Perdón por tardar tanto en actualizar pero no me gustaba cómo tenía pensada la historia y estoy cambiando cosas. HE reescrito la parte finaldel capítulo.

Por cierto, Harry Potter no me pertenece a mi si no a J.K. Rowling. Si fuese mío muchas cosas hubiesen sido diferentes.

Capítulo 1

Un niño de pelo alborotado y ojos verdes, ocultos tras unas horrendas gafas de culo de vaso se sentaba en un rincón del patio de la escuela. Sus ropas, demasiado grandes y raídas por los bajos indicaban que no habían sido compradas para él, sino seguramente heredadas de alguien de mayor tamaño. Su almuerzo consistía en una única pieza de fruta. No se quejaba, sabía que si fuera por sus tíos le dejarían morir de hambre pero con eso arruinarían su fachada de familia perfecta y no estaban dispuestos a convertirse en la comidilla de todo el vecindario por no darle almuerzo a su sobrino, aunque cualquiera que se tomara el tiempo para ver en que consistía el almuerzo de Harry se hubiese escandalizado. Por desgracia, nadie lo había hecho, y si lo habían hecho no le habían dado importancia.

Siguió comiendo mientras observaba a los niños jugando. El se sentaba solo. Siempre estaba solo pero no por gusto sino porque todos temían a su primo Dudley, quien se había encargado de hacerle miserable sus ocho años de existencia. ¿Quién sabe porque su primo lo odiaba tanto? Harry al menos no lo sabía. Desde que tenía memoria a Dudley siempre le habían comprado regalos y ropa nueva. Sus padres lo mimaban siempre que podían, en cambio, a Harry, que vivía con sus tíos porque sus padres habían fallecido en un accidente de trafico cuando era un bebe siempre le daban la ropa usada de Dudley que ya no le quedaba y no había tenido un juguete propio en la vida, no al menos uno que recordara. Suponía que sus padres si le habían comprado cosas pero no tenía ningún recuerdo de ellos. Había aprendido a la fuerza que era mejor no preguntar acerca de lo que pasó con sus padres y con todas sus pertenencias. Petunia y Vernon, que así se llamaban sus tíos, siempre le respondían de forma cortante, a veces acompañada de un golpe y luego cambiaban de tema.

Un llanto y un coro de voces lo sacaron de sus pensamientos. La banda de Dudley, compuesta por los niños mas grandes y seguramente los menos inteligentes se hacían los matones y atemorizaban a todos sus compañeros. Se fue acercando a la muchedumbre y cada vez sus voces eran mas claras. La mayoría estaban aclamando por pelea. Esos niños no se daban cuenta que el pequeño estaba llorando y posiblemente a punto de orinarse en los pantalones. Quizá no era correcto llamarlos niños cuando tenían su misma edad pero el había madurado antes que el resto. A él no lo trataban como a un niño ni como a un adulto si no como a un estorbo por lo que había tenido que madurar mas rápido para poder soportarlo sin hundirse. Aun así, siempre intentaba ser amable con todos, esperaba que algún día alguien le devolviera aunque fuera una parte de su amabilidad.

- ¿Qué pasa Dudley? ¿Acaso tienes que meterte con los pequeños para sentirte mayor? – Un pasillo se abrió en el grupo de espectadores y Harry se acerco hasta el pequeño que estaba en el medio. No dejaba de llorar y se veía completamente aterrado

- Tranquilo, no te va a pasar nada, puedes irte – El chico no lo miro a los ojos. Con la cabeza gacha echó a correr hasta el interior del colegio.

- Harry, has dejado huir a nuestra diversión ¿Vas a remplazarlo tu ahora? – Dudley se rió y su pandilla de matones lo acompañaron.

- No Dudley, lo que estabais haciendo esta mal. Por eso se ha ido el chico y ahora, si me disculpáis – Harry se dio la vuelta dispuesto a volver al lugar donde pasaba los recreos, la solitaria esquina del patio. Dudley, rojo de la furia no estaba dispuesto a dejarle.

- ¡A por él, chicos! – Y sus amigos, como si fuesen perros que siguen las ordenes de un amo se precipitaron a por Harry. Este al verlo no tuvo mas opción que correr. Ellos eran más grandes pero Harry confiaba en su velocidad por la que intentó despistarlos al doblar la esquina metiéndose al baño.

Acurrucado en una esquina, agarrándose las piernas con los brazos y enterrando la cabeza en el agujero que estos formaban, parecía querer mimetizarse con la pared para que no lo encontraran.

Hizo un repaso mental de cómo había llegado a esa situación. El solo había salvado a aquel pobre niño de una paliza entonces ¿Por qué lo castigaba el destino? La puerta del lavabo se abrió y una silueta fue iluminada por la luz proveniente del exterior.

- ¡Aquí esta, chicos! – Harry sabía que esas palabras eran su sentencia, ahora sería él quien recibiese la paliza.

Harry llegó a casa más tarde de lo habitual. Todavía le dolía el torso debido a los golpes de Dudley y sus amigos. Por si fuera poco, cuando la profesora lo había encontrado los chicos se las apañaron para decir que fue culpa suya. Nadie le defendió y por culpa de su fama de busca problemas, para nada merecida porque eran cosas que hacía su primo y luego siempre le culpaban a él, la profesora lo castigó a quedarse después de clase.

Se encerró en su habitación, si es que se le puede llamar habitación al pequeño cuarto debajo de la escalera e hizo su tarea. Era bastante triste que aquel cuartucho que apenas tenía una cama, un armario viejo y lleno de agujeros y un par de libros fuera el único lugar del mundo en el que se sentía más o menos bien. Allí nadie lo molestaba y podía imaginarse un mundo donde la fantasía era real, donde nadie lo despreciaba y podía llevar una vida como cualquier otra persona normal.

Unos golpes en la puerta lo sacaron de su ensoñación. Sus tíos querían que le hiciera la cena. Harry había aprendido a cocinar el verano anterior y desde entonces lo obligaban a preparar las comidas. El muchacho daba su mejor esfuerzo intentando conseguir por lo menos un gracias pero sus tíos nunca le agradecían o felicitaban por nada.

Mientras hacía la cena oyó como Vernon contaba su día en la fabrica, algo que Harry encontraba sumamente aburrido, pero Dudley lo miraba con los ojos completamente abiertos. Consideraba a su padre su héroe. Petunia cotilleaba con la vecina por teléfono sobre lo último ocurrido en el barrio.

Una vez la cena estuvo lista todos se sentaron a la mesa mientras Harry servía. Cuando pasó al lado de Dudley este le puso la zancadilla y Harry calló al suelo. Al no encontrar el plato en sus manos supo que algo malo había pasado y temerosamente alzo la vista. Vernon estaba completamente cubierto por la cena. Estaba rojo de la furia y si los seres humanos fueran capaces de expulsar humo por la nariz cuando se enfadaban como lo hacían los dibujos Vernon lo estaría haciendo.

Harry vio como una mano se le acercaba a toda velocidad y solo alcanzo a cerrar los ojos. El golpe resonó en toda la cocina.

- Estúpido crío, mira como me has puesto – Vernon agarró a Harry del pelo y lo arrastro hasta el pasillo, siempre que le daban una paliza lo hacían lejos de la vista de Dudley, aunque Harry no sabía el porque si el crío ya estaba familiarizado con la violencia. El pequeño Harry ni intentó defenderse de los golpes. Si algo había aprendido de las constantes palizas de su tío era que intentar parar los golpes solo lo enfurecía más por lo que se quedó lo mas quieto que pudo hasta que Vernon se cansó de golpearlo, lo miró de arriba abajo con expresión de asco y lo lanzó al cuartucho debajo de la escalera.

- Te quedaras ahí y no saldrás hasta que yo te lo diga – y dio un portazo.

Harry se acurrucó en la cama hecho un ovillo. La boca le sabía a sangre aunque afortunadamente no tenía ningún diente roto, le dolía bastante el estomago y la cabeza le daba vueltas Allí, sumido en la oscuridad, Harry tomo una decisión. Se acabo ser el chico amable y honesto que buscaba el cariño de los demás. A partir de ahora no confiaría en nadie, pues nadie era merecedor de esa confianza. A partir de ahora no defendería a nadie, pues había aprendido a la fuerza que nadie merecía ser defendido. Todos seguían su propio interés y a nadie le importaba lo que ocurriera con los demás. El muchacho dijo adiós a su antiguo yo. A partir de ahora pensaría en sí mismo.

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A continuación les dejo el capítulo 2, espero que les guste