Desperté con la luz del sol en mis párpados. Fruncí un poco el ceño con el propósito de ignorarla, sin resultado, así que decidí levantarme de la cama situada en medio de la enorme habitación en casa de mi tía. Sí, la cama era cómoda, como se esperaría que fuera en un lugar como ese, pero yo no me sentía de esa manera. No me malentiendan, estar en ese lugar era relajante, pero en ese momento sólo había una cosa en mi mente…

Duncan…— dije en un susurro observando su fotografía, la cual se encontraba en un buró junto a aquella cama. Tengo que admitirlo, lo extraño… ¿Cómo no podría hacerlo? Por ese chico perdí tantas cosas… mis amigos, la tranquilidad de poder salir a la calle sin que alguien me grite "besa novios", mi familia… tal vez incluso algo de mi cordura… sonreí un poco por mi último pensamiento. Miré de nuevo por la ventana, observando el hermoso amanecer que se abría frente a mí. Después recordé que fue aquel amanecer el que me hizo despertar, por lo cual comencé a odiarlo. Salí de mi habitación para desayunar. Después de todo lo que pasó el día anterior estaba hambrienta, y no iba a esperar a que la sirvienta me llevar el desayuno a la cama como si estuviera enferma o inválida.

—Señorita Morgan— brinqué al escuchar de pronto la voz de la mujer que se encargaba de la limpieza de la casa llamándome de una manera tan formal mientras caminaba por el corredor. —Me sorprende verla despierta tan temprano. ¿Necesita algo?

Sí, necesitaba volver a mi casa. Pero no podía decírselo ni a ella ni a nadie que me lo preguntara.

—No, gracias Charlotte— contesté lo más cortésmente que pude, esperando no haberme equivocado en su nombre.

— ¿Desea que le pida a la cocinera que le prepare algo de desayunar?— preguntó con amabilidad. No la juzgue, después de todo, era su trabajo.

—No, gracias. — Contesté intentando no sonar grosera. —Me prepararé algo yo misma, eso me ayudaría a no sentirme tan inútil…

— ¿Disculpe?— Maldita sea, creí que la última parte sólo la había dicho en mi mente…

—Disculpa, Charlotte, hoy no estoy de humor. —Me disculpé con la pobre mujer por hacerla escuchar mis problemas existenciales.

—No se preocupe, señorita Morgan. Espero que tenga un buen día. —dijo la mujer retirándose y dejándome seguir mi camino. De verdad que no soportaba tanta formalidad, pero supuse que tendría que acostumbrarme considerando el lugar en el que me encontraba.

Llegué a la cocina, me freí un par de huevos, me serví un poco de jugo que encontré en la lujosa nevera y me dispuse a comer. Al terminar decidí ir a caminar un rato para poder pensar en todo lo que pasaba por mi mente. ¿Mencioné que la casa de mi tía estaba en medio de un bosque? Bien, pues lo estaba. Caminé a través del bosque por al menos una hora, intentando recordar lo que había pasado los días anteriores y cómo rayos había llegado a este lugar.


Bueno, puede que no se entienda mucho por ahora, pero créanme, en los próximos capítulos tendrá más sentido. Espero poder subir el siguiente capítulo mañana, pero hasta entonces por fa dejen un review para saber si les gustó.

Bye-bye!