BIENVENIDOS A ESTA NUEVA SERIE. DESEO QUE LES GUSTE TANTO COMO A MÍ.
LES RECOMIENDO QUE LEAN PRIMERO LA PRECUELA DE ESTE FIC: "DIFERENTES PERSPECTIVAS"
Quiero agradecer a hiilsu-weasley-granger por su colaboración en LA TRADUCCIÓN de este capítulo. Espero que les guste el comienzo de esta nueva serie y la sigan actualización tras actualización ¿okidoki?. Gracias por leer a aquellos que tienen la amabilidad de dejar su review y a todos aquellos lectores en las sombras que nunca dejan huella pero sé que fantasmean por aquí.
Y si estás comenzando a leer cuando el Fic ya se muestra como COMPLETE, no me molestaría que en tus capítulos favoritos dejaras un Review ;)
Nombre Original: Hermione Granger and The Order of Phoenix
Autor: Ann Margaret
Aclaración: Esta historia está basada en personajes y situaciones creadas por JK Rowling, y pertenecientes a ella misma y editoriales. Ninguna ganancia económica se obtiene, ni se infringen los derechos de copyright. Algunos diálogos y descripciones de JK Rowling son brillantes, y se utilizarán apropiadamente dentro de los diálogos del Fic, mismos que pudiesen ser citados en las notas Post-fic del Autor
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Querida Hermione,
¿Qué tal te ha ido en estas vacaciones? Las cosas no andan muy bien por de este lado- - Percy se está comportando igual que siempre, cual idiota, y está causando todo tipo de problemas aquí. Ha estado peleando con mamá y papá. No quiere creer lo que Harry dice acerca de Tú-sabes-quién y está del lado el Ministerio, el estúpido Idiota.
Como sea, te escribo para preguntarte si te gustaría venir a quedarte con nosotros por lo que resta del verano. De hecho, nos estamos mudando, con eso de que mamá, papá, Bill y Charlie se han involucrado en ayudar a Dumbledore, papá reconoce que tenemos que ir a un lugar más seguro. No nos ha dicho dónde, pero la verdad no me desagrada la idea que me pongan con Fred y George quienes se aparecen por todos lados y Percy siendo un mugroso idiota. Pienso que sería más divertido si estuvieras con nosotros también. Estamos tratando de ver si Harry puede, pero Dumbledore sigue insistiendo que se quede con los muggles.
Sé que ya tenías planes para todas tus vacaciones, pero piensa acerca de venir. A menos de que prefieras irte al extranjero. Envía la respuesta con Pig- ya le dije que se espere hasta que me escribas la contestación.
Ron
P.D.: ¿Has oído algo sobre Harry últimamente?
Hermione Granger giro sobre su estomago después de leer su carta, frunciendo el ceño levemente. No, ella no había oído sobre Harry últimamente, pero otra vez, ella había estado en casa solo por seis días. Por supuesto le había enviado una hermosa y larga carta intentando animarlo, pero él aun no le respondía. Además Harry no siempre le contestaba las cartas rápido, por eso no se había preocupado por él… aún.
No le molestó (aunque debería) que Ron le hubiese insinuado en el último párrafo acerca de su posible viaje a Bulgaria. No era de su incumbencia a dónde fuera en sus vacaciones, continuaba metiendo su nariz en sus asuntos, prefería que sólo le dijera que no lo aprobaba. No era característico de Ron el hacer comentarios maliciosos.
Lo que le preocupaba acerca de ésta carta era la invitación de Ron. Honestamente, ella había estado en casa menos de una semana, ¿y él quería que dejara su casa el resto del verano?
Apenas y había visto a sus padres los dos últimos años, desde que dejo de ir a casa para Navidad y Pascuas, y había estado esperando para estar en casa con ellos durante dos meses. Claro, estar una semana con los Weasley no era malo, pero ¿siete semanas? Eso era mucho Weasley.
No que eso fuera algo malo. Pensaba mientras se sonrojaban levemente sus mejillas. Y rápidamente sacudió su cabeza para despejarla. No era tiempo de fijarse en esos confusos sentimientos hacia Ron. Necesitaba enfocarse en lo que Ron le estaba preguntando, y si ella quería ir.
A juzgar por los latidos que dio su corazón al leer las palabras "quedarte con nosotros por el resto del verano", Hermione estaba lo suficientemente atenta para notar que a pesar de su gozo por ver a sus padres nuevamente, ella realmente deseaba ver a Ron , y tenía la esperanza de que Harry pudiese ser capaz de unírseles pronto. Además se recordó tristemente a sí misma, al salir de la cama, que dejar su casa sería algo bueno para todos.
-¿Mamá?- llamo mientras se apresuraba a bajar las escaleras donde su mamá estaba preparando la comida. -Acabo de recibir una carta de Ron-.
-Eso está muy bien, querida- Helen Granger dijo distraídamente mientras movía lo que se estuviera cociendo en la estufa. Hermione tomo una bocanada de aire.
-Me pregunto si podría quedarme con él este verano-
-Claro, cariño- Respondió mientras dejaba la cuchara y empezaba a cortar en cubos algunos vegetales. -Siempre te la pasas muy bien con los Weasley-
-Genial,- Hermione continuó cautelosamente -No me dieron una fecha exacta pero les gustaría que me les uniera en más o menos una semana.-
-Eso es muy pronto,- La Sra. Granger dijo con sorpresa. -Normalmente eres invitada hasta el final del verano. ¿Cuánto tiempo quieren que te quedes?-
-Por el resto del verano.- Hermione dijo rápido y bajo.
¡CLAC!
La señora Granger tiro el cuchillo que estaba agarrando y dejo salir un suspiro.
-Acabas de llegar a casa, cariño,- dijo en voz baja.
-Lo sé,- Hermione dijo con el mismo tono de voz.
-Pero aun así quieres ir,- Terminó por su hija en un tono muy triste.
-Bueno, yo...mmm..., yo…- Hermione tartamudeo, tratando de encontrar las palabras que expresaran el porqué ella sentía que debía pasar esas semanas con Ron y con su familia.
Su mamá era la única persona que realmente lograba cohibirla por completo.
-¿Qué paso con las vacaciones que teníamos planeadas? – La Sra. Granger presionó -¿No querías ir a visitar a un amigo tuyo? ¿Ese muchacho que te llevo al baile?-
-Viktor,- Hermione ayudo. -Y sí, sí quiero, pero siempre podré ir a Bulgaria contigo y papá para ver a Viktor, tal vez podamos ir en las vacaciones de Navidad.- Agregó esperanzadamente. -Pero pienso que debo ir con los Weasley. Por el bien de todos-.
-¿Hermione de qué estás hablando?- Su madre dijo cansadamente. -No te entiendo-
Hermione mordió su labio mientras miraba a su madre, preocupándose por si debía contarle todo cuanto le había ocultado durante todos estos años. Nunca le había dicho a su familia sobre el regreso de Tú-sabes-quién y todas las aventuras en las que estuvo metida, porque si sus padres tenían algún indicio sobre el peligro en que había estado en Hogwarts, estaría en alguna escuela muggle en un segundo. Pero ahora todo era diferente. Tú-sabes-quién estaba de vuelta, y sus padres necesitaban ser advertidos del peligro en que todos los muggles estaban.
Y no ayudaba que Hermione no pudiera evitar pensar que su familia era un objetivo más apetecible en comparación con otras familias muggles. Después de todo, ella una estudiante de Hogwarts, la mejor de su año, una prefecta (bueno, eso esperaba, ¿Por cierto, cuándo llegaría esa carta?) quien era además, la mejor amiga de Harry Potter, todo lo anterior no le ayudaba mucho que digamos. Había empezado a cargar su varita para cualquier lado y todo el tiempo, incluso cuando estaba descansando leyendo un libro en su cuarto, lo cual era muy a menudo. No iba a correr ningún riesgo.
Pero si no estaba aquí, ellos probablemente dejarían a sus padres en paz. Y si estaba bajo el vigilante ojo de la señora Weasley y otros magos completamente capacitados, ella estaría bien. Esta era la solución ideal que tanto buscaba a su gran problema, pero por ahora el único detalle era: ¿le debería decir a su madre sobre esto?, ¿y si no debía…qué debería decir?
Finalmete Hermione hablo:
-son los T.I.-
-¿T.I.?- Contestó con confusión.
-Son los exámenes que tendré que presentar al final del curso, el siguiente año- Hermione explico,
-Ellos prácticamente determinan todo tu futuro en Hogwarts y también el trabajo que quieres desarrollar al terminar los estudios.
Los ojos de la señora Granger se abrieron. -¡Espero que ya hayas comenzado a estudiar!-.
Hermione casi se ríe consolada. -su madre era una fanática de las calificaciones, probablemente era por eso que Hermione se enfocaba a hacer las cosas bien en clases. Su madre le había creído esta historia.
-Aun no,- Rápidamente cambio su declaración al ver el inconfundible enojo y la sorpresa en los ojos cafés de su madre. -No puedo, ya que no puedo usar magia aquí. Pero podría si me quedara con Ron. Y tú sabes lo desesperado que es Ron con los estudios. El está de acuerdo de que yo vaya y le ayude a estudiar y entonces yo sería capaz de estudiar y practicar todo cuanto quiera-.
-Oh,- La Sra. Granger miró un largo rato hacia la comida que estaba preparando.
- Bueno, tengo que hablar con tu padre sobre esto-.
-Por supuesto,- Hermione estuvo de acuerdo al instante. –Gracias,- Se volteó para irse, felicitándose silenciosamente.
-Espera- Llamó a su hija, con el ceño fruncido. -Yo pensaba que todos los jóvenes magos menores de 17 años no podían usar magia-
Hermione se detuvo, cerrando sus ojos por un momento mientras maldecía el hecho de que la memoria de su madre fuera aguda y fotográfica como la suya. -Eso era verdad,- mintió -Pero cambiaron la ley hace uno o dos años atrás. Los brujos menores de edad pueden practicar magia si hay una bruja o mago con edad para supervisarlos.-
-Oh, bien, querida- Regreso su atención a la comida. Hermione pasó por la puerta cantinera de la cocina, y se detuvo en el salón, mordiendo su labio, sintiéndose bastante culpable.
Era la primera vez que le mentía directamente a su madre. Había dicho verdades a medias, o había dejado convenientemente en otras ocasiones pequeñas partes de información fuera de sus sentencias, pero nunca antes le había mentido. Ahora tenía que hacerlo, era por su propio bien, era por el bien de todos que fuera a quedarse con Ron y su familia. Sólo que no le agradaba el hecho de tener que mentir para asegurar la seguridad de sus padres, odiaba no poder decirles a sus padres lo que realmente sucedía
Hermione sacudió su cabeza para aclarar sus pensamientos, y se apuró a subir a su cuarto, pensando amargamente no por primera vez, el odiar que un niño llamado Tom Riddle hubiese nacido.
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-¡Hermione, por aquí!-
Hermione dio la vuelta en la concurrida taberna y sonrió al ver al Sr. Weasley parado justo a un lado de la barra. Viendo lo concurrido que estaba el Caldero Chorreante y que a Hermione se le dificultaba maniobrar su baúl escolar, el Sr. Weasley rápidamente caminó hacia ella.
-¡Hola, Sr. Weasley! ¿Cómo está usted?- Hermione preguntó cálidamente.
-Estamos bien- Contestaba mientras se agachaba a ayudar a Hermione con su baúl. -Mejor que nos movamos-.
-Seguro,- Respondía Hermione con algo de desconcierto cuando el Sr. Weasley abrió la puerta y la guió camino de regreso al Londres Muggle. -¿A dónde vamos?-
-A un lugar no muy lejano, así que podemos caminar- Le dijo el Sr. Weasley sin detener el paso, -Bueno, vamos a tener que tomar el subterráneo- Hermione ahogó una risilla a su obvio entusiasmo. No podía dejar de notar que el Señor Weasley parecía bastante nervioso y mientras rodaba por el camino su baúl con una mano, tenía su otra mano cerca de su cintura, donde su varita debía estar oculta.
Hermione no le preguntó el Señor Weasley sobre su preocupación, hasta que bajaron del subterráneo sin incidentes e iban caminando a través de una plaza desierta. -Señor Weasley, ¿está todo bien?-.
-Por supuesto-, Respondió el Señor Weasley rápidamente. Ella no le creyó ni por un instante, por lo que adoptó la técnica que sabía funcionaba en su hijo menor, ella levantó las cejas y se quedó mirando expectante. El Señor Weasley se encontró con los ojos de Hermione y después de un momento, sonrió con tristeza. –Eres más observadora que Ron-.
Eso no decir mucho exactamente, Hermione pensó con un poco de amargura. La pelea que tuvo con Ron después del Baile de Navidad estaba todavía muy fresca en su mente.
-Todo va a estar bien una vez que lleguemos al Cuartel General- el Señor Weasley le aseguró, -Estábamos un poco preocupados por tu llegada-. Miró a su alrededor con cautela. –El Londres Muggle no es el lugar más seguro en este momento.-
-¿Usted cree- Bueno, no sé exactamente cómo decirlo,- Hermione no sabía por qué le daba vergüenza preguntar esto, tenía derecho a saber. Tal vez era porque sabía que había muchas otras personas quienes serían objetivos más evidentes que ella y que necesitaban más protección. Se sentía de alguna manera egoísta preguntar esto, pero sabía que tenía que hacerlo. -¿Cree que tal vez… Tú-sabes-quién podría venir después tras de mí?-
El señor Weasley se detuvo. Habían llegado al borde de la plaza, y bajó el baúl para poder poner ambas manos sobre los hombros de Hermione. -Hemos considerado esa posibilidad-, le dijo con sinceridad, -Y si Ron no nos hubiera suplicado el permitirte venir a quedarte con nosotros, yo lo habría sugerido.- Hermione dejó escapar un suspiro, ella había estado esperando esto, pero era más de lo que esperaba.
-Hermione,- continuó el Sr. Weasley, -Yo quiero que sepas que está en nuestra agenda el enviar un representante a tu casa y establecer algunas medidas de protección para que podamos saber lo antes posible si un mago o cualquiera se acerca a tu casa. Vamos a hacer todo cuanto esté a nuestro alcance para protegerte a ti y a tus padres, ¿entiendes?-
Hermione asintió. –Gracias-, añadió agradecida.
El Señor Weasley sonrió. -No te preocupes-, le dijo en tono tranquilizador. -Tus padres estarán bien atendidos. Harry también.- Se echó a reír. -Y ahora que estés alrededor para mantener un ojo en él, Ron estará bien.- Hermione se unió a la risa. El Señor Weasley le dio unas palmaditas en el hombro antes de coger su baúl una vez más. -Ya casi estamos allí-, le dijo, cogiendo el ritmo después de mirar su reloj. -Vamos un poco tarde, así que date prisa.-
Hermione, obediente, cogió el ritmo. No estaban en el mejor de los barrios, y la mayoría de las casas a lo largo de la calle por la que caminaba, parecían estar vacantes desde hace años. Se detuvieron frente de una de las casas mal cuidadas y el Sr. Weasley soltó el baúl para que pudiera sacar una hoja de papel.
-Toma, lee esto memorízalo, pero no hagas preguntas.- Hermione miró el pedazo de papel:
El cuartel general de la Orden del Fénix se pueden encontrar en el número doce, Grimmauld Place, Londres.
¡La Orden del Fénix! Había leído sobre ellos, por supuesto, pero no tenía idea de que habían sido reintegrados. Bueno, esas noticias no serían impresas exactamente en el Profeta, pero aún así, se sorprendió. Y ciertamente no esperaba pasar su verano en la sede de la Orden.
Miró hacia arriba para indicar que había terminado con la petición del Sr. Weasley, y él asintió con la cabeza. -Bien. Ahora piensa en lo que acabas de memorizar.-
Hermione hizo cómo se le dijo, y soltó una exclamación cuando había terminado. Había notado, cuando llegó por primera vez a la calle, que el número doce estaba misteriosamente desaparecido, pero ahora estaba apareciendo justo delante de sus ojos entre el número once y el número trece. Era sucia y mal cuidada como las otras casas, pero Hermione estaba demasiado sorprendida para aterrarse. Nunca dejaba de sorprenderle la forma en que el mundo mágico podía impresionarla aún después de cinco años.
Siguió al señor Weasley con la boca abierta, a la puerta del frente, y vio cómo él llamó una vez con su varita. Clics y estruendos inmediatamente le siguieron: El Señor Weasley le indicó que se acercara, y la puerta se abrió.
Se detuvo en el oscuro pasillo, y percibió de golpe por primera vez, lo sucio y mohoso que este lugar era. Era obvio que la casa había sido decorada hacía muchos, muchos años antes, y posiblemente no la habían limpiado desde entonces: El papel tapiz se estaba descarapelando, la alfombra estaba raída, el candelero estaba cubierto de telarañas. Era extrañamente misterioso aquí, y le hacía sentirse enferma. De repente, pasar dos meses aquí, no parecía la más grande de las ideas.
-Deberás mantener tu voz baja cuando estés en el corredor,- EL Sr. Weasley le advirtió. –No querrás despertar a los retratos.-
Hermione frunció el ceño ligeramente cuando miró los marcos oscuros. -¿Por qué no?
-Estoy seguro que sabrás el porqué tarde que temprano,- El Sr. Weasley le dijo tristemente, -Pero preferirás que sea más tarde que temprano.- Hermione asintió y comenzó a jalar su baúl, pero el Sr. Weasley la detuvo. –Lo tomaremos después. ¿Porqué no encuentras a Ron?- Y le Indicó las escaleras que estaban un poco más allá de un horrible porta paraguas de pierna de Trol. –Segundo descanso, puerta de la derecha- Miró su reloj. -Probablemente aún está durmiendo. Iré a reportar que llegaste a salvo.-
-Gracias,- Hermione susurró antes de seguir tentativamente su camino hacia las escaleras. Había subido solamente tres pasos antes de detenerse y mirar boquiabierta a la decoración.
¡Cabezas de Elfos domésticos!
Pero era cierto: una larga fila de cabezas reducidas estaban montadas en placas sobre la pared, y si no se equivocaba, todas las cabezas pertenecían a la misma familia, ya que todos tenían la misma nariz. Tenía la terrible necesidad de gritar de indignación, pero recordó la advertencia del Sr. Weasley justo a tiempo. ¿Por qué, por qué fueron estas terribles cabezas colgadas cual fetiches?, ¿Y por qué la Orden del Fénix, que está dedicada a erradicar el mal del mundo está quedándose en una casa que claramente promueve las Artes Oscuras?
La vista de las cabezas estaba empezando a hacerle sentir náuseas por lo que aceleró el paso y sólo disminuyó cuando alcanzó el segundo piso. Se quedó fuera de la puerta en la que el Señor Weasley le había dicho que Ron estaba, y se detuvo para suavizar su falda, reajustar la blusa, y correr los dedos por el cabello en un vano intento de domesticar sus cabellos rizados.
Oh, honestamente, ¿por qué te molestas?, la voz en su cabeza le preguntó, él todavía no sabe que eres una chica.
Eso no le impidió seguir peinando su cabello con los dedos, y respirar profundo antes de golpear ligeramente en la puerta.
-¿Qué?- Ron llamó.
Hermione se lo tomó como una invitación a entrar, así que envolviendo los dedos alrededor de picaporte con cabeza de la serpiente, empujó la puerta abierta.
Y allí estaba él: Ronald Weasley, el extraordinario patán y objeto de su afecto.
El Sr. Weasley tenía razón, él todavía estaba en cama, pero era evidente que había estado despierto durante un tiempo. Estaba tirado en una de las dos camas estómago abajo, y con un libro de historietas abierto delante de él. Todavía estaba vestido con su pijama de cachemira color marrón que le había visto por primera vez en el segundo año, el dobladillo del pantalón ya le llegaban a la mitad de la pantorrilla, y las mangas estaban llegando hasta el codo. A pesar de que estaba acostado, fue inmediatamente obvio para ella que había crecido más en las pocas semanas que habían estado separados. Aparte de eso, todo seguía igual: color de cabello en cobre brillante, vívidas pecas, brillantes ojos azules y nariz larga.
Era bastante irritante que su corazón latiera de esa manera sólo con la mera visión de él. Honestamente, pensaba que tenía mucho más autocontrol que eso.
-¡Hermione!- Ron se puso de pie, rebuscando por su bata. -¿Qué estás haciendo aquí?-
Hermione arqueó las cejas. -Bueno, si mal no recuerdo, me invitaste a quedarme aquí para el resto de las vacaciones.-
-Eso no es lo que quiero decir-, dijo Ron mascullando y apresurándose a ajustar la banda de su túnica. -No deberías estar aquí-,
-Ron, yo te he visto en pijama antes-, dijo con falsa severidad cuando trataba de ocultar su sonrisa. Era realmente adorable cuando estaba nervioso.
-Además, tu padre me dijo que subiera.- Ella realmente quería darle un abrazo (bueno, para ser honesta quería saludarlo de otro modo, pero obviamente eso le daría una pista de lo que realmente sentía por él), pero una de las cosas que más odiaba de que le gustara su mejor amigo era esta temida torpeza. Sí, era posible que los mejores amigos se abrazaran, pero también podría ser mal interpretado, y sí, por supuesto, que quería insinuarse, pero quería que él comenzara. Era bastante complicado, y probablemente por ello le había dado un beso de despedida a Harry en King's Cross hace unas semanas, y Ron sólo había recibido un abrazo rápido. Pero ese abrazo había significado más para ella que cualquier beso en la mejilla jamás podría significar. Pero tal vez Ron no era tan indiferente como actuó, tal vez podía sentir lo mucho que ella quiso decir en ese abrazo... ¿Porqué tengo que sobre-analizar cada cosa?
Hermione levantó los brazos y se dirigía a abrazarle, pero se arrepintió, cambió rápidamente el movimiento del brazo y torpemente colocó un poco de su cabello detrás de la oreja. -Es muy bueno verte de nuevo-, dijo con seriedad.
La mirada de irritación de Ron desapareció a medida que sonreía. –Es bueno verte también-, respondió. Se pasó una mano por su cabello antes de indicarle la otra cama. -Toma asiento-.
Hermione le dio las gracias con una sonrisa antes de posarse en el borde del colchón mohoso. -Entonces, ¿Qué piensas de este lugar, ¿Eh?- Ron preguntó cuando se dejó caer sobre la cama.
-¿Qué es este lugar?- Hermione le preguntó con curiosidad. Frunció el ceño al recordar la decoración de la sala. –Y ¿Porqué están viviendo en un lugar que utiliza cabezas de elfos como decoración?-
Ron, a pesar de sí mismo, volvió a sonreír. -Yo sabía que eso te volvería loca-.
-Eso debería volver loco a cualquiera,- Argumentó Hermione, inclinándose hacia adelante con avidez, -Ron, ¡es degradante y enfermizo que las cabezas de esas pobres criaturas sean utilizadas para adornar la pared; es detestable!
-Lo sé- le concedió Ron, -Sirius intentó quitarlos pero tienen un hechizo que..."
-¿Sirius?- interrumpió Hermione, -¿Sirius está aquí?-
-Sip,- contestó Ron, -Esta es la casa de la familia de Sirius.-
Hermione sólo boqueaba como pez fuera del agua.
-Pero, -pero—no entiendo,- admitió Hermione después de tartamudear por unos momentos. Ron hizo una mueca, y ella rápidamente hizo una pregunta coherente antes de que Ron la bromeara por haber admitido que no entendió algo. -¿La Orden del Fénix sabe acaso que Sirius es inocente?-
-Por supuesto que lo saben,- contestó Ron, -Después de todo Sirius está en la Orden.- movió una ceja engreídamente y preguntó: -¿Sabes lo que es la Orden del Fénix?
-Sí, a decir verdad, si lo sé,- Hermione replicó.
La expresión de auto-satisfacción de Ron decayó a la par que sus orejas se coloreaban de rosa. –Oh,- Se mantuvo en silencio antes de cambiar ligeramente su posición en la cama. –Mmh, ¿podrías platicarme de ello?; mamá insiste en que no debemos saber nada de lo que ellos hacen.-
Ahora era el turno de Hermione para arquear las cejas presumidamente. –La Orden del Fénix fue fundada por Albus Dumbledore con el cometido de retar la amenaza que Tú-sabes-quién posó hace casi veinte años atrás. La membresía de la Orden requiere absoluto secreto.- Volteó a la puerta, era tentador el deslizarse escalera abajo y ver si podía alcanzar a escuchar lo que el Sr. Weasley les estaba diciendo. -¿Tus padres son miembros?-
-Sí- le reveló Ron mientras se recargaba en la pared. –Bill y Charlie también-
-Genial- Hermione dijo a lo bajo, impresionada pero preocupada al mismo tiempo. La Orden había tenido un alto índice de mortalidad, y deseaba fervientemente que ninguno de los Weasley se uniera a esa estadística. -¿Quién más pertenece a ella?-
Ron miró su reloj y se puso de pie. –Te diré algo, tú ve e instálate mientras yo me cambio y entonces le diremos a mi mamá que nos prepare algo para desayunar, luego te diré todo lo que sé.-
-Me parece bien,- Hermione se levantó también. -¿De casualidad sabes dónde está mi cuarto?-
-Oh, cierto- Ron señalo a las escaleras. –Estarás nuevamente compartiendo cuarto con Ginny, tienes que bajar al primer piso, puerta derecha. Yo bajaré cuando esté listo.-
-Seguro, te veo al ratito- dijo Hermione.
-Está bien- contestó Ron sonriendo cuando cerraba la puerta tras ella.
Era gracioso; esos pocos momentos que estuvo con Ron, la sucia y tétrica casa de pronto parecía más un hogar.
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-No he escuchado nada de Harry desde hace un buen rato, ¿y tú?...¿Crees que estará molesto con nosotros?- preguntó Hermione.
-¿Por qué habría de estarlo? Inquirió Ron
-Porque no le hemos dicho nada de lo que ha estado sucediendo,- Hermione respondió en un tono de voz en el que transmitía que cualquier ser humano de mente sensible debía saber la respuesta a la pregunta de Ron. - Probablemente esté muy ansioso a estas alturas, encerrado con los Dursley, con muy poco contacto con nosotros, y entonces él estará ...-
-¡Shh!- Ron le advirtió cuando continuaban bajando las escaleras, ahora estaban casi en el piso principal. -¡No despiertes a los retratos!-
-¡No estaba hablando fuerte Ron!- Hermione no pudo evitar murmurar.
-Estabas a punto de hacerlo, te conozco,- Ron replicó.
Pero Hermione había perdido interés en esa conversación. -¿Ron, quién es él?-
-¿Quién?- Ron frunció el ceño profundamente. -Oh. Kreacher.-
-¿Kreacher?- Hermione repitió, observando con interés al elfo doméstico quien pulía amorosamente el porta paraguas de pie de Trol al final de la escalera. Estaba muy inadecuadamente vestido, con sólo un sucio taparrabo, y por su piel arrugada era obvio que había estado al servicio de los Black por años, cabello blanco salía por sus orejas, tenía los ojos enrojecidos y una gran nariz. Hermione miró hacia él y luego hacia las cabezas en la pared. Kreacher debe ser miembro de la familia, por supuesto, pensó muy enojada. Era lamentable que toda la familia de Kreacher se exhibiera de esa manera, mientras estaba obligado a la esclavitud. -¡No me dijiste que Sirius tenía un Elfo doméstico!-
-Y me pregunto por qué,- Ron murmuró sarcásticamente. Hermione siguió bajando las escaleras hacia la pobre criatura, y Ron rápidamente la tomó del brazo. –Sólo ignóralo, Hermione, de verdad, no querrás hablarle, él no es igual que Dobby…-
-Sí, porque Dobby es libre tal y como debe ser, ¡y Kreacher aún es esclavizado!- replicó indignada en voz baja. A pesar de su temperamento, recordó conservar el tono bajo de su voz. Pero aún así Kreacher parecía escucharla, porque levantó su cabeza e intentó enfocar su miope mirada hacia donde los dos se encontraban. Él dio una exagerada reverencia, causando a Hermione sacudir su cabeza en desaprobación. –Está bien, Kreacher, no tienes que hacer eso.-
- Hermione, cállate,- Ron le siseaba, intentando detenerle el paso, pero Hermione soltó su brazo y sonrió al viejo elfo domestico.
-Hola Kreacher. Soy Hermione. Gusto en conocerte.- Se arrodilló a su lado y extendió su mano para que el pequeño elfo le saludara. Kreacher observó la mano aprensivamente, Como si esto nunca le hubiera sucedido antes, y realmente no le agradaba que le estuviera pasando ahora. Ron rodó los ojos e intentó una vez más apurarla a continuar, pero Hermione solamente se soltó de su agarre otra vez.
Kreacher la observó detenidamente. -Kreacher se alegra de conocerle,- gruñó, bajando los ojos en respeto. -Fea niña, eso es.-
Hermione y Ron se voltearon a ver. -¿Perdón?- Hermione le preguntó con indignación. -¿Has dicho algo?-
-Kreacher no dice nada,- respondió Kreacher. Su mirada se desplazó hasta Ron, cuyas orejas brillaban de rojo vivo por enojo.
-Hermione, te dije que no querrías hablar con él-, dijo Ron, parecía como si no hubiera nada que le gustara más que patear a Kreacher en las costillas y mandarlo volar por la oscuridad, a la sala desierta. -¡Es un chiflado!-
- ¡Ron!- Hermione reprendió: -No. Yo no creo que esté en su sano juicio.- Ella había reaccionado un poco fuerte cuando escuchó por primera vez el insulto de Kreacher, pero era principalmente por la sorpresa, nunca había escuchado un elfo ser tan beligerante. Pero ahora, comenzaba a ver por qué. Parecía evidente que Kreacher no sabía lo que estaba diciendo, o que se le oía. El pobre debe haberse vuelto loco en sus años de esclavitud. Sinceramente, iba a tener una charla con Sirius sobre la liberación del pobre Kreacher.
–La niña Fea está con uno de los traidores a la sangre que están contaminando la casa de mi Señora, esa escoria...-
-¡Hermione, puede escuchar lo que estás diciendo!- Ron estaba empezando a ponerse más que nervioso.
-Él no sabe, Ron,- dijo Hermione muy seriamente, -Olvídalo. Ahora nos vamos, ¿está bien?- Ella podía hablar en otra ocasión con Kreacher acerca del P.E.D.D.O. y también acerca de los beneficios de ser libre. Tendió la mano de nuevo para que Kreacher la estrechara. -Fue un placer conocerte, Kreacher-.
-Kreacher tiene una pregunta para la nueva chica-, le preguntó con picardía Kreacher, con ojos grandes encarcelados, ahora de nuevo puestos en ella. Apoyó su cabeza sobre ella y aspiró fuerte, tan fuerte que Hermione podía escuchar el traqueteo de moco en sus fosas nasales.
-Por supuesto,- ella contestó, -¿si, dime?-
-Hermione,- Ron le advirtió otra vez.
-¿A qué familia pertenece la nueva chica?
-¡Hermione, no contestes!-
-A la Familia Granger,- Hermione respondió con una sensación de hundimiento. Tenía el presentimiento de a dónde llevaba todo esto.
Los ojos de Kreacher se agrandaron y bufó de nuevo. –La nueva chica no es sangrepura-
-No, no lo soy- Hermione dijo calmadamente.
Kreacher se alejó como asqueado. –¡Sangre-sucia!- Agachó la cabeza hacia atrás abruptamente antes de arrojar la cabeza hacia adelante para expulsar un trozo pegajoso de saliva que aterrizó directamente en la mano extendida de Hermione.
-¡Oye!- Ron rugió, yendo directamente a su varita.
-¡Ron, no!- Hermione se puso de pie para poder bajar el brazo de Ron mientras se limpiaba a toda prisa el escupitajo de la palma de su mano, estremeciéndose levemente por la mucosa que se resbalaba de su piel. –Déjalo y sólo vayámonos.-
-¡Señora, señora!- Kreacher gritó, señalando con el dedo tembloroso a Hermione.-¡Trajeron a una sangre-sucia!, ¡Una sangre-sucia en la casa!-
-¡Kreacher, cállate!- Ron gritó. Pero ya era demasiado tarde, y Hermione aprendió la razón por la que había tal insistencia de la tranquilidad en los pasillos. Una de las muchas cortinas en el pasillo empezaron a temblar, y fue rápidamente seguido por uno de los más horrendos gritos que Hermione había oído nunca. Instintivamente llevó sus manos a las orejas, pero incluso ese movimiento no podría bloquear efectivamente la resonancia del agudo lamento que desgarraba sus tímpanos. Hermione hizo una mueca de dolor, iba a tener un terrible dolor de cabeza si este grito continuaba.
La cortina, finalmente se abrió, y la mandíbula de Hermione se dejó caer. Las cortinas habían ocultado un retrato de tamaño natural de una mujer de edad avanzada, y Hermione podía ver por qué la Orden había optado por proteger a la población de los horrores de la pintura. La mujer de negro tope era quien gritaba, los ojos inyectados de sangre rodando en las cuencas, botando baba de la boca abierta.
Los gritos del retrato fueron muy exitosos en despertar a todos los otros cuadros de la pared, que se unieron en los gritos. Ron saltó hacia delante en un vano intento de cerrar las cortinas alrededor de la horrible mujer, y Hermione de mala gana dejó caer las manos para ayudar. El nivel de ruido aumentaba y Hermione se estremeció, pero lo peor estaba aún por venir.
El momento en que se acercó al retrato, la mujer, que había estado bajando la cabeza en un intento de gritar al oído de Ron y ahuyentarlo, retrocedió hacia atrás, todavía gritando más fuerte de lo que Hermione pensaba que era humanamente posible.
-¡Sangre-sucia!, ¡Escoria!, ¡Vete! ¿Cómo te atreves a mostrar su horrible cara aquí en la casa de mi padre, la noble casa de los Black! ¡Fuera! ¡Fuera!-
Hermione trató de ignorarla cuando ella sacó su varita para ver si podía cerrar las cortinas con magia, pero el griterío se hizo aún más fuerte a la vista de un nacido muggle, con una varita.
-¡Te vas a callar ya!- Hermione parpadeó sorprendida y se retiró cuando dos hombres se pasaron precipitadamente a su lado, y agarrándose cada uno de un lado de las cortinas. –¡A la cuenta de tres. Uno, dos, tres!.
Jalaron juntos y casi chocan entre sí debido al esfuerzo, pero funcionó. Las cortinas se corrieron y los chillidos de inmediato comenzaron a apagarse, dejando tras de sí un tranquilo silencio. Hermione bajó la varita, y esbozó una sonrisa, a los dos salvadores, uno de ellos se enderezó y la miró a ella y a Ron.
-Lo siento-, Remus Lupin se disculpó con una sonrisa cansada. –La mamá de Sirius puede ser un puñetazo si no te quedas tranquilo por aquí-.
-¡Fue culpa de Kreacher!- Ron protestó, todavía muy rojo en la cara por el esfuerzo y la furia. –Despertó a la bruja cuando se enteró que Hermione es...- Su padre cortó el resto de la frase colocando su mano sobre la boca de Ron con firmeza; la voz de Ron estaba empezando a ser un poco alta.
- Ya Veo-, dijo Lupin serenamente, alisando su desarreglado pelo y estirado sus ropas remendadas. -Bueno, siempre supe que no aprobaba a los hombres lobo y mestizos, pero ahora recién podemos añadir los nacidos muggles a la lista también.- Le tendió la mano. -Es bueno verte, Hermione.-
-Es bueno verle también a usted,- Hermione estrechó la mano de su antiguo profesor, recordando demasiado tarde que era la mano que Kreacher había escupido tan rudamente. Al recordar eso, miró a su alrededor hacia donde el elfo doméstico, pero al parecer se había escapado de la conmoción que había causado.
-Bueno-, dijo el señor Weasley en voz baja, -¿Por qué no nos dirigimos a la cocina para comer algo, ¿eh?-
Hermione asintió con la cabeza, y los siguió, todavía secándose las manos. Aún podía sentir el calor pegajoso de la saliva pegada a la piel, y los insultos que habían sido imputados en ella todavía resonaban en sus oídos.
12 Grimmauld Place parecía ahora cualquier cosa, menos hogar.
Ginny Weasley se echó a reír a carcajadas mientras cerraba la puerta de su dormitorio y veía a su amiga tendida en la cama, completamente vestida y casi dormida. -¿Alguien está un poco cansada?- bromeó en voz bebé.
Hermione se volvió de su lado, tapándose los ojos y hundiendo la cara aún más en la almohada. -Sí, no me di cuenta que iba a ser utilizada para trabajo doméstico durante mis vacaciones-.
-Bienvenida a un día de fiesta Weasley-, Ginny se rió, -Felicitaciones, ya eres una de nosotros-.
-Me siento tan honrada,- Hermione respondió secamente.
-Anímate-, Ginny continuó con descaro, demasiado descaro para el gusto de Hermione pues eran ya las 11 de la noche. -El primer día es siempre el peor. Por lo menos la mayoría de las cocinas están terminadas. Mamá sabía que serían las más difíciles y por eso lo hicimos primero-.
-¿Vamos a limpiar todas las habitaciones?- Hermione le preguntó con incredulidad.
-Sí,- Ginny sonrió, se quitó los zapatos y tiró de su pijama que estaba debajo de la almohada. -¿No estás contenta de pasar tus vacaciones aquí?-
Hermione se quejó por respuesta.
-Bueno, yo sé que alguien está contento de que estés aquí,- dijo Ginny en un tono de yo-se-algo-que-tú-no.
-¿Quién?- Hermione le preguntó somnolienta, con la esperanza de que si fingía interés, Ginny podría callarse y dejarla dormir.
-¡Oh, nadie!-, dijo Ginny con un falso suspiro, -Sólo uno de los tontos que se supone es mi hermano.-
Hermione levantó la cabeza un poco. -¿Ron?
La sonrisa de Ginny se hizo aún más amplia. –Sí-,
La cabeza de Hermione volvió a caer sobre la almohada. -Bueno, por supuesto, él está feliz de que yo esté aquí, soy su amiga. Los amigos siempre están contentos de verse uno al otro-.
-Sí, pero ¿Acaso los amigos siempre entran en una pelea a gritos con sus madres para conseguir que sus amigos vengan para la fiestas?-
Hermione de repente se sintió mucho menos cansada, y se enderezó. -¿Qué?-
Ginny se inclinó hacia adelante con entusiasmo. –Debiste haberlos escuchado, la única vez que lo he visto tan molesto es cuando pelea contigo-.
Hermione levantó las cejas por la comparación. -¿Qué pasó?-
Ginny de pronto pareció darse cuenta de que esta conversación no era muy adecuada para los oídos de Hermione. -Bueno, mamá estaba en un principio en contra de que vinieses,- Ginny siguió hablando a toda prisa antes de que Hermione pudiera expresar su sorpresa. -Ella dijo que había hablado con tus padres en King's Cross, y de lo mucho que le habían dicho que te extrañaban y que esperaban pasar las vacaciones contigo, y después de todo lo que sucedió con Percy ... tú sabes lo que sucedió con Percy, ¿verdad?- Hermione asintió con la cabeza, Ron le había contado todo ese mismo día. -Creo que mamá quería compartir tiempo con la familia, ¿sabes? después de todo lo que pasó-
-Entiendo,- Hermione dijo en voz baja. Entendía perfectamente por qué la señora Weasley iba en contra de su llegada y permanencia durante tanto tiempo. Pero también tenía sentido porque la señora Weasley y ella nunca fueron muy allegadas. Eran perfectamente corteses la una con la otra, y la señora Weasley la trataba cálida y amablemente, pero estaba muy lejos del trato que había de la señora Weasley hacia Harry. Tal vez era porque Harry tenía una vida familiar terrible y por todo lo que había pasado con él, pero Hermione tenía la sensación de que había algo más debajo de la superficie entre ella y la señora Weasley. Siempre había habido una formalidad extraña, una tensión tácita que siempre era frecuente desde el día en que conoció a la señora Weasley en el Callejón Diagon, en el segundo año. Ella no sabía por qué existía, lo único que sabía era que estaba allí, y contribuyó al porqué que la señora Weasley no quería que viniese a Grimmauld Place.
-Pero de todos modos, Ron, ¡debiste haberlo visto! ¡Estaba lívido! Estaba furioso con ella por tratar de que Harry se quedase pero tú no, dijo que no era justo para ti, y que, además, estaba preocupado acerca de ti…-, Las divagaciones emocionales de Ginny se calmaron y la conversación tomó un giro más serio. -porque, sabes, eres nacida muggle y con Tú-sabes-quién allá afuera ...- Hermione volvió a asentir, no era como que no había considerado esa posibilidad también. -Y también pensaba que era mejor que te quedases en Inglaterra,- Ginny sonrió conocedoramente.
El temperamento Hermione se desató. -¡Así que él quería que viniera sólo para que no visitara a Viktor en Bulgaria! Bueno, así es él, ¿no es cierto?- Ella se puso de pie, y se dirigió hacia la puerta, lista para darle a ese zopenco un pedazo de cerebro.
-Y también soltó que realmente te extrañaba ya, y que con todo lo que estaba sucediendo, realmente preferiría tenerte aquí para hacerle compañía-
Eso detuvo a Hermione de salir de la habitación. Se volvió de nuevo a mirar en torno a Ginny.
-¿De verdad?- La sonrisa de Ginny se acentuó. -Él dijo que no quería a nadie más que ti.-
-¿Es eso cierto?- Hermione sintió que sus mejillas se sonrojaban, y se enderezó inconscientemente su blusa a la vez que volvía a sentarse en la cama. -Bueno, supongo que esa es una razón aceptable-.
-Claro que sí,- Ginny se rió entre dientes mientras se dejaba caer sobre su cama.
-Así que mamá se impresionó tanto con Ron gritando de esa manera, que papá fue capaz de decir una palabra, y dijo que estaba de acuerdo con Ron, así que mamá finalmente cedió.-
Ginny no creía que podía reírse más de la sonrisa enamorada estucada en el rostro de Hermione, pero sí que podía. Ella resopló por la nariz leche cuando vio cómo Hermione sonreía a Ron al aparecer este último por primera vez en la cocina, de tal manera que Ron se detuvo en seco y se quedó parado hasta que Fred le dio una palmada en la cabeza y le dijo que se moviera o de lo contrario lo convertiría en catador de su último invento.
-¡Aa-Aa-ACHUU!
-Salud-, farfulló Hermione escupiendo las cantidades masivas de polvo que había sido puesto en libertad cuando Ron abrió el armario y lanzó a la gran cantidad de ropa que estaba todavía colgada en su interior. Movió la mano con disgusto, en un intento de limpiar el aire, estaba de rodillas al lado de la pila de objetos, para examinar lo que Ron había encontrado. -¿Qué te parece? ¿A la basura todo esto?
-Sí,- Ron estuvo de acuerdo, tocando un apolillado traje de terciopelo que debió haber estado de moda, al menos un siglo atrás, con una arruga de desaprobación en el rostro. –se parecen a mis ropas de vestir, ¿no te parece?- señaló con ironía.
-Un poco-, admitió Hermione, manteniendo su voz tan plana como pudo. Cualquier referencia al Baile de Navidad todavía la hacía sentir un poco incómoda. -Sin embargo, tu túnica, no eran tan mala, Ron.- En realidad pensaba que te veías algo lindo en ella, añadió en su cabeza, y mantuvo la cabeza baja pretendiendo examinar la ropa para ocultar su sonrisa.
Ron resopló con incredulidad, mientras se inclinaba para arrastrar la ropa hasta el pasillo donde Fred y George la recogerían. -Bueno, al menos ya no tengo que preocuparme de esas cosas nunca más.-
Hermione frunció el ceño, no porque no entendía la declaración de Ron, sino porque acababa de darse cuenta cuan sucio se había puesto su pelo en las pocas horas que había pasado limpiando la habitación. -¿Qué quieres decir?-
-Fred y George me compraron otros nuevos.-
Hermione no pudo evitarlo, su quijada cayó de la impresión. -¿Fred y George?-
- Sí-,
- ¿Weasley?-
Ron sonrió y sacudió las manos, después de haber completado la tarea de eliminar la ropa de la habitación. –Sí-, repitió, -yo estaba igual de sorprendido-.
-Bueno-, Hermione se controló a sí misma y se encogió de hombros: -Eso fue muy amable de su parte-.
-Sí,- Ron volvió al armario y empezó a abrir los cajones. Hermione estaba de nuevo con el ceño fruncido y mordiéndose el labio. Las túnicas de vestir pueden ser muy caras, ¿dónde en la tierra Fred y George se habían conseguido el dinero para comprarlos? Y si se las hubieran arreglado para salvar algunos galeones, habrían pensado en guardarlos para la tienda de bromas de la que siempre decían llegarían a tener. ¿Por qué en lugar de ello compraban un regalo para su hermano menor? Quizás ahora ponían la otra mejilla ...
Hermione se acordó entonces de cómo los dos la habían asustado a muerte temprano por la mañana Apareciéndose directamente en frente de ella mientras bajaba las escaleras para el desayuno.
De ninguna manera, se dijo con firmeza. Algo raro estaba pasando.
-¡Hermione!-
Brincó instintivamente y frunció el ceño a Ron. -¡Honestamente, Ron, no tienes que gritar así!-
-Ya dije tu nombre cuatro veces-, replicó.
-¿En serio?- Ron asintió con la cabeza, una sonrisa de satisfacción comenzaba a jugar en sus labios. Hermione rápidamente desvió la mirada, no pienses en sus labios, no pienses en sus labios. -Bueno, me disculpo. Estaba pensando,- Ella se arrodilló delante del armario para explorar los cajones inferiores, mientras que Ron tomaba los superiores. -Deberías intentarlo alguna vez.-
-¿En qué pensabas?-
-Bueno, me estaba preguntando cómo Fred y George consiguieron el oro para comprar tus túnicas, eso es todo,-
Ron hizo una mueca mientras sacaba un par de anticuadas bragas de mujer y las arrojaba al otro lado de la habitación. Se limpió el molde de sus dedos antes de responder. -En realidad no había pensado en eso.- Miró hacia abajo, a la cabeza de Hermione. -Ellos realmente no son tan malos, ya sabes. Hacen cosas agradables de vez en cuando-.
-¿De verdad?-, Hermione apretó los dientes mientras trataba de liberar a un par de zapatos de tacón cuña que se habían atascado en el cajón. –Yo no lo sabía-
Ron sacudió la cabeza y se rió. –Estas malhumorada porque te asustaron esta mañana.-
-¡Yo no soy malhumorada!- Hermione protestó, sentada sobre sus talones para poder mirar desafiante a su mejor amigo. -¡Ellos me asustaron a muerte, alborotaron el retrato de la señora Black de nuevo!-.
-Bruja Mugrienta- Ron murmuró entre dientes mientras arrojaba salvajemente un cajón entero y lo vaciaba en el suelo. Hermione abrió la boca para comentar sobre su uso del lenguaje, pero un golpe en la puerta los detuvo a los dos. Corrieron a la ventana para pegar sus caras al vidrio en un vano intento para ver quién había llegado. –Vamos-, urgió Ron y se volvió a correr sigilosamente fuera de la habitación. Hermione le siguió. Era de esperarse que, Fred, George y Ginny ya estuviesen amontonados, tratando de escuchar. -¿Qué ha pasado?- susurró-.
-Dumbledore acaba de llegar,- George susurró, sujetando el cordón largo de color carne y haciendo el esfuerzo de escuchar. Hermione se mordió el labio nerviosamente. Habían estado utilizando las orejas extensibles por quince días sin ser descubiertos. A pesar de que se alegraba de haber obtenido un montón de información gracias a ellas, aún se ponía un poco nerviosa cada vez que se bajaba el cordón. Ella había visto a la señora Weasley en una furia, y no era un espectáculo que quisiera ver en el futuro cercano.
-Bueno, ¿qué quiere?- Ginny exigió, tratando de hacer a George al lado para poder escuchar.
-Ahora, mi querida hermanita, ¿de verdad crees que el empujar a tu hermano de esa forma son los modales adecuados?- George jadeó melodramático. -¡Y pensar que te he enseñado nada durante nuestros años juntos!- Hizo una mueca cuando Ginny le golpeó fuerte en las costillas de manera que pudiese presionar la oreja hacia abajo. Él sonrió a su gemelo. -Nuestra niña está creciendo-, dijo con tristeza fingida, enjugando una lágrima.
-Si tan sólo hubiéramos tenido la misma influencia en aquel- Fred señaló con el pulgar hacia Ron, quien le fruncía el ceño.
-¡He hecho un montón!- Ron argumentó.
-Sí, pero no por las razones correctas-, señaló Fred. –Reconozco que la mayoría es por cierta persona- decía señalando con la cabeza a Hermione-.
-Y si la unimos a nosotros...-
-Lo haremos pequeño Ronnikins-.
-¡Maldita sea!- Ginny jadeó cuando el cordón desaparecía de pronto mágicamente de sus manos y aterrizaba en la orilla del suelo. Fred y George palidecieron y ambos desaparecieron a la vez con un fuerte crujido.
-¡Fred y George Weasley, bajen aquí en este momento!-
-Vamos,- dijo Ginny entre dientes, -¡Ella no sabe que estamos involucrados!-
-¡Y sé que todos ustedes están allá también!-
Ginny dejó salir un flujo de malas palabras que Hermione ciertamente no sabía cuando tenía la edad de Ginny. Debe ser la influencia de los seis hermanos mayores.
-¡RON, HERMIONE, BAJEN AQUÍ!-
La cara de Ron demostró claramente que quería ir a cualquier parte, menos a con su madre, por lo que Hermione tuvo que tirar de su brazo hacia la escalera. –Vamos, acabemos con esto de una vez-, le instó -no debe ser tan malo.-
Para su sorpresa, no era la señora Weasley quien les esperaba al pie de la escalera.
-Profesor Dumbledore,- Ron mintió bastante mal, -No sabía que estaba aquí.-
Los ojos azules de Dumbledore brillaron. -Sí, estoy seguro de que no, señor Weasley.- Señaló con su torcido un dedo hacia ellos dos, y, obedientes, lo siguieron hasta una habitación polvosa que aún no habían limpiado. Probablemente algún tipo de salón. Kreacher estaba escondido en un rincón. -Hola, Kreacher,- dijo Dumbledore serenamente. -¿Te importaría permitirme hablar en privado con la señorita Granger y el señor Weasley?-
-Claro que no, señor,- Kreacher murmuró en su gruñido gutural. -Vejete chiflado, es tan malo como el resto de la suciedad que vive en la casa de mi señora.-
-Gracias, Kreacher, eso es todo,- Dumbledore dijo agradablemente cuando le señalaba la puerta a Kreacher. Kreacher salió arrastrando los pies, pero no sin dejar de mirar de reojo a Hermione y Ron.
Ron frunció el ceño. -¡Loco feo!-
-¡Ron!- Hermione le reprendió.
-¡Bueno, es lo que es!- Ron protestó: -Él me dice lo que piensa de mí, ¿por qué no puedo decir lo que pienso de él?-
-Porque creo que sería más prudente, señor Weasley, el ser amables con Kreacher,- Dumbledore advirtió. Hermione sonrió con satisfacción, y Ron respondió con una mueca en su dirección. Los ojos de Dumbledore brillaron aún más. -Tomen asiento-, invitó, y con dos movimientos de su varita, dos sillones grandes fueron transfigurados de la nada. Hermione se sentó en uno con asombro, no podía esperar a llegar a ese nivel de Transfiguración.
-Señor Weasley, señorita Granger, quiero hablar con ustedes acerca de nuestro joven Sr. Potter.-
Ron y Hermione instintivamente se miraron antes de responder. -¿Qué pasa con él?- preguntó uno.
Dumbledore sonrió. -¿Han recibido alguna lechuza de él recientemente?-
-Sí,- Ron respondió: -Justo el otro día-.
-¡No me lo habías dicho!- Hermione no pudo evitar que la acusación se escapara de sus labios.
-No me hablas de cada lechuza que te llega, ¿verdad?- Ron replicó.
-¿Qué se supone que significa eso?-.
-Señorita Granger, señor Weasley,- Dumbledore intervino con calma, -¿Seguramente ustedes pueden continuar esta conversación más tarde?-
-Sí, profesor,- Hermione dijo entre dientes y con sus mejillas rosadas al bajar su cabeza tímidamente. Honestamente, no sabía lo que le pasaba a veces: ¿comenzar una discusión con Ron frente a su Director?
-Sonaba bien,- Ron transmitió incómodo. -Era una carta bastante corta, él no dice mucho. Habló sobre su primo siendo un imbécil y preguntaba si algo estaba pasando con ya-saben-quién. Ha estado leyendo El Diario El Profeta, y no cree que no esté pasando nada. -
Hermione se estremeció. Oh, muchacho, eso significaba que había estado leyendo los comentarios sarcásticos y desagradables que El Diario El Profeta decía sobre él, Eso podía estarle molestando, y por las dos cartas que le habían llegado de Harry, ella sabía que era todo, menos feliz.
-¿Señorita Granger?-
-La última carta que recibí de Harry fue hace una semana,- Hermione respondió: -Él dijo básicamente lo mismo que en la de Ron.-
-¿Y usted cree que él está bien?-
Hermione sacudió la cabeza. -Creo que todavía está muy molesto por lo que sucedió el mes pasado.-
Dumbledore asintió con la cabeza, acariciando su larga barba blanca. –Correcto-, dijo lentamente. -¿Y ustedes se suman a mi petición de no decir nada a Harry sobre lo que ocurre en esta casa?, ¿Espero que Molly les haya hablado de ello a su llegada? -
-Sí-, contestó Ron, disparando otra mirada a Hermione, abriendo mucho los ojos para permitirle saber que él quería que ella hiciera la pregunta que habían discutido unas noches antes.
-En realidad, yo quería preguntarle algo al respecto, profesor,- Hermione se inclinó hacia delante. -Sé que estamos siendo cuidadosos en el caso de nuestras lechuzas por si éstas son interceptadas, pero ¿hay alguna otra manera de transmitir información a Harry? Nos parece que Harry está realmente molesto de no saber nada. Es decir, por nuestras cartas, es obvio que Ron y yo estamos juntos, y él puede sentirse excluido.-
-Entiendo la angustia de Harry,- Dumbledore miró por encima del borde de sus gafas de media luna para dar a cada uno de ellos una mirada severa. -Pero tengo que pedirles juramento de que no dirán nada sobre lo que ocurre en esta casa, ¿está claro?-
-Sí, profesor Dumbledore,- Hermione respondió obedientemente.
-Lo Juramos-, añadió Ron abatido.
-Gracias,- Dumbledore sacó su reloj de bolsillo y sonrió tristemente a ellos. -Sé que es difícil, pero les aseguro, ustedes serán capaces de decirle todo a Harry cuando lo vean a finales de agosto...-
-¿Quiere decir que no podrá venir aquí?- Ron sonaba más deprimido de lo que pensaba.
-Bueno-, admitió Dumbledore con una sonrisa, -Tal vez no.- Tanto Ron y Hermione sonrieron esperanzadamente, -al menos no por otras dos semanas.- Miró su reloj de nuevo antes de meterlo en los pliegues de su túnica. -Ahora, me temo que tengo que dejarlos. Molly me dice que los dos le están ayudando inmensamente, así que mantengan el buen trabajo-. Hermione y Ron asintieron con la cabeza y se levantaron de sus sillas, que se desvanecieron con un estallido. Él pasó por delante de ellos, y estaba a punto de salir cuando se detuvo para volver atrás.
-Y ya que ustedes se están preguntando, las cartas de Hogwarts se retrasarán un poco este año, pero las recibirán muy pronto.- Sus ojos azules se encontraron con Hermione. –No hay nada de que preocuparse.- Hermione se volvió color de rosa; él sabía que ella rogaba que llegase la carta, para poder saber si era una prefecta o no. -Buenos días,- Y Albus Dumbledore desapareció de la vista.
Ron pateó el suelo de mal humor, su buen humor se evaporó tan rápidamente como había surgido. Hermione le miró con simpatía. -Ron, lo siento,- Ella sabía lo mucho que esperaba que Harry pudiera venir para su cumpleaños. Ella lo deseaba también, por supuesto, pero Ron fue siempre mucho más cercano a Harry que nadie. Tragó saliva. A veces, hasta se sentía un poco aislada de ellos. Pero siempre venían a ella cuando la necesitaban… que era la mayor parte del tiempo. Ella suspiró, y metió las manos en los bolsillos. La depresión de Ron lo único que logró fue hacerla sentir de manera similar.
-Deseo que haya algo que pudiera hacer por él, dijo Ron murmurando.
-Yo también-, susurró Hermione antes de levantar la voz con alegría. -Bueno, sólo tenemos que pensar en un regalo muy bueno para él, eso es todo. Algo que lo saque de ese estado en que se encuentra.-
Ron se rió con sarcasmo. -¿Qué lo levante de la depresión?-
-¡Chocolate!-, Hermione respondió al instante.
Los ojos de Ron se iluminaron. -Sí, sí-, recordó con una sonrisa. -Tenemos que mandarle chocolate-.
-Chocolate Honeyduke, por supuesto,- Hermione agregó.
-Por supuesto-, dijo Ron: -Son los mejores.- Él sonrió, y Hermione también sonrió con alivio. Estaba contenta de que el buen humor de Ron estuviera volviendo. -Voy a enviar a Pig el día de hoy con nuestras órdenes.-
-Bien,- Su sonrisa desapareció a medida que las preocupaciones que perpetuamente prevalecían acerca de Harry inundaban su mente de nuevo. -Espero que él esté bien.-
-Yo también-, dijo Ron respondió con voz ronca, con un tono serio que no escuchaba de él desde hace tiempo. Hermione le sonrió débilmente. Deseaba que Ron le tomara de la mano o hiciera algún tipo de gesto tranquilizador o la tocara de alguna manera para consolarla, pero se quedó allí, moviéndose torpemente de un pie al otro, con las manos innecesariamente metidas en los bolsillos ajustados. Ella no estaba segura del todo, así que siguió en el tema.
-¿En verdad crees que está bien?-
-No,- dijo Ron con seriedad, -Yo sé que está. Él tiene que estar bien-.
Y aunque no fue una caricia en la mano, era suficiente por ahora.
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Las siguientes referencias fueron tomadas del libro Harry Potter y la Oden del fénix de J.K. Rowling:
La nota de Dumbledore revelando el Núm 12 de Grimmauld Place
-La descripción del interior y exterior de Grimmauld place.
La descripción de Kreacher.
La descripción del retrato de La Sra. Black.
GRACIAS POR LEER! El próximo capítulo: Llegada de Harry, corazón a corazón con Ron, Sra. Weasley, Lupin y Sirius.
