Una historia en homenaje a Izumi Sakai, una de las cantantes japonesas más grandes en la historia, que dejó un legado imborrable y una de las canciones más hermosas en el mundo del anime. También, en homenaje a un ser querido, la cual llevaba el mismo nombre. Dragón Ball Z y sus personajes son propiedad de Akira Toriyama y la Toei Animation, yo solo los tomé prestados. Fanfic sin fines de lucro.

"No hay lágrimas que puedan describir el dolor que se siente, cuando se pierde un ser que se ama"


-Ya falta poco hijita, resiste...- Hablaba entrecortadamente una mujer mientras tocaba su vientre con suma ternura, aún si el dolor era insoportable. Nunca sintió eso cuando fue a tener a su primer hijo, lo cual le causaba un mal presentimiento. El hombre que conducía hacia lo posible para llegar rápidamente al hospital más cercano, que en este caso era el de la capital del oeste. El tráfico de la ciudad era terrible, pues eran las 7 am, hora donde todos los habitantes del lugar se dirigían a sus trabajos y lugares de estudio. Angustiada por el ambiente que la circundaba y aún más por el destino que pudiese correr su pequeña, quiso dejar el vehículo atrapado en el río de automóviles sin tener éxito, pues el menor movimiento causaba un dolor peor del que ya estaba sintiendo.

-¡Papa! ¡Por favor haz algo!- Gritó con toda la fuerza que tenía, mientras se inclinaba con las manos en el vientre. -¡No resistiré más!- Soltó finalmente con lágrimas en los ojos. Como si esto hubiese sido escuchado por el mismísimo Kamisama, en segundos hizo su aparición el hombre de cabellos negros alborotados, traje naranja, playera azul y botas del mismo color, acompañado por su hijo.

-¡Goku!, ¡Por fin! ¡No hay tiempo, date prisa!-

Sin dudarlo un segundo a pedir explicaciones, tomó a su esposa en brazos y voló lo más rápido que pudo sin llegar a lastimarla. Aterrizó ante la mirada atónita de los presentes en el hospital y la adentró de inmediato. Los doctores no tardaron en llegar, pues se veía en un estado realmente grave. Aun si odiaba los hospitales más que a cualquier poderoso enemigo, decidió permanecer en el lugar donde vio a su esposa e hija por última vez, en aquella sala de espera. Afuera, su hijo mayor y suegro, esperaban noticias ansiosamente, pues creían que su hermana y nieta pronto estaría con ellos, lo que los llenaba de felicidad. Ya había pasado mucho tiempo sin saber nada y Goku empezaba a impacientarse. Perfectamente podía teletransportarse con solo sentir el ki de alguna de las dos mujeres, pero le fue imposible localizarlos a pesar de la cercanía. No quería pensar en lo peor, aunque un sentimiento de extrañeza se apoderó de su ser. Después de una larga espera, el doctor se acercó a la sala, se puso de pie de un brinco y preguntó:

-Doctor, ¿Cómo esta Milk? ¿Ya nació mi hija?- Con tono serio, lo que inusualmente se veía en él. El silencio reinó por unos momentos.

-Lo siento mucho señor...


Semanas después de que aquel muchacho del futuro viniese a advertir lo que sucedería dentro de 3 años, Goku y los guerreros Z continuaban con su arduo entrenamiento, ellos se encargarían de cambiar ese oscuro destino que les esperaba. Convencer a Milk de que dejase entrenar a Gohan, no fue una tarea sencilla, puesto que ella tenía nuevos planes para que continuara con sus estudios. El ir a la escuela de conducción era clara prueba de ello. Se encontraban luchando con todas sus fuerzas cerca a las montañas, para ser más específicos en el lugar donde los Son solían ir a jugar, pero algo interrumpió el momento.

-Grrrrr... - Gruño el estómago de Goku, ante esto se detuvo en seco y se llevó las manos a él. -Estoy muriendo de hambre, que les parece si descansamos un poco- Les dirigió su típica sonrisa a sus dos acompañantes.

-¡Ya déjate de tonterías, ¿Cómo pretendes derrotar a esos androides si cada segundo estas descansando?!- Gritó exasperado el Nameku, atacándolo nuevamente a toda velocidad.

-Piccolo, de verdad necesito comer, por favor- Decía mientras esquivaba los ataques con facilidad. Su estómago volvió a gruñir.

-Eres un bueno para nada- Soltó en tono molesto resignándose, sabía que si no lo permitía, Goku no podría concentrarse en el entrenamiento.

-¡Gracias!, Gohan ¿Me ayudarías?- Se dirigió al lado de su hijo, quien hasta el momento solo se había limitado a observar la escena desde los cielos.

-Claro papá- Dijo con una amplia sonrisa. Acto seguido se quitaron sus trajes de entrenamiento y se dirigieron a pescar. Atraparon dos enormes peces, con eso sería suficiente para su apetito usualmente insaciable.

-O...ye.. Piccolo...¿No qui...eres un poco?- Ofreció el mayor con la boca llena, recibiendo una mirada inquisitiva del hombre verde.

-Deberías aprender a comer, pareces un cerdo- Con cierto dejo de desprecio. Goku no le tomó mucha importancia y prosiguió con su improvisado almuerzo. Después de devorar todo, miró a su hijo notándolo algo pensativo, cosa muy rara en el distraído saiyajin.

-Mmmm ¿Qué te pasa hijo?- Sacándolo de sus pensamientos, Piccolo también prestó atención agudizando su oído. Quería a Gohan como si fuera su propio hijo y era natural que se preocupara por su bienestar.

-¿Ah?, Este…. Bueno solo pensaba en todo lo que vino a decirnos ese joven del futuro, debe ser difícil para el vivir en una época así - Bajando su mirada. -No me gustaría que nos sucediera lo mismo.

-¡Vamos! ¿Dónde están esos ánimos? - Tocando su hombro- Es por eso que estamos entrenando, para derrotar a esos malvados androides y cambiar la historia. Mejor termina de comer para continuar con el entrenamiento ¿De acuerdo? - Inyectó su mejor energía el de cabellos alborotados.

-Si papá, quiero superar tus poderes y los del señor Piccolo- Con ojos llenos de determinación, el último en mención sonrió para sí mismo, sin duda las palabras del Son menor lo habían llenado de orgullo. Rápidamente devoró lo que faltaba de su comida y así se reanudó su entrenamiento. Golpes retumbaban por el cielo una y otra vez, ráfagas de poderes iban y venían chocando entre ellas, impactando a alguno de los adversarios o a los alrededores de la feroz batalla, imágenes de los guerreros aparecían y desaparecían constantemente del lugar, sin lugar a dudas el empeño que le estaban poniendo, se veía reflejado en cada uno de sus movimientos. Mantuvieron ese ritmo hasta que el alba avisó que la noche estaba a punto de llegar. Decidieron dejar hasta ahí por ese día, el cansancio ya se hacía notar cuando sus ki empezaron a disminuir. Emprendieron el rumbo a su hogar, donde seguramente los esperaría una gran cena y una confortable cama donde dormir plácidamente.

-¡MIIIILKKK YA LLEGAMOS!- Abriendo la puerta enérgicamente mientras la pelinegra daba la espalda- Uffff no te imaginas lo mucho que sudamos hoy. Gohan ha tenido un gran progreso, seguramente se convertirá en el más fuerte del universo, ¿Ya está listo el baño?- Desvistiéndose y dejando todo sobre la mesa. El silencio circundó el lugar lo que extraño a los guerreros. Esperaban de antemano un grito ensordecedor reclamando la interrupción de los estudios de Gohan o el hecho de que se convirtiese en un rebelde a causa de las batallas, pero fue algo que nunca llegó. La mujer en mención ni se inmutó con la alharaca de su esposo. -¿Me escuchaste?- Preguntó el saiya con intriga.

-Mamá... -Finalmente pareció reaccionar, soltó un pesado suspiro y rompió su silencio.

-Sí, ya está listo el baño, apresúrense que la comida también está lista, en cuanto terminen les serviré -Su voz sonó apagada, entre triste y molesta. Limpió sus manos con el delantal y se dirigió al dormitorio matrimonial, dejando más confundidos que nunca a los tres hombres recién llegados.

-¿Eh? ¿Y ahora que sucedió?- Con una mano detrás de la cabeza, típico gesto en él.

-¿Se habrá enfadado porque llegamos tan tarde?- Mientras miraba el camino que había recorrido Milk segundos antes. Conocía a su madre y sabía algo le sucedía. -Creo que será mejor que hables con ella- Dirigiéndole la mirada a su padre, el asintió con la cabeza y se marchó. "¿Que le sucede? En la mañana todo estaba bien... o eso es lo que recuerdo... ¿Estará enfadada por los estudios de Gohan? En definitiva nunca entenderé a las mujeres" pensaba antes de entrar en la habitación, no era una costumbre suya tocar antes de entrar.

-Milk ¿Que tienes? -Adentrándose.

-Vete Goku, quiero estar sola- Dándole la espalda con la voz quebrada.

Continuará...


Hola a todos, como verán este capítulo no es muy largo que digamos a lo que pido disculpas de antemano. La verdad esto me salió de momento mientras escuchaba "Dan Dan Kokoro Hikareteku", luego me puse bastante sentimental recordando cosas /¡Por qué te fuiste Goku! XD/ y me fue imposible continuar. Será un fic corto, pero espero que un buen homenaje a estas personas maravillosas que mencioné en principio.