Cronopios de la autor: Bueno, tenía ganas de escribir algo de Sekaiichi, me gusta mucho Takano, en exceso. Seguramente a mi editor le va a dar un ataque al corazón cuando vea que publiqué en y no he entregado mi borrador xD. No pregunten. Sólo disfruten.

Pd. El "fic" constará de alrededor seis o siete capítulos. Pretendo terminarlos todos lo mas pronto posible y subirlos semanalmente.

Les mando un saludo muy grande querids lectores, gracias infinitamente por tomarse su tiempo en leer esta humilde historia.

Yukionna.

Descargo de responsabilidad: Obivamente, Sekaiichi Hatsukoi y Hybrid Child, no me pertenecen si no a sus correspondientes autores. Esta versión de la historia, es meramente la recreación en letras de los pensamientos de un escritor aficionado que no pretende lucrar con la misma.

Un "Amigo" para Onodera.

El caso de Yuki.

Capitulo 1. Claro, Nevaba.

By Yukiona.

Odiaba a Onodera. Desde su perfecto cabello castaño que parecía nunca despeinarse, pasando por su fastidiosa amabilidad hasta la forma en que traía como idiota al idiota de Masamune. Odiaba a Onodera. Pero no podía tocarle un solo dedo porqué Takano-baka se ponía como perro. Lo había intentado por todos los medios, desde un intento de secuestro al tren donde viajaba, robo, boicot a su trabajo, boicot a su manga, le había conseguido una desnudista para novia, le había conseguido un desnudista para novio, una platica con un terapeuta, plática de hombre a hombre. Pero nada, absolutamente nada había funcionado. Era indestructible Onodera Ritsu. Y lo peor del caso es que ya había pasado un año concreto desde que había entrado a trabajar a la Editorial. Lo odiaba. Simplemente no podía dejar de odiarlo, aunque le había prometido a Masamune que no lo tocaría, no podía evitar seguir odiando a Onodera Ritsu.

Era tarde. Benditos días de asueto, le daban suficiente tiempo libre en pensar como seguir odiando a Onodera Ritsu. ¿Ya había mencionado que lo odiaba? Y seguía odiándolo mientras leía una de las revistas de farándula que la editorial publicaba, comiendo galletas que Onodera había horneado para todos en la oficina, de las cuales había echo paquetes personalizados para cada compañero y a él, Yokozawa, había adjuntado unas galletitas especial para gatos.

-"Maldito Onodera"- pensó disfrutando las galletas de mantequilla a tiempo que Sorata comía las otras galletitas.-"Hasta crees que podrás ganarte el cariño de Sorata, baka"-

El felino maulló relamiéndose las patitas. Yokozawa simplemente le observó con severidad.

-"Ni se te ocurra pedir otra ración"- advirtió y el gato ronroneó como si le contestara.-"Pff... Gato traidor, compraré un perro..."- masculló sirviéndole mas de las galletas caseras hechas especialmente para él por Onodera. El gato tomó algunas con el hocico y huyó de la compañía malhumorada de su dueño. Quien terminó por fulminar al animal con la mirada. Desde ahora estaban peleados.

Claro, eso era "tan" normal. Un hombre que pisaba los treinta, solteron y que tenía por única compañía un gato. Muy normal. Además, de que odiaba a Onodera. Muy normal su situación. Sin embargo...

Suspiró pesadamente y siguió tomando su té, comiendo las –deliciosas- galletas de mantequilla y leyendo las horribles revistas de chismes. Por qué no tenía nada mejor que hacer. Nada mejor que leer una estupida revista y odiar a Onodera (Odiarlo a él y sus galletas).

Pasó una a una las hojas, hablaban del nuevo concierto de BadLuck, una banda que había estado pegando mucho en los últimos meses, se promocionaban nuevos dramas para televisión y los últimos chismes sobre algunos actores y demás. Nada que le solucionara la vida. Al menos no, hasta que por pura casualidad llegó hasta los anuncios.

Compra cosméticos. Claro, eso sí que le iba a resolver la vida. No obstante siguió hojeando y detuvo de golpe su lectura en un anuncio en particular. Una macabra sonrisa se posesiono en los finos labios.

-"Buenos días, Yokozawa-san"- sonrieron las recepcionistas. Pero el hombre sólo les dedicó una mirada para entrar al elevador que abría sus puertas. Una vez dentro acomodó su corbata azul de puntitos blancos. Una selección de Takano.

-"¡Deténgalo!"- gritaron desde la entrada de la compañía. El moreno reconoció la insoportable voz, sonrió ante la posibilidad de amargarle el día desde temprano, aun así...

-"Wo... Muchas gracias..."- sonrió Onodera dentro del elevador tratando de recuperar el aliento. Yokozawa le miró con una ceja arriba. El castaño al sentir la mirada alzó el rostro.-"¡Yokozawa-San!"-

-"Pf..."- el moreno volteó el rostro esperando a que el elevador se apresurara. Y entonces noto algo. Onodera llevaba un gorro. Enarco la ceja mirándolo abiertamente. El castaño miró de reojo al de ventas.

-"¿Sucede algo, Yokozawa-san?"- preguntó el menor.

-"Por políticas de la empresa no puedes llevar gorritos dentro de las instalaciones de la misma"- señaló mientras le arrancaba –literalmente- el gorro al muchacho con algunos cabellos gratis. Onodera estuvo a punto de gritar y llorar, pero de pronto se había quedado solo en el elevador. El de ventas ya había bajado del mismo.

Se masajeó la cabeza despeinándose para ahuyentar el dolor con pensamientos asesinos hacía el hombre de traje. Seguía sin caerle bien después de todo al amigo de Takano-san. Pero de igual forma no le importaba, él sólo se dedicaría a sacar adelante a los autores que llevaba de la mano. Apenas unos minutos había recien discutido con Takano, por eso había entrado corriendo a la empresa, para no tener que compartir cercanía con el idiota de Takano y sus "suposiciones". ¿Qué se creía al andarle comprando cosas y sobre todo ponérselas a la fuerza? De algún modo agradecía a Yokozawa de que él se la había quitado, así, si Takano preguntaba, Onodera iba a poder decir tranquilamente: Por políticas de la empresa no puedo usar y Yokozawa-san me la arranco de la cabeza.

Las puertas del elevador se abrieron y el muchacho salió de él. Caminó arrastrando los pies hasta su cubículo, donde empezó a trabajar.

Mientras que un piso más abajo, Yokozawa sonreía con malicia pura. Tenía lo que quería.

Un mes más tarde, noviembre. La nieve había comenzado caer desde antes, pero ése día había sido el mas critico. Las vías del tren se congelaron. Y Onodera había tenido que ir personalmente hasta la impresa a mandato de Takano.

-"Hai... dijeron que tienen todo cubierto, pero aun así necesitan otro día mas por falta de personal..."- explicó Onodera con sus manos temblando de frío.

-"Muy bien, no tiene caso que regreses. Puedes volver a casa. Buen trabajo el de hoy"- contesto la ronca voz de Takano al otro lado del celular.

-"Estoy colgando, gracias"- y seguido cerró el celular. Miró con ensimismamiento el aparato temblar junto a sus manos. No estaba muy lejos de su casa, pero igual hubiera preferido hacer ese recorrido en tren. Hacía mucho frío y estaba sumamente cansado. El ser editor lo iba a matar un día.

Y estaba bien, morir de trabajo no sonaba tan mal. No tenía a nadie que le hiciera falta, sólo quizás a An-chan, pero seguro se iba a sobre poner. Tal vez su familia, pero bueno... desde que había advertido abiertamente que no se iba a casar con An-chan y que no iba a regresar a trabajar a la editorial de su padre, la relación se había agrietado un poco. Después un repentino pensamiento cruzó por su cabeza con el nombre de Takano-san en él.

Detuvo sus pasos y la nieve danzó alrededor de él. Tomó aire y suspiró pesadamente.

-"Baka..."- masculló y aceleró el paso.

En el elevador de su apartamento se encontró tranquilo, después de todo no tuvo que encontrarse nuevamente con Takano y su acoso constante. Por lo menos esa noche iba a dormir tranquilo. Las puertas se abrieron y tuvo miedo de encontrarse con el moreno recargado de la puerta en espera de él pero en cambio...

Había una caja. Una caja frente a su puerta.

Ritsu enarcó la ceja no muy seguro de que se trataba. Paso casi de puntitas frente a la puerta de Masamune y después echo los ojos hacía la tapa de la caja donde había un papel pegado a ella y una carta.

Hokkaido.

El paquete venía desde Hokkaido.

Onodera abrió muchos los ojos, sorprendido. Frente a él una gran caja de cartón duro. La examinó con la mirada largo rato. Hasta que se atrevió a acercar. Miró por un lado del corredor y por el otro también, fijo su mirada en el ascensor y este no marcaba que estuviera siendo utilizado. Cogió de la tapa de la caja el sobre con la información del envió. "Si es para Takano-san la voy a dejar enseguida y después le reclamaré de que me estaba estorbando para entrar... idiota, simplemente la pones en su puerta, no busques mas problemas con ese tío" pensaba, mientras que buscaba el nombre del dueño del paquete. Pero no venía absolutamente nada. Simplemente: Departamento 1202 edificio xxxx. Y esa era su dirección. Suspiró pesadamente.

Abrió el sobre con algo de temor, pero si tenía su dirección, eso significaba que el paquete era suyo. En pocas palabras no había ningún problema de estar invadiendo la privacidad de alguien.

El sobre contenía varias (MUCHAS) hojas con letritas muy chiquitas y parecía un manual. Pero entre todo el mar de palabras, resaltaba unas en negritas. Los ojos verdes saltaron hasta ahí:

El niño crecerá según el amor y cuidado que su cuidador le proporcione.

Onodera enarco la ceja. ¿Amor? ¿Cuidado?... no llevaba el ritmo de las palabras en negrita y bajó la carta para observar la caja. Después abrió mucho los ojos y releyó todo. Comenzó a dar una larga leída rápida entre líneas a la misiva. Hasta que cayó en cuenta que ahí dentro venía un niño. Tiró al gárrete la carta y saco el estilete que llevaba en alguna parte de su bolso de trabajo. Desesperado abrió la caja sellada y efectivamente...

Envuelto en una manta color crema un pequeño y frágil cuerpo. Onodera se horrorizo mientras que no sabía si tocarlo, salir corriendo, llamar a la policía, esconderse, llorar, gritar, reír, tan sensato como suele ser él. De momento, los ojos se le hicieron agua ante la angustia y la desesperación de no saber que decisión tomar. Regreso la mirada a la carta quizás ahí debía decir más. Paso las veintitantas hojas de la carta y hasta el final venía escrito su nombre.

¡MIERDA! La cosa no mejoraba.

Muchas felicidades ONODERA RITSU por la adquisición del modelo 0563 de la línea genéticamente personalizada. En Kuroda&Usami´s corporation sabemos que nuestro Hybrid Child esta en buenas manos.

La cosa se ponía más escabrosa. Releyó esa parte muchas veces y recordó entonces un detalle. Saco todo de su mochila regándolo por todos lados, y encontró ahí esa revista de farándula que publicaba la editorial. Pasó las hojas rápidamente y encontró la sección de anuncios. Buscó y en una pagina completa con letras grandes y rojas:

¡ADQUIERA YA SU HYBRID CHILD!

Comenzó a leer el anunció y volvían a involucrar las palabras: niños, cariño, amor, sentimientos y crecer. Eso era muy confuso. Cerró la revista. Entonces. Eso no era un niño de verdad, aunque era escalofriantemente parecido y sobre todo. Había algo mas que lo inquietaba de sobre manera. No dijo nada. Cogió otra vez la carta mientras recogía sus cosas regadas. Lo mas sensato sería regresar el "juguetito" a la empresa y explicar que había un gran error.

Entonces ahí escrito como advertencia:

"Para aclaración de dudas y comentarios marcar al numero "fulanito" con "fulanita persona" "Una vez accionado el Hybrid Child no se aceptaran devoluciones"

Onodera suspiró, al menos sí podía regresar el "juguetito". Siguió con sumo cuidado buscando más pistas. La primera hoja hablaba sobre la "activación" del niño.

¿Cómo activarlo? El "interruptor" se encuentra debajo de los brazos del niño, una vez que usted coloque ambas manos debajo de los brazos el niño responderá a su ADN y el niño cobrara vida.

Un fuerte escalofrio recorrio a Onodera. Ya que por la cabeza le había cruzado cargarlo. Ahora tenía que hacerse de tripas corazón, cerrar la caja con ese niño (o lo que fuera) dentro y mandarlo por paquetería de regreso a su "casa".

Sin darse cuenta estaba en medio del pasillo, tan descuidado él. Terminó de recoger sus cosas. Y un "Tim" resonó como música. Sintió un frío recorrer su espalda y estomago.

-"Te digo que es divertido... deberíamos de ir el fin de semana..."- Onodera abrió mucho los ojos, ya que en el ascensor. Se escuchaba la voz de...-"Vale, Masamune... Kirishima-san fue y me lo recomendo altamente..."-

Onodera, en fracción de minutos, sin importarle nada tiro todas las cosas dentro de la caja donde dormía (o permanecía o cualquier cosa que estuviera haciendo) el niño ése. Abrió la puerta de su apartamento y se tiró al interior con todo y caja en brazos.

Pero la caja se desfondo a medio camino y todo salió volando justo en el instante en que el elevador iba abriendo la puerta. El niño había quedado con medio cuerpo de fuera. Takano y Yokozawa lograron ver al niño que parecía dormido ser arrastrado con violencia al interior del apartamento de Onodera. Yokozawa sonrió con un despliegue de malicia mientras que Masamune se adelanto a correr hacía el departamento de Onodera. Iba a tocar pero su celular sonó. Yokozawa abrió la puerta de la casa de Takano y el tema fue olvidado por una llamada urgente de Erika-sensei.

El corazón de Onodera repiqueteaba ferozmente sobre sus costillas, se había vuelto un ovillo detrás de su puerta. Estaba seguro que ellos habían visto al niño, o quizás no. De todos modos, sí alguien preguntaba diría que se había desmayado y... ¿Quién lo había arrastrado? An-chan, claro, claro An-chan lo había ido a visitar y una de sus muñecas se cayó y ellos la recogieron... Genio, An-chan ya no juega con muñecas además... ¿Qué iba a pensar Takano-san? Sus mejillas iban a explotar ante los incongruentes pensamientos. Aferrando a su pecho acelerado el cuerpo frió de aquel suave muñeco.

Escucho unos pasos acercarse y después un toquillo. El corazón de Onodera dejo de latir, y volvió a latir, y después volvió a dejar de latir.

-"¡¿Onodera?"- era Takano. Apretó más fuerte el bulto que tenía en las manos cuando...

Ritus, bajó el rostro y dos grandes orbes aceituna lo miraban fijamente.

-"Me lleva la mierda..."- susurró el mayor dándose cuenta que lo sostenía por debajo de los brazos.

-"gu... mie... miee..."- Mascullaron labios que apenas y se podían mover. Onodera se estremeció y un fuerte golpe casi derrumba la puerta.

Estaba metido en menudo lío y afuera nevaba.

Continuara...

¿Qué hará nuestro amado editor? Yokozawa lo odia a él y a sus deliciosas galletas. Y lo que se avecina demostrara cuan grande puede ser ese sentimiento llevado a hechos.

Sig. Capitulo: Llovía.

Yukionna.

Quien los ama degeneradamente mucho.