Es de Kishi.

Beso Robado


Karin dudo por un momento. Se mordió el labio y luego se decidió. Debía hacerlo ¿verdad que debía?

No era conocida por su timidez y de hecho, no era para nada tímida.

Sin embargo, tratándose de Sasuke, incluso ella debía permitirse dudar en acometer sus pensamientos.

¡No!

¿Desde cuándo sopesaba tanto hacer algo que deseaba, sin importar lo que los demás pensasen?

Se acerco al Uchiha, quien permanecía tumbado, descansando antes de encaminarse a donde quiera que fuesen esta vez. Le echo un ojo a Juugo y Suigetsu. Seguían durmiendo, uno apacible, el otro botando baba.

Sin dudarlo por un segundo más, se acerco veloz y robo un beso de los labios del moreno, aprovechando la relativa apertura de su boca, este se torno profundo.

Al separarse le esperaba una mirada gélida.

¿Por qué tenía el Uchiha que ser tan endemoniadamente genial?

La chica comenzó a soltar comentarios cargados de ánimo que Sasuke no alcanzo a comprender. Ni falta que hacía. Bufó y cerró los ojos nuevamente, no sin antes lanzarle otra de sus letales miradas, ante lo que ella chilló de alegría, taladrando sus oídos.

Intentó, en vano, hacer oídos sordos. Tal vez, por ignorarla se rindiese y se callase de una vez.

No. No funcionaba. ¿Y por qué pensó en primer lugar que funcionaria, conociéndola?

¡Demonios!

Abrió los ojos nuevamente. ¿Meterla en un genjutsu sería la mejor alternativa de hacerla callar?

Bueno… tal vez no… probablemente comenzaría a gritar, cosa que no le agradaba si quiera imaginarlo.

Sin más, se acerco y le dio un beso sin previo aviso. ¿Quería jugar a los besos robados? Pues allí lo tenía.

Parecía haber funcionado.

Conmocionada, permanecía en silencio sepulcral mirando nada en particular.

El moreno suspiró de alivio.

Joder.

Lo mejor hubiese sido no hacer nada.

¡Maldito fuera el momento en que pensó que esa sería la mejor solución! La chica no solo estaba chillando de alegría, saltaba de un lado a otro, despertando a Suigetsu y Juugo en el proceso y mientras tanto gritaba a todo pulmón: ¡Sasuke me ama!

Mierda y mil veces mierda.

Se recostó de nuevo, ignorando las miradas inquisitivas de Juugo y los silbidos y comentarios fuera de tono de Suigetsu.

Cerró los ojos e intento, por todos los medios concentrarse en algo que no fuese el jodido barullo a su alrededor.

Masajeo su sien. Ya comenzaba a invadirle un ligero dolor de cabeza que se tornaba cada vez más insoportable a medida que Karin subía el tono de sus letanías.

Decidió quedarse quieto y no hacer nada más. Era mejor eso que empeorar la situacion con cualquier otra acción.

Ya se calmaría en algún momento esa pelirroja idiota.

Al menos de eso quería convencerse…


Gracias por leer.

Ja nee!