de la mujer, a serpiente se coloco junto el bebe y tomando su daga la coloco sobre el vientre del bebe, clavando ligeramente el filo en la morenita piel, acto que el bebe se despertara y comenzara a llorar. Sin importarle el llanto del menor empezó a mover la punta por todo el filo dejando una herida con forma de espiral alrededor del ombligo.
-NARUTO!! NARUTO!! NO!! DETENTE!! DEGRACIADO!!- La desesperación de la pelirroja iba en aumento a cada segundo que pasaba, veía como lastimaban a su pequeño y ella no podía hacer nada, sentía como una llama quemaba en su interior, la desesperación e impotencia la desgarraban por dentro.
-Bien...- Se coloco frente al altar y los otros tres alrededor de este. -Sera mejor que acabemos con esto.- Sonrió. Estiro sus manos hacía el frente y los otros tres imitaron su acción, comenzaron a realizar una serie de sellos hasta que de sus manos broto un chakra blanco y salió directo hacia el altar rodeándolo. Una aura rojiza empezó a rodear al rubio y una marca en forma de espiral se hizo visible en su vientre pese a la ropa, los ojos del rubio se abrieron desmesuradamente debido a un calor que lo empezaba a quemar desde su interior, provocando que soltara un sonoro grito de dolor.
-Minato!! MINATO!!- La mujer gritaba desesperada al ver a su esposo de esa manera; la energía que lo rodeaba lo empezó a alzar varios metros.
El chakra blanco se empezó a mezclar con el rojo que emanaba el rubio, creando un torbellino de energía que agitaba toda la habitación. Del vientre del rubio se empezó a expender la marca por todo el cuerpo que parecía arden. Las manos del rubio empezaron a tornarse garras afiladas, sus ojos se volvieron rojizos, sus dientes empezaron a afilarse tomando forma de colmillos, su cabellos se empezó a erizar. En un instante una figura parecida a un zorro rodeaba al rubio, pero parecía estar atado a este por la espirar en el vientre.
-NO!!- Un grito de desesperación atravesó el lugar, al mismo tiempo que las paredes se empezaban a quebrar y el suelo parecía temblar. La mujer se llevo sus manos a su cabeza en una señal de frustración, entonces se escucho un estruendo y lo siguiente que paso pareció en cámara lenta...
Un hueco había surgido en la habitación llenando de polvo el lugar y provocando que la técnica se suspendiera provocando que el rubio callera estrepitosamente al suelo, sosteniéndose el vientre con una mueca de extremo dolor. Lo siguiente que se vio fue algo parecido a una larga lengua golpear el suelo, cerca de dos de los tres acompañantes de la serpiente, provocando que el suelo se rompiera y los sujetos salieran volando contra la pared.
Orochimaru giro para ver de quien era el intruso pero al hacerlo la misma lengua que había golpeado a dos de sus ayudantes se dirigió hacia él golpeándolo en el estomago y estrellándolo violentamente contra el suelo. -Maldito...- Soltó con algo de dificultad la serpiente mirando a su contrincante una vez que el polvo se disperso.
-Jiraiya!- Exclamo la mujer al ver al hombre de cabello blanco sentado sobre una gigantesca rana café rojiza. -Cuidado!- Exclamo al ver como la serpiente se levantaba y brincaba hacia el peliblanco.
Jiraiya dio un brinco esquivando un ataque de serpientes que habían salido de la mano del viperino y después intentó darle una patada pero Orochimaru logro detenerla para después lanzarle otro ataque con sus serpientes a lo que Jiraiya utilizo un sello para lanzar una especie de liquido que al contacto con el las serpientes se prendieron en fuego.
- Kushina! Un poco de ayuda me caería de maravilla!- Le grito peliblanco mientras esquivaba otro ataque de la serpiente. -Gamabunta!- Grito mirando a la rana gigante a lo que esta asintió y saco lo que pareció un cuchillo y lo utilizo para atacar a Orochimaru, aunque no pudiera moverse mucho... sus golpes estaban bastante cerca de acercar si o fuera por lo escurridizo que era la serpiente.
La pelirroja comenzó a buscar la manera de liberarse hasta que por fin divisó a uno de los acompañantes de la serpiente que se encontraba inconsciente, estirándose un poco alcanzo a buscar la llave que podría liberarla. Una ves libre de los grilletes se dirigió hacia su esposo e hijo. Tomo el pequeño en brazos y acarició sus rubios con cariño y después corrió hasta quedar arrodillada junto a su esposo. -Minato...- Lo llamo con voz quebrada. El rubio se encontraba con la respiración entrecortada, sosteniéndose el vientre con ambas manos y con una expresión de dolor en su rostro. -Minato...- Lagrimas volvían a salir de sus ojos mientras estiraba una mano y acariciaba la mejilla del hombre, pudo sentir que su piel ardía.
Ante el contacto de la fría mano reacciono y abrió sus azulinos ojos viendo a la mujer que amaba, su rostro adquirió una expresión de felicidad y alivio pese al dolor que sentía. -Kushina, Naruto... Me alegra que estén bien...- Con trabajo abrazo a su esposa y al mismo tiempo a su pequeño que parecía haberse tranquilizado en la presencia de sus padres. Se separo un poco de ellos. -Todo saldrá bien... tranquila, amor.- Dijo en forma de consuelo antes de depositar un dulce y mimoso beso en sus finos labios, el momento se vio interrumpido cuando una manita empezó a jalar la camisa del hombre. -¿Tu también quieres atención?- Susurro con una triste sonrisa al tiempo que tomaba a su hijo en brazos. -Eres un pequeño tan valiente.- Con un dedo acaricio su carita y luego el vientre que seguía algo manchado de sangre, apretó los puños y los dientes con furia ¿Cómo se atrevían a tocar a su hijo?
-Cuidado!- La voz del peliblanco saco de sus pensamientos al Uzumaki que vio como uno de los ayudantes del viperino se disponía a atacarlos con una katana, pero antes de que siquiera pudiera reaccionar un escudo de viento se formo alrededor de ellos golpeando con fiereza al sujeto y estrellándolo contra la pared opuesta.
El rubio desvió su mirada hacia su esposa y esta se encontraba con sus ojos brillando de un color violeta y con sus manos formando un sello a la altura de su cara, además del aura violeta que la rodeaba, clara expresión del chakra que estaba usando para formar ese escudo. -Kushina! No lo hagas, estas débil.-
-Mírate en un espejo antes de reclamarme.- Dijo con una expresión sarcástica que, para opinión del rubio, la hacia ver tremendamente encantadora. -Ahora solo encárgate de que Naruto no llore, ya sabes que después es imposible callarlo.- Una divertida sonrisa surco sus labios antes de realizar otros sellos y que el escudo de viento se tornara en varias corrientes de aire dirigidas a los enemigos desgarrando sus ropas y piel como si de varios kunais tratase.
-Oh...- Una sonrisa surco los labios de Minato. -Naruto, debes estar muy orgulloso de tu madre.-
-Ja.- Soltó la mujer al escuchar el comentario. -¿Orgulloso? Claro que si, soy la mejor.- Sonrió con una expresión superior, a lo que el rubio solo la miro con una gotita resbalando por su nunca, no importaba la situación, Kushina siempre seria igual.
-Lamento interrumpir tan tierna escena, pero creo que será mejor terminar con lo que empezamos.- Orochimaru sonreía tan tétricamente como siempre.
-Hnm.- La mujer se posiciono en posición de ataque y miro al sujeto con una mirada llena de odio y asco. -Sobre mi cadáver maldita serpiente.-
-Veo que ya descubriste el resto del plan.- Dijo con un tono siseante y venenoso aunque su cara expresara una retorcida sonrisa. Formo varios sellos para que después hiciera aparición una serpiente negra bastante grande con marcas moradas en los costados y en la cabeza haciendo juego con sus ojos amatistas profundos con tintes rojos. El animal viperino siseo estrechando su mirada sobre la pelirroja.
Un momento de silencio, nadie se movió, miradas amatistas chocaban con insistencia hasta que se hizo el primer movimiento, la serpiente gigante hizo su cabeza para atrás ligeramente y luego como en un latigazo la lanzo para el frente lanzando se su boca una bocanada de fuego negro, la sacerdotisa formo un sello con una mano colocándola frente a ella creando una pequeña espiral de viento que disipo el fuego, después, en menos de un parpadeo, junto ambas manos y formo un sello para después lanzar una esfera de aire comprimido que golpeo a la serpiente justo en la cabeza haciéndola tambalearse.
Minato observo al hombre viperino que se encontraba junto a su serpiente y noto el sello que estaba formando de una manera disimulada, en un segundo dio un brinco hacia atrás esquivando un ataque de una esfera de sonido, no era un novato, sabía a la perfección que ese ataque no iba a su esposa si no a él. Kushina miro rápidamente a su esposo y este le devolvió el gesto dándole a entender con la mirada que se encontraban bien, la mujer asintió y regreso su vista a su enemigo.
Orochimaru formo otro sello y dio un palmada que se convirtió en un ataque de impulso de sonido, con su habilidad única, el portador el Kyuubi corrió hacia la pared y subió por ella para después dar un giro hacia atrás esquivando de manera impresiónate el ataque; por primera vez en todo la noche el hombre serpiente frunció el ceño, sabia a la perfección que Minato Uzumaki o "Yondaime", como también se le conoce, era reconocido por su increíble velocidad, le costaría mucho trabajo acertar un golpe; en un instante la ligera expresión de consternación del viperino se transformo en su clásica retorcida sonrisa, también sabía que el rubio no podía resistir mucho, pese que al sello fue incompleto, el poder del Kyuubi se liberaría y eso significaba una cosa... la muerte del contenedor.
El rubio siguió esquivando varios ataques de Orochimaru mientras su esposa continuaba intentando derrotar a la serpiente gigante; su azulina mirada recayó en su antiguo maestro Jiraiya, que seguía sobre la gigantesca rana, se dirigió con digna agilidad hacia él. -Jiraiya, cuidada a Naru.-
-Pero...-
-Por favor, cuídalo, con tu vida.- Le extendió al pequeño, el peliblanco lo miro unos momentos pero después asintió con una pequeña sonrisa. -Lo hare, no te preocupes.- Tomo al bebe en brazos a lo que este empezó a revolverse un poco en los brazos del viejo. -Pero cuídate tu.-
-Bah... no te preocupes ero-sensei.- Sonrió divertido y dio un brinco y bajo de la rana. El viejo miro con una sonrisa al bebe en sus brazos, era extraño que se mantuviera callado, rápidamente desvió su mirada hacia la pelea y vio como la serpiente gigante estaba ganándole terreno a la pelirroja.
-Dijo que cuidáramos a Naruto, pero no dijo que no podíamos ayudar.- Sonrió. -¿No es así Gamabunta?- La rana gigante asintió levemente antes de estirar su mano y tomar sorpresivamente la cola de la serpiente negra y lanzarla contra una de las paredes, acto que aprovecho la pelirroja y tras realizar un sello movió su mano de abajo hacia riba como si estuviera cortando algo con el costado de la mano paraqué un corte de viento saliera contra la serpiente dándole en el vientre y haciéndole una profunda herida.
Orochimaru se distrajo un segundo por ver a su serpiente por lo que no pudo esquivar un golpe cargado de un chakra rojizo por parte de "Yondaime" provocando que se estrellara contra la pared detrás de él. Se recupero y formo unos sellos y luego estiro una mano y dio un chasquido provocando una pequeña explosión sónica que golpeo al rubio tirándolo brutalmente al suelo, nuevamente chasqueo los dedos y otra explosión sónica surgió pero esta vez el rubio dio un salto hacia el techo y de allí lanzo un kunai cargado de chakra, la serpiente logro esquivarlo por poco pero en el momento en el que el kunai se enterró en suelo el chakra se ibero en forma de explosión.
La pelea iba a la par, ninguno de los dos cedería terreno, lo mismo iba para la mujer y la serpiente negra, con la ligera excepción de que la serpiente estaba mal herida, la herida en su vientre ya no sangraba pero si dificultaba el movimiento. -¿Cansada?- Dijo la pelirroja en son de burla a la serpiente que agudizo sus ambarinos ojos en muestra de advertencia. -Solo inténtalo.- Escupió cada palabra como si leyera los pensamientos del animal. La serpiente gigante se colocó en posición de ataque y utilizando su lengua comenzó sisear lanzando un ataque sónico que se dirigió contra la mujer la cual, en respuesta, formo un sello a la altura de su cara y lanzo un ataque en forma de remolino que logro desviar el ataque sónico y dirigirse contra la serpiente que con un ágil y rápido movimiento logro esquivar el ataque viento. Un grito de dolor hizo que la mujer desviara su atención de la pelea. -Minato!!- Grito en cuanto observo a su esposo sosteniéndose el vientre de donde una herida provocada por un kunai le sacaba sangre.
-N... No... te...- Intentaba articular débilmente. -No te... preocupes, estoy... bien.- Termino de decir con una de sus clásicas sonrisas.
-Oh... si que estarás bien.- La siseante voz de Orochimaru se escucho, antes de que este lanzara un potente ataque sónico contra el portador del Kyuubi.
-Minato!!- Un minuto... Lo que sucedió después no pudo durar más de un minuto, ni siquiera más de treinta segundos, entonces... ¿Por qué pareció una eternidad?
La sacerdotisa realizo un sello, el más rápido que jamás ha realizado, formando un ataque directo de viento en forma de simple corriente, pero más filoso que cualquier katana; en dirección del ataque sónico del viperino con intención de desviarlo, pero la serpiente negra al ver la baja defensa de Kushina se lanzo en una potente envestida mostrando sus filoso colmillos que parecían hechos de mármol blanco, Jiraiya reaccionó y lanzo un ataque por parte de la rana, una lengua gigante se dirigía contra le serpiente gigante. Fue un instante peor todo pareció... detenerse... como si el tiempo hubiera dejado de existir, tan solo por un momento... un suspiro... un parpadeo... un latido.
Un choque de golpes y energía, dando como resultado una explosión, nadie supo con exactitud que fue lo que paso... simplemente paso. La explosión logro que la mansión se vinera abajo, el piso tembló, las paredes se hicieron añicos, los muebles terminaron en pedazos y los animalejos que no logran alejarse encontraron su tumba.
Una nube de polvo y tierra cubrí lo que quedaba de la habitación destrozada, pasaron unos segundos en absoluto silencio, en completa calma. La nube grisácea comenzó a disiparse dejando ver a la enorme rana cubriendo del ataque a su invocador que al mismo tiempo cuidada de un pequeño que se mantenía aferrado con sus manitas a la camisa del hombre pero en silenció, como si tuviera miedo de ser escuchado. No muy lejos de ellos se encontraba un rubio tirado en el suelo siendo abrasado por una mujer pelirroja. Lentamente fue abriendo sus azulinos ojos y se tomo con la dulce mirada azulina de su querida esposa que lo sonreía tan tranquila y serena como pocas veces estaba ya que su carácter es hiperactivo e impulsivo, sonrió como de costumbre, adoraba las facetas de su amada esposa, además de las grandes sorpresa que traía con ella y es que ¿Cómo es que lo estaba abrazando de esa manera? ¿Cuándo había llegado junto a ella? No le importada realmente.
-¿Estás bien?- Pregunto el hombre.
-Baka...- Respondió ampliando aun mas su sonrisa. -Yo debería peguntarte eso.- Se recostó sobre el pecho de su esposo y este comenzó a acariciar la roja cabellera.
-Si... solo que...- Cerro los ojos. -Estoy un poco cansado, eso es todo.- Abrazo a su esposa con fuerza. -Y también... tengo algo de frío.-
Esas palabras... ¿Cómo unas palabras cargadas de un tono tan dulce y cálido podían caerle como una estaca de hielo en el pecho, congelando su sangre y su aliento? -Minato... no... no te preocupes, todo saldrá bien, vas a estar bien.- Se separo del pecho de su esposo y lo miro con unos ojos azulados cristalizados.
-Kushina.- Acaricio la cálida mejilla de la mujer y le sonrió. -Siempre con esperanzas para compartir ¿No es así?-
-Minato.- Se callo al sentir una presencia con una aura oscura detrás de ellos, en un segundo todas esas sensaciones de amor, tristeza que sentía se transformaron en odio, ira, furia, asco, desesperación. -Tú.- Dejo recostado a su esposo y se levanto con tranquilidad sin siquiera voltearse. -Tú, maldito bastardo.- Apretó los puños y cerro los ojos con furia. -Eres el problema de todo esto...-
Rio por lo bajo. -¿Debo tomar eso como un halago?- Se limpio la sangre de la boca.
-Tómalo como tu réquiem!- En menos de de parpadeo la mujer se volteo lanzando un poderoso ataque de viento que golpeo al hombre en el pecho atravesándolo como si hubiera usado una espada. Orochimaru cayó de rodillas al suelo cubriéndose la herida con le mano tratando de detener la hemorragia, pero sin perder su retorcida sonrisa.
Escupió sangre. -No importa lo que hagas, el Kyuubi se esta liberando, no podrás hacer nada aunque quieras.- Termino con una carcajada maniaca.
-¿Quieres conocer al Kyuubi?- Un dije con la misma forma de la espiral que se había formado en el pecho del rubio, que colgaba del cuello de la mujer, empezó a brillar de un tono de rojo degradándose a amarillo. -¿Quieres conocer su poder?- En el vientre de Minato la espira se empezó a formar de nuevo, pero esta vez su rostro no mostraba dolor si no una tranquila sonrisa. Una aura de chakra rojizo empezó a rodear ambos cuerpos.
-¿Pero que demonios...?- Soltó el viperino. Una extraña energía empezó a rodear a la mujer, era como una sombra con una forma bastante conocida para él... el Kyuubi, pero ¿Cómo era posible eso? Se supone que el único que puede tener acceso al poder del Kyuubi es su portador, pero esta sacerdotisa había logrado tener acceso a ese poder. Sonrió inadvertidamente, entonces estaba en lo correcto, el pequeño Naruto sería una persona realmente excepcional, hijo de los dos más poderoso miembros de la asociación de la hoja.
-Yo te enseñare su poder!- Junto sus manos a la altura de su pecho y formo unos sellos para después crear una esfera de chakra rojizo que giraba a una velocidad de vértigo, se echo a correr contra le serpiente en manos.
-"Pero que demonios hace? Así no es como se realiza el rasengan".- Los pensamientos de preocupación del peliblanco parecieron llegar a la cabecita rubia que empezó a removerse con nerviosismo y de sus ojitos azules empezaban a brotar gotas saladas.
Orochimaru la vio acercarse, pero no se movió, no podía, la herida en su cuerpo se lo impedía, pero mantenía una sonrisa tétrica, al menos hasta que Kushina estaba a escasos metros de él, ya que en ese momento le pareció ver al Kyuubi, mirándolo con sus ojos inyectados en sangre, con esa expresión que provoca terror y por primera vez en muchísimos años... sintió el miedo.
La mujer lazo el ataque cuando estuvo a escasos centímetros del cuerpo del viperino, provocando una ligera explosión que levanto una nube de polvo. Dejando unos instantes en absoluto y exasperante silencio. Segundos pasaron a medida que la nube se iba disipando hasta que se rebeló la imagen de la sacerdotisa manchada de sangre ajena. Y el cuerpo de Orochimaru casi desecho. Jiraiya abrazo al pequeño Naruto intentando que no viera aquella escena.
La mujer camino con paso lento hasta quedar junto a su esposo y ponerse de rodillas junto a él. -¿Estás bien?- Pregunto el rubio acariciando la cara de la pelirroja, esta solo asintió. -¿Qué bueno?- Miro a su orto lado y vio a su antiguo sensei acercándose con su pequeño en brazos. Con trabajo logro sentarse para poder recibir en brazos a su orgullo, su pequeño hijo. -¿Tu como estas?- Pregunto con ojos cristalizados viendo como su hijo sonreía al verse junto a él y a estiraba sus manitas como queriendo agarrarlo. -Eres un pequeño muy fuerte, Naru.- Acaricio levemente su nariz sacándole una pequeña risita. Sintió como alguien se recargaba en su hombre y sonrió al ver a su esposa abrasándolo y viendo a su hijo.
-Es hermosos ¿No es así?- Pregunto la mujer con sus ojos brillando en lagrimas.
-Sí que lo es, además de que es un niño muy fuerte.- Observo como el pequeño balbuceaba, como si intentara decirles algo. -Lo suficiente como para aguantar la jutsu de fusión.- Las lagrimas no se pudieron contener mas y empezaron a deslizarse por sus morenas mejillas.
-Minato! No!- Exclamo con lagrimas en los ojos.
-Kushina... no tenemos opción, el Kyuubi está por liberarse y...-
-No! No podemos hacerle eso a nuestro hijo!- Cubrió su rostro con ambas manos mientras comenzaba a llorar.
-Pero...-
-Todo va a salir bien! Ya lo veras!-
-Quizá esto no sea tan malo ¿sabes?- Comenzó a hablar ignorando las palabras de la mujer. -Al ya no estar nosotros, Naruto podrá tener una vida mas normal, ya no tendría que estar atado lo mismo que nosotros.- Termino mientras jugaba con su hijo, acariciando su pequeña nariz.
-Te equivocas! Nadie va poder querer a Naruto como nosotros! NADIE!- Se echo a llorar sobre el regazo de su esposo, pero entonces sintió como su cabello era ligeramente jalado por una manita, lo que provoco que alzara la vista y viera a su hijo sonriéndole tiernamente. -¿Tú también estás de acuerdo con tu padre? Eso no es justo, son dos contra uno.-
-No te preocupes Kushina, todo saldrá bien.- La paso a su hijo, pero en el instante en que la mujer que lo recibió, el rubio coloco sus manos sobre su vientre, empezaba a sentir como su interior ardía.
-Minato!- Exclamo preocupada la mujer.
-El tiempo se nos acaba y no quiero que Naruto viva en un mundo donde un demonio lo destruya todo.- Soltó con dolor.
-Minato...- Lagrimas seguían corriendo de sus mejillas, bajo su mirada y vio a su hijo viéndola con sus espejitos azules, sonrió tristemente y beso con ternura la frente del pequeño rubio. -Te amo, hijo, tu padre y yo te amamos, nunca lo olvides.- Un último beso y le paso el bebe a Jiraiya, se quito su dije y se lo coloco al pequeño, se colocó entre él y su esposo, junto sus manos a la altura de su pecho y comenzó a formar varios sellos; a cada uno que hacia mas lagrimas y tristeza se apoderaban de ella. Un ultimo sello, estiro las manos hacia el frente y todo ocurrió... una luz rojiza emano del cuerpo de ambos rubios, espirales idénticas en el cuerpo de ambos, la luz parecía ocultar una figura que rugía con furia, algo parecido a un zorro con nueve colas, un resplandor que ilumino la mitad del bosque y luego la noche... al luz desapareció a medida que se iba metiendo dentro del pequeño y la espiral en su vientre cicatrizo pero dejo una marca bastante notoria después... silencio.
La mujer cayo sobre el cuerpo de su esposo, ninguno se movía, ninguno respiraba, pero aun parecía que ambos emanaban lagrimas de dolor puro. Se mantuvo un silencio pesado hasta que uno de los cuerpos abrió los ojos y miro al peliblanco con una mirada azulina completamente apagada. -Ero-sensei...- Su voz sonaba tan débil. -Cuida Naru... cuídalo...- Soltó en un último suspiro de vida, antes de abrazar a su esposa que pareció corresponder el gesto, quedando así ambos Uzumaki... en silencio... en paz.
Los ojos del peliblanco se llenaron de lagrimas que no se molesto en retener, desvió su mirada al bulto entre sus manos y lo miro dormido tan tranquilamente... por un momento pensó en culparlo... pero ¿De qué tenía la culpa? De nada. Alfo llamo la atención del hombre, tres extrañas marquitas en cada mejilla, asimilando los bigotitos de un pequeño zorrito. Sonrió. -No te preocupes Yondaime, cuidare a Naruto... lo cuidare como si fuera mi nieto.- Miro a la pareja. -Y me encargare de que sepa que tuvo a los mejores padres del mundo, hare que se sienta orgulloso de ustedes, Yondaime, Luna roja.- Sonrió aun mas al recordar el apodo de la pelirroja. Se subió de un salto a la rana y empezaron a alejarse, pero antes de perder completamente de vista a ambos cuerpos, el peliblanco se giro y soltó en un susurro. -Volveré para darles una tumba digna de ambos, una tumba a la que su hijo los pueda visitar, téngalo por seguro.- Y dicho la última palabra desapareció en la oscuridad de la noche, dejando a ambos esposos abrazados el uno al otro, siempre juntos mientras eran iluminados por la luz de la luna que parecía querer indicarle el mundo que allí se hallaban dos grandes personas, poderosas y valientes que dieron lo último de si por salvar lo más importante de sus vidas... su hijo.
¿Les gusto? ¿Les gusto? :3 DEJEN RR! SilveR WolF
