Piper estaba caminando arriba y abajo por el salón hecha un basilisco. Esa era la cuarta vez en lo que llevaban de mes en que Chris no estaba en casa pasado su toque de queda y ni tan siquiera había dejado una nota o había llamado para decir que se retrasaría.
Las últimas veces había puesto variopintas excusas. "Disculpa, le dije a ese demonio que se diera prisa pero el muy desconsiderado no me hizo caso". "Estábamos acabando un trabajo para la escuela y habíamos adelantado tanto que era una tontería quedar otro día para eso así que decidimos quedarnos hasta acabarlo". O su favorita "No llegaría tarde sino me hubieras puesto un toque de queda tan temprano".
Des de que descubrieran que su supuesto nuevo luz blanca era en realidad su hijo de 15 años que venía del futuro para salvar a su hijo Wyatt de volverse el señor del mal. Las cosas no habían ido del todo fluidas. Chris se había acostumbrado rápidamente a hacer la suya. Ir y venir sin dar explicaciones a nadie. Se había pasado casi un año actuando como si tuviera 21. Y de repente se encontraba con un montón de normas, tener que ir a la escuela de magia y una madre y unas tías sobreprotectoras que estaban todo el rato pendiente de todo lo que hacía. Chris adoraba a Piper, pero la mayor parte del tiempo deseaba estrangularla.
Leo no pintaba mucho, cosa que era lo normal para Chris, ya que en su realidad Leo era un anciano que se había desligado totalmente de su mujer e hijos. Pero a Piper le recomía por dentro que Leo no tomara un papel más significativo en la vida de Chris. Entendía que como anciano tenía unas obligaciones, pero en el fondo esperaba que Leo se implicara un poquito más con la educación de Chris.
Eran las doce y veinticinco cuando finalmente la puerta de la entrada se abrió para dejar entrar un tímido Chris que esperaba no encontrar, con suerte, nadie en casa.
¿Se puede saber que horas son estás de llegar, jovencito?
¡Ah! Hola mamá. ¿Ya estás en casa?
Si, yo ya estoy en casa. Lo que quiero saber es ¿Dónde estabas tú? Porque hace casi dos horas y media que TÚ (apuntándole directamente con el dedo índice), jovencito, deberías estar en casa.
Ya, vale, tranquila, estoy en casa, me demoré un poco, vale (hablando a Piper como si fuera tontita).
Chris no me hables como si fuera una loca
Pues no te comportes como una (dijo muy flojito pero Piper estaba lo suficientemente cerca para oírlo).
¿Disculpa? ¿Qué es lo que acabas de decirme? (Chris se mordió el labio y bajó la mirada. Realmente no pretendía que Piper le oyera) Llegas tarde por enésima vez. No tienes la cortesía de llamar para avisar y que estemos tranquilas. Ni siquiera te disculpas por llegar tarde. ¡Y encima tienes las agallas de decirme a la cara que soy una loca! (Piper estaba sorprendida de la actitud de Chris le recordaba tanto a Phoebe cuando tenía su edad. Así que decidió hacer lo mismo que hacía su abuela en esos casos) Estás castigado: sin salir, sin teléfono, sin televisión, sin amigos, sin jueguecitos y sin demonios. De la escuela a casa y de casa a la escuela. Y cuando estés en casa estarás siempre acompañado de mí o de una de tus tías ve al lavabo y tráeme una pastilla de jabón voy a lavar esa boca tuya. A ver si así aprendes a ser más educado.
¿Qué? ¿Estás locas? ¡Tengo casi 15 años ya! ¡No puedes castigarme, no puedes lavarme la boca con jabón!
¿Qué no puedo? Claro que puedo. Soy tu madre puedo y lo hago. Estás castigado. Ahora ve a por esa pastilla de jabón.
¡No!
Chrissss (con un tono de advertencia que daba mucho miedo)
¡estás loca! Aparta (Chris quería subir a su habitación pero Piper se interpuso en su camino. En otro momento Chris hubiera orbitado a su habitación pero estaba tan cegado por la rabia que ni lo pensó. Aquello era un duelo. Y tenía que demostrarle a Piper que no podía ir mangoneándolo así)
No pienso apartarme, jovencito, ¡haz lo que te he dicho! (apuntando con el dedo al lavabo).
No, pienso hacerlo, te estás comportando como una maldita estúpida (Piper le dio una cachetada en la mejilla izquierda. Y se puso fuerte ante el alarde de malos modos que estaba haciendo su hijo. De haber sido Wyatt, Piper lo tenía muy claro, le hubiera dado tres buenas palmadas en su culete para enseñarle buenos modales. Pero Chris no tenía 3 años.) ¿Cómo te atreves? (Chris notaba como la mejilla se iba poniendo sonrojada pero tenía demasiado orgullo parar llevarse la mano a la cara)
Chris te he dicho que vayas a por esa pastilla de jabón (Piper remarcó cada sílaba como si fuera un herrero blandiendo el acero. Mientras se mantenía inmóvil ante su hijo con los brazos en jarra impidiéndole el paso).
Si piensas que voy a seguirte el juego estás más loca de lo que pensaba. Hasta ahora te he estado siguiendo el juego porque pensaba que ya te cansarías de jugar a las casitas. Pero esto ha sido la gota que colma el vaso. Me largo de esta casa. Me las arreglaba muy bien sin vosotros antes y volveré a hacerlo (Chris solo se estaba marcando un farol. Realmente no quería irse, pero tampoco quería que le trataran como a un mocoso de cinco años).
Al único sitio donde vas a ir es a tu habitación y justo después de que te haya lavado bien esa boca insolente tuya.
Ni Hablar (y agarró a su madre y la apartó bruscamente de su camino. Piper se golpeó contra la pared al ser apartada y cayó de culo al suelo. Chris en cuanto se dio cuenta fue a ver si se había hecho algún daño)
¡mamá! ¿Estás bien? Lo siento, lo siento. Yo no quería (ayudándola a levantarse) mamá, dime algo, ¿te hiciste daño?
ve a tú habitación (dijo con un tono muy seco. Chris esta vez obedeció y subió a su habitación).
Piper esperó a sentir la puerta de la habitación de Chris para llamar a Leo. Aunque estaba en contra de llamar a Leo solo para reñir a los niños e intentaba no molestar a Leo con ese tipo de cosas. Esta vez, necesitaba de su ayuda para blindar de sus poderes a Chris. Aquella amenaza vacía de irse le había hecho temer que Chris pudiera escaparse y no volver a saber nunca más de él. Cuando Leo apareció estuvieron hablando de Wyatt y de Chris un buen rato. Leo no lo podía entender, Chris era un chico muy bondadoso. Era medio luz blanca. La mayoría de veces era un poco impulsivo y le fallaban las formas, pero lo suplía con su gran corazón. Claro que eso era cuando intentaba aparentar tener 21 y ser el nuevo luz blanca de las embrujadas. Leo tras oír a su esposa estuvo de acuerdo en blindarle los poderes al menos mientras durase el castigo. Que tras el empujón se había triplicado de una semana a tres semanas. Una vez Leo blindó sus poderes decidieron los dos subir para comunicárselo a su hijo.
Hola Chris (Leo entró en la habitación sin llamar a la puerta, él era de otra época, de una en que los padres no llamaban a la puerta)
Hola Leo (Chris parecía sorprendido de ver a Leo pero cuando vio a su madre entrar detrás de él, ató rápidamente cabos) ¿Porqué le has llamado a él?
Chris no hables en ese tono a tu madre. Es precisamente por ese tono que estás en problemas, jovencito (Chris solo rodó los ojos y se sentó en la cama y encendió la tele. Leo, solo tocando la tele, la hizo desaparecer.) ¡Ey! ¿Donde cojones te has llevado mi tele?
Primero de todo es mi tele (empezó Leo a decir en un tono de regaño muy serio), yo la pagué. Y ya estás bajando ese tonito y ese vocabulario de marinero con nosotros. Además, estás castigado. Por lo que las próximas tres semanas no va a haber tele. Ni tele, ni salir, ni teléfono, ni amiguitos, ni jueguecitos y ni demonios.
¿Tres semanas? Eso es desproporcionado. Llegarán las vacaciones de primavera ¡y yo estaré aun castigado!
No. Desproporcionada ha sido tu actitud. ¡Hablarle así a tu madre! ¡Apartarla a empujones! ¿Qué pasa Chris quieres ser de ese tipo de hombres que abusan de las mujeres? (Leo le dio ahí donde más le dolía)
no (dijo abajando la cabeza y perdiendo toda esa rabia y llenándose de arrepentimiento)
Eso me parecía a mí. Una última cosita Chris, tus poderes también permanecerán blindaos por las próximas 3 semanas. (Chris estaba apunto de quejarse cuando Leo levantó la mano con el dedo índice apuntándole directamente) Y Chris, si tu madre, o tus tías, o tus profesores o quién sea, vuelven a quejarse de ti. No vas a tener que preocuparte por una pastillita de jabón. Porque yo mismo me encargaré de hacerte entrar en razón (aquello si que era toda una amenaza de un anciano solo faltaron los rayos y truenos de fondo. Y con eso Leo desapareció).
No puedo creer que lo llamaras. No podéis quitarme lo que es mío. ¿Qué haré yo sin poderes? (y se tiró contra la cama, le dio la espalda a Piper, y se puso a llorar) Te odio. Os odio a los dos.
hijo no nos has dejado otra alternativa.
¡Vete! ¡Vete! ¡No quiero verte! Déjame en paz. ¡Te odio te odio! ¡ojalá! nunca hubiese venido.
Hijo (intentando acariciarle pero Chris se apartó)
¡Vete de una puta vez! Tranquila ahora ya no puedo orbitar a ninguna parte ya puedes hacerme miserable todo lo que te plazca (Piper prefirió dejarlo solo hasta que se hubiera calmado un poco)
OK, que descanses, cielito. Te quiero (y salió de la habitación)
