Narra Ross:
Ya ha pasado un año desde aquel trágico día y aquí estoy, con un ramo de flores frente a una tumba con el nombre de una persona muy importante para mí, a la que amé y todavía amo. Cuando pienso en ese día, mi corazón se comprime de dolor y vuelvo a sentir aquella angustia de ese día.
Flashback:
- ¡Ross, basta! me haces cosquillas- las carcajadas de Laura inundaban la habitación mientras se retorcía de la risa bajo mi cuerpo en la cama.
- No pienso parar hasta que lo admitas- le dije sonriendo, haciéndole más cosquillas.
- Vale, lo admito, lo admito- Cuando paré me fijé que en su preciosa cara había una sonrisa y sus mejillas estaban sonrojadas, dándole un aspecto adorable.
- Eres preciosa- dije con una sonrisa tonta en la cara sin darme cuenta. Ella me acarició la mejilla y yo la besé lentamente con dulzura. Después de separarme de ella añadí- Y tienes razón mi pelo es muchísimo más sexy que el de George Clooney.
- Tu ego es algo serio, Lynch- me dijo son una sonrisa.
- Lo sé, pero aun así me amas- dije. En esta ocasión fue ella la que me beso.
- Tenemos que prepararnos, en una hora tenemos que ir a casa de tus padres. Yo me ducho primero- me digo mientras se levantaba de la cama y se dirigía al baño.
- Si quieres te ayudo- le propuse al llegar junto a ella.
- Ambos sabemos que si acepto no saldremos de ese baño en mínimo 2 horas, así que, lo siento Ross, en otra ocasión será.- me contestó con un ligero beso y desapareció detrás de la puerta del baño.
Laura y yo nos conocimos en la universidad a los 18 años y ahora 5 años después, estamos comprometidos desde hace 3 meses. Vivimos juntos desde hace 1 año y ambos trabajamos en lo que amamos, ella es periodista de una revista conocida y yo había conseguido abrir mi propia discográfica con mis hermanos, Riker y Rocky. Se podría decir que lo tenía todo, era feliz con la vida que tenía pero no todo puede ser perfecto, ya que el destino me tenía preparado algo que destruiría mi burbuja de perfección y felicidad.
Fin flashback.
- Hola Ross.
- Riker, hola, no te esperaba tan pronto- dije sin apartar la mirada de la lápida.
- Quería venir temprano antes de que llegue el resto- Riker depositó unas flores junto a la tumba y se mantuvo en silencio.
- Todavía no me hago a la idea de que no esté- dije rompiendo el silencio que había.- Me parece tan irreal todo esto.
- Lo sé, fue todo tan repentino que todavía me cuesta asimilarlo. Ninguno de nosotros se lo esperaba.- dijo él serio.
- ¿Algún día dejará de doler?- pregunté con lágrimas en los ojos.
- Lamento decirte que no, pero con el tiempo será llevadero- dijo apoyando su mano en mi hombro para consolarme- Siempre estaremos aquí para tí Ross, no tienes que guardártelo todo, necesitas sacar todos esos sentimientos reprimidos para seguir adelante y ser feliz. Estoy seguro que lo que más quiere es verte sonreír.
Y con esas palabras me derrumbé, el día de su funeral no lloré, ni pronuncié ninguna palabra. Las semanas y meses pasaron pero no derramé ninguna lágrima desde aquel día en el hospital, ocultando la tristeza e intentando no demostrar lo que sentía por su perdida, para no preocupar a mi madre.
Los brazos de Riker me atraparon en un abrazo protector y me aferré a él dejando salir todo lo que había guardado ese año.
