Prólogo
Corría velozmente por el bosque, esquivando ramas, troncos, piedras, tratando de dejar atrás aquello que la perseguía. No podía pararse a mirar, no podía detenerse un solo segundo si quería seguir con vida, solo podía correr.
La espesura del bosque hacía más difícil su huida, ya que la luz del sol se apagaba conforme más se adentraba, pero ella no lo sabía. No sabía hacia donde iba, solo quería escapar de esas bestias que la habían seguido durante tanto tiempo.
Se detuvo. Necesitaba aire. Podía escuchar los gruñidos, los fuertes quejidos y sus pasos. Estaban cerca. Tenía que esconderse. Se colocó detrás de un tronco bastante grande y se asomó levemente.
Varios monstruos, de pequeño tamaño, de color verde, con piernas y manos delgadas, rostros desfigurados y bocas llenas de dientes la estaban buscando. Sus diminutos ojos peinaban la zona y sus grandes narices trataban de olfatearla.
Se mordió el labio respirando con dificultad. Su corazón quería salirse de su pecho, y podía sentir el sudor bajar por su rostro. Cerró los ojos un momento, rezando en silencio.
Podía escuchar los gruñidos de las feas criaturas. Podía escuchar los golpes que daban con sus armas, hachas o garrotes enormes para su pequeño tamaño. Parecía que se comunicaban.
Abrió los ojos y miró a la esquina superior izquierda. Una barra llena hasta la mitad, con las letras HP a su lado, mostraba lo que ella creía, era su vida. De pronto, toda su visión se llenó de menús y cuadros de texto, pero ella no sabía qué hacer con eso.
Sacudió la cabeza y todo lo que bloqueaba su visión desapareció. Se mordió el labio y se volvió a asomar. Los monstruos seguían buscándola, pero se estaban alejando. Suspiró y buscó una ruta de escape. Despacio dio un paso y para su mala suerte, rompió una rama en el suelo.
Escuchó un fuerte rugido de los casi diez monstruos que la perseguían y en menos de un segundo, ya la habían rodeado.
Sintió las lágrimas bajar por sus mejillas. Era el fin, no podía pelear, no podía escapar y no quería morir. Suspiró y se dejó caer de rodillas. Escuchó los pasos de las pequeñas criaturas acercarse y cerró los ojos, solo esperando su triste final.
01. La chica, la Druida y la Hechicera.
Abrió los ojos levemente, ya que la brillante luz del sol que entraba por la alta ventana del granero la cegaba. Por la intensidad de la misma, supuso que ya casi era medio día. Lamió sus labios despacio, tratando de mojarlos porque estaban resecos. Despacio se sentó sobre la paja seca en la que había dormido y suspiró triste y pesadamente.
–Oh, buenos días jovencita.
Un hombre anciano, vestido como granjero, con todo y su sombrero de paja, la miraba con una sonrisa mientras tiraba de una cuerda atada al cuello de una vaca. Ella se restregó los ojos y sonrió un poco.
–Buenos días señor.
– ¿Pudo conciliar el sueño? Ayer lucía muy cansada.
–Gracias a su amable hospitalidad, por fin pude dormir un poco.
El hombre sonrió e hizo una leve reverencia que la chica imitó. Se puso de pie, desperezándose completamente y acomodó su ropa, un pantalón café y una camisa roja, con un chal verde por encima. Sonrió ampliamente.
– ¿Puedo saber qué hora es?
–Ya casi es medio día señorita. A mi esposa y a mí nos dio pena despertarla antes, ya que de verdad lucía muy cansada.
–Tengo tres días sin dormir ni comer bien. No sé ni donde estoy.
– ¿Pero usted es una aventurera? Es extraño, porque los de su clase son fuertes y bastante valientes.
– ¿Aventurera? –y se rascó la cabeza. El hombre se encogió de hombros y se alejó con la vaca. Antes de que se perdiera de su vista, la chica habló:
– ¿Dónde puedo tomar un poco de agua?
–Afuera está el pozo. Puede lavarse y beber de ella. Mi esposa le está preparando una comida, le pido no le rechace.
La chica sonrió ante la oferta y salió del granero. La fuerte y cálida brisa la recibió apenas puso un pie en el exterior. El olor a flores, a leche, a granja, la invadió y la hizo sentir una calidez que no conocía. Encontró el pozo y sonrió.
Despacio se acercó al agua, y uniendo sus manos tomó un poco en ella y bebió durante largo rato, tratando de mojar por completo su garganta reseca. Soltó un gran suspiro de satisfacción y miró su reflejo.
Un rostro joven, de tez blanca, con unos hermosos ojos rasgados, color purpura y una brillante cabellera roja, corta hasta los hombros, le devolvía una sonrisa. Admiró su reflejo durante unos segundos, extraño para ella, porque lucía diferente a su yo real, hasta que toda su visión se llenó de pequeños letreros y opciones.
–Demonios, otra vez esto.
Sacudió la cabeza tratando de quitarlos. No sabía que eran, pero cada vez que se concentraba, aparecían frente a ella. Lanzó un suspiro y miró hacia la casa. Una mujer, anciana, con un hermoso vestido azul y un delantal blanco se acercaba a ella. Llevaba un plato con unos pequeños emparedados en él y un vaso lleno de leche.
–Oh señorita, veo que ya despertó. ¿Cómo estuvo su noche?
–Muy tranquila, señora, gracias por su amable hospitalidad.
–Nos hubiera gustado darte una cama, pero solo tenemos la nuestra y…
–No sé preocupe. La paja estaba suavecita y es más de lo que he usado para dormir desde que llegué aquí.
La chica soltó un suspiro abatido y se sentó en una roca que estaba cerca del pozo. La mujer sonrió y le acercó el plato. La joven lo tomó y sonrió.
–Gracias.
– ¿Cómo te llamas pequeña?
–Eh… Maki. Nishikino Maki.
–Que nombre tan extraño, pero hermoso. ¿Hacia dónde vas?
–Este… bueno, no lo sé. Estoy buscando a una amiga, pero no sé dónde puede estar –suspiró–. Ni siquiera sé dónde estoy yo.
–Este es un pequeño camino que comunica Nakasu con Minami. Casi nadie transita por aquí. Para nosotros fue sorprendente verte llegar ayer.
–Es… escapaba de unas ardillas muy extrañas. Pensé que iban a matarme.
–Por aquí hay mucho peligros, criaturas salvajes y Goblins.
– ¿Goblins?
–Sí. Y siempre van en grupos grandes.
– ¿Qué es un Goblin?
La mujer miró a Maki con cierta sorpresa. La chica esperó en silencio una respuesta, mientras mordía despacio el primer emparedado sobre el plato. Por alguna razón, toda la comida que había saboreado hasta ese momento, toda, sabía igual, daba lo mismo que fuera una fruta o una pierna de pollo, todo sabía a "galleta mojada".
– ¿De dónde eres que no sabes lo que es un Goblin, pequeña?
–Eh… bueno, soy de Japón. De un pueblo en la prefectura de…
– ¿Japón? ¿Qué es Japón? No conozco ningún lugar en toda la región de Yamato que tenga ese nombre.
Maki se mordió el labio. Todas las personas que se había encontrado hasta ese día, todas desconocían la existencia de Japón. Suspiró y bajó la mirada. La mujer le acarició la cabeza, alborotando un poco su cabello. Ella sonrojó levemente y se terminó el segundo emparedado. Bebió un trago de leche y volvió a suspirar.
– ¿Qué piensas hacer ahora? –le preguntó la mujer recuperando el plato que la joven le pasaba.
–Debo seguir buscando a mi amiga Omine-chan. Sé que debe estar por aquí.
–Te prepararé algo de comida para tu viaje. Si te apresuras, podrás llegar a Nakasu antes de que anochezca, siempre y cuando logres cruzar el bosque.
–Gracias, de verdad, gracias por todo.
Maki esperó paciente a que la mujer regresara con un pequeño bolso. Mientras lo hacía, volvió a enfocar su mirada para que aparecieran aquellos molestos cuadros. Suspiró mirando cada uno, uno decía "Objetos", otro decía "Habilidades" y uno incluso decía "Estado". No sabía, no entendía que eran, eran muchos, con nombres extraños.
Ella nunca había jugado un MMORPG. A ella no le gustaban los juegos. Pero fue tanta la insistencia de su amiga Omine, que el día que todo ocurrió, había decidido crear un personaje, solo para encontrarse con ella. Omine vivía al otro lado del país, y siempre hablaban por teléfono o usaban un chat, pero ese día, 3 de Mayo, Omine quería que Maki experimentara el mundo de "Elder Tale". Como salía una nueva expansión, la instó a crearse un personaje para que las dos pudieran jugar en un equipo.
Pero algo raro sucedió. Justo al ser las doce media noche, por alguna extraña razón, perdió la conciencia y al recuperarla, apareció en medio de la nada, en un claro cerca de un río. Su ropa era diferente y tenía una lanza a su lado. No había rastros de su casa, ni de su familia. De eso, ya había pasado una semana.
Suspiró y sacudió la cabeza. Otra vez los menús desaparecieron, solo quedó la barra superior, a la izquierda, que decía HP. Estaba llena y tenía un número debajo.
–Aquí tienes cariño.
La mujer le sonrió, entregándole un bolso y una manta doblada. Maki la miró con sorpresa.
–Gracias.
–Para que te cubras del frío. Las noches suelen ser horribles en el bosque.
Maki sonrió. Se colgó el bolso y ató la manta con una cuerda a su cintura. Suspiró e hizo una reverencia pronunciada.
–Muchas gracias por todo, señora. Usted y su esposo han sido muy amables.
–Cuídate pequeña. Y si algún día vuelves a pasar por aquí, puedes visitarnos. Espero que encuentres a tu amiga.
Maki sonrió y comenzó a caminar alejándose de aquella única casa que había encontrado la noche anterior. Seguía sin obtener respuestas, seguía sin saber dónde estaba, pero por lo menos ese día no tenía cansancio ni hambre. Miró el largo camino que se perdía en lo profundo de los troncos de los árboles y suspiró abatida. ¿Qué más encontraría hoy?
Llevaba rato ya caminando por el extenso bosque, pero no lograba encontrar una salida. Cada vez, el follaje se hacía más y más tupido, y oscurecía su camino de por sí ya muy complicado. Podía sentir una fría brisa tocar sutilmente su piel, y hacer que sus vellos se erizaran. Por el momento, solo un ser vivo se había cruzado por su ruta, una pequeña ave de color carmesí, pero temía que al subir una leve colina o pasar detrás de un tronco, pudiera encontrarse con las ardillas extrañas que la habían perseguido el día anterior, o algo peor. Recordó entonces la palabra Goblin.
Sin darse cuenta, volvió a enfocar su mirada mientras pensaba y todo el montón de menús y cuadros aparecieron frente a sus ojos. Sin poder ver hacia donde caminaba, tropezó y cayó por una ladera.
Maldijo por lo bajo apenas se detuvo y cerró los ojos. Al abrirlos, notó que había rodado alrededor de unos diez metros. No podría retomar el camino que llevaba. Se sentó y logró captar un sonido cerca, entre los arbustos.
– ¿Quién anda ahí? –preguntó asustada pero no recibió respuesta. Se puso de pie despacio y buscó algo con que defenderse. Tomó un palo algo grueso y comenzó a mirar en todas direcciones.
Otra vez el sonido, pero ahora más fuerte. Maki temblaba de pies a cabeza y tenía un nudo enorme en su garganta.
– ¿Quién sea que esté ahí, salga por favor?
Un objeto verde se asomó por encima de un arbusto cercano a ella. Maki se asustó tanto que cerró los ojos y lanzó un golpe con el palo. Dio de lleno en algo que emitió un fuerte gruñido.
Un pequeño ser, de rostro extraño, grandes orejas, y una boca llena de dientes puntiagudos la miró con furia. Se lanzó sobre ella y le clavó un cuchillo en su brazo. Maki gritó con fuerza y lo arrojó lejos. Se puso de pie y miró alrededor. Unos diez monstruos, iguales a ese que lanzó la miraban desde lo alto de una colina.
– ¿Quiénes son?
El monstruo que ella lanzó se levantó con una mueca parecida a una sonrisa, mostrando sus colmillos afilados. Volvió a acercarse a ella, pero Maki lo esquivó, no lo suficientemente rápido y el cuchillo dejó una herida en su pierna.
Con mucho dolor, se cubrió el brazo y comenzó a correr, tratando de alejarse de esos extraños seres, pero para su sorpresa, todo el grupo la perseguía, emitiendo fuertes rugidos.
Corrió, no sabía por cuanto tiempo hasta que llegó a un gran claro. Se detuvo un momento para respirar y buscó donde esconderse. Un tronco viejo, de un tamaño grande fue su mejor elección. Podía escucharlos acercándose, podía incluso olerlos, ya que apestaban a mortandad. Buscó una ruta de escape, algo que la sacara de ese horrible bosque. Un claro, un camino. Podía ir por ahí.
Avanzó un paso y escuchó el sonido de una rama al romperse. Ese sonido fue como un enorme balde de agua fría. Los gruñidos se hicieron enormes y segundos después estaba rodeada por todas esas criaturas.
Suspiró con pesar, las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, sabía que era la última vez que tendría vida, que volvería a respirar. Con frustración, se dejó caer de rodillas y bajó la cabeza, esperando su triste final.
– ¡Orbe de Lava!
Una fuerte luz iluminó el claro y una enorme bola de fuego golpeó a los monstruos que estaban más cerca de ella, haciéndolos desaparecer en cenizas. Sintió una mano en su hombro y levantó la mirada. Una hermosa chica de ojos purpura y cabellos marrones, en una túnica blanca le sonrió.
–Vamos, escapemos.
Maki no supo como pero se puso de pie y tomó la mano de esa chica. Comenzaron a correr hacia el pequeño camino en donde otra persona en una túnica negra, levantaba un bastón con una esfera en el centro.
– ¡Apúrate Kayo-chin… son demasiados!
– ¡Lanza otro hechizo Rin-chan!
–Aún no puedo.
Pasaron al lado de esa chica de la túnica negra sin detenerse. Unos segundos después Maki volvió a escuchar otra explosión y como el camino a su espalda se iluminaba. Luego de unos cuantos pasos más salieron del bosque, pero aun así, continuaron corriendo unos metros más.
–Oye… –dijo Maki tratando de frenar en seco, lo que hizo que ambas cayeran al suelo.
La capucha de la túnica que llevaba la joven cayó dejando su cabeza al descubierto, mostrando una cabellera corta, casi como la de ella. Maki suspiró al ver a la chica que se acariciaba un brazo.
–Perdón –dijo la pelirroja. La otra joven sonrió.
–No perdóname a mí por no haber parado al salir del bosque.
La joven notó las dos heridas en la piel de Maki y se acercó a ella con las manos extendidas.
–Sanar –susurró y sus manos se iluminaron en un bonito tono verde. Maki abrió la boca sorprendida.
– ¿Cómo… cómo hiciste eso?
– ¡Kayo-chin, ya no nos persiguen!
La chica en la túnica negra llegó al lado de ellas y se agachó para tomar un poco de aire. Maki la observó fijamente tratando de ver su cara, cubierta por la capucha de su túnica.
–Gracias Rin-chan –dijo la otra joven sonriendo.
–Eh… disculpen –dijo Maki llamando la atención de las dos chicas–. Gracias por rescatarme, de verdad –he hizo una reverencia pronunciada de rodillas en el suelo.
–Eh… –la chica frente a ella sonrojó–. No debes agradecernos, era lo que teníamos que hacer.
–Cierto. Estabas en peligro y te protegimos nya.
Maki miró a las dos y dibujó una leve sonrisa. Se puso de pie y volvió a hacer una leve reverencia.
–Mi nombre es Maki. Nishikino Maki, un placer.
–Soy Koizumi Hanayo –dijo la chica de túnica blanca, poniéndose de pie apoyada en su bastón de madera–. Encantada.
– ¿Hanayo? ¿Pensé que te llamabas Kayo-chin?
–Oye –dijo la chica de negro tomando del brazo a Hanayo y mirando a Maki con molestia–. Ella es mi Kayo-chin, solo yo puedo decirle así nya.
–Tranquila Rin-chan. Nishikino-chan solo estaba confundida. Ella es mi amiga de la infancia Hoshizora Rin.
Hanayo le sonrió a su amiga y le quitó la capucha para acariciarle la cabeza. La boca de Maki se abrió completamente al igual que sus ojos. No podía creer lo que miraba. Esa chica tenía el cabello color naranja, muy corto, unos ojos amarillos muy brillantes y una expresión en su rostro muy gatuna, pero lo que le llamó la atención fueron las dos grandes orejas de zorro que sobresalían sobre su cabeza.
– ¡¿Qué… qué es eso?! –dijo asustada señalando las orejas.
– ¿Qué cosa? –dijo Hanayo mirando a la pelirroja con curiosidad.
– ¡Eso, sobre su cabeza!
La joven subió las manos a su cabeza y se tocó las orejas. Sonrió y se acercó a Maki.
–Son mis orejas nya. También tengo una cola –y se giró. Maki no había reparado en la larga cola de zorro que bajaba detrás de la chica, llegando casi a sus tobillos. Era del mismo color que su cabello, con la punta blanca.
–Es… es…
– ¿Nunca habías visto una Fox Tail? –le preguntó Hanayo sonriendo. Maki, aún asustada, negó y comenzó a alejarse de ellas.
– ¿Quiénes son ustedes?
–Oye, cálmate, no soy ningún monstruo nya –dijo la chica con orejas haciendo un leve puchero con su boca.
– ¡¿Qué no eres un monstruo?! Tienes orejas, y cola, y, y, lanzas bolas de fuego…
–Oye, Nishikino-chan, respira. Tranquilízate.
Maki comenzó a sentir que le faltaba el aire, su vista se comenzó a nublar y de pronto todo quedó a oscuras.
Escuchó sonidos cerca de ella, pasos, uno que otro sorbo y algunas risas. Le dolía la cabeza y se sentía muy mareada. Despacio comenzó a abrir los ojos notando que el cielo sobre ella estaba lleno de estrellas. Se movió lentamente y sintió un poco de frio.
– ¡Ah! ¡Al fin despiertas!
Maki se giró un poco y notó a Hanayo cerca de ella, comiendo lo que parecían ser unas frutas, cortadas en trozos pequeños.
– ¿Qué me pasó?
–Te desmayaste.
Maki se sentó y sintió como una manta caía de sus brazos a su regazo. Era la manta que la señora le había dado. Todo regresó a su mente, los monstruos, la huida por el bosque, la chica con…
Miró hacia el frente en donde estaba la chica de túnica negra. Se encontraba sentada sobre una piedra, cerca de la fogata, y también comía pequeños trozos de frutas. Sonrió con ese gesto gatuno y la saludó con la mano. Maki le miró la cabeza fijamente.
– ¿Do… donde están tus orejas?
La joven miró hacia arriba y se sonrojó levemente sonriendo.
–Las escondí… –dijo en un susurro–…para no asustarte.
– ¿Cómo que las escondiste? ¿Te las arrancaste o qué?
–No –dijo la chica confundida–. Simplemente las escondí, al igual que mi cola.
–Los Fox Tail –comenzó a decir Hanayo, acercándole una manzana– tienen la habilidad de esconder sus colas y orejas para lucir como humanos. Es útil para pasar desapercibida en las ciudades.
– ¿Qué es un Fox Tail? –preguntó Maki. Las dos chicas se miraron.
–Es… mi raza –dijo la chica con una sonrisa–. Fue la raza que elegí al iniciar el juego. Quería ser una mujer gato pero la cara se me llenaría de pelo y no quería eso. Además, me encantan mis orejas, y si subo mis habilidades podré tener hasta nueve colas nya.
Maki enarcó una ceja. No había entendido nada. Miró a Hanayo que sonreía tímidamente, terminado de comer los últimos trozos de frutas.
–Disculpa pequeña –dijo Maki justificándose–. No entiendo nada de lo que me dices.
– ¿No? –Miró a la otra chica–. Kayo-chin, ella no me entendió.
Hanayo sonrío y asintió despacio. Suspiro y se acercó un poco más a Maki que la miró fijamente.
– ¿Puedo preguntarte algo Nishikino-chan?
–Claro.
– ¿Es tu primera vez jugando Elder Tale?
Maki se mordió el labio y asintió despacio. Las chicas se miraron un momento y Hanayo sonrió. Le tomó las manos y lanzó un leve suspiro. La otra chica se acercó a ellas y se sentó entre las dos, poniendo las manos frente al fuego.
– ¿Y qué tiene que ver que sea mi primera vez que juego ese tal Elder Tale?
–Bueno… es que…
–A mí no me gustan los videojuegos. Los detesto.
– ¿Entonces qué haces aquí nya? –preguntó la pequeña de las tres con mirada curiosa.
– ¿Aquí? ¿Qué quieres decir con aquí?
–Nishikino-chan, esto es Elder Tale.
– ¿Qué estás diciendo?
–Kayo-chin, creo que deberemos explicarle todo.
Hanayo suspiró y asintió. Se levantó despacio y comenzó a caminar alrededor de la fogata, buscando las palabras sencillas que Maki pudiera entender. No la conocía, pero podía sentir que la chica de verdad era una persona que no jugaba MMORPG. Luego de unos segundos de meditarlo, suspiró y se detuvo dándole la espalda.
–Hace una semana, el popular juego de rol Elder Tale iba a recibir una gran actualización llamada "Colonizadores de la Noosfera". Esa actualización… bueno… bueno…
Hanayo se mordió el labio. No sabía cómo continuar sin que sonara confuso. La otra chica suspiró y estiró las piernas.
–Para decirlo sencillo, estamos atrapadas en esa actualización nya. Estamos dentro del juego, y aunque presionemos el botón de salir, no nos deja.
Maki miró a la joven que sonreía con esa sonrisa felina en su cara. Enarcó una ceja y miró a Hanayo que la miraba fijamente.
– ¿Estamos dentro de un juego? ¿De verdad?
–Es la verdad Nishikino-chan. De alguna forma, cuando la actualización se ejecutó… fuimos transportadas a nuestros personajes dentro del juego. Es por eso que tienes esa apariencia. Tú no eres así en la vida real.
–Bueno… no, en realidad soy más alta, y mi cabello es más sedoso.
–Y supongo que eres más bonita, ya que tu avatar lo es nya.
Maki sonrojó y miró a la chica que la miraba con sinceridad y calma. Hanayo se volvió a sentar al lado de ella.
– ¿Nos crees entonces? –preguntó en un susurro.
–Bueno… no es que les crea mucho… pero… todas esas cosas que me aparecen frente a mis ojos… la barra aquí arriba que está por la… –abrió la boca sorprendida. La barra a la izquierda con las letras HP nuevamente estaba llena–. ¿Cómo se llenó de nuevo?
–Esa barra es tu indicador de vida. Se llena si duermes o si usas un objeto o magia curativa y disminuye si sufres daño. Si llega a cero… pues mueres.
– ¿Morir? ¿De verdad?
–Bueno, no lo sabemos nya… no creo que nadie quiera morir.
Maki se mordió el labio. No quería creer lo que esas dos chicas extrañas le estaban diciendo, pero por dentro, muy a su pesar, sabía que tenía que ser verdad. Su apariencia no era la verdadera, era la del personaje que ella había creado. ¿Una chica con orejas de zorro que lanza magia? Solo podía ser un sueño o que de verdad estaba en un juego. Lanzó un suspiro frustrado y miró a Hanayo que esperaba paciente.
– ¿Y cómo salimos de aquí?
–Ese es el problema. Nadie lo sabe.
– ¿Me estás diciendo que…? –Hanayo asintió y desvió la mirada. La otra chica se acercó a Maki y colocó su rostro a escasos metros de ella, asustándola.
– ¡Oye!
–Y dime –dijo sonriendo–. ¿Qué clase elegiste? ¿Dónde está tu arma?
–Eh… ¿mi arma?
–Sí, tú arma. La que aparece contigo cuando comienzas el juego.
–Ah… la vendí para poder comprar algo de comer.
– ¿La vendiste? ¿Y cómo te defiendes de los monstruos?
–Simplemente corro. Yo no sé pelear. Ya te dije que yo no… ah olvídalo.
–Rin-chan, por favor –dijo Hanayo en un susurro. Rin asintió y se sentó nuevamente al otro lado de la fogata.
Maki se había cruzado de brazos y se agarraba un mechón de cabello. Hanayo suspiró y de su bolsa, que colgaba a un lado de su cintura, sacó un libro pequeño y se lo acercó. Ella lo miró y la miró a ella.
–Este… es un manual del juego. Te lo regalo. Puedes leerlo para aprender lo básico. Lo demás… tendrás que experimentarlo sola.
– ¿Aprender lo básico?
–Lo básico para sobrevivir. Como usar los menús y las opciones. Hasta no saber cómo salir de aquí, debes sobrevivir. ¿Tienes dinero para comida?
–Eh… –Maki suspiró negando. Hanayo puso una expresión de compasión y buscó en una bolsita al lado de su bolsa.
–Bueno, te daré un poco. Con esto podrás llegar al pueblo y abastecerte de víveres, por lo menos para unos días.
– ¿Cómo consigues el dinero? –preguntó cuándo tomó las monedas que la joven le pasaba.
–Bueno, hay dos formas, matando monstruos o cumpliendo misiones de los gremios.
– ¿Gremios?
–Sí. Nosotras pertenecemos a uno nya. Estamos en una misión.
Maki miró a la chica, que seguía calentando sus manos frente al fuego. Maldijo por lo bajo el no entender ni una palabra de lo que decían. Suspiró derrotada y se dejó caer sobre la hierba. Hanayo la miró fijamente y luego miró a Rin. Se acercó a ella despacio y comenzó a hablarle en un susurro.
–Rin-chan… ¿te parece que acompañemos a Nishikino-san al pueblo de Nakasu mañana?
– ¡¿Qué?! –dijo en voz alta, pero se tapó la boca. Como notó que la pelirroja no se movió de su lugar, continuó hablando en voz baja–. Pero Kayo-chin, eso nos desvía de nuestra ruta. Se supone que vamos hacia Akiba. Tenemos que continuar con nuestra misión.
–Lo… lo sé Rin-chan, pero… si la dejamos sola, dudo mucho que sobreviva. Además, no tenemos ningún gremio, solo estamos siguiendo una misión que escuchamos.
Rin se mordió el labio y miró a Maki fijamente. La luz de la luna iluminó un pequeño hilo que bajaba por su mejilla, una lágrima. Suspiró y miró a Hanayo que esperaba en silencio.
–Está bien Kayo-chin. Iremos con ella al pueblo. Además… si somos más, el viaje es más divertido.
Hanayo sonrió y abrazó con fuerza a Rin, acariciándole la cabeza. La pequeña chica soltó un lindo ronroneo, parecido a un gato. Se separaron y regresaron al lado de Maki. La pequeña chica gato se lanzó sobre ella, juntando sus mejillas.
– ¡Oye! –dijo Maki tratando de sacársela de encima.
–Vamos a acompañarte a la ciudad Nishikino-san –dijo Hanayo sonriendo–. Y te vamos a ayudar a que aprendas a jugar.
–Chicas…
–Eso hacen las amigas, ¿no?
Maki miró a las dos chicas que la miraban fijamente. Sonrió levemente y despacio comenzó a acariciar la cabeza de la peli naranja que comenzó a ronronear.
–Espero… espero no ser una carga para ustedes.
–Descuida Nishikino-san. Rin-chan es una hechicera de nivel 15 y yo soy un druida de nivel 16. Podremos defendernos, y defenderte.
Maki suspiró y asintió. Se puso de pie y estiró su mano frente a Hanayo que la miró confusa. Despacio la tomó.
–Muchas gracias Hanayo, Rin. Ustedes pueden decirme Maki –y se sonrojó. Rin se levantó de un salto.
–Maki-chan, Maki-chan, Maki-chan, Maki-chan –comenzó a decir girando alrededor de ellas. Hanayo sonrió y asintió contenta.
–Está bien, Maki-chan.
Cerca de ellas, entre las sombras de los árboles, en la parte más alta de uno, un par de ojos, color rubí intenso, miraba a las tres chicas que comenzaban a bailar tomadas de la mano alrededor de la fogata. La chica pelirroja cantaba una canción, con una hermosa voz que había llamado su atención. Sacó una daga de su cinturón y colocó la punta afilada sobre su nariz.
–Esas tres podrían ser de mucha utilidad. No las perderé de vista.
Y bueno, que puedo decir, mi cuarta historia, segundo crossover. (A ver si adivinan con que serie). Esta historia tendrá un capitulo semanal, de hecho, todas mis otras historias tendrán un capitulo semanal a partir de que se acabe "Un nuevo comienzo" (que ya casi es). Aún me falta subir una historia más, pero esta es con las Seiyuus, aunque he visto nuevas historias con ellas y no he querido saturar.
Espero que les guste este primer capitulo, y comenten, estaré esperando los comentarios. Y sí, pronto capitulo de todas las demás. Un abrazo.
