Ranma 1/2 fue creado por Rumiko Takahashi.


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Papeles cambiados

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Dio dos suaves golpes con la punta del bolígrafo sobre el papel. Lo sostuvo entre los labios pensativa. Alzó los ojos hacia la ventana para perderse un instante en las nubes grises y la lluvia que apenas se escuchaba en su habitación. Volvió al papel y retomó la escritura. Se detuvo al llegar a la última línea. Rápida tomó la pila de hojas dejando la que hubo acabado al final, las golpeó contra el escritorio para alinearlas y las depositó para seguir escribiendo en una nueva hoja en blanco.

—¿Ya acabaste, lenta? —preguntó Ranma convertido en chica, con el cabello húmedo, sobre la cama realizando ejercicios.

—Todavía no, no molestes —Akane respondió distraída leyendo su último párrafo. Torció los labios y tachó con fuerza la línea final.

—¿Qué escribes?

—Seguro que no te interesa.

—Te pregunté, ¿o no?

La interrumpió justo a mitad de una oración, olvidando la idea que se le había ocurrido, y bufó impaciente.

—Es la historia de dos personas que se conocen a la distancia, a través de mil cartas —Akane recordó la idea y más animada siguió escribiendo—. ¿Y de qué trata la tuya? —preguntó deteniéndose otra vez, dando suaves golpes con el bolígrafo y moviendo la cabeza, siguiendo el ritmo imaginario de una canción que tenía en la mente.

—Es de artes marciales.

—Ah... —murmuró decepcionada.

—Pues para tu información trata de un invencible guerrero que debe salvar a una torpe princesa de un demonio. Me sacaré la mejor calificación, ya lo verás.

—¿Tiene romance? —se mostró interesada.

—¡Por supuesto que no!

—Era de suponer.

El bolígrafo rasgaba el papel con entusiasmo. Se detenía, tachaba una palabra o dos, y retomaba desde la última línea para continuar. Sin darse cuenta comenzó a tararear su canción, interrumpiéndose cuando murmuraba los diálogos de los personajes como si estos cobraran vida delante de sus ojos. Se detuvo un momento para frotarse los brazos. La temperatura estaba bajando y la lluvia se escuchó más fuerte sobre el tejado. Ranma, que la observaba, bajó de un salto de la cama dejando la habitación.

—Si estaba tan aburrido debió irse antes —protestó mordiendo el bolígrafo algo resentida, y trató de volver a concentrarse.

En eso estaba cuando minutos después Ranma la sorprendió colocando una humeante taza a su lado.

—¿Ranma, y esto?

—Es chocolate caliente. No vayas a pensar cosas raras, lo preparó Kasumi y me pidió que te trajera un poco, es todo.

Akane se sonrió enternecida. ¿Había olvidado ese tonto que Kasumi no se encontraba en casa?

—Gracias, Ranma.

Ranma se encogió de hombros evitándola con terca timidez, y esto más gracia le provocó a Akane. Entonces bebió un sorbo de chocolate y se detuvo, manteniendo la forzosa sonrisa para no parecer malagradecida. Estaba demasiado dulce, casi empalagoso. Suspiró resignada.

Hubiera preferido café.

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Fin

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Feliz San Valentín. Para todos, pero más para una persona en especial a la que dedico esta historia.