Quizá no es tan tarde, Lucius

Miro a su esposa Narcissa y en sus ojos, vio la respuesta a todos sus dilemas. Ella tampoco resistiría en tal horrible lugar mucho tiempo más. Volvió a mirar a su alrededor y se sintió avergonzado. Avergonzando de la situación, avergonzado de la causa de esa situación, avergonzado de sí mismo. Miles de personas, lastimadas, inconscientes, muertas. Daños irreparables hacia familias irreparables.

Y, por fin, admitió el mayor de sus miedos. Él era un cobarde. Había mandado al frente a tantos hombres, por salvar su pellejo, mientras que su mujer había mentido por "el niño que vivió". Se había estado escondiendo en su mansión, fuera de todo peligro, bajo la protección del Señor Tenebroso, mientras que niños, simple niños, habían dado la vida por un bien común.

De nuevo, busco los ojos de su amada. Ahora, en ellos, estaban reflejados el miedo, el dolor y la preocupación. Sobre todo la preocupación. Su hijo Draco, indefenso frente a tantos peligros, no estaba junto con ellos, como debía ser. Otra vez, se sintió avergonzado. Mientras que el, pensaba en sí mismo, Narcissa, pensaba en la única razón de su presencia en la guerra, su familia.

¿Por qué debemos perderlo todo para saber que existía? ¿Qué clase de horrible circulo vicioso era la vida? Por tercera vez, busco apoyo en los ojos color cielo de su mujer. Ahora, estaban inundados por lágrimas. Lucius Malfoy, indignado, se preguntó a si mismo ¿Qué clase de hombre se queda, de brazos cruzados y con preguntas existenciales mientras su mujer llora, rezando por la salvación de su familia? Una sola respuesta se pasó por su mente, "Tu, Lucius". Era un cobarde, ya no tenía salvación. Por seguir estúpidos ideales, había puesto en juego lo que de verdad importaba. Aun siendo adulto, había cometido (y seguía cometiendo) los mismos errores de cuando era pequeño. Él era uno más en ese esquema, uno más que seguía la corriente del circulo vicioso. Un hombre que se quejaba del mundo, pero no hacía nada por cambiarlo. Un hombre que se quejaba de sus defectos, pero no se molestaba por ser mejor persona. Ese era Lucius Malfoy, solo un hombre, con más defectos que virtudes, que no sabía lo que tenía, hasta que lo perdía… o lo que estaba por perder…

Un sabio muggle dijo una vez, Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Y, si pretendía salir del horrible circulo vicioso, tendría que hacer más que quejarse.

A su lado, Narcisa, había dejado de llorar, pero parecía que se desmayaría en cualquier instante.

Por suerte, en la vida, no todo está perdido. Para algunas personas que cometieron errores, se les da otra oportunidad. Ellos deciden ser lo suficientemente inteligentes como para tomarla, o lo suficientemente estúpidos como para desperdiciarla.

Lucius Malfoy tomo la mano de su desamparada esposa, y corrió hacia el castillo, desesperado. Él fue (y es) un claro ejemplo de las personas que, aunque se equivocan durante toda su vida, aprenden a apreciar lo que tienen a tiempo para no perderlo