Un mundo sin ti

El viento azotó su capa blanca que se zarandeó violenta a su espalda. La larga melena rubia bailó también a su furioso compás.

La melancólica mirada carmesí fija en el horizonte.

A Hayate se le encogía el corazón cada vez que veía a su amiga en ese estado, de seguro pensando en el pasado.

Más a menudo que no, Fate acudía a esa azotea, el punto más alto de toda MidChilda, y se pasaba horas divisando más allá.

El cielo azul se teñía de amarillo, de fucsia, y finalmente caía la noche y asomaban las estrellas. A veces Fate se quedaba un rato observándolas antes de dar media vuelta y regresar al presente, al mundo real.

Hayate suspiró, con el tiempo se había acostumbrado a las necesarias evasiones de su amiga. Ella también sufría todavía, pero el caso de Fate era diferente.

La joven comandante deseaba que Nanoha estuviese ahí, ella seguro sabría que hacer. Después de pensar eso, Hayate siempre se regañaba a sí misma. Aquello era pedir un imposible.

Nanoha estaba muerta.

Tras unos minutos más de espera, Fate por fin dejó su contemplación y bajando la cabeza dio media vuelta.

Fate nunca decía el nombre en voz alta, rara vez lo mencionaba, pero Hayate sabía que cuando sus ojos brillaban con aquella tristeza y añoranza era porque pensaba en ella.

Fate anduvo hacia la entrada al edificio y no fue hasta que vio unos pies que alzó la cabeza para encontrarse con Hayate, que la esperaba paciente junto a la puerta.

"Ey" saludó con una sonrisa Hayate.

"Hayate" susurró Fate sorprendida.

De nuevo una oleada de viento golpeó con fuerza y Fate tuvo que apartarse los pelos de la cara mientras Hayate cerraba un ojo y se protegía con una mano de la ráfaga.

Parecía que se acercaba un tifón.

"¿Qué sucede?" se interesó Fate cuando el viento se calmó. Podía leer cierta aprensión en el rostro de su amiga y superior. Hayate tragó saliva.

"Tengo noticias" respondió la más pequeña. Sacando su porte más profesional, se puso seria y enterró sus emociones por un momento.

Hayate ojeó a la mejor enforcer de la TSAB y a pesar de guardar sus dudas respecto a la información que estaba apunto de dar, cumplió su cometido como miembro del cuerpo.

"Hemos encontrado el escondite de Scaglietti" la frase quedó colgando en el frío silencio de la noche, en el pequeño espacio que separaba a las dos jóvenes, en la azotea más alta.

La expresión de Fate se endureció nada más oír aquel nombre. Sus ojos se oscurecieron perdiendo su brillo de amabilidad y compasión.

Hayate se preocupó, sintió un escalofrío como cada vez que aquella Fate fría y tenebrosa asomaba en la mirada de su amiga.

La rubia asintió secamente y tomó la puerta para salir de la azotea. Hayate la tomó del brazo. Hizo una mueca cuando la cabeza de Fate se giro bruscamente para encararla, casi enfadada por haberla detenido.

"Fate-chan" susurró aquel hiriente mote, sabiendo que Fate no quedaría indiferente al oírlo. Sabía que Hayate ahora le hablaba como amiga "No hagas locuras. Ten cuidado ¿vale?" le suplicó.

Aquella batalla era inevitable, Fate había entrenado, escalado rangos una vez superado el examen de enforcer, llevado a cargo infinidad de misiones, pero el fin último de su vida se había convertido en encontrar a ese hombre.

Jail Scaglietti. El asesino de Nanoha.

Un desequilibrado que persiguiendo fantasmas se había convertido en el terrorista más perseguido por la TSAB.

Un loco sin escrúpulos que era capaz de cualquier cosa para conseguir lo que quería. Que parecía disfrutar atormentando a Fate. En el proceso, había apagado lo que para la rubia era la luz de vida. Nanoha.

Fate nunca había sentido un dolor tan grande como lo era aquella perdida. Nunca había odiado a nadie. No hasta que apareció aquel hombre.

El contacto de Hayate, a través de su uniforme, era cálido. Contrastaba con la gélida temperatura que parecía haber adquirido el cuerpo de Fate. La enforcer miró los azules orbes de su amiga.

La vida de Hayate, como la suya, había estado llena de perdidas. La morena no quería sumar más dolor a su corazón herido.

Fate sonrió levemente, una sonrisa algo triste, pero al menos mostraba alguna emoción. Apoyó su mano libre sobre la de Hayate y le dio un apretón.

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Fate dejó caer su peso contra la pared. Jadeando siseó de dolor mientras intentaba inútilmente detener la hemorragia en la herida de su costado. La sangre manaba copiosamente tiñendo su vestimenta de un negro más oscuro .

Parpadeó en un intento por enfocar su nublada vista. Bardiche en su forma Zamber, en un considerado gesto hacia su ama volvió a su estado más primitivo para no gastar tanta energía.

Fate recostó su cabeza hacia atrás. Todo le estaba saliendo mal. Aún a sabiendas que era una trampa, la enforcer se había presentado en el escondite junto un grupo de oficiales de la TSAB.

Ya sólo ella quedaba en pie. La lucha contra los números de Scaglietti la había dejado en un estado lamentable.

Las risas maníacas del profesor terrorista se escucharon por toda la nave. Aquel demente estaba disfrutando del espectáculo, a pesar de estar perdiendo a sus subordinados.

La joven apretó los dientes e ignoró su magullado cuerpo, su costado protestó escupiendo sangre, pero Fate se irguió para encarar lo que aún estaba por venir. El día que murió Nanoha se lo prometió.

No descansaría hasta hacerle pagar al culpable.

Siguió andando ignorando los gemidos de sus hombres, ignorando el fino ríachuelo rojo que dejaba tras ella.

No encontró más obstáculos, al llegar a la sala principal, las puertas se abrieron en bienvenida y Fate supo que Jail la estaba esperando.

Cuando llegó al centro de la salita, casi arrastrando los pies, giró la cabeza hacia la derecha donde unos aplausos se hacían más y más cercanos.

Fate entrecerró los ojos con furia, aquel hombre la estaba felicitando con una sonrisa, la estaba alabando. Le pidió que se uniera a él. Sólo pensarlo, Fate sentía repulsión.

"Jail Scaglietti" le dijo con tono serio, haciendo una pausa para retomar el aire "quedas arrestado en nombre de la TSAB..." murmuró antes de ser interrumpida por las risotadas del hombre.

"Si ni siquiera se aguanta en pie, es patética. ¿Esta es la Fate Testarrossa de la que tanto hablabais? ¿Por qué no nos la cargamos?" se oyó una voz. Fate se dio cuenta entonces de que había más gente.

Una adolescente de porte aburrido y caprichoso con ojos bicolor, verde y rojo la miraba de reojo, con fastidio. A su lado una chica con gafas sonreía maliciosamente. Fate distinguió el número IV en su insignia.

"Vivio, no nos molestes. Vete a jugar con los oficiales de afuera ¿vale?" le sonrió Jail como un padre condescendiente. La joven chasqueó la lengua y miró hacia otro lado mostrando su desinterés.

En ese tiempo, Fate acopló fuerzas y se dispuso a atacar, su forma sonica preparada, la hoja de Bardiche brillando en las espadas gemelas. Se abalanzó contra Jail, pero éste detuvo sus espadas con un guante especial.

A pesar de que el guante no era suficiente fuerte, el hombre aguantó la embestida y sin más atacó estrellando a Fate contra una pared.

La enforcer cayó de bruces al suelo. Por un momento estuvo a punto de perder la conciencia, pero la neblina negra que se apoderó de su visión se aclaró poco a poco.

Como si estuviese vencida, Jail empezó a hablarle de sus maravillosos planes, lo mucho que podía llegar a hacer. Continuó con una parrafada sobre el poder que le otorgaban las semillas de la joya que poseía, así como de la demás reliquias.

A Fate le recordó la locura de su madre y como si le leyera el pensamiento, Jail nombró en su discurso a Precia Testarrossa.

El científico loco tomó en sus manos algunas de las joyas y empezó a jugar con ellas haciendolas rodar entre sus dedos

Cerrando los ojos, Fate intentó suprimir las ganas de llorar. Había fracasado, la habían derrotado. Tendida en el suelo, sin fuerzas, sintiendo el suelo encharcarse bajo ella, Fate lo dio todo por perdido.

Había fallado a todos, Hayate, Lindy, Arf...Nanoha.

Abrió los ojos y frente a ella vio un destello. Una esfera roja, bañada en sangre. "Don't give up" murmuró la femenina voz mecánica .

Durante la pelea, el collar en el que descansaba Raising Heart se había desprendido del cuello de Fate. La rubia lo había custodiado por Nanoha, y desde su muerte, el dispositivo no había hablado, hasta ahora.

Los ojos de Fate se llenaron de lágrimas por un momento. Se recordó que aún estaba viva. No debía rendirse. No iba a rendirse mientras quedara aire en sus pulmones. Se lo debía a Nanoha.

Su mirada se secó y con expresión seria y serena, Fate apretó su puño alrededor de Bardiche. "Yes, sir" le contestó su fiel compañero.

Con las fuerzas que le quedaban, Fate se puso en pie y rápida como el rayo, atacó de nuevo. Esta vez, Jail no estaba preparado.

En un fútil intento por defenderse, interpuso su guante para detener la espada. "Ah" exclamó torpemente mientras su sonrisa trastornada se abría paso.

Un hilillo de sangre se escapó por una comisura de sus labios e incrédulo el hombre bajó la mirada para ver la otra espada de luz dorada ensartada en su estómago.

No había remordimientos en la expresión de Fate, la rubia era la viva imagen de un ángel vengador.

Un pequeño fulgor centelleó y entonces Fate se dio cuenta que atrapada entre el filo de Bardiche y el guante metálico de Scagletti temblaba una reliquia.

Fate abrió los ojos sorprendida, algo similar le había ocurrido en el pasado, con Nanoha.

Temerosa de dañar a Bardiche, apartó las espadas de golpe formando la guadaña.

El resto de joyas empezaron a bailar alrededor de la impactada.

Jail herido de muerte cayó a los pies de Fate, que ni siquiera lo miró una segunda vez.

"¿Qué es eso?" se acercó la adolescente de antes después de ver como su patrón caía derrotado. Fate no sabía. Tampoco quería saber. Había cumplido su misión y ya no tenía energías para más.

Tambaleándose cayó a cuatro patas junto al agonizante Scaglietti, que aún en su estado soltaba pequeñas risas.

"Al Hazard" musitó en un gorgojeo ahogado.

La enforcer se esforzaba por mantener sus párpados abiertos. Distinguió como una luz los rodeaba.

Fate recordó vagamente las explicaciones sobre Al Hazard. El mundo ideal.

Cualquier mundo era mejor que el sufrimiento que había experimentado durante los últimos ocho años. Todo por culpa de ese hombre. Jail Scaglietti, que representaba el recuerdo de todo lo que odiaba.

Que era el recordatorio de su madre, que era el verdugo de su mejor amiga.

Nanoha era una buena persona. No merecía morir. No debía haber muerto.

Si Jail Scaglietti no existiera el mundo sería perfecto. Si ese hombre jamás hubiera existido...

Sabiendo que Jail Scaglietti ya no iba ha hacer más daño, Fate dejó de luchar contra la nausea que se había apoderado de ella y dejó que la oscuridad la envolviera.

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Oyó voces, difusas, lejanas, cercanas. No entendió que decían. Abrió lentamente los ojos e intentó ubicarse.

Todo el cuerpo se quejó cuando intentó moverse. Siseó al incorporarse, una aguda punzada en el costado la despertó del todo.

Aunque magullada, se sentía algo más fuerte. Se puso en pie y aliviada comprobó que la herida había dejado de sangrar.

"¡No se mueva!" ordenó una voz autoritaria pero asustada. Fate miró al frente y frunció el ceño.

Tres agentes de la TSAB la rodeaban, apuntándole con sus dispositivos.

Fate todavía estaba aturdida por la batalla y su cansado cerebro iba a marchas forzadas intentando comprender de que se la acusaba.

Ojeando a sus pies, vio el desencajada mueca de Jail Scaglietti. Estaba muerto. 'Como debe ser' pensó para sí Fate con asco.

Apartando la vista Fate enarcó levemente las cejas. No estaban en la nave de Scaglietti. Estaban en un edificio de la TSAB. Fate no sabía decir cual.

¿Cómo habían llegado ahí?

Fate dio unos pasos volteando, intentando descifrar dónde estaba.

"He dicho que no se mueva" gritó el nervioso oficial de antes. Fate lo encaró buscando en su atuendo la identificación del joven, a qué cuerpo pertenecía.

Era extraño que no la reconociesen. Cautelosa, Fate tomó el triangulo dorado al que había sido reducido Bardiche en algún momento y lo dispuso entre dos dedos.

Fate estudió su situación sin entender realmente cual era. "Quiero hablar con su superior" demandó tras pensarlo largo y tendido.

Justo entonces la tensión de los hombres se relajó cuando llegó veloz otro mago de la TSAB.

Fate reconoció la estela roja. Antes de que se detuviese, supo que se trataba de Vita. "Menos mal" suspiró Fate.

Vita aterrizó en las ruinas de aquella habitación. Y chasqueó la lengua viendo el desorden. Sin mediar palabra observó el cadáver de Scaglietti y miró a Fate con desdén.

A Fate le sorprendió la expresión severa de la pequeña caballero roja. "¿Qué ha pasado aquí?" refunfuñó.

La enforcer guardó silencio, algo iba mal con Vita. "Tú" escupió señalándola con su Graf Eisen. Fate frunció el ceño, ¿cómo que tú? "Tengo un nombre, Vita" soltó con voz impasible.

Vita dio un respingo sorprendida, pero rápidamente se cubrió. "No me interesa" dijo con apatía "Ya hablarás cuando te interroguemos. Estás arrestada por el crimen de traspasar una base militar, infringir las normas galácticas del departamento y..."

Vita miró de nuevo el cuerpo inerte de Jail "...por asesinato" finalizó.

"..." Fate no creía lo que estaba pasando. "Ni hablar" murmuró al fin al tiempo que transformaba a Bardiche.

Vita se sorprendió de nuevo y se puso en guardia. "Si no vienes por las buenas, será por las malas" le advirtió con una sonrisa socarrona, confiada en sus habilidades.

La pelirroja estudió a la rubia con una mezcla de admiración y fastidio. A pesar de su aviso, la rubia no había optado ninguna posición ni de defensa ni de ataque. Vita soltó un gruñido.

La mirada roja y serena de la chica, cómo agarraba su arma en sus enguantadas manos, esas características eran de un profesional, Vita tomó precauciones con aquella criminal.

"Vita, soy yo" habló por tercera vez, en un tono serio y suplicante la rubia. Vita la ojeó curiosa ¿Acaso debía reconocerla de algo?

"No te conozco" contestó "Y ahora entrégate. No me obligues a darte una paliza, no se te ve muy en forma" sonrió Vita, ella nunca evitaba una pelea, pero algo le hizo intentarlo con aquella chica.

De repente un disparo de energía pasó zumbando cerca de las piernas de Fate.

Vita se giró en redondo encarando los tres oficiales que habían acudido primero al lugar. Uno de ellos, seguramente novato, había disparado sin querer a causa de los nervios. "Inepto ¿qué haces?" le regañó Vita.

Súbitamente una sombra apareció a su lado desarmándolo y dejándolo inconsciente de un certero golpe en la nuca. Era la sospechosa. Vita se asombró de su rapidez.

A pesar de estar de acuerdo con lo que acababa de hacer, como miembro de la TSAB debía seguir unas normas. Ahora que aquella chica había agredido a un agente, Vita tenía una excusa para atacar.

"Raketenform"

Fate reconoció el ataque y lo esquivó con facilidad para pasmo de Vita, que se enfureció al fallar. "Haken Slash"pronunció la profunda voz de Bardiche.

Vita esquivó por los pelos. Fate no tenía intención de lastimar a Vita, pero no iba a ponerle las cosas fáciles

Con un grito enfurecido, Vita se lanzó ataque tras ataque sin conseguir nada. Fate, que conocía los movimientos de Vita, podía adelantarse con facilidad.

"Bardiche, Lighting Bind" musitó la rubia, el dispositivo repitió la orden y la efectuó, inmovilizando a Vita en el aire.

Vita forcejeó sin éxito y empezó a vociferar furiosa.

Fate se permitió sonreír levemente. La primera vez que se enfrentó a Vita pasó algo parecido.

Dos ataques cayeron simultáneos contra ella. "Defenser Plus" la salvó Bardiche con su defensa.

Por suerte para Fate, no fue Signum quien apareció para rescatar a Vita esta vez, sino los dos agentes que quedaban. Ambos atacaron con experiencia pero poca eficacia.

Fate inmovilizó a uno mientras preparaba un ataque para el otro que estaba alejándose de ella. "Photon Lancer" arrojó su ofensiva.

"Protection"

A Fate se le heló la sangre creyendo reconocer aquella voz.

Vio la familiar barrera rosa enfrente del oficial. Una figura de blanco con su mano extendida al frente.

Una maga vestida de blanco, su pelo castaño estaba más largo, debía tener unos 19 o 20 años.

A pesar de todo, Fate estaba convencida que no podía confundirla. Vio esos ojos azules que resplandecían con tonalidades violacias.

Lo supo. Su corazón se detuvo unos segundos y a causa de su desconcierto, las ataduras de Vita y el agente se esfumaron.

"¿Dónde estabas? No que necesitara tu ayuda, pero bueno" encaró a la recién llegada Vita. La maga blanca se rascó la mejilla distraídamente "Nyahaha ha. Perdona, llego tarde" se excusó.

Fate parpadeó. Estaba soñando, no había otra explicación.

La nueva maga se enderezó para no perder de vista a Fate, estaba preparada para cualquier cosa de aquella criminal, cualquier cosa menos lo que la rubia hizo seguidamente.

Fate bajó su arma, su mirada se suavizó y brilló con reflejos de cristal. Sonrió amargamente con una expresión de esperanza y pronunció en un lastimero susurro el nombre que creía que nunca más saborearían sus labios.

"Nanoha"