Crónicas de un estilista

Por Sisters of Sorrow

Capítulo 1. ¡Inocentes!

Konoha, 26 de diciembre.

Jen miró al cielo con expresión aburrida.

—Me aburren las navidades —se quejó—. Nunca hay nada que hacer.

—¿Ah, no? ¿Comer te parece poco? —replicó Honey.

—¡Es que siempre acaba siendo lo mismo!

—Pues este año hay que hacer algo distinto —intervino Suzy.

—Pasado mañana son los Santos Inocentes —mencionó Honey con sonrisa maquiavélica.

Las tres se miraron. Suzy y Jen le copiaron la sonrisa.

—¡Hay que armarles alguna a los chicos! —dijo Jen.

—Y a algunas chicas —completó Suzy.

El día no estaba perdido del todo. Ahora tocaba ponerse a pensar, lo cual daba mucha pereza, pero no tanta como para renunciar a gritarles "¡¡¡INOCENTES!!!" a los cinco chicos que formaban parte de su grupito (mal que les pesara a algunos miembros de dicho grupito) y ver cómo las miraban con cara de asesinos.

—¡Ay, ay, ay, ay, ay! ¿Sabéis de qué me acabo de acordar? —exclamó de pronto Jen dando palmaditas de forma frenética y bastante infantil—. ¡Tengo un tío que es estilista!

—¿Y quieres ponerlo a criticar la ropa de los chicos? —adivinó Suzy.

—¡No sólo la ropa, a ellos en sí!

—Ya me estoy riendo por adelantado —mintió Suzy, que no se estaba riendo, aunque le faltaba poco.

—¡Es brillante! —aprobó Honey, que sí se estaba riendo por adelantado—. ¡Llámalo! Tengo ganas de ver qué le dice a mi hermano…

—Sí, Yoshi es muy criticable —corroboró Jen.

—¿Y a Neji? —mencionó Suzy mirando a Honey.

—¿Qué con él?

—¿Si lo critica?

—Más nos reiremos. A ver la cara que pone el muy cretino. ¡Yo también me estoy riendo por adelantado!

—Sí, sí —contestó Jen sin hacerle mucho caso.

Konoha, 27 de diciembre.

Aquella mañana apareció sin previo aviso un sujeto la mar de curioso, que lo miraba todo por encima del hombro, como si oliera mal. Jen corrió a saludarlo:

—¡Shao Hin!

—¡Jenny! ¡Eres lo más mono que he visto hoy! ¿A qué clase de sitio me has hecho venir? ¡Qué poco glamour!

—Si tú lo dices… —murmuró Jen.

Honey y Suzy se miraron como preguntándose de qué zoo había salido aquel tipo. Impresión que se confirmó cuando Shao Hin las miró y su expresión de desprecio dirigida a Konoha en general cambió a una sonrisa y unos cuantos gritos de "¡qué monada!", "¡qué estilo!" y cosas parecidas, dirigidas a ellas dos en particular.

—Este tío está loco —susurró Suzy.

—Y que lo digas —contestó Honey en el mismo tono. Por lo menos ella iba más bien desarreglada, de nuevo se había roto los pantalones trepando a un árbol—. ¿Seguro que esto ha sido una buena idea? —le preguntó a Jen, esta vez en voz alta.

—¡Por supuesto! ¡Si tú te has quedado así, imagínate cómo se quedarán ellos, que son peores!

Honey se quedó pensativa.

—Vale, tienes razón.

Se llevaron a Shao Hin casi a rastras y se pusieron a enseñarle distintos retratos de los cuatro chicos a los que querían que torturara… digooo… "evaluara". El buen hombre puso el grito en el cielo con la mitad.

—Pues eso es lo que queremos que hagas, pero con ellos delante —dijo Jen.

—¡Qué ojazos! —se emocionó Shao Hin mirando la primera imagen de Sasuke—. ¡Qué cara más mona! Lástima de peinado… Y de ropa… ¡Yo quemaría esa ropa!

—Yo lo quemaría a él —murmuró Honey.

—Pues de momento es el único que se salva —replicó el estilista mandándole una mirada de censura.

—Será en el físico, porque es idiota…

—Bah, pobre —opinó Jen—. ¿A ti te gustaría que dijéramos eso de Neji?

—¿Pero a mí qué me importa lo que digáis del creído ése?

Suzy y Jen se miraron divertidas.

—Disimulas muy mal —afirmó esta última.

—¿Cuál es Neji? —preguntó Shao Hin comenzando una frenética búsqueda consistente en aventar las fotos por los aires.

Suzy cogió una de las de Neji al vuelo y se la tendió.

—El que le falta por ver.

Aquella foto le provocó otro ataque de emoción a Shao Hin.

—¡¡¡YA TENEMOS A OTRO QUE SE SALVA!!!

Honey hizo una mueca.

—¿No lo va a criticar? —se quejó.

—¡Pero bueno, niña! ¿No has visto qué pelo, qué porte, qué ojos? —se quejó él a su vez—. En confianza, ¿es éste el que te gusta?

—¡Pero qué manía! ¡Que no!

—Pues tendrías muy buen gusto. ¡Tremenda mirada tiene! ¡Qué fuerza, qué profundidad, qué…! Lo que es una pena es esa especie de recogido…

—¿Al final sí lo va a criticar? —Honey se cruzó de brazos—. Me gustaría verlo…

—Lo que quieres ver es a él —replicó Jen.

Honey miró al techo con cara de resignación.

Las tres chicas estuvieron muy atareadas aquella tarde, haciendo invitaciones para los chicos. Nadie más que ellas tres (y Shao Hin) sabía en qué consistía la "sorpresa" a la que estaban invitados, y las tres se reían por adelantado, a la vez que el perro de Shao Hin, un Yorkshire terrier, se quedaba afónico ladrando.

—Oiga, ¿el chucho también se está riendo? —preguntó Honey cansada.

—Si se está imaginando sus caras, no me extrañaría —dijo Suzy felicísima.

—¡Pobres! —se compadeció Jen.

—¡Pero si la idea fue tuya! —observó Suzy.

—¡Y qué! ¡Pobres!

Konoha, 28 de diciembre.

La encerrona estaba preparada. Las chicas suponían que irían los cuatro, por curiosidad, así que había que cerrar las puertas por si se daban cuenta del asunto antes de tiempo.

—¿Y la sorpresa? —preguntó Naruto.

—¡Qué impaciencia! —replicó Honey—. Hasta que no sea la hora, nada, se siente.

—"Es" la hora. Deja de hacernos perder el tiempo.

—Oye —se ofendió ella—, si no querías "perder el tiempo", no haber venido.

—Neji, ¡qué amable! —añadió Naruto con ironía.

En aquel momento entraron las otras dos chicas con Shao Hin (y el chucho, que no se despegaba de él ni con agua caliente).

—¿A qué viene esto? —preguntó Sasuke un tanto escamado—. ¿Qué hace ese perro aquí?

—¿Llamas perro a "eso"? —se sorprendió Neji—. A mí que me parece una rata peluda…

—¡Que empiece el espectáculo! —exclamó Shao Hin muy emocionado.

—… Me repito. ¿A qué viene esto?

—Bueno, se debe a que sois unos chicos vulgares, sin estilo ni glamour… —comenzó el estilista, pero fue interrumpido por uno de los típicos gruñidos de Neji.

—Lo que faltaba. No necesito que un afeminado con una rata peluda a modo de mascota me diga cómo tengo que vestirme ni peinarme… Así que adiós.

—"Sí, majo, tú intenta abrir la puerta" —pensó Suzy casi riéndose.

—Pobre infeliz —susurró Jen.

—¿Qué quieres decir con "pobre infeliz"? ¿Que habéis atrancado esa bendita puerta? —preguntó Lee con cara de pánico.

—Técnicamente sí —contestó Honey.

Neji lanzó un nuevo gruñido.

—¡Sois una panda de traidoras! —protestó Naruto a voz en grito.

Ellas sonrieron.

—Gracias —contestó Honey con una pequeña reverencia.

—¡Bueno! Son todos suyos —dijo Suzy con una carcajada.

—¿A alguien más le parece que esto es la casa del terror? —preguntó Lee fingiéndose asustado.

—No —contestó Naruto siguiéndole la broma—, ¡es el infierno!

—¿Queréis dejar de decir tonterías? —casi suplicó Sasuke (Nota: Honey debe de estar en plan: "sufre, mamón").

—A ver, orden. Vosotros, callados. Usted, abreviando, y dejemos de perder el tiempo. De mí puede pasar, porque no pienso escuchar nada —gruñó Neji.

Shao Hin le dedicó una mirada ofendida.

—¿En serio te parece perder el tiempo?

—¿No lo he dejado bastante claro?

—Ay, pero qué fuin eres, hijo —se quejó el tío de Jen—. Entre eso, las vendas y esa especie de recogido que llevas… ¡Qué poco estilo! ¡Con el porte que tú tienes! ¡Y lo guapo que eres! ¿No sabes lo que son unos vaqueros y una camiseta de Metallica? ¡En la sencillez está el gusto! ¡Y esa mirada tuya! ¿No se te ha ocurrido potenciarla de alguna forma?

Neji no estaba escuchando, como había dicho, pero los demás sí, y de paso se partían de risa. Shao Hin le cogió un mechón de pelo a su víctima, que trató de apartarse con cara de molestia extrema. Si había algo que molestara de sobremanera a Neji, era que le tocaran el cabello.

—¡Por favor! ¡Si tienes el pelo perfecto! ¡Mira qué tono, qué textura! ¡Es pura seda! ¿Por qué no lo luces? ¡Podrías crear un efecto maravilloso con él! ¡Y es muy fácil: déjatelo suelto, encanto!

Llegados a este punto, Neji se atragantó con su propia saliva y los otros tres ya no podían mantenerse en pie a causa de la risa.

—¿Cómo me ha llamado?

—No doy crédito. ¡Llamar encanto a Neji! —consiguió articular Lee entre risas.

—Pues sí, qué optimismo —coincidió Honey.

—¿A ti quién te ha preguntado? —se rebotó Neji.

—Es que no necesito que me pregunte nadie, ojitos picarones.

—Pobre hombre —se compadeció Jen.

Ahora Neji quería desaparecer. Primero aquel sujeto de sexualidad indefinida criticaba su forma de vestir y después la loca del pelo precioso lo llamaba "ojitos picarones" en presencia de sus compañeros.

—A ver —estalló señalando a Shao Hin—, ¿sabe el caso que le voy a hacer? Pues no, ninguno. ¡Así que pase al siguiente y deje de hacerme perder el tiempo!

—… Y la dignidad —completó Sasuke.

—Tú no hables, que también te puedo criticar —replicó Shao Hin—. Tu peinado deja mucho que desear, cielo.

Honey lanzó un bufido.

—¡Cielo! —repitió—. Ahora soy yo la que no da crédito. Esto me ha creado un trauma.

—Te está bien empleado, pequeña miss Sunshine —se vengó Neji.

—¡Que no me llames así! —Honey levantó la mano, del todo dispuesta a golpearle, y bien fuerte, pero él tuvo buenos reflejos y la sujetó a tiempo.

—¡Y esa ropa! ¿Qué tenéis tú y tu amigo con los pantalones cortos? —siguió Shao Hin—. ¡Al fuego!

—¡Eso, eso, al fuego! —corroboró Honey—. ¡La ropa y el maniquí!

—¡Tú a callar, niñata mimada! —se picó Sasuke.

—¡Eh, eh, eh, vamos a ver! ¡A Ayame sólo le grito yo! —intervino Neji.

—¿Pero tú de qué vas? —ella levantó la otra mano, pero él la sujetó también y le puso las dos a la espalda. Como estaban frente a frente, las caras de los dos estaban muy cerca, lo cual estaba poniendo a Honey cada vez más nerviosa.

—¡Qué monos! —se burló Suzy.

Neji sonreía y Honey forcejeaba, y mientras tanto Shao Hin había dejado en paz a Sasuke y seguía con Naruto:

—… Y puestos a llevar chándal, por favor, ¡escoge uno decente! ¡Así pareces un butanero! ¡Y péinate, por lo que más quieras!

Naruto no hacía más que reírse. A él aquellas críticas le importaban más bien poco, pero el tipo le hacía muchísima gracia.

—¡Y tú! —Shao Hin señaló a Lee—. ¡Depílate las cejas!

Eso provocó una carcajada general, incluyendo al propio Lee, que sabía que iba a empezar por las cejas.

—También deberías cambiar de peinado. ¡Parece que te esquilan como a las ovejas! ¡Y además, el verde y el naranja combinan fatal!

—El verde y el rojo también, y en navidades los junta todo el mundo —intervino Neji, aún sujetándole las manos a la espalda a Honey, que seguía retorciéndose y advirtiéndole que "a ver dónde ponemos las manos, maldito pervertido". Sobra decir que Neji lo estaba pasando como un enano oyéndola. Aparte de que aquellas advertencias, mal que le pesara, le estaban dando "ciertas" ideas que debía guardarse mucho de poner en práctica, por el bien de su integridad física…

—¡Sí, quien los escogió tenía muy mal gusto! —contestó Shao Hin—. ¿Y ese cinturón? ¿Tú no sabes que con chándal no se usa cinturón?

—Sí, pero me visto como me da la gana… —contestó Lee.

—Y lo de las cejas… a lo mejor con cera… —aventuró Jen.

—O ya de plano con la segadora, no te digo… —bromeó Honey—. ¿Pero me quieres soltar, so cretino?

—Claro, es mi sueño dorado que me machaques con esas manitas tan pequeñas —se burló Neji.

—Bien que te gusta tenerlo tan cerca —susurró Jen.

Shao Hin desvió su atención de Lee hacia la histérica y el sarcástico.

—Ay, son una pareja divina… ¿Pero seguro que no te gusta, nena?

—¡Cómo no! —contestó Neji para ver cómo reaccionaba la chica.

—¡Cierra el pico, so creído! ¡Y usted no me llame nena!

—Jesús, qué carácter —se quejó el estilista—. ¡Es maravillosa! ¡Hacéis una pareja diez! ¡Bésala, a ver cómo queda!

—¡No! ¡No te atrevas a intentarlo! —chilló Honey, que temía perder el control por completo si lo hacía y encima, para su eterna vergüenza, se estaba poniendo roja.

—¡Sí! —la contradijo Suzy—. ¡Beso! ¡Beso! ¡Beso!

Honey seguía negando con la cabeza de forma frenética. Neji sonreía. Tenía ganas de besarla para hacerle enfadar más. Se ponía preciosa cuando se enfurecía.

—Hay que ser tonto para no besarla —añadió Jen, y por si eso no era suficiente, remató—. Y un fracasado.

Eso fue la última razón que Neji necesitaba. Y la besó. Pero prefirió no profundizar, tampoco quería volverla loca, así que se conformó con darle besitos breves y suaves, muchos pero pequeños.

—Esto está para hacer una foto —dijo Naruto—. O para grabarlo en vídeo.

—¡Menos mal que siempre llevo mi cámara! —añadió Shao Hin con entusiasmo.

Dicho y hecho. No hizo fotos, la cámara era de vídeo. Hasta que Neji dejó libre a Honey, tanto labios como manos, y por tonto se llevó una bofetada.

—¡Idiota! ¡Eres un maldito idiota!

—Eso ha tenido que doler —opinó Jen.

—¡Voy a sacar mi lado psicópata! —gruñó Honey—. ¡Vais a morir! ¡Tú por besarme! ¡Capullo! —chilló acercándose mucho a Neji.

—Aléjate o te beso otra vez —"amenazó" él.

—¡Ni se te ocurra! —ella se alejó—. ¡Usted! ¡Por grabarlo! —añadió señalando a Shao Hin—. ¡Primero borra esa maldita cinta y después lo mato! ¡Tú también!

—Pero si yo no he hecho nada! —se quejó Sasuke.

—¡Eres tú! ¡Eso es bastante! ¡Y tú! —Honey señaló a Jen—. ¡A ti te voy a matar por hacer que ese desgraciado me besara!

—¡Eh! ¡Lo hizo porque le dio la gana!

—¡Nunca borraré esta cinta! —declaró Shao Hin—. ¡Sois la pareja más fashion que he visto en toda mi glamourosa vida!

Neji arrugó la nariz.

—¿Fashion? ¿Puedo matarlo yo?

—No, tú vas a morir antes.

—Oh, cielos —suspiró Lee—. Habéis creado un monstruo.

Continuará…

Notas:

Pues sí, continuará, porque estamos locas… Y esta historia iba a ser un solo capítulo… Íbamos a criticar a más gente, pero nos quedaríamos solas. Entiéndase, hemos criticado al Sasuke y al Neji. ¡A nuestros niños! Y aparte, son mayores que en Shippuden, pero usan la misma ropa que en la primera parte, aparte de que el Sasuke no es una rata traidora. O sea… Lo que ya hemos dicho en el summary, es un universo paralelo. En fin.

¿Honey matará a alguien de verdad? ¿Shao Hin borrará la cinta? ¿Neji y Honey se pelearán por quién mata a Shao Hin? Y lo más importante… ¿Lee se depilará las cejas? Todo esto (o no) en el próximo capítulo de "Crónicas de un estilista".

Saludos. Se despiden las Sisters of Sorrow.