¡Hola! Aquí les traigo la secuela de Inevitable Atracción, la cual espero que sea de su agrado.

Los personajes de Naruto no me pertenecen, ya saben… son de Masashi Kishimoto…

En este capitulo, tanto Sakura como Sasuke narrarán, espero y no sea confuso.

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EL FRUTO DE LA ATRACCIÓN

By Tsukisaku

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UN NUEVO INICIO

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—¿Te encuentras mejor? —me preguntó Ino desde el otro lado de la puerta. Solté un pequeño gemido y traté de recuperar la respiración.

Acababa de vomitar todo el desayuno y era horrible, porque llevaba cerca de dos semanas medio enferma. Pero parecía que en lugar de mejorar, empeoraba.

—Define mejor —bufé mientras salía del cubículo. Caminé al lavamanos y enjuagué mi boca en abundancia, odiaba no tener mi cepillo de dientes cerca.

—Te vez mal —me dijo observando mi reflejo a través del espejo. Solté un pequeño suspiro—. Quiero decir; que luces más pálida de lo normal y tienes unas grandes ojeras.

—Lo sé —puntualicé mientras cerraba el grifo—. Creo que cuando termine mi turno, iré al medico, ya me harté de vomitar toda la comida. Gracias a mi mala alimentación, ahora me siento más… débil.

—Te acompañaré —me dijo.

—Gracias.

Salimos del baño y nos encaminamos de regreso al lobby. Faltaban dos horas para que nuestro turno finalizara, así que aún nos quedaba un poco de trabajo por realizar. La cerda se metió a la cafetería y yo, regresé a la taquilla. Era martes, así que el lugar estaba muerto. Solté un pequeño suspiro y tomé entre mis dedos la cadena que colgaba de mi cuello, aquella que Sasuke me regaló en nuestra primera navidad juntos, pero que ahora estaba acompañada de otro objeto brillante.

—¿Estás bien? —me preguntó Naruto. Solté mi cadena y asentí—. Pues no tienes buena cara dattebayo, pareces cansada.

—Casi no he podido dormir…

—El teme no te ha dejado, ¿verdad? —preguntó pícaramente. Me sonrojé al entender el significado de sus palabras.

—¡No es eso! —exclamé por lo bajo—. Es que he vomitado demasiado estos días…

—¿Quieres irte a descansar?

—No, podré soportar un par de horas más.

—Vale.

En ese momento fijé la vista en un cliente que acababa de llegar y Naruto se alejó un poco para hacer una llamada. En cuanto me vi sola nuevamente, tomé una gran bocanada de aire; me sentía un tanto mareada y hambrienta, pero estoy segura que si pruebo bocado, lo vomitaré todo.

¿Qué pasa conmigo?

Traté de no pensar más en el tema y me concentré en los próximos eventos. Estaba demasiado nerviosa, emocionada e histérica. Primero estaba el hecho de la presentación de mi tesis, estaban por entregarme los resultados y mi título, y eso me tenía un tanto nerviosa. Después de haber estudiado por cuatro largos años, mi esfuerzo estaba por rendir sus frutos. Después estaba la graduación del cine; faltaba una semana para la gran cena de gala, en la cual a los empleados que cumplían cuatro años, se les hacía entrega de un cheque y un reconocimiento.

Solté un suspiro. Aún no me puedo creer que ya hayan transcurrido cuatro largos años; en los que viví de todo: amor, desamor, peleas, discusiones, desveladas, grandes cantidades de estrés, situaciones raras e incómodas, pero sobre todo, cosas buenas y felices.

Llevo tres años y medio con Sasuke, y todo ha sido… perfecto, pero no de una manera linda y predecible, si no de una forma estresante, apasionada e impredecible. Ese Uchiha mantiene mi mundo de cabeza, me hace odiarlo y amarlo al mismo tiempo, querer ahorcarlo y besarlo con intensidad, simplemente perfecto.

El tiempo transcurrió rápidamente y en cuanto me vi libre, me encaminé junto con Ino al hospital. La cabeza me daba vueltas y sentía que mi estomago giraba sin parar, en cuanto llegamos, nos acercamos al pequeño lugar donde daban los informes y las citas. Pasé la mano por mi frente y noté que sudaba frío, mi respiración era un poco más agitada y las piernas me temblaban ligeramente.

—Buenas tardes —dijo la mujer detrás de la ventanilla.

—Buenas tardes —saludó Ino—. Venimos a una consulta medica —explicó—; verá, mi amiga no se ha sentido bien y…

Dejé de escuchar a la cerda y todo se volvió negro.

—¿Se siente mejor? —me preguntó alguien a quien no conocí. Parpadeé confusa y traté de tragar saliva, pero tenía la boca completamente seca y con un ligero sabor metálico.

—Tranquila frentona, todo está bien —murmuró Ino acercándose a mí—. Te desmayaste y ahora mismo te están poniendo un poco de suero, para que recuperes las energías.

Volví a cerrar los ojos e intenté relajarme. Todo parecía estar mucho mejor, la cabeza ya no me giraba y las nauseas habían desaparecido ligeramente. No sé exactamente cuanto tiempo pasó, pero lo siguiente que supe fue que alguien nuevo entraba a la habitación. Abrí los ojos y me di cuenta que se trataba del doctor, porque llevaba una bata blanca y un estetoscopio en el cuello.

—Buenas tardes, ¿Cómo se encuentra señora Haruno? —preguntó en tono serio y amable. Fruncí el ceño, ¿Cómo que señora?, ¿Tan vieja me veo?, digo, está bien que ya tengo veintitrés años, pero ese sufijo es exagerado.

—Mejor.

—Es bueno saberlo —contestó—. Aquí tengo el resultado de los exámenes de sangre que le realizamos –dijo mientras desdoblaba una hoja, que había estado dentro de un sobre.

—¿Tengo algo malo? —pregunté con un toque de temor.

—No lo creo —me dijo mientras leía los resultados—. Su amiga dijo que había tenido vomito constante, mareos, y desmayos, ¿correcto? —asentí incrédula—. Pues en su estado es normal.

—¿Qué estado? —mi corazón se aceleró y la maquina a mi lado, comenzó a sonar con rapidez.

—Tranquila, no tiene porque agitarse —aseguró esbozando una pequeña sonrisa—. Cuando me refería a su "estado", me refería a sus cuatro semanas de gestación.

—¿Mis qué? —dije con voz ahogada. ¿Gestación?, ¿Eso quiere decir que yo… estoy…?

—Así es, usted está embarazada.

Mis ojos se abrieron como platos. Embarazada… ¿estoy embarazada?

Atrapé con mis dedos el otro objeto que colgaba de mi cadena, y lo apreté con fuerza.

Embarazada.

Tendré un hijo.

Un bebé… de Sasuke.

Seremos padres.

—o—o—o—

Cerré los ojos y traté de relajarme. Lo que menos necesitaba era perder los estribos y perder el contrato; pero ¿Cómo no hacerlo?, si la distribuidora estaba pidiendo un diez por ciento más de lo acordado, para otorgarnos la primicia del estreno. Escuché como Itachi trataba de renegociar, pero los tipos no parecían querer aceptar, al parecer la competencia les ofreció el porcentaje que ahora están pidiendo. ¡Kuso!

—Comprendo perfectamente —les dijo Itachi—. Pero el contrato de pre-negociación, ya lo tenemos firmado.

—Lo sabemos —contestó uno de ellos—. Pero ese documento no nos obliga a nada; si nosotros les regresamos el anticipo, el asunto estará arreglado.

—Hmph —bufé abriendo los ojos nuevamente—. Bien, hagan lo que deseen. De cualquier forma, ustedes saben que la asistencia que ellos tendrán no se compara a la de nosotros. Y eso, solo representará perdidas.

Itachi me observó de soslayo y ambos estudiamos la expresión de los sujetos frente a nosotros, los cuales, parecían meditar lo que les acababa de decir.

—Admitan que la suma de dinero original, es bastante buena —dijo Itachi luego de un rato de silencio—. Si no lo fuese, no hubieran aceptado en primera instancia… pero, es su decisión.

—Lo pensaremos con detenimiento —contestó el otro tipo—. Mañana volveremos a reunirnos.

—Hmph.

Nos pusimos de pie y salimos de la sala de juntas. Estaba casi seguro de que terminarían reconsiderando nuestro contrato inicial, y firmaríamos el documento oficial.

—Arriesgado —murmuró mi hermano luego de que nos vimos solos—; pero servirá.

—Lo sé.

Regresé a mi oficina y me dejé caer en mi asiento, el cual se hallaba detrás de mi escritorio. Llevaba en el cargo de vicepresidente poco más de tres años, y no había tenido ni una falla importante en ese tiempo. Siempre lográbamos asegurar los mejores estrenos para los cines, y una que otra premier, a la cual asistían estrellas importantes. Lo cual representa grandes ganancias, para cinemas Sharingan.

Las cosas han mejorado considerablemente; porque no solo tengo éxito en mi trabajo, si no que además, tengo a la mujer que amo conmigo. Hace cerca de seis meses, que aceptó vivir en mi casa, y desde entonces nuestra felicidad se incrementó. Por que ahora puedo hacerla mía cada que se me antoje, y dejarle en claro a todos aquellos que intentan acércasele, que es completamente mía.

Me dispuse a revisar algunos documentos, cuando el teléfono de mi línea privada, sonó.

—¿Si?

—¡Teme! —me separé el auricular e hice una mueca, ¿Por qué siempre tenía que gritar?—. ¡¿Por qué traes apagado el móvil?!

—No grites, maldita sea —gruñí.

—Ino llamó 'ttebayo —me dijo, ignorando mi comentario—, pero como no tiene tú numero, me llamó para que te avisara que Sakura-Chan está en el hospital.

Mi corazón dio un vuelco.

—¿Qué?, ¿Le sucedió algo?

—Solo se desmayó —explicó—. Pero creo que le iban a hacer unos análisis o algo, debes ir allá teme, está en el hospital Konoha del centro.

En cuanto terminó de hablar, corté la llamada y salí con rapidez de la oficina. No tenía tiempo de avisarle a nadie a donde iba, lo único que me interesaba era saber como se encontraba Sakura. Ya decía yo que esos vómitos, no eran por una simple enfermedad estomacal.

Me subí a mi coche y manejé a toda velocidad hacía el centro, en el proceso, aflojé mi corbata y la boté al asiento del copiloto, sentía que me asfixiaba. Necesitaba saber con urgencia lo que pasaba con ella, o explotaría. Y para mi maldita suerte, había un poco de transito.

Una hora más tarde, en la que la furia brotaba de mí, logré llegar al hospital. Corrí al área de informes y pregunté por Sakura, la enfermera me indicó que se hallaba en el segundo piso, primera puerta del lado izquierdo. Subí a una velocidad impresionante y hallé la puerta entre abierta, estaba por entrar, cuando el doctor comenzó a explicarle algo a Sakura.

—Tranquila, no tiene porque agitarse —aseguró esbozando una pequeña sonrisa—. Cuando me refería a su "estado", me refería a sus cuatro semanas de gestación.

—¿Mis qué?

—Así es, usted está embarazada.

Mis ojos se abrieron desmesuradamente y de repente volví a sentirme asfixiado. ¿Sakura está…?

Y entonces todo se volvió negro.

—¿Cómo está? —escuché que preguntó alguien a lo lejos—. ¿Ya despertó?

—Aún no —contestó otra voz—. Me parece que la impresión fue demasiada.

¿Impresión?

Me forcé a recordar y las palabras del doctor regresaron a mi cabeza. Sakura está embarazada… eso significa, que tendremos un… hijo.

Seré padre.

Un sentimiento que no logré descifrar, comenzó a expandirse dentro de mí.

—¿Sasuke? —la voz de Sakura se escuchaba cerca. Abrí los ojos y la hallé parada a mi derecha. Parpadeé para acostumbrarme a la luz de la habitación y enfoqué mis orbes oscuros en los jades de ella.

—¿Tendremos un hijo?

—Si —murmuró sonrojándose. Me incorporé y la abracé con fuerza. No sabía exactamente como decirle, lo feliz que me sentía, pero ya me encargaría de hacérselo saber.

—Te amo —susurré en su oído.

—También yo.

Luego de que el doctor nos diese las indicaciones necesarias, nos retiramos del hospital. Ayudé a Sakura a subir al asiento del copiloto, en cuanto nos despedimos de su amiga, la cual llevaba su propio coche, y nos encaminamos a la casa. Durante el trayecto, ninguno de los dos dijo nada. Yo por mi parte, me la pasé pensando en todo lo que estaba por venir; un bebé es una gran responsabilidad y tendremos que hacer algunos cambios.

Por suerte, Sakura está a punto de graduarse del cine y presentará su renuncia. Su titulación está casi lista y no tendrá presiones innecesarias.

—¿Podrías conducir un poco más lento? —preguntó de repente—. Me siento un poco mareada.

Inmediatamente obedecí y ella esbozó una débil sonrisa.

—¿Quieres cenar algo en especifico?

—No, prefiero llegar a dormir.

Asentí y me enfoqué en la carretera. Mi estomago gruñó y recordé que no había tenido oportunidad de comer nada, ¿sería bueno pasar a comprar algo?, no, mejor pediré algo cuando estemos en la casa.

Un rato más tarde, aparqué frente a la casa y ayudé a Sakura a bajar del auto.

—¿Segura que puedes caminar? —pregunté—. Porque puedo llevarte en brazos…

—Estoy embarazada, no moribunda –bufó.

—Hmph.

Nos adentramos a la casa y encendí las luces.

—Sasuke —murmuró antes de comenzar a subir las escaleras.

—¿Si?

—¿Crees que será necesario adelantar… la boda?

—No lo creo, ¿Cuánto puede crecer tú vientre en un mes? —respondí—. Nadie lo notará.

—Bien.

La observé acariciar el anillo de compromiso, el cual llevaba colgado en la cadena que le regalé en nuestra primera navidad juntos y esbocé una pequeña sonrisa.

Estoy por contraer matrimonio, y tendré un hijo.

—o—o—o—

El mes transcurrió de manera rápida y tortuosa. Todos los días tenía mareos, vómito, unos cambios de humor terribles y algo de nauseas. Por suerte, ya había presentado mi renuncia al cine y recibido mi titulo, oficialmente era una diseñadora de interiores, graduada con honores. Aunque ahora, mi negocio propio, tendrá que esperar.

Estoy aterrada, feliz y ligeramente asustada. Esto de tener un hijo, me alegra mucho, sobre todo porque será del amor de mi vida; pero siento que es una responsabilidad muy grande, para la cual no sé si estamos preparados. Me asusta la idea de cometer errores graves, aunque por suerte, tendré a mi madre para darme algunos consejos y a Hinata, la cual ya tiene al pequeño Minato de un año de edad.

Estábamos a un día de la boda, y tenía mi primera ecografía. Lo cual me emocionaba y me asustaba, ya que por fin averiguaríamos porque mi vientre ya comienza a notarse. Apenas estoy cerca de las ocho semanas y ya tengo una pancita bastante notoria, la cual según sé, no debería notarse hasta después de los tres meses.

—¿Lista? —preguntó Sasuke al tiempo en que ingresaba a la cocina.

—Si.

—Bien, solo… déjame comer un emparedado antes de irnos.

Me terminé mi vaso de agua y le sonreí. Parece que su apetito se ha incrementado considerablemente, en estos días. Antes no desayunaba nada, decía que no le daba hambre y que podía aguantar hasta la hora de la comida; pero ahora, parece que morirá de hambre si no desayuna nada. Simplemente, extraño.

Observé atenta como preparaba su emparedado y fruncí el ceño. ¿Desde cuándo le pone pepinillos?, ¡él odia los pepinillos!... ¿Ahora un trozo de piña?, ¡debe ser una broma!

—¿De verdad te comerás eso? —le pregunté incrédula.

—¿Por qué no?

—Por nada… —murmuré, para después abandonar la cocina. Probablemente si lo veo comerse eso, termine vomitando ahí mismo.

Una vez que terminó su "emparedado", nos encaminamos a la consulta. Los nervios me invadieron y Sasuke tomó mi mano, lo cual agradecí infinitamente, ya que las piernas me temblaban.

—Buenos días —saludó la doctora. Nos dejó pasar a su consultorio y se acercó a mí—. ¿Lista para tú primera ecografía Sakura?

—Eso creo.

—No hay nada de que preocuparse —me dijo mientras encendía unos aparatos que se hallaban a un costado de la camilla—. Desabotona tú pantalón, levanta tú blusa y recuéstate, por favor.

Tragué saliva y obedecí.

—Vaya, veo que tú vientre comienza a abultarse… es interesante.

Me recosté con ayuda de Sasuke y lo sujeté de la mano nuevamente.

—¿Cómo han ido tus nauseas? —preguntó Tsunade, mientras tomaba una especie de botecito de un estante.

—Soportables —murmuré—. Casi no tengo…

—¿Y los mareos?

—Muy frecuentes.

—¿Algún antojo?

—Pues aún no… creo —contesté—. Aunque después de ver las cosas raras que come Sasuke, dudo mucho que llegue a tener algún antojo.

—¿Cosas raras? —le preguntó Tsunade a mi prometido.

—Hmph.

Observé a la doctora sonreír y sentí que me perdía de algo.

—Bueno, esto estará un poco frío… pero pasará.

Colocó un chorro de gel y un escalofrío me recorrió. Colocó una especie de rodillo en mi vientre y comenzó a deslizarlo por mi piel. Observé de soslayo la pantalla, donde se supone aparecerían las imágenes de mi bebé y mordí mi labio al no distinguir nada. Solo unas cuantas manchas oscuras.

—Esto es… —murmuró Tsunade.

—¿Pasa algo malo? —preguntó Sasuke fríamente. Mordí mi labio con fuerza y mi corazón comenzó a latir con mayor rapidez.

—En lo absoluto —contestó la doctora—. Es solo que hace mucho no veía esto…

—¿El qué? —pregunté con un hilo de voz.

—Sakura —inició—. No solo tendrás un hijo…

—¿No? —preguntó Sasuke.

—No —aseguró la rubia—. Los felicito, serán padres de tres pequeños.

Dejé de morder mi labio y Sasuke soltó mi mano.

—¡¿Tres?!

—Así es, tendrán trillizos —aseguró con una sonrisa.

¡Kamisama!, ¡¿Tres bebés?!

Entonces un ruido fuerte llegó a mis oídos.

—¿Señor Uchiha? —preguntó Tsunade caminando hacia él. Me levanté ligeramente y observé al padre de mis hijos, inconciente en el piso.

—Me parece que la impresión fue demasiada…

Continuará…

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¡Hola mis queridos lectores!

Lo prometido es deuda. Aquí les traigo el inicio de la secuela. Espero que el capi les haya gustado.

Por cierto, de una vez les aviso, que esta historia únicamente tendrá diez capítulos, ni uno más. El fic ya está diseñado así, y no lo cambiaré.

Les tengo un aviso muy importante. Me lastimé la mano derecha, así que no podré actualizar pronto, les pido un poquito de paciencia.

Bueno, espero que me regalen un comentario, para saber su opinión. Ya saben que es mi único pago por escribir.

Me despido y nos estamos leyendo.

¡Sayo!

Tsukisaku

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