Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a J. K. Rowling
A/N: Regalo de no-cumpleaños para Vampisandi.
Nostalgia.
Cuando Draco salió de su casa, Pansy no pudo evitar que una lágrima cayera de sus ojos.
¿Era de tristeza? Tal vez… La estirada de Greengrass tenía mucha suerte al comprometerse con Draco. Incluso, pensó que el chico seguiría esperando a Weasley, aún esperanzado que lo que hubo entre ellos fue nada más que un amorío. Pero al parecer, su amigo se había resignado a la realidad y decidió sentar cabeza… aunque la elegida no fuese la indicada.
Entonces… ¿Era por celos? El amor que hubo entre Draco y ella había sido uno de los más fogosos de Hogwarts, aunque pronto se dieron cuenta que entre ellos no había nada más que una pasión carnal, nada más. Y Pansy halló la felicidad, y la fortuna, en los brazos de Blaise. Algo a lo que no estaba dispuesta a perder por un capricho.
No, esa lágrima era de… nostalgia. Porque hay cosas que no se olvidan, sin importar el tiempo que pase.
Se sentó en el cómodo sofá y con un movimiento de su varita, convocó su pensadero y luego, se colocó la varita en la sien, de donde salió una voluta de color plateado, que se dirigió a la copa de oro.
Secó sus lágrimas y metió la cabeza en la sustancia de la vasija.
Aquel día los Malfoy estaban invitados a pasar el día en la casa de los Parkinson. Y mientras los hombres discutían de asuntos importantes en el despacho, las mujeres tomaban el té en el salón, hablando del último grito de la moda.
¿Y los niños?
Draco y Pansy estaban en el jardín, montados en sus escobas y tratando de atrapar una snitch que levitaba un par de metros por sobre ellos. El chico le llevaba una amplia ventaja y estiró el brazo lo más posible para atraparla. Cuando lo logró, saltó de la escoba y cayó al suelo. Logró evitar ensuciarse la ropa, pero su pelo se desordenó por completo.
Pansy se bajó de la escoba suavemente y corrió a acercársele.
- Pudiste tener un accidente. – Le dijo preocupada, mientras comenzaba a peinarlo con sus manos.
- Somos magos, no nos pasa nada, Pansy. – Le contestó el chico, despreocupado.
- Sí, pero tu madre te habría castigado, Draco.
- Tal vez…
La chica retrocedió un poco para verlo mejor.
- Así te ves mejor.
- Gracias. – Y le tendió la snitch a su amiga.
- No Draco, quédatela. – Le respondió la chica.
- Con una condición.
- Dime.
- ¿Me darías un beso?
Pansy lo miró extrañada.
- ¿Por qué?
- Porque quiero saber.
- ¿Saber qué?
- Que se siente.
- ¿Y por qué no le preguntas a tu mamá? – Le preguntó la chica.
Draco la miró en silencio. Sus ojos se entristecieron y agachó la cabeza.
Pansy caminó lentamente hacia él y le tocó el brazo. Al ver que el chico la miraba, se acercó, cerró los ojos y colocó sus labios sobre los de él y se quedó así por un par de segundos.
Cuando la chica se separó, vio que Draco abría los ojos lentamente.
- Y, ¿Qué sentiste?
En cuanto terminó el recuerdo, Pansy no dejó de sonreír. Era uno de los pocos momentos de ternura real que tuvo con Draco.
Y ahora, con la memoria más fresca, recordó que Draco nunca le dijo que había sentido, ni siquiera en Hogwarts. Sólo que cada vez que ella le pedía una respuesta, le sonreía en forma enigmática.
Y así le sonreiría a él cuando tuviera que acompañarlo al altar, en reemplazo de su madre y así también le sonreiría a la pesada de Astoria Greengrass.
Porque ella era el primer beso de su marido.
Es mi primer Draco/Pansy... ¿Quién dijo que los sly no pueden ser tiernos?
Espero sus reviews, bye!
Sophie.
